Manejo de las Fracturas de Cadera en Pacientes Geriátricos: Enfoques Quirúrgicos y Terapéuticos Modernos
Autora principal: Sofía Gómez Rodríguez
Vol. XX; nº 03; 89
Management of Hip Fractures in Geriatric Patients: Modern Surgical and Therapeutic Approaches
Fecha de recepción: 12/01/2025
Fecha de aceptación: 10/02/2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 03 Primera quincena de Febrero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 03; 89
Autores:
Autor 1. Sofía Gómez Rodríguez
Autor independiente
Autor 2. Emmanuel Leonardo Araya Umaña
Autor independiente
Autor 3. Ernesto Madriz Obando
Autor independiente
Autor 4. Daniel Andrés Montenegro Cerdas
Autor independiente
Autor 5. Viviana del Carmen Sánchez Sala
Autor independiente
RESUMEN
Se realizó una revisión narrativa de la literatura científica publicada entre 2014 y 2024 con el propósito de identificar las estrategias quirúrgicas y terapéuticas más efectivas en la atención de pacientes con fractura de cadera mayores de 65 años. Las fracturas de cadera representan una preocupación de salud pública que es especialmente significativa a la luz de su nivel anticipado de aumento en todo el mundo, debido especialmente al aumento de la población envejecida. Entre los factores de riesgo se destaca las caídas como mecanismo de lesión mas común, desgaste natural producto de la edad, osteoporosis, y comorbilidades como diabetes, EPOC, trastornos neurológicos, enfermedad de Parkinson. Los principales tratamientos aplicados actualmente son Reducción Abierta y Fijación Interna (RAFI), remplazo total de cadera, hemiartroplastia, y osteosíntesis mínimamente invasiva. El manejo conservador se centra en estabilizar la fractura, controlar el dolor y mejorar el estado funcional.
Palabras clave: “fractura de cadera”, “adulto mayor”, “cirugía ortopédica”, “rehabilitación”, “osteosíntesis”, “prótesis de cadera”
ABSTRACT
A narrative review of the scientific literature published between 2014 and 2024 was conducted with the purpose of identifying the most effective surgical and therapeutic strategies in the care of patients with hip fractures older than 65 years. Hip fractures represent a public health concern that is especially significant in light of their anticipated level of increase worldwide, due especially to the increase in the aging population. Risk factors include falls as the most common mechanism of injury, natural wear and tear due to age, osteoporosis, and comorbidities such as diabetes, COPD, neurological disorders, and Parkinson’s disease. The main treatments currently applied are Open Reduction and Internal Fixation (ORIF), total hip replacement, hemiarthroplasty, and minimally invasive osteosynthesis. Conservative management focuses on stabilizing the fracture, controlling pain, and improving functional status.
Keywords: “hip fracture”, “elderly”, “orthopedic surgery”, “rehabilitation”, “osteosynthesis”, “hip prosthesis”.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
INTRODUCCIÓN
En la población anciana, las fracturas de cadera se consideran una de las fracturas más comunes, así como la más importante clínicamente en términos de sus efectos sobre el estado de salud y sus efectos en los sistemas de atención médica. Con el envejecimiento de la población en el mundo, la tasa de fracturas de cadera en los ancianos está aumentando, lo que lo convierte en un problema serio. La fractura de cadera en ancianos implica mucho más de lo que uno puede imaginar; algunas de estas llevan a largas estancias en hospitales, pérdida de movilidad, pérdida de independencia y, en el peor de los casos, aumenta las posibilidades de muerte. Dado que el manejo de estas fracturas es multidimensional, debe incluir enfoques médicos, quirúrgicos y de rehabilitación(1).
En el pasado, especialmente para pacientes ancianos con fractura de cadera, la cirugía era el pilar del tratamiento con el objetivo principal de restaurar la función y evitar complicaciones. Hoy en día, la tecnología beneficiosa ha reemplazado esto, gracias a las innovaciones en los procedimientos quirúrgicos, la atención intra y postoperatoria, así como los protocolos de rehabilitación. Sin embargo, procedimientos novedosos, como la tecnología de imagen de vanguardia, el uso de técnicas laparoscópicas y los planes de recuperación mejorada han cambiado el curso de la cirugía en pacientes ancianos asfénicos. Además, factores como la mejora de la co-morbilidad preoperatoria y la atención postoperatoria son requisitos básicos para estrategias de tratamiento efectivas en esta población(2).
A través de este artículo, los lectores tendrán una idea y una perspectiva completa de cómo se practica el tratamiento de las fracturas de cadera en adultos mayores según los estándares actuales. Investigaremos tanto los métodos operativos como los no operativos centrándonos en las nuevas técnicas y el desarrollo tecnológico. También se prestará atención a los déficits geriátricos relacionados, como la fragilidad, los síndromes geriátricos y el uso común de medicamentos, así como sus métodos de mejora en la recuperación y reducción de complicaciones. Al revisar un gran volumen de literatura, así como pautas, se espera que esta revisión sirva como una fuerte evidencia para asistir a la población geriátrica con fracturas de cadera.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión narrativa de la literatura científica publicada entre 2014 y 2024 con el propósito de identificar las estrategias quirúrgicas y terapéuticas más efectivas en la atención de pacientes con fractura de cadera mayores de 65 años. Se accedió a estas bases de datos: PubMed, Cochrane, SciELO, Google académico mediante los siguientes descriptores: “fractura de cadera”, “adulto mayor”, “cirugía ortopédica”, “rehabilitación”, “osteosíntesis”, “prótesis de cadera”. Se abordaron mas de 20 estudio del tipo metaanálisis, revisiones sistemáticas y ensayos clínicos controlados, cohortes, así como casos clínicos. La literatura revisada se buscó en idiomas inglés y español. Los datos extraídos fueron evaluados de forma narrativa y presentó las grandes tendencias y discrepancias de la evidencia existente.
RESULTADOS
Definir fractura de cadera y tipos.
Una fractura de cadera se define clínicamente como una fractura del fémur (hueso del muslo) a nivel de la cadera. Normalmente involucra el extremo superior del fémur. Estas fracturas son complicaciones serias, especialmente en la población anciana, y están asociadas con caídas y osteoporosis, que se caracteriza por la fragilidad ósea. Las fracturas de cadera pueden clasificarse de manera amplia en función de su sitio y la extensión de la fractura. Las fracturas de cadera tienen dos sitios mayores, que incluyen el cuello femoral, que es la parte justo debajo de la cabeza de la articulación de la cadera, y la región intertrocantérea, que se encuentra entre la cabeza y el cuerpo del fémur (3). Estas fracturas pueden causar una disfunción considerable, restringiendo la capacidad del paciente para ambular u otras actividades de la vida diaria.
Las fracturas de cadera se pueden clasificar en varias categorías. Las formas más comunes de estas fracturas son las fracturas intracapsulares y extracapsulares. Las fracturas intracapsulares, que incluyen las fracturas del cuello femoral, ocurren dentro de la cápsula articular. Tales fracturas son más propensas a experimentar un resultado negativo debido al riesgo de necrosis avascular del hueso, lo que a su vez se debe a un suministro sanguíneo inadecuado para la cabeza femoral. Las fracturas extracapsulares ocurren fuera de la cápsula articular e involucrar el fémur en las regiones intertrocantérea o subtrocantérea(2). Estos tipos de fracturas tienen menos riesgo de necrosis avascular, pero pueden requerir el uso de otros procedimientos quirúrgicos para proporcionar una estabilización adecuada. Además, las fracturas de cadera se clasifican como desplazadas o no desplazadas. Esta clasificación se basa en si los fragmentos del hueso roto están desplazados, lo que afecta el enfoque para su reparación y recuperación.
