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Mismo Juego, Riesgo Desigual: Investigando los Factores de Riesgo de la Lesión de Ligamento Cruzado Anterior en Mujeres Futbolistas y el Camino a la Prevención

Mismo Juego, Riesgo Desigual: Investigando los Factores de Riesgo de la Lesión de Ligamento Cruzado Anterior en Mujeres Futbolistas y el Camino a la Prevención

Autor principal: Marcelo Ortiz Meneses

Vol. XX; nº 12; 687

Same Game, Unequal Risk: Investigating Anterior Cruciate Ligament Injury Risk Factors in Female Soccer Players and the Path to Prevention

Fecha de recepción: 8 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 16 de junio de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 687

Autores:

Marcelo Ortiz Meneses, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica
Alexa Rojas Carranza, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica
María Alejandra Villalobos de Ycaza, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica
Lucía Molina Arias, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica
Nicole Castillo Pérez, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica

Resumen

Las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) representan una de las principales causas de inactividad en futbolistas, con una prevalencia considerablemente mayor en mujeres. Este trabajo realiza una revisión exhaustiva de los múltiples factores que contribuyen a esta discrepancia, incluyendo elementos anatómicos, biomecánicos, neuromusculares, hormonales, extrínsecos y socioculturales. Se abordan las diferencias estructurales y funcionales que predisponen a la población femenina a un mayor riesgo de lesión, así como las implicaciones del contexto deportivo y social en su prevención y manejo. Asimismo, se analizan programas de prevención como el FIFA 11+ y el PEP, destacando su efectividad cuando son aplicados de manera consistente y adaptada a las necesidades del fútbol femenil. La evidencia sugiere que una intervención multidisciplinaria y contextualizada es fundamental para reducir la incidencia de estas lesiones y fomentar una práctica deportiva más segura y profesionalizada para las mujeres.

Palabras clave

Lesión del ligamento cruzado anterior, Fútbol femenil, Factores de riesgo, Programas de prevención de lesiones

Abstract

Anterior cruciate ligament (ACL) injuries represent one of the leading causes of inactivity in soccer players, with a considerably higher prevalence in women. This article comprehensively reviews the multiple factors that contribute to this discrepancy, including anatomical, biomechanical, neuromuscular, hormonal, extrinsic, and sociocultural factors. The article addresses the structural and functional differences that predispose the female population to a higher risk of injury, as well as the implications of the sporting and social context for injury prevention and management. Prevention programs such as FIFA 11+ and PEP are also analyzed, highlighting their effectiveness when applied consistently and adapted to the needs of women’s soccer. Evidence suggests that a multidisciplinary and contextualized intervention is essential to reduce the incidence of these injuries and promote safer and more professionalized sports practice for women.

Keywords

Anterior cruciate ligament injury, Women’s soccer, Risk factors, Injury prevention programs

Introducción

En el ambiente de la medicina deportiva, una lesión de ligamento cruzado anterior (LCA) representa una noticia devastadora tanto para el atleta como para el equipo médico a cargo, donde se esperan altos tiempos de recuperación, una rehabilitación especializada, algo, y hasta un aumento de gastos para cualquier institución. [1]

El LCA tiene la función principal de dirigir el movimiento de translación anterior de la tibia, además de esto, cumple papeles de freno en la rotación tibial y en la liberación de tensión en varo y valgo de la rodilla [2]. Dichas características le confieren un papel fundamental en la práctica del fútbol, donde su función es inherente a la biomecánica de su práctica y donde el día a día representa un latente riesgo de lesión.

El LCA es el ligamento más comúnmente dañado de la rodilla, donde solo en los EE.UU. se reportan hasta 20,000 casos por año. [2] Aunque estas lesiones pueden incluir trauma directo distorsivo, donde se genere una hiperextensión o valgo concomitante en la rodilla, generalmente en la práctica del fútbol estas lesiones suelen ocurrir sin contacto directo con el oponente, durante desaceleraciones rápidas, sprints, cambios de dirección, cortes laterales y aterrizajes. [2]

En tiempos donde el fútbol femenil ha aumentado en popularidad, varios estudios han sacado a relucir el hecho de que mujeres futbolistas están expuestas a un riesgo de 2 hasta 8 veces mayor que su contraparte masculina, confiriendo un mayor impacto a su desarrollo a largo plazo como atletas.[2,3] Si bien pueden ocurrir lesiones musculoesqueléticas comunes en ambos sexos, por su crecimiento exponencial esta práctica, es imperante analizar los factores influyentes del aumento de dicho riesgo, así como los programas específicos para mejoramiento y reducción de lesiones de LCA en esta población. [3]

Este artículo pretende realizar una revisión de los causantes del aumento en riesgo de lesión de LCA, factores como diferencias anatómicas, biomecánicas, neuromusculares, hormonales y sociales en mujeres futbolistas. Además de la efectividad de los programas de prevención de lesiones en esta población.

Metodología

La realización de esta revisión se basó en una exploración sistemática de artículos de revisión, estudios originales y bases de datos mediante el sitio web «PubMed», donde se utilizaron los términos «Ligamento Cruzado Anterior», «Fútbol Femenil», «Factores de Riesgo de Lesión», «Programas de Prevención». La selección de los artículos se realizó mediante la revisión de títulos y resúmenes; posteriormente se evaluaron los textos completos para constatar su relevancia.

En cuanto a la cronicidad de la información dispuesta, se efectuó énfasis en aquellas investigaciones posteriores al año 2010 y a los estudios en el idioma inglés; sin embargo, se utilizó bibliografía de años anteriores y trabajos escritos en español.

Anatomía de la Lesión

Consideraciones anatómicas

Gracias a los avances en estudios de imagen se ha podido documentar las características de estructuras anatómicas como la rodilla en atletas de alto rendimiento. Si bien existen características anatómicas conjuntas que predisponen a lesiones de LCA en ambos sexos, el enfoque en las variables que predisponen a las atletas femeniles se centran en el tamaño del LCA y la muesca intercondílea femoral, asimismo la característica de la pelvis y su relación con la angulación de la rodilla [2,3,4].

Independientemente del sexo, una muesca intercondílea femoral más estrecha, está asociada a un LCA de menor tamaño y grosor. Los estudios realizados evidencian que las mujeres presentan a nivel de la epífisis femoral una muesca intercondílea más estrecha, esto genera un compromiso en la relación del ligamento con sus estructuras óseas y su funcionalidad [3,4,5]. Ya que esta característica termina siendo un factor determinante debido a que un LCA de menor tamaño posee una capacidad menor para soportar cargas de estrés.

Otro de los factores comúnmente mencionados es el ángulo Q, el cual representa el vector que es aplicado a la rótula, dado por los tendones del cuádriceps y el tendón rotuliano. Un valor elevado de este ángulo se ha relacionado con un aumento de lesiones en estructuras tanto ligamentarias como musculares en la rodilla. En las mujeres dicho ángulo está aumentado, dado por un fémur más corto y una pelvis más ancha, generando un aumento de estrés medial en los ligamentos. Mayor investigación sobre la relación de este ángulo y el riesgo de lesión, han determinado que el factor más estadísticamente significativo es la longitud del fémur, donde se documenta hasta 1.5cm en diferencia. Esto cuestiona la veracidad del ángulo Q, en relación con el radio del ancho pélvico y la longitud femoral como herramienta predictiva de lesiones relacionadas a LCA [2,5].

La pendiente tibial lateral (LTS) es el ángulo de inclinación de la meseta tibial, esto en relación con el eje anatómico de la tibia [6]. Estudios evaluaron la relación del riesgo de lesión de LCA con un cambio en la LTS, donde se descubrió que un aumento de dicha pendiente presentaba un riesgo de lesión, dado al aumento de fuerzas ejercidas sobre el LCA debido a un aumento de la rotación interna y traslación anterior, en este mismo estudio realizado por Beynnon et al, se identificó que este riesgo es aplicado a la población de atletas femeninas [6].

Consideraciones biomecánicas y neuromusculares

Una de las principales herramientas de medición neuromuscular, fundamental en la biomecánica, es el dinamómetro isocinético, donde se permite evaluar el torque de una articulación así como la potencia de diferentes grupos musculares asociados. [7, 8]. Estudios han descrito una menor efectividad biomecánica de la rodilla en mujeres, donde se genera un aumento de la laxitud tibial anterior. [7, 8]. Esto debido a que durante diversas evaluaciones se ha determinado una diferencia en las fuerzas de los cuádriceps e isquiotibiales en atletas femeninas, donde se toma mayor tiempo en generar torque máximo en la región isquiotibial en comparación al grupo de cuádriceps femoral al inicio del movimiento de extensión de la rodilla, además de mayor fuerza en isquiotibiales generando una dismetría cinética [7, 8]. Dichos resultados concuerdan con estudios electromiográficos los cuales comprueban dicha diferencia en la activación muscular [8].

Esta dinámica es principalmente importante cuando se habla de momento de juego, donde la fatiga muscular no altera el orden de reclutamiento muscular, pero sí se aumenta la traslación de la tibia hacia anterior, dado por un retraso en la activación de cuádriceps e isquiotibiales. Si los músculos no generan la fuerza para estabilizar la rodilla al momento de juego, se aumentará la fuerza aplicada al LCA, esto añadido a los movimientos de desaceleración rápida que se dan comúnmente en instancias de juego, aumentan el estrés generado en el LCA y el riesgo de lesión [7,8,9].

Estudios electromiográficos adicionales han revelado papeles importantes en la protección del valgo en la biomecánica de la rodilla, el cual está asociado a un aumento de lesiones del LCA, principalmente en cambios de ritmos y saltos. Músculos como el semitendinoso cumple un papel opuesto ante las fuerzas de traslación sobre la tibia, acompañando al LCA [8,10].

Otros grupos musculares relevantes al momento de hablar de lesiones de LCA en futbolistas, son los relacionados al Core. Son grupos que ayudan a la fuerza y estabilidad lumbopélvica, compuestos por la pared abdominal, los extensores de la espalda y la musculatura pélvica. [11] Estudios han respaldado la funcionalidad del core para la biomecánica óptima de los miembros inferiores, si se mantiene un core débil, por más que se tenga buena masa y fuerza muscular en miembros inferiores, la fuerza generada no es suficiente para movimientos efectivos, llevando a mayor estrés a estructuras ligamentarias como el LCA [11,12].

Consideraciones Hormonales

Está claro que los factores hormonales son aspectos no modificables, sin embargo es importante conocer si existe una relación verídica entre los mismos. Históricamente se ha teorizado la influencia del ciclo menstrual en las lesiones de LCA, donde estudios sugieren un aumento de riesgo en la fase periovulatoria debido a la incidencia lesional de las atletas [13]. Se ha evaluado el efecto de hormonas sexuales y el ciclo menstrual como factor influyente en las lesiones de LCA, sin embargo; no existe un estudio estadísticamente significativo donde se correlacione dichos aspectos [14,15].

Teóricamente se habla de que altos niveles de estrógeno disminuyen la producción de fibroblastos, donde se han identificado receptores de estrógenos en el LCA. A nivel in vitro investigadores han identificado que durante la presencia de estrógenos se reduce la producción de colágeno en el tejido conectivo, no obstante la relación directa es desconocida, por lo que no existe un consenso científico al respecto [14,15]. La falta de estudios con valor estadístico significativo así como la dificultad de monitorizar estos aspectos en la realidad de juego, generan una dificultad considerable al momento de correlacionar los factores hormonales con lesiones de LCA.

Más que lo Físico: Aspectos extrínsecos

Dentro de las valoraciones de factores de riesgo, debemos tener en cuenta los elementos extrínsecos, los cuales juegan un papel valioso y generalmente no evaluado en las lesiones de LCA. Entre los más importantes se encuentra el clima, principalmente el lluvioso, donde se crea un aumento de la fricción del zapato con la superficie de juego y el pie de la atleta, lo cual genera un aumento del riesgo de lesión [16, 17].

Este aspecto se une al terreno de juego, donde existe una relación entre un aumento de densidad del césped, la tracción que se necesita para jugar en el mismo y la resistencia que se genera en los movimientos, principalmente en giros y cambios de ritmo. En un estudio realizado por Silvers-Granelli et al., se documenta que las futbolistas presentan mayor riesgo de lesión de LCA cuando juegan en terreno de juego artificial en comparación a un terreno natural [18].

Además del clima y el terreno de juego, influye el calzado de las atletas al momento de desempeñar el fútbol. Históricamente el calzado utilizado por mujeres atletas no es más que versiones del calzado masculino con cambios de colores y disminución de tallas.[19, 20]. Esto es un inconveniente debido a que un calzado no diseñado para mujeres no va a tomar en cuenta las diferencias anatómicas y biomecánicas de esta población. La diferencia de torque generada entre ambos sexos es un factor fundamental, donde las mujeres van a necesitar menor tracción de su calzado para generar un movimiento igual de efectivo [19, 20]. Para reducir dicha tracción es esencial la localización de los taquillos, así como el largo de los mismos. Esto para prevenir exceso en tracción y poder disminuir la fuerza rotacional ejercida sobre la rodilla, sin perder de noción la comodidad de las atletas así como la estructura de arco plantar y el soporte de talón necesario para desarrollar su actividad al mayor alto nivel. [20]

Aspectos Socioculturales

Más allá de los físico y de los factores mencionados anteriormente, es de sumo valor la burbuja sociocultural, dado que en este grupo de deportistas existen estereotipos y normas de género que influyen en la buena práctica del deporte. A consecuencia de esto la falta de profesionalismo en diferentes partes del mundo en cuanto al fútbol femenil, generando un desarrollo del deporte amateur el cual predispone a lesiones debido a la no exclusividad de la práctica, así como la dificultad de acceso a infraestructura, profesionales que ayuden a aplicar planes de entrenamiento de alta competición, así como profesionales en salud que diagnostiquen y traten a tiempo molestias y fatiga presentada por las atletas, teniendo como resultado general una predisposición a lesiones mayores durante el desarrollo del juego. [21,22]

Dentro del ambiente futbolístico existe menor representación de atletas femeninas las cuales representan figuras a seguir en cuestión de llegar al profesionalismo y exponen temas como cuidados, recuperación y prevención de lesiones. Esto asociado a expectativas socioculturales de estereotipos del cuerpo femenino, puede llevar a debilidades específicas e imbalance a nivel de fuerza muscular lo cual representa un aumento del riesgo de lesión de LCA. [23]

Programas de Prevención: ¿Qué funciona?

Se conoce ampliamente que diferentes factores de riesgo de lesión de LCA, como imbalances musculares o desfases en la activación neuromuscular, pueden modificarse mediante planes de entrenamiento específicos. [24,25,26] Los resultados de dichos programas suelen ser inconsistentes, debido a una falta de adherencia a lo largo del periodo de evaluación o una temporada competitiva incluso, el costo que representa la aplicación de los programas, las variaciones de los planes a lo largo de que se van mejorando los aspectos a considerar y la falta de retroalimentación de las atletas. [24,26]

Dentro de las formas más estudiadas y evaluadas se encuentran los programas de prevención enfocados a nivel físico. Diversos estudios se han centrado en la modificación previo a la activación muscular en partidos o entrenamientos, otros más a reeducación de situaciones de juego enfocándose en propiocepción y mecanismos de caída. [25,26,27] Dichos estudios han demostrado una mayor coactivación y fuerza de diferentes grupos musculares que ayudan en la estabilización de la rodilla durante cambios de dirección, desaceleraciones y saltos, así como un mejoramiento en la mecánica de juego; teniendo en cuenta que la adherencia es un factor fundamental para obtener mayor efectividad. [26, 27]

