Inicio > Gastroenterología > Revisión Bibliográfica sobre la Enfermedad Hemorroidal: Un Enfoque Práctico

Revisión Bibliográfica sobre la Enfermedad Hemorroidal: Un Enfoque Práctico

Revisión Bibliográfica sobre la Enfermedad Hemorroidal: Un Enfoque Práctico

Autor principal: Daniel Varela Vindas

Vol. XX; nº 10; 533

Literature Review on Hemorrhoidal Disease: A Practical Approach

Fecha de recepción: 2 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 21 de mayo de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 10 – Segunda quincena de Mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 10; 533

Autores:

Rachel Rodríguez Mora, Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica
Daniel Varela Vindas, Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica
Manuela Uribe Palacio, Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica
Maria Daniela Rodríguez Fallas, Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica
Jimena Alfaro Guerra, Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica
Ana Isabel Sequeira Rojas, Médico general, investigador independiente, San José, Costa Rica

Resumen

La enfermedad hemorroidal, una patología anorrectal frecuente pero subestimada, impacta significativamente la calidad de vida. Esta revisión aborda aspectos clave para su manejo, especialmente en el primer nivel de atención. Se describe su fisiopatología multifactorial, clasificación (internas, externas, mixtas y grados de las internas según el prolapso), y manifestaciones clínicas que varían desde rectorragia y prolapso hasta dolor y prurito. El diagnóstico se basa en una historia clínica detallada y un examen físico exhaustivo, incluyendo la inspección y la maniobra de Valsalva.

El tratamiento se divide en conservador (fibra, líquidos, baños de asiento), farmacológico (alivio sintomático limitado) y quirúrgico (desde ligadura con bandas y fotocoagulación hasta hemorroidectomias). La elección depende de la gravedad y tipo de hemorroides, así como de las características del paciente. A pesar de las diversas opciones terapéuticas, ninguna garantiza una eliminación completa o previene la recurrencia, por lo que la prevención, centrada en el manejo del estreñimiento y hábitos defecatorios saludables, es crucial. Un conocimiento integral de la enfermedad hemorroidal por los profesionales de la salud es esencial para un diagnóstico oportuno, un manejo adecuado y la implementación de estrategias preventivas efectivas, mejorando así la atención de los pacientes afectados.

Palabras clave

Hemorroides, Hemorroidectomía, Estreñimiento, Clasificación

Abstract

Hemorrhoidal disease, a common but underestimated anorectal pathology, significantly impacts quality of life. This review addresses key aspects of its management, especially in the first level of care. Its multifactorial pathophysiology, classification (internal, external, mixed and grades of internal depending on prolapse), and clinical manifestations ranging from rectorrhagia and prolapse to pain and pruritus are described. Diagnosis is based on a detailed clinical history and a thorough physical examination, including inspection and Valsalva maneuver.

Treatment is divided into conservative (fiber, fluids, sitz baths), pharmacological (limited symptomatic relief), and surgical (from band ligation and photocoagulation to hemorrhoidectomy). The choice depends on the severity and type of hemorrhoids, as well as the patient’s characteristics. Despite the various therapeutic options, none guarantee complete elimination or prevent recurrence, so prevention, focusing on constipation management and healthy bowel habits, is crucial. A comprehensive knowledge of hemorrhoidal disease by healthcare professionals is essential for timely diagnosis, proper management, and implementation of effective preventive strategies, thus improving the care of affected patients.