Epidemiología de la fractura de caderas
Las fracturas de cadera representan una preocupación de salud pública que es especialmente significativa a la luz de su nivel anticipado de aumento en todo el mundo, debido especialmente al aumento de la población envejecida. Se ha estimado que más de 1,6 millones de fracturas de cadera se producen en un año dado y la mayor parte de estas ocurren entre la población de 65 años y más(4). Las estadísticas muestran que hay un patrón claro donde significativamente más mujeres que hombres sufren fracturas de cadera en la población envejecida. Se observa una tendencia creciente similar en hombres a medida que envejecen. Por otro lado, se ha observado que la región geográfica de la población mayor influye en la prevalencia de fracturas de cadera. La prevalencia de fracturas de cadera entre los ancianos es muy alta en América del Norte, Europa y algunas partes de Asia (5). Si bien estas fracturas hacen que las personas sufran mucho y mueran, el impacto se agrava aún más por los costos asociados con el tiempo pasado en el hospital, el procedimiento quirúrgico, la fisioterapia y el cuidado de la persona afectada. Lamentablemente, el aumento de la población anciana y factores de riesgo como el aumento de la incidencia de osteoporosis, más personas ancianas inactivas y mayores posibilidades de que los ancianos se caigan han contribuido al aumento en la ocurrencia de fracturas de cadera.
Factores de riesgo de fractura de cadera en adultos mayores:
Caídas: mecanismo de lesión más común
Las caídas son la principal razón por la que las personas mayores fracturan sus caderas; aproximadamente el 90 por ciento de las fracturas de cadera están asociadas con caídas. Las posibilidades de sufrir una caída aumentan considerablemente a medida que uno envejece, debido a la pérdida muscular, un sentido del equilibrio débil y la visión borrosa, así como la ingesta de medicamentos que potencialmente pueden causar mareos o somnolencia(6). También hay contribuyentes indirectos a la probabilidad de que alguien caiga, como problemas ambientales, por ejemplo: pisos mojados, terrenos accidentados o iluminación inadecuada. Además, los adultos mayores pueden tener dificultades para mantener el equilibrio. Tales problemas pueden derivarse de artritis sinusal u otros malfuncionamientos neurológicos, que pueden causar problemas de caminar y movilidad, aumentando aún más la probabilidad de caer y lesionar la articulación de la cadera(7).
Las fracturas de la cadera son frecuentemente el resultado de caer de lado o sobre el lado lateral, donde se ejercerá una fuerza compresiva sobre el cuello del fémur y el trocánter mayor. Estas caídas están asociadas principalmente con episodios de caídas durante tareas simples como caminar, levantarse de la cama o sentarse después de subir escaleras. ¿Quiénes son estas personas mayores que tienden a caer a menudo? Peor aún, pueden fracturarse un hueso con una caída de impacto mínimo, gracias en parte a la osteoporosis. Las posibilidades de sufrir una fractura están relacionadas con la probabilidad de caer; en este caso, se trata de una caída lateral que causa una fractura de cadera(8). Por lo tanto, prevenir tales caídas mediante cambios ambientales, actividades de resistencia y equilibrio, así como un diagnóstico y tratamiento efectivos de las personas mayores, es bastante crítico para minimizar la incidencia de fracturas de cadera.
Desgaste natural
El desgaste natural de los huesos y las articulaciones, también conocido como cambios degenerativos u osteoartritis, incrementa considerablemente el riesgo de fracturas de cadera en los adultos mayores. Con la edad, el cartílago que rodea las articulaciones comienza a degenerarse, restringiendo la movilidad y causando rigidez y dolor. Tales procesos degenerativos también pueden afectar la articulación de la cadera, haciéndola más propensa a lesiones. La función y la fuerza disminuidas de la articulación de la cadera predisponen a una persona a caídas que, como se mencionó anteriormente, son la principal causa de fracturas de cadera en pacientes mayores. Además, el debilitamiento de los músculos que rodean la articulación de la cadera debido al envejecimiento o al ejercicio limitado también puede afectar el equilibrio y la estabilidad, resultando en una caída que probablemente cause una fractura(9).
