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Microbiota normal de la Superficie Ocular y Cambios Asociados a Lentes de Contacto

Microbiota normal de la Superficie Ocular y Cambios Asociados a Lentes de Contacto

Blasco-Martínez, Alejandro1; Del Prado-Sanz, Eduardo2; Cameo-Gracia, Beatriz1; Soriano-Pina, Diana1; Pérez-Velilla, Javier1; Clemente-Urraca, Sara1; Mateo-Orobia, Antonio3

1: Graduado Óptico-Optometrista. Universidad de Zaragoza

2: FEA Oftalmología. HU Royo Villanova. Zaragoza

3: FEA Oftalmología. HU Miguel Servet. Zaragoza

Resumen:

El término microbiota es usado para referirse a la comunidad de microorganismos que habitan en un sitio particular. Se considera microbiota normal ocular a los microorganismos presentes en la superficie ocular de la mayoría de los sujetos tras repetidos análisis de muestras. Las poblaciones de estos organismos comensales son susceptibles de ser modificadas debido a agentes externos o por causas autoinmunes. En este artículo se describen los valores normales de la microbiota ocular, así como los posibles cambios asociados al uso ocasional y continuado de Lentes de Contacto (LC).

Palabras clave:

Microbiota; lentes de contacto; superficie ocular; lágrima

El término microbiota es usado para referirse a la comunidad de microorganismos que habitan en un sitio particular. La superficie ocular, como otras superficies de membranas mucosas, posee también su propia microbiota participando en su fisiología. Se considera microbiota normal ocular a los microorganismos presentes en la superficie ocular de la mayoría de los sujetos tras repetidos análisis de muestras.1, 2

Se piensa que la microbiota normal o comensal ha co-evolucionado con los humanos, siendo una de sus funciones la de “educar” a nuestro sistema inmune durante su maduración y estimular a células dendríticas tolerogénicas y macrófagos atenuados.3

A modo de ejemplo, un ser humano contiene en su intestino más de 10 trillones de microorganismos de especies diferentes (más de 10 veces el número de sus células) que conviven en simbiosis entre ellos y con el hospedador para beneficiarse mutuamente en su desarrollo vital. El desarrollo de algunas patologías intestinales inflamatorias pueden deberse a cambios en las relaciones entre las distintas poblaciones de esta microbiota; que se descompensa debido a influencias del ambiente, autoinmunidad, agresiones, tratamientos, etc.1, 2

Un buen número de trastornos oculares como algunos tipos de sequedad ocular, epiescleritis o pterigium son actualmente idiopáticos, y todos ellos tienen componentes inflamatorios. Por analogía a la condición del intestino, es posible que la descompensación de la microbiota ocular, por la causa que sea, pueda desencadenar o contribuir a alguna de estas patologías, y puede que en un futuro se puedan tratar introduciendo los microorganismos comensales apropiados.2, 3

Para mantener el equilibrio entre lo normal y lo que podría ser una infección, la superficie ocular cuenta con una serie de mecanismos que disminuyen la carga bacteriana, entre ellos la lisozima, las mucinas y el parpadeo. Estos mecanismos mantienen la población de bacterias en niveles tan bajos que el 40% de los cultivos utilizados para los estudios de microbiota tienen resultado negativo.4

Actualmente aún quedan preguntas por resolver como ¿es la microbiota ocular una comunidad estable de especies comensales o está compuesta por especies aleatorias que llegan desde el medio ambiente? ¿Contiene la microbiota normal ocular patógenos oportunistas? ¿Las infecciones de la superficie ocular se deben a la invasión de patógenos externos o al incremento de virulencia de especies indígenas?3

Se ha tratado de dar respuesta a estas cuestiones mediante técnicas tradicionales básicas, en las que es necesario cultivar para aislar los microorganismos de una muestra y también mediante técnicas moleculares analizando su gen ADN ribosómico (ADNr).

El resultado de la identificación de la microbiota depende mucho de:

  • La técnica utilizada para el análisis de la muestra: básica o molecular
  • Las condiciones de incubación en el caso de técnicas básicas
  • El hisopo o método de recogida utilizado: humedecido, seco, frotado, etc.
  • La zona donde se recoge la muestra: conjuntiva tarsal, bulbar, párpados, etc.
  • El uso de colirios tópicos: el anestésico tópico altera de manera significante la microbiota encontrada debido a su toxicidad.
  • La presión con la que se frota para recoger la muestra: se recomienda frotar lo suficiente como para llegar a capas más profundas de membranas mucosas. Un frotis suave puede recoger microorganismos oportunistas y no los comensales.
  • La zona geográfica del paciente: ambiente húmedo o seco, condiciones sanitarias, etc.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, es fácil comprender que exista una enorme variabilidad para definir qué géneros o especies componen la microbiota normal ocular, ya que no es igual para todos los pacientes, y depende mucho de las limitaciones de las técnicas que conocemos hoy en día.1 – 5

Por otro lado, podrían existir diferencias de género en la microbiota normal conjuntival: se ha encontrado una mayor representación del género Acinetobacter y la familia Enterobacteriaceae y un menor número de individuos de Anaerococcus en mujeres en comparación con hombres.5

Se muestran en las tablas 1 y 2 los géneros y (en los casos que han sido posible identificar) las especies de bacterias encontradas en conjuntiva, párpados y lágrima de pacientes sanos, utilizando técnicas de cultivo tradicional.

En la figura 1 se muestra también la microbiota normal encontrada en conjuntiva de cuatro individuos mediante técnica molecular de secuenciación del gen ADNr 16S. Esta técnica permite identificar géneros y especies de bacterias no cultivables. Obsérvese el importante porcentaje de bacterias no conocidas.