Keywords

Hemorrhoids, Hemorrhoidectomy, Constipation, Classification

Introducción

Las patologías anorrectales, históricamente frecuentes, han sido relativamente poco estudiadas y evaluadas en la consulta clínica. Este fenómeno se debe a diversos factores, desde el desconocimiento de dichas patologías hasta la limitada capacidad para realizar una evaluación clínica exhaustiva, aspectos que dificultan su diagnóstico y, por consiguiente, su tratamiento.1

Dentro de este grupo de patologías se encuentra la enfermedad hemorroidal, definida como la inflamación anormal de los paquetes vasculares en la región anorrectal, constituidos por una rica red arteriovenosa. Esta condición es sumamente frecuente y repercute significativamente en la vida diaria de los pacientes que la padecen. Por ello, resulta de vital importancia que, desde el primer nivel de atención, se cuente con conocimientos claros sobre esta patología, tanto para su diagnóstico oportuno como para su manejo adecuado. Este trabajo se presenta como una revisión de aspectos generales de la enfermedad hemorroidal, con el fin de aclarar conceptos fundamentales y facilitar un mejor abordaje de los pacientes afectados.1,2

La fisiopatología de la enfermedad hemorroidal aún no se comprende completamente; sin embargo, se han identificado algunos factores relevantes en el proceso de debilitamiento del tejido de anclaje o en el aumento de la presión de los paquetes vasculares. Entre las posibles causas se incluyen el proceso de envejecimiento (debido al debilitamiento del tejido conectivo de soporte), la bipedestación, el déficit de fibra dietética (que conduce al estreñimiento y al esfuerzo defecatorio), el embarazo (por los cambios hormonales) y el parto.1,3

Clasificación

Las hemorroides se clasifican generalmente en tres tipos, según la ubicación de los paquetes vasculares afectados:1,2

Hemorroides internas

Se refieren a la afectación de los paquetes vasculares ubicados por encima de la línea dentada, cubiertos por epitelio columnar.

Hemorroides externas

Se localizan por debajo de la línea dentada y están cubiertas por el epitelio plano de la región perianal.

Hemorroides mixtas

Se presentan cuando existe inflamación de paquetes hemorroidales tanto internos como externos.

Por otra parte, las hemorroides internas se subdividen en grados:

Grado I

No prolapsan durante la defecación.

Grado II

Prolapsan durante la defecación, pero se reducen espontáneamente.

Grado III

Prolapsan y requieren reducción manual.

Grado IV

Se encuentran permanentemente prolapsadas y no pueden reducirse manualmente.

Manifestaciones clínicas y diagnóstico

Las manifestaciones clínicas de las hemorroides están directamente relacionadas con su clasificación. Las hemorroides internas suelen manifestarse con rectorragia, que en casos de cronicidad puede conducir a anemia ferropénica. Otros síntomas incluyen tenesmo, prolapso (con las implicaciones para su reducción ya descritas según el grado), malestar general y secreción mucosa. Aunque las hemorroides internas no suelen ser dolorosas, en los casos en que el prolapso se estrangula, existe riesgo de trombosis, lo que puede generar dolor intenso y prurito. Incluso en los prolapsos reducibles (grados II y III), la exposición del tejido puede causar ulceración y, por consiguiente, aumentar el riesgo de infecciones.1,3

Por otro lado, las hemorroides externas se asocian principalmente con dolor y prurito intenso. Estos paquetes vasculares externos pueden trombosarse, lo que provoca episodios de dolor agudo que pueden resolverse espontáneamente o requerir intervención.1,2

Estudios recientes sugieren que, aunque no es una manifestación clínica directa de la región perianal, los pacientes con enfermedad hemorroidal presentan tasas más elevadas de depresión. Esto se atribuye a la sintomatología persistente, el estigma social asociado a la enfermedad y la falta de una resolución definitiva en algunos casos.4

En el proceso diagnóstico de la enfermedad hemorroidal, resulta fundamental, como en toda patología, una historia clínica detallada y un examen físico minucioso. En este caso específico, la anamnesis debe enfocarse en el inicio y la evolución de los síntomas, con especial énfasis en la presencia de sangrado rectal (particularmente si ocurre durante la defecación), la existencia o no de prolapso y la presencia de otros síntomas previamente descritos de igual forma es importante incluir en la evaluación la historia familiar de cáncer colorrectal.2

En cuanto al examen físico, siempre se debe realizar una inspección visual completa y exhaustiva de la región perianal. Las hemorroides externas o las internas prolapsadas pueden visualizarse fácilmente durante esta exploración, la cual puede llevarse a cabo con el paciente en decúbito lateral o en posición de litotomía. A continuación, se debe realizar un tacto rectal con el objetivo de palpar los paquetes hemorroidales inflamados o cualquier otra masa que pudiera estar causando síntomas similares. Tras completar el tacto rectal, se debe solicitar al paciente que realice una maniobra de Valsalva para evaluar el grado de las hemorroides internas, en caso de estar presentes, según las características ya definidas anteriormente.2

Tratamiento

El tratamiento de la enfermedad hemorroidal se clasifica generalmente en manejo conservador, farmacológico y quirúrgico. A pesar de esta división, se recomienda iniciar con medidas conservadoras en todos los pacientes, excepto en casos de hemorroides trombosadas o hemorroides internas de grado IV, antes de considerar la terapia quirúrgica. En muchos casos, las medidas conservadoras pueden resolver eficazmente los problemas derivados de la enfermedad.2,5

Dentro de los tratamientos conservadores, las intervenciones con mayor eficacia incluyen el aumento del consumo o la suplementación de fibra, una mayor ingesta de líquidos y el uso de ablandadores de heces. Estas medidas buscan contrarrestar una de las posibles causas de la enfermedad hemorroidal: el estreñimiento crónico y el esfuerzo defecatorio. Por otro lado, dentro del manejo conservador, se encuentran técnicas para mejorar la sintomatología, siendo los baños de asiento la más recomendada. Estos consisten en la exposición inicial al vapor en la zona anorrectal, seguida de inmersiones y baños de la región afectada, lo que favorece la desinflamación de los paquetes hemorroidales y produce un alivio de los síntomas generales.1

Existe la opción de combinar estos tratamientos con el manejo farmacológico, aunque la evidencia de su eficacia es limitada y, en muchos casos, sólo proporciona un alivio sintomático temporal. Entre estos fármacos se encuentran los preparados hemorroidales, que en su mayoría combinan anestésicos tópicos con corticosteroides, ofreciendo un alivio sintomático momentáneo pero no una solución de tratamiento a largo plazo. Se ha utilizado el tratamiento con bioflavonoides que, en estudios pequeños y con limitaciones, ha mostrado mejoría en el dolor, el sangrado y la sintomatología general. Sin embargo, dada la limitada evidencia, aún no están aprobados por la FDA como tratamiento para la enfermedad hemorroidal.6

Dentro de los tratamientos quirúrgicos para la enfermedad hemorroidal, existe un espectro de terapias que abarca desde procedimientos mínimamente invasivos hasta resecciones extensas de los paquetes vasculares afectados. Dada la variabilidad en la complejidad de estos procedimientos, algunos pueden llevarse a cabo de manera segura en un consultorio médico adecuadamente equipado, sin necesidad de recurrir a una sala de cirugía.7

Un procedimiento que se ha utilizado para reducir las molestias asociadas a la trombosis de hemorroides externas es la inyección de toxina botulínica en el esfínter anal. Sin embargo, es crucial tener en cuenta los riesgos inherentes a un procedimiento que podría inducir una relajación prolongada del esfínter.1

Entre los procedimientos que no requieren realizarse en una sala quirúrgica y que han demostrado mayor efectividad, principalmente en casos de hemorroides internas de grado I a III, se encuentran la ligadura con bandas elásticas y la fotocoagulación infrarroja.1

En la ligadura con bandas elásticas, se introduce el instrumento de ligación en el canal anal mediante un espéculo. Una vez localizado el paquete hemorroidal afectado, se coloca una banda elástica en su pedículo. Este proceso induce necrosis del tejido con el tiempo, lo que conduce a una mucopexia. Es crucial que la ligadura se realice lo más cerca posible del pedículo para lograr una eliminación más completa y una elevación del tejido submucoso, corrigiendo así el prolapso.8

Por su parte, la fotocoagulación infrarroja induce un proceso similar de necrosis en la base del tejido, pero mediante la aplicación de luz. La eliminación del tejido ocurre en un lapso estimado de 7 a 10 días. A pesar de la similitud en el resultado final de ambos procedimientos, existe evidencia que respalda la eficacia a largo plazo de la ligadura con bandas elásticas, aunque se asocia con mayor dolor postoperatorio.8

Dentro de las opciones de tratamiento que requieren realizarse en quirófano, lo más habitual es la hemorroidectomía. La cantidad de paquetes hemorroidales a eliminar y la profundidad de la resección deben ser determinadas por un especialista, considerando la afectación anatómica y las posibles consecuencias de la intervención. Históricamente, se han descrito dos técnicas quirúrgicas principales para la hemorroidectomía: la cerrada (Ferguson) y la abierta (Milligan-Morgan). La técnica de Ferguson es más utilizada en Estados Unidos, mientras que la técnica de Milligan-Morgan tiene mayor prevalencia en Europa.9

La principal diferencia entre estas técnicas radica en el manejo de la mucosa tras la extirpación de los paquetes hemorroidales. Como sus nombres indican, la técnica cerrada (Ferguson) implica una sutura continua de la mucosa en la zona de resección, mientras que la técnica abierta (Milligan-Morgan) no la realiza. La técnica de Ferguson suele requerir un tiempo quirúrgico más prolongado y presenta una mayor dificultad técnica de aprendizaje en comparación con la Milligan-Morgan. En cuanto a los resultados postoperatorios, la evidencia sobre la superioridad de una técnica sobre la otra no es concluyente. Algunos estudios sugieren menor sangrado postquirúrgico y una movilización temprana más favorable con la técnica de Ferguson, pero estos hallazgos no provienen de estudios lo suficientemente amplios y exhaustivos como para establecer conclusiones generales. Es importante destacar que, al tratarse de técnicas quirúrgicas, los resultados están directamente influenciados por la habilidad manual y la experiencia del cirujano.9,10,11

A pesar de la diversidad de opciones de tratamiento previamente descritas, ninguna garantiza una efectividad del 100% en la eliminación o la prevención de la recurrencia de la enfermedad hemorroidal. Por lo tanto, resulta de vital importancia la adopción de medidas preventivas, especialmente en individuos expuestos a factores de riesgo asociados al desarrollo de esta condición.10,11

Prevención

Como se mencionó anteriormente, aunque la fisiopatología precisa de la enfermedad hemorroidal aún no se comprende completamente, se han identificado diversos factores que pueden desencadenar su aparición. Por lo tanto, resulta crucial intervenir sobre estos factores para minimizar, en la medida de lo posible, el riesgo de desarrollar la enfermedad.2

El manejo del estreñimiento constituye un pilar fundamental en la prevención. Una dieta con un contenido adecuado de fibra y una ingesta suficiente de líquidos representan las intervenciones más apropiadas en este sentido. Asimismo, se desaconseja el consumo excesivo de alimentos altamente procesados, alcohol, bebidas carbonatadas, azúcares y alimentos ácidos. Evitar el esfuerzo defecatorio excesivo y repetido también se considera una medida preventiva importante, al igual que limitar el tiempo de permanencia en el inodoro durante la defecación.10

Conclusiones

La enfermedad hemorroidal, a pesar de su elevada incidencia y el impacto significativo que genera en la calidad de vida de los pacientes, históricamente ha recibido una atención limitada en la consulta clínica. Esta revisión subraya la necesidad de un abordaje integral y actualizado de esta patología anorrectal, especialmente en el primer nivel de atención, donde el reconocimiento temprano y el manejo adecuado pueden marcar una diferencia sustancial en el bienestar de los afectados.

El tratamiento de la enfermedad hemorroidal abarca un espectro de opciones que van desde medidas conservadoras y farmacológicas, pilares del manejo inicial y fundamentales en muchos casos, hasta diversas técnicas quirúrgicas. Estas últimas, tanto mínimamente invasivas realizadas en consultorio como las hemorroidectomias más complejas en quirófano, deben ser seleccionadas cuidadosamente considerando las características del paciente, la gravedad de la enfermedad y la experiencia del cirujano.

Finalmente, la prevención emerge como un componente crucial en el manejo a largo plazo de la enfermedad hemorroidal. La adopción de hábitos saludables que previenen el estreñimiento y el esfuerzo defecatorio excesivo, junto con una adecuada higiene y hábitos defecatorios, son fundamentales para minimizar el riesgo de desarrollo y recurrencia de esta condición.

En conclusión, la enfermedad hemorroidal requiere un conocimiento profundo y actualizado por parte de los profesionales de la salud, especialmente aquellos en el primer nivel de atención. Una comprensión clara de su fisiopatología, clasificación, diagnóstico y las diversas opciones de tratamiento, junto con la promoción de medidas preventivas, permitirá ofrecer una atención integral y mejorar la calidad de vida de los numerosos pacientes que padecen esta frecuente afección.

Referencias bibliograficas

1. Mott T, Latimer K, Edwards C. Hemorrhoids: Diagnosis and Treatment Options. American Family Physician [Internet]. 2018 Feb [cited 2025 Apr 27];97(3):172–9. Available from: https://www.aafp.org/pubs/afp/issues/2018/0201/p172.html#afp20180201p172-b22

2. Quiñonero Hernández LI. El Paciente Con Hemorroides [Internet]. Revista-portalesmedicos.com. 2014 [cited 2025 Apr 27]. Available from: https://www.revista-portalesmedicos.com/revista-medica/el-paciente-con-hemorroides/}

3. Pata F, Sgró A, Ferrara F, Vigorita V, Gallo G, Pellino G. Anatomy, Physiology and Pathophysiology of Haemorrhoids. Rev Recent Clin Trials. 2021;16(1):75-80. doi: 10.2174/1574887115666200406115150. PMID: 32250229.

4. Karel Kostev, Konrad M, Smith L, Krieg S. Hemorrhoids are associated with an increased risk of depression in Germany: a retrospective cohort study in primary care outpatients. Journal of psychiatric research. 2024 May 1;175(3).

5. Akinmoladun O, Oh W. Management of Hemorrhoids and Anal Fissures. Surgical Clinics of North America [Internet]. 2024 Jun 1 [cited 2024 May 1];104(3):473–90. Available from: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0039610923001925

6. Perera N, Liolitsa D, Iype S, Croxford A, Yassin M, Lang P, et al. Phlebotonics for haemorrhoids. The Cochrane Database of Systematic Reviews [Internet]. 2012 Aug 15;(8):CD004322. Available from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22895941/

7. Chen PC, Chen CI. Exploring factors impacting patient decisions in hemorrhoid surgery: A questionnaire survey in Taiwan. Surgery Open Science. 2024 Aug;20:214–21.

8. MacRae H, McLeod R. Comparison of hemorrhoidal treatment modalities: a meta-analysis [Internet]. Nih.gov. Centre for Reviews and Dissemination (UK); 2015 [cited 2025 Apr 27]. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK66500/

9. Shaikh Abdul Razaque, Ghafoor DA, Soomro Nasurullah. An evaluation of Milligan-Morgan and Ferguson procedures for haemorrhoidectomy at Liaquat University Hospital Jamshoro, Hyderabad, Pakistan. Pakistan Journal of Medical Sciences [Internet]. 2012 Nov 1;29(1). Available from: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3809167/

10. Brisinda G. How to treat haemorrhoids. Prevention is best; haemorrhoidectomy needs skilled operators. BMJ. 2000 Sep 9;321(7261):582-3. doi: 10.1136/bmj.321.7261.582. PMID: 10977817; PMCID: PMC1118483.

11. Cristea C, Lewis CR. Hemorrhoidectomy [Internet]. PubMed. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2020. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK549864/

Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.