Osteoporosis
Se considera que la osteoporosis es el principal contribuyente a la incidencia de fracturas de cadera en la población anciana. La osteoporosis de cadera es una condición caracterizada por la debilitada arquitectura ósea y el aumento de la fragilidad que expone a las personas al riesgo de fracturas por fuentes de impacto mínimo, como una caída normal al saltar o fuerzas de rotación. Todas las personas tienden a perder masa ósea a medida que envejecen, especialmente las mujeres, ya que experimentan la menopausia, lo que conduce a la pérdida de masa ósea a un ritmo aumentado. La osteoporosis es una enfermedad que degeneran principalmente el cuello femoral y el área intertrocantérea, que son los sitios más comunes de fracturas de cadera debido a las caídas(10).
A menudo se le llama «enfermedad silenciosa» ya que las personas que la padecen a menudo no presentan síntomas hasta que sufren una fractura. La mera existencia de osteoporosis es casi cierta que resultará en un mayor riesgo de sufrir fractura de cadera en individuos en su etapa avanzada debido al pobre equilibrio y la movilidad física restringida que se relacionan con el envejecimiento. En una etapa temprana, la osteoporosis puede ser prevenida y manejada a través de medicamentos, pruebas de densidad ósea o cambios en el estilo de vida junto con ejercicios de fortalecimiento óseo, lo que a su vez minimizaría las posibilidades de que las personas mayores fracturen sus huesos(11).
Comorbilidades
Junto con el envejecimiento de la población, las comorbilidades exacerban los desafíos asociados con la recuperación después de una fractura de cadera en los ancianos. Este grupo de edad sufre de problemas como enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, diabetes e incluso trastornos neurológicos como la demencia o la enfermedad de Parkinson. Tales problemas afectan la movilidad, la fuerza muscular o la coordinación, aumentando así el riesgo de caídas en estos pacientes (12). Por ejemplo, los medicamentos para enfermedades cardiovasculares o arritmias pueden causar mareos o incluso desmayos, mientras que los tratamientos para la diabetes están relacionados con la pérdida de sensibilidad en los dedos y pies a través de la neuropatía periférica(13). Estos alteran o disminuyen los tiempos de respuesta a los cambios ambientales, aumentando así las posibilidades de que los ancianos caigan y se rompan un hueso. Los pacientes que sufren de polifarmacia tienen más probabilidades de caerse o sufrir fracturas, esto también se debe a que en el mismo tratamiento se manejan múltiples dolencias, lo que se conoce por causar efectos secundarios como mareos, somnolencia o incluso inestabilidad (14).
Tratamiento conservador
El manejo conservador de una fractura de cadera debe incluir el uso de métodos no quirúrgicos que puedan estabilizar la fractura, controlar el dolor y mejorar el estado funcional. En pacientes mayores que sufren fracturas de cadera y tienen muchas comorbilidades o aquellos que son demasiado débiles para someterse a cirugía, la estrategia se convierte más en un tratamiento conservador enfocado en controlar el dolor mientras se previenen otras complicaciones. Este tipo de tratamiento implica principalmente terapias farmacológicas como analgésicos y bloqueos nerviosos, junto con un movimiento temprano para reducir la trombosis venosa profunda y las ulceras por presión. Existe una tendencia general a limitar el reposo en cama para evitar problemas funcionales causados por el reposo, como la pérdida muscular, la neumonía, etc (15). Y, por supuesto, también podemos considerar el uso de dispositivos especiales, como protectores de cadera o fajas de soporte, para limitar el movimiento, permitiendo cierto grado de alivio a medida que el hueso comienza a repararse.