En el ámbito de prevención, uno de los programas más conocidos es el FIFA 11+. Este programa fue creado por el FIFA’s Medical Assessment and Research Centre (F-MARC), con el objetivo principal de disminuir lesiones generales en la práctica del fútbol en ambos sexos. [28] Establece un programa de calentamiento previo a entrenamientos y partidos de 20 minutos, con la idea de realizarse al menos 3 veces por semana, con un enfoque en control neuromuscular, balance, propiocepción, fuerza y mejoramiento biomecánico específico al juego. Este programa ha sido respaldado con estudios que describen de 30-50% de reducción de lesiones generales cuando se aplica constantemente. [28]

Otro de los programas más conocidos es el PreventInjury and Enhance Performance Program (PEP), el cual fue creado por la Fundación de Medicina Deportiva de Santa Mónica con el objetivo principal de prevenir lesiones de LCA en mujeres futbolistas.[29] Este plan se compone de cinco secciones con un tiempo de 20-25 minutos a realizarse mínimo tres veces por semana, enfocándose en alineamiento de rodilla durante situaciones de juego y en fortalecer isquiotibiales.Estudios respaldan su uso con una disminución de riesgo de lesión de LCA de 50-70% cuando se realiza de forma regular. [29] Este programa presenta la desventaja de que al no tener trabajo con balón en su desarrollo, tiende a dificultar la aplicación y adherencia al mismo por parte de equipos y sus atletas.

Un meta análisis realizado por Crossley et al. demostró que los programas de prevención con ejercicios basados en múltiples componentes reducen el riesgo de lesiones generales hasta en un 27% y específicamente de LCA hasta en un 45% cuando se implementan de forma correcta y sostenida en tiempo. [30] Es trascendental concientizar de estos programas de reducción de lesiones y su efectividad, tanto a las atletas como a las instituciones encargadas de la práctica del fútbol. Además de los métodos que se han adoptado hasta ahora es valioso considerar en el futuro el aplicar movimientos específicos de fútbol como por ejemplo cambios de dirección con una pierna mientras se extiende la pierna hacia la pelota durante la presión; al igual que considerar futuros cambios en planificación, organización y seguimiento de dichos planes de prevención, de la misma manera a los estudios que respaldan su efectividad. [31]

Conclusiones

La lesión del LCA en mujeres futbolistas constituye un problema multifactorial de alta relevancia en la medicina deportiva contemporánea. La revisión de la literatura evidencia que la mayor incidencia de esta lesión en mujeres se debe a una interacción compleja de variables anatómicas, biomecánicas, neuromusculares, hormonales, extrínsecas y socioculturales. Este conjunto de factores no solo condiciona un riesgo significativamente elevado, sino que también revela brechas históricas en la atención, equipamiento y preparación específica para esta población deportiva.

Pese a las limitaciones metodológicas presentes en algunas líneas de investigación —particularmente aquellas relacionadas con el componente hormonal—, los programas de prevención como el FIFA 11+ y el PEP Program son ejemplos de programas que han demostrado ser eficaces en la reducción de lesiones de LCA cuando son aplicados de manera sistemática y sostenida. Estos programas, basados en principios de control neuromuscular, propiocepción y fortalecimiento, evidencian reducciones significativas en la incidencia lesional, aunque su impacto depende en gran medida de factores como la adherencia, la contextualización del entrenamiento y el compromiso institucional.

En este sentido, se vuelve imperativo promover la implementación de estrategias preventivas adaptadas a las necesidades específicas del fútbol femenil, fortaleciendo tanto la infraestructura como la educación de profesionales y atletas. El desarrollo de protocolos integrales, el acceso equitativo a recursos y la eliminación de barreras socioculturales representan pasos esenciales hacia una práctica deportiva más segura, eficiente y profesionalizada para las mujeres.

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