Aunque el término microbiota haga referencia a todos los microorganismos de un medio, incluyendo virus y hongos, los estudios se centran casi exclusivamente en las bacterias, pues son las más viables de procesar. No obstante, Kaufman et al.2 (2005) mediante PCR, encontraron Virus Herpes Simple (VHS) en lágrimas humanas de aproximadamente un tercio de los voluntarios de su estudio. También el Virus de la Hepatitis B (VHB), con la misma técnica, fue identificado en las lágrimas del 30% de los portadores.

2.3) Cambios en la microbiota ocular asociados al porte de lentes de contacto

El uso de lentes de contacto (LC) es un factor de riesgo para patologías inflamatorias como conjuntivitis papilar gigante, hiperemia conjuntival y queratitis microbiana. Existe la hipótesis de que se puedan desarrollar por interacciones y cambios entre la microbiota y el epitelio conjuntival del hospedador que porta la lente de contacto.

Las LC pueden estar fabricadas con diferentes tipos de polímeros: polimetilmetacrilato (PMMA, o rígidas gas permeables), hidroxietilmetacrilato (HEMA, también llamado hidrogel convencional) o hidrogel de silicona, y pueden ser portadas con reemplazo diario, mensual o extendido (reemplazo mayor de un mes).

Callender et al.1 (1986) mostraron que durante un uso asintomático de LC, el 42% de los cultivos no obtienen resultados de colonización por ningún tipo de microorganismo. No obstante, en usuarios de LC la frecuencia de aislamiento es aproximadamente un 50% mayor que en no usuarios. Las bacterias más frecuentemente aisladas en sujetos asintomáticos fueron gram positivas como S. epidermidis, Corynebacterium spp., Micrococcus spp. S. aureus, Staphylococcus spp., y Bacillus spp., similar a la microbiota normal en no usuarios de LC.

Según Stapleton et al.1 (1995), el uso extendido a largo plazo de LC fabricadas con hidrogel convencional no altera la microbiota conjuntival ni la palpebral, pero las dos superficies de la LC son colonizadas más fácilmente por microbios potencialmente patogénicos, como bacilos gram negativos. Por otro lado, el reemplazo diario de este mismo tipo de LC fue asociado a un incremento de colonización por estafilococos coagulasa negativa en conjuntiva y párpados.

El uso extendido de LC rígidas gas permeables durante 2 meses se asoció con un incremento de microbios potencialmente patogénicos como S. aureus, Aeromonas hydrophilia y S. viridans, y con un decrecimiento de estafilococos coagulasa negativa en la conjuntiva.

Un uso extendido durante 1 mes de LC de hidrogel de silicona se asoció con un incremento en la conjuntiva de estafilococos coagulasa negativa y difteroides. Otros estudios no mostraron cambios significativos en la microbiota conjuntival tras uso de estas LC hasta 2 meses.

Estudios con PCR entre portadores y no de LC muestran que la microbiota conjuntival de los portadores es más similar a la de la piel periocular que en el caso de los no portadores. La variabilidad de la microbiota encontrada entre los individuos portadores es mayor que entre los no portadores. Los sujetos portadores suelen presentar mayor nivel de Pseudomonas, Lactobacillus, Acinetobacter y Methylobacterium, y la propia lente de contacto aún más abundancia de estos dos últimos géneros.

Willcox et al.1 (1997) encontraron una correlación entre el aislamiento de microbios del margen palpebral inferior y las LC, como estafilococos coagulasa negativa y Propionibacterium spp., pero esta contaminación de las lentes por bacterias gram negativas potencialmente más patogénicas fue también correlacionada por el uso de agua doméstica, las soluciones de mantenimiento y el estuche porta-lentes.

Otro estudio de Egea et al.6 (2006) también diferenció entre las bacterias adheridas a LC terapéuticas (mayor predominancia de cocos gram positivos) y LC de corrección óptica (bacilos gram negativos). El hecho de que algunos estudios no muestren cambios en la microbiota tras el uso de LC puede ser debido a que solo ocurren tras meses o años de su porte.1, 5

Anexos

Anexos – Microbiota normal de la Superficie Ocular y Cambios Asociados a Lentes de Contacto

Anexos – Microbiota normal de la Superficie Ocular y Cambios Asociados a Lentes de Contacto

Bibliografía:

  1. Willcox M. Characterization of the normal microbiota of the ocular surface. Experimental Eye Research. 2013;117:99-105.
  2. Zegans ME, Van-Gelder RN. Considerations in Understanding the Ocular Surface Microbiome. American Journal of Ophthalmology. 2014;158(3):420-422.
  3. Dong Q, Brulc JM, Iovieno A, Bates B, Garoutte A, Miller D, et al. Diversity of bacteria at healthy human conjunctiva. Investigative Ophthalmology & Visual Science. 2011;52(8):5408-5413.
  4. Berry M, Harris A, Lumb R, Powell K. Commensal ocular bacteria degrade mucins. British Journal of Ophthalmology. 2002;86(12):1412-1416.
  5. Shin H, Price K, Albert L, Dodick J, Park L, Dominguez-Bello MG. Changes in the Eye Microbiota Associated with Contact Lens Wearing. MBio. 2016;7(2):1-6.
  6. Egea MC, Pueyo V, Noles B, Sánchez A, Brito C, Honrubia FM. Queratitis microbiana en portadores de lentes de contacto. Revista Española de Contactología. 2006;13.