Junto con los analgésicos y la inmovilización, la terapia física y la rehabilitación tienen un papel complementario en el manejo no operatorio de las fracturas de cadera. Sin embargo, tales pacientes pueden nunca ser tan móviles o funcionales como aquellos que recibieron tratamiento quirúrgico, sino más bien, intentan mejorar la calidad de vida del paciente. Para contrarrestar futuras caídas y fracturas, el entrenamiento de fuerza, flexibilidad y equilibrio es vital, así como posiblemente introducir técnicas adaptativas que permitan la máxima independencia en la realización de tareas cotidianas. La nutrición, a su vez, también juega un papel importante, ya que una buena nutrición proporciona un impulso adicional para sanar huesos y mejorar el bienestar general(16). Finalmente, el tratamiento gestionado de forma conservadora puede ser apropiado para algunos pacientes; sin embargo, si lo hace, debe vigilarlos cuidadosamente para asegurarse de que la fractura se cure y de que no ocurran complicaciones asociadas con la inmovilización y la debilidad(17).
Tratamiento quirúrgico
Tratamiento Quirúrgico: Reducción Abierta y Fijación Interna
La reducción abierta y fijación interna (RAFI) es quizás la técnica más utilizada en todo el mundo para el tratamiento de fracturas de cadera, particularmente en las fracturas desplazadas del cuello del fémur o de la región intertrocantérea. Implica el desplazamiento de los músculos que cubren la cadera para exponer el hueso roto debajo del músculo glúteo mayor, el cirujano también tira y gira los fragmentos óseos hasta que están correctamente alineados (reducción abierta), luego, después de esta alineación, los fragmentos óseos se colocan en su lugar mediante el uso de tornillos, placas o clavos (fijación interna) (18). El objetivo de la RAFI es reconstruir la morfología anatómica de un hueso para que permita un movimiento rápido y una curación adecuada. Este método se emplea mejor en fracturas que no pueden alinearse adecuadamente con métodos cerrados (como tracción) o en cualquier fractura inestable con grandes cantidades de desplazamiento de fragmentos (19).
Afortunadamente, la RAFI tiene sus ventajas, ayuda a lograr una mejor fijación, lo que a su vez puede conducir a mejores resultados funcionales y permite una rehabilitación más rápida en comparación con alternativas no quirúrgicas. A su vez, cuanto más rápido pueda moverse el paciente y evitar estar postrado en cama, menores serán las posibilidades de neumonía, trombosis venosa profunda y atrofia muscular. Sin embargo, la RAFI también tiene sus desventajas; las complicaciones pueden incluir infección, mala unión o no unión de la fractura, daño a vasos sanguíneos o nervios, fallo del implante, etc (20). La tasa de éxito del procedimiento depende de diferentes factores como la edad del paciente, su estado de salud, la densidad ósea en caso de osteoporosis y, lo más importante, la experiencia de los médicos. La recuperación postoperatoria siempre es una parte clave después del procedimiento RAFI, generalmente se requiere que los pacientes realicen ejercicios de terapia física para aumentar la fuerza y el rango de movimiento, lo que ayuda en la recuperación y también en la minimización de la pérdida funcional (21).
Remplazo total de cadera
La artroplastia total de cadera (ATC), que también se conoce como reemplazo total de cadera, es un proceso quirúrgico destinado a la terapia de reconstrucción de la articulación de la cadera en el que se reemplaza una articulación de cadera desgastada o lesionada por implantes articulares artificiales. La ATC suele aplicarse en pacientes ancianos que tienen fracturas desplazadas del cuello femoral y presentan otros factores de riesgo, como una baja densidad ósea ventral, osteoporosis severa o un historial de fracturas de cadera combinadas con artritis o una columna vertebral débil (22). La ATC también está indicada en casos en que la fractura es difícil de reparar con técnicas de reducción cerrada y ORIF, o cuando hay necesidad de una reparación más duradera de la articulación de la cadera para la restauración del dolor y la función(23).
Los beneficios de la cirugía de Reemplazo Total de Cadera incluyen (24) :
Alivio del Dolor: El alivio del dolor es una de las principales ventajas del ATC para pacientes que han tenido fracturas de cadera o artrosis. Cuando los pacientes se han recuperado completamente, se espera un regreso rápido a la actividad normal junto con una mayor movilidad y menos dolor asociado con la cadera, lo cual es difícil de lograr con la ayuda de otras operaciones(24).
