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Rol emergente de la anestesia multimodal en cirugía ambulatoria compleja: eficacia, seguridad y perspectivas clínicas

Rol emergente de la anestesia multimodal en cirugía ambulatoria compleja: eficacia, seguridad y perspectivas clínicas

Autora principal: Marcela María Murillo Betancourt

Vol. XX; nº 12; 718

Emerging role of multimodal anesthesia in complex outpatient surgery: Efficacy, safety, and clinical perspectives

Fecha de recepción: 15 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 21 de junio de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 718

Autores:

Marcela María Murillo Betancourt, Médico especialista en Medicina Interna, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0001-1872-7393. Código Médico:14158
Fernando Rodríguez Flores, Médico General, en Caja Costarricense de Seguro Social. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0008-8689-1890. Código Medico: 18692
Valeria Ureña Arias, Médico General, en Hospital Fernando Escalante Pradilla. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0004-1715-6615. Código Médico: 18626
Ariana Herrera Murillo, Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0000-0003-1690-7216. Código Medico: 18908
Daniela Neira Montero, Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0000-0003-0189-3085. Código Médico: 19171
Daniela Consumi Cordero, Médico General, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. ORCID: 0000-0003-3655-9343

Resumen:

La anestesia multimodal representa un enfoque terapéutico avