Inicio > Enfermería > Revisión acerca de las anomalías cromosómicas: Síndrome de Klinefelter y Síndrome de Turner > Página 2

Revisión acerca de las anomalías cromosómicas: Síndrome de Klinefelter y Síndrome de Turner

El fenotipo del ST es variable. Algunos de los hallazgos clínicos más relevantes son: la talla baja, la infertilidad, la ausencia de desarrollo puberal, el pterigium colli (cuello alado) y la presencia de enfermedades cardiovasculares, causa principal de su mayor morbimortalidad. De entre todas estas características, la talla baja es la que más llama a la atención a las familias y la que constituye el primer motivo de consulta debido a la preocupación familiar. La desaceleración respecto a la talla comienza en la lactancia, aunque se presenta de forma más acusada en la infancia tardía. Esta talla baja se relaciona con los genes denominados como SHOX y PHOG. Su pérdida ocasiona un retraso del crecimiento progresivo. En las personas con ST resultan característicos los niveles elevados de enzimas hepáticas, además de una mayor prevalencia de enfermedades hepáticas (como la hiperplasia nodular focal). En esta línea, estudios mencionan la celiaquía como característica del síndrome de Turner. Es importante mencionar que el ST no conlleva retraso intelectual, sin embargo, numerosos autores mencionan que las mujeres diagnosticadas son ST presentan dificultad a la hora de entablar relaciones sociales, debido al déficit en la comprensión de la comunicación no verbal. Como dato característico, el estudio de López M, et al, objetivó que la población con ST presentaba niveles elevados de la hormona del estrés (cortisol), dificultándose así su capacidad de reacción y adaptación a determinados estímulos (9, 12, 13, 14, 15, 17, 18, 19).

Como se ha mencionado previamente, el cariotipo fetal es el método elegido en el diagnóstico de las cromosomopatías. Además de este, lo más indicativo en el ST es la presencia de la talla baja. Sin embargo, en función de la etapa evolutiva en la que se establezca el diagnóstico, la clínica resulta más variable. Así mismo, en el período neonatal se destaca el linfedema presente en las extremidades inferiores, en la infancia resulta característica la talla baja y, en la adolescencia, es llamativo el retraso puberal o la amenorrea de origen primario (13, 15, 16, 17).

Hoy en día, el abordaje interdisciplinario de dicho síndrome fomenta su estudio mediante el paradigma biopsicosocial, el cual aporta al personal sanitario una visión integral acerca del síndrome, debido a que tiene en cuenta los factores biológicos, psicológicos y sociales en el desarrollo de la persona. Este abordaje debe incluir la historia clínica completa, un examen físico, estudios de imagen, medición de hormonas y del cariotipo. En cuanto a la familia, la tendencia instintiva de sus progenitores es la sobreprotección, hecho que contribuye a incrementar las dificultades en lo que respecta a las habilidades sociales que presentan las mujeres con ST. El actual tratamiento farmacológico del ST se basa en la administración de la hormona de crecimiento (rhGH), sola o combinada con dosis mínimas de estrógenos, con el fin de incrementar la talla. El momento en el que se debe iniciar el tratamiento es un punto a destacar. Este se recomienda que se inicie cuando la talla de la niña sea inferior al percentil 10 respecto a su edad ósea, o, cuando su talla se encuentre por debajo de -2 desviaciones estándar respecto a la media de la población general. Sin embargo, en ningún caso debe instaurarse el tratamiento con rhGH antes de los 2 años ni después de los 4. Diversos estudios han afirmado que la ganancia resulta ser de unos 7-10 cm respecto a la talla previa al tratamiento. En concreto, el estudio de Sánchez SB, et al, observó, tras 1 año de tratamiento, un incremento de la velocidad de crecimiento de 8,21 ± 2,22 cm/año. Este aumento se percibe especialmente durante los dos primeros años de tratamiento; a partir de ahí, su eficacia va disminuyendo. Debido a esto, numerosos autores recalcan la importancia de un comienzo terapéutico precoz. La administración de la rhG se realiza a través de la vía subcutánea, con una dosis de 0,375 mg/kg/semana. Algunos de los efectos adversos resultantes de este tratamiento pueden ser la hipertensión intracraneal, la alteración en el metabolismo de la glucosa, la escoliosis y el deslizamiento de la epífisis del fémur. Como dato para evaluar y contrastar en futuros estudios, hay autores que sugieren la existencia de una relación estrecha entre la rhGH y el inicio de la carcinogénesis. Además, determinados estudios consideran que la administración combinada de esteroides anabólicos (como la oxandrolona) y la hormona rhGH incrementa la talla final. En el estudio de Ríos I, et al, un 26% de los casos fue tratado con oxandrolona; sin embargo, no se encontraron diferencias entre los que fueron tratados con oxandrolona y los que no. Así mismo, en el estudio de Sánchez SB, et al, no se encontraron evidencias estadísticamente significativas al respecto (12, 13, 14, 15, 16, 18).