Mejora de la Función: En general, las prótesis de ATC parecen tener un mejor rendimiento a largo plazo en comparación con los resultados del tratamiento de fracturas de cadera en comparación con otras modalidades. Dado que el procedimiento abarca toda la articulación, a menudo proporciona más estabilidad, mayor rango de movimiento y un mejor desempeño en las actividades de la vida diaria, como caminar y subir escaleras (24).
Riesgo Reducido de Reoperación: El riesgo de reoperación, en comparación con la fijación interna, es menor en la ATC ya que trata tanto la fractura como la articulación primaria, reduciendo así el riesgo de complicaciones como la falta de unión o el fallo de un implante (24).
Durabilidad a Largo Plazo: En pacientes mayores que son propensos a fracturas o deterioro articular en el futuro, la ATC es un procedimiento ideal para mejorar la calidad de vida con menor dependencia funcional a largo plazo (24)..
Desventajas del Reemplazo Total de Cadera:
Mayor Riesgo Quirúrgico: El riesgo de complicaciones como infección, formación de un coágulo de sangre, luxación o aflojamiento de la prótesis, y daño a estructuras vasculares y nerviosas es relativamente mayor en la ATC que en sus contrapartes como ORIF debido a que este último es más invasivo. Además, la invasividad del procedimiento aumenta los costos, el tiempo de recuperación y el tiempo durante el cual los pacientes experimentan dolor posoperatorio (24)..
Rehabilitación Postoperatoria: Después de someterse a la cirugía de Reemplazo Total de Cadera (ATC), los pacientes experimentan un período de recuperación más prolongado en comparación con aquellos que se sometieron a Reducción Abierta y Fijación Interna (ORIF). Los pacientes luego requieren rehabilitación intensiva porque pueden haber incurrido en restricciones de actividad física regular o de carga de peso que pueden haber alargado el período de recuperación (24)..
Longevidad de la Prótesis: Los implantes de ATC son generalmente eficientes, pero no eternos. En particular, los pacientes más jóvenes que son activos después de la cirugía pueden desgastar sus articulaciones más rápido de lo anticipado, lo que lleva a un colapso de la cirugía de revisión de la articulación de la rodilla (24)..
No Adecuado para Todos los Pacientes: El Reemplazo Total de Cadera puede ser injustificable para pacientes de edad avanzada en casos donde hay mayores probabilidades de una recuperación prolongada, preocupaciones sobre la movilidad articular, falta de fragilidad o comorbilidades. En tales casos, podría ser favorable considerar otras opciones quirúrgicas o incluso posponer la cirugía para la recuperación (24)..
Hemiartroplastia
La hemiartroplastia es una forma de cirugía que requiere el reemplazo de la cabeza femoral dañada por un componente prostético, mientras que el acetábulo permanece intacto. Este procedimiento es más común entre los pacientes mayores que han adquirido una fractura desplazada del cuello femoral y tienen un mal stock óseo, es decir, en pacientes con osteoporosis avanzada o artritis. A los pacientes que se someten a hemiartroplastia se les ha visto tener menos invasividad que en el reemplazo total de cadera (TRC), dado que el acetábulo no necesita ser reemplazado o en casos donde no se requiere reemplazo de articulaciones (25). Se ha encontrado que la hemiartroplastia es efectiva para la reducción del dolor y la restauración de la función, especialmente en pacientes cuya calidad ósea no permitía otras opciones quirúrgicas, como la reducción abierta y fijación interna (ORIF). Este procedimiento proporciona beneficios de movilidad incrementada, disminución del dolor por fracturas y menos tiempo de recuperación en comparación con la TRC.
Osteosíntesis Mínimamente Invasiva
La enfermedad degenerativa ocina es una forma crónica de degeneración que afecta el sistema respiratorio. La osteosíntesis es un tipo de enfermedad que ocurre cuando el hueso aparece a nivel osteocondral. La principal ventaja de este enfoque no es el énfasis creciente en la formación ósea para lograr el objetivo final de todos los tratamientos, que es la ambulación sin dolor y el control de la cabeza femoral, sino más bien el uso de modos de fijación estables que minimicen el daño al cartílago de crecimiento. Se utilizan dispositivos artificiales como placas y tornillos (26).
La osteosíntesis mínimamente invasiva tiene sus beneficios, sin embargo, no se aplica a todos los pacientes oa todas las fracturas de cadera. También hay algunas limitaciones específicas. El procedimiento requiere un alto nivel de habilidad quirúrgica y una imagen sofisticada para la colocación precisa del dispositivo de fijación. Palabras clave: osteosíntesis de cadera. Por lo tanto, puede no estar indicado para pacientes con fracturas complicadas o fracturas que están fuera de posición donde las partes óseas no pueden ser traídas juntas sin manipulación. Sin embargo, cuentos complicaciones a menudo se dicen que son menores que en la cirugía abierta tradicional, aunque hay una posibilidad de que la fractura no sana bien o hayan complicaciones que resulten en el fallo del implante o incluso en infecciones (26). En general, no hay duda de que los métodos mínimamente invasivos de osteosíntesis de fracturas de cadera particulares pueden ser beneficiosos con un período de rehabilitación acortado y un bajo nivel de dolor después de la cirugía, sin embargo, hay necesidad de pacientes adecuados y una gestión cirugía apropiada.
CONCLUSIONES
La gestión adecuada de las fracturas de cadera en los ancianos se puede describir como un procedimiento complejo que tiene en cuenta la edad, las comorbilidades individuales, el tipo de fractura y la condición física de un adulto mayor. El mismo médico puede realizar todas estas fijaciones internas de fractura (ORIF), reemplazo total de cadera (THR), hemiartroplastia o tratamiento mínimamente invasivo para la osteosíntesis, todos ellos tienen sus propias ventajas y desventajas. El tratamiento se determina por el sitio de la fractura, la fuerza del hueso, el tipo de fractura y lo que se puede hacer por el paciente. Dado que la trombosis venosa profunda, las úlceras por presión y la atrofia muscular pueden enmascarar los resultados, se deben emplear medidas de intervención apropiadas para minimizar estas complicaciones.
A menudo, los buenos resultados tras tratamientos quirúrgicos, como la reducción del dolor y una buena restauración de la movilidad, no se evitan, sin embargo, hay casos en los que la fijación quirúrgica no es ideal, probablemente en una persona de alto riesgo/frágil o alguien con numerosas comorbilidades. Los pacientes que tienen una enfermedad terminal y no son candidatos para cirugía pueden encontrar alivio en un tratamiento conservador que comienza con el control del dolor, la inmovilización y luego la rehabilitación. Desafortunadamente, en la misma línea, este tratamiento conlleva los riesgos asociados con la inmovilidad prolongada con una recuperación funcional inferior: esto probablemente resultaría en un mayor deterioro en el estándar de vida. Cualquier guía sobre tratamiento quirúrgico o conservador de un paciente debe establecerse para cada paciente individual considerando los resultados a corto plazo y los resultados a largo plazo en el seguimiento.
Para resumir, la intervención relacionada con las fracturas del cuello femoral en la población anciana no es solo quirúrgica, también abarca la rehabilitación postquirúrgica y la supervisión de caídas, fracturas y otras complicaciones. Para minimizar las posibilidades de sufrir una fractura de cadera, es crucial trabajar en varios pasos preventivos, incluyendo la osteoporosis, el riesgo de caídas y el entrenamiento de fuerza. Tales enfoques permitirían a los practicantes tratar a los pacientes ancianos con fracturas de cadera de una manera más personalizada para mejorar la recuperación general y el destino postoperatorio de dichos pacientes.
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