Respecto al retraso en el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios que presenta esta población, la terapia estrogénica es la base del tratamiento para dicha manifestación. Además, dicha terapia podría contribuir a la madurez psicosocial de la paciente debido a los beneficios aportados por el estrógeno. Sin embargo, el momento de su inicio a día de hoy continúa siendo controvertido. Según Sánchez SB, et al, este debe de ser determinado de forma conjunta por la familia y el paciente, valorando de forma anexa aspectos como la edad ósea y la adecuada calcificación esquelética. Por otro lado, en los estudios de Rios I, et al, y de Pérez F, et al, se sugiere que el inicio de la terapia estrogénica debe ser alrededor de los 12 años, con el fin de simular lo máximo posible la pubertad fisiológica. Hasta ahora, lo más frecuente era la administración del 17 beta estradiol por vía oral, iniciando la terapia con 5mcg/kg/día; sin embargo, se menciona que la administración por vía transdérmica puede presentar mayores beneficios, debido a ser considerada una vía más fisiológica (principalmente porque no presenta primer paso hepático). El parche con estrógenos debe de colocarse en una zona íntegra de la piel, en una ubicación no excesivamente móvil (como el abdomen o la espalda) e ir rotando su lugar de ubicación. Es importante concienciar a la paciente que debe de continuar con la terapia hormonal sustitutiva hasta el comienzo de la 6ª década de la vida, orientándoles y aportándoles la información que requieran en cualquier momento del tratamiento. Alrededor de los 13 – 16 años, un par de años después de haber iniciado la terapia estrogénica, se recomienda comenzar el tratamiento con progestágenos, previa realización de una ecografía uterina. Actualmente se prefieren los progestágenos naturales, siendo el más utilizado la Didrogesterona (5-10 mg/día desde el día 1 al 14 del mes). Este presenta, como principal efecto secundario, la hinchazón abdominal (12, 13, 14, 16, 18, 19, 20).

PERSPECTIVAS DE FUTURO

Tanto el síndrome de Klinefelter como el síndrome de Turner constituyen una parte frecuente dentro del amplio grupo de anomalías cromosómicas. Tras esta revisión bibliográfica, se considera que hay que hacer una importante mención a aumentar el porcentaje de casos que se diagnostican antes de la pubertad, debido a que esto dará lugar a un pronóstico más temprano, así como el establecimiento del tratamiento más adecuado en función de sus características fenotípicas y el desarrollo de un adecuado plan de seguimiento, aportando así numerosos beneficios a lo largo del desarrollo del paciente.

Además, resulta importante destacar que el abordaje de estos dos síndrome, como el de muchos otros, debe ser interdisciplinar, abarcando a pediatras, psiquiatras, genetistas, endocrinos, psicólogos, enfermeros, terapeutas ocupacionales y psicopedagogos, entre otros. Todos ellos aportarán una visión particular de los síndromes desde su rama profesional, ampliando así el ámbito de actuación de los profesionales e incrementando las mejoras obtenidas en el paciente y en su correspondiente tratamiento.

Cromosomopatias

BIBLIOGRAFÍA

  1. Gimeno-Martos S, Cavero-Carbonell C, López-Maside A, Bosch-Sánchez S, Martos-Jiménez C, Zurriaga O. Anomalías cromosómicas: la experiencia del Registro de Anomalías Congénitas de la Comunitat Valenciana. An Pediatr (Barc). 2016;84(4):203-210.
  2. Alcaine MJ, Aulesa C, Barrenechea EM, Casals E, González C, Martín I, et al. Estado actual del cribado prenatal de cromosomopatías en España: Resultados encuesta SEQC 2013. Rev Lab 2015;8(3):138-148.
  3. Valldecabres C, Pérez E, Gorriz S, Cervera J. Implantación de un cribado de cromosomopatías en el primer trimestre de la gestación mediante ecografía y marcadores bioquímicos, Revisión de 3 años de experiencia. Medicina Reproductiva y Embriología Clínica. 2016;3:12-16.
  4. Díaz M, Mora A, Peña J, Meléndez M, Viloria M, Herrera A. Secuencia disrrafia- exencefalia-anencefalia asociado a brida amniótica, Síndrome de Klinefelter y polihidramnios. Salus.2016;20(2):44-48.
  5. Cederlöf M, Ohlsson A, Larsson H, Serlachius E, Boman M, Långström N, et al. Klinefelter síndrome and risk of psychosis, autism and ADHD. Journal of Psychiatric Research. 2014;48:128-130.
  6. Beisti A, De Arriba A, Ferrer M, Martínez de Zabarte JM, Calvo C, Labarta JI. Hipogonadismo hipogonadotropo en paciente con síndrome de Klinefelter y tumor hipotálamo-hipofisario. Arch Argent Pediatr. 2015;113(1):6-9.
  7. Sanz N, Turón A, Ibáñez L. Síndrome de Klinefelter de presentación atípica. An Pediatr (Barc).2013;70(2):112-115.
  8. Ross JL, Kushner H, Kowal K, Bardsley M, Davis S, Reiss AL, et al. Androgen Treatment Effects on Motor Function, Cognition, and Behavior in Boys with Klinefelter Syndrome. 2017;185:193-199.
  9. Ramiz A. Combination of Klinefelter síndrome and celiac disease: A case report. Molecular Genetics and Metabolism 2017;12:14-15.
  10. Dotters-Katz SK, Humphrey WM, Senz KL, Lee VR, Shaffer BL, Caughey AB. The impact of prenatally diagnosed Klinefelter Syndrome on obstetric and neonatal outcomes.European Journal of Obstetrics & Ginecology and Reproductive Biology. 2016;203:173-176.
  11. Federación Española e Enfermedades Raras (FEDER). Guía para valoración de las discapacidades en enfermedades raras. Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades (Región de Murcia).2016;125-129.
  12. Sartori MS, López MC. Habilidades sociales: Su importancia en mujeres con diagnóstico de Síndrome de Turner. Rev Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. 2016;14(2):1055-1067.
  13. Sánchez SB, De Arriba A, Ferrer M, Labarta JI, Garagorri JM. Hormona de crecimiento y síndrome de Turner. An Pediatr (Barc). 2017;86(2):81-86.
  14. Ríos I, Vela A, Martínez-Indart L, Grau G, Rodriguez A, Rica I. Síndrome de Turner: del nacimiento a la edad adulta. Endocrinol 2015;62(10):499-506.
  15. Cuesta M, Rueda ME, Pérez O, López de Lara D. Isocromosomas X: diagnostico tardío de síndrome de Turner. An Pediatr (Barc).2015;82(1):131- 134.
  16. Pérez F, Aguilera JR, garza P. Reemplazo estrogénico en pacientes con síndrome de Turner. Perinatol Reprod 2015;29(3):122-129.
  17. López M, Aguilar MJ, Zabaletta V. Percepción de estrés escolar y ritmo circadiano de cortisol en el síndrome de Turner. Temas en Psicología.2014;22(2):529-538.
  18. Larizza D, Albanesi M, De Silvestri A, Accordino G, Brazzelli V, Carnevale G. Neoplasia in Turner síndrome. The importance of clinical and screening practices during follow-up. European Journal of Medical Genetics. 2016;59:269- 273.
  19. Gawlik A, Hankus M, Such K, Drosdzol A, Madej P, Borkowska M, et al. J Pediatr Adolesc Gynecol. 2016;29:542-550.
  20. Torres – Santiago L, Mericq V, Taboada M, Unanue N. Metabolic effects of oral versus transdermal 17 beta estradiol: a randomized clinical trial in girls with Turner síndrome. J Clin Endocrinol 2013;98:2716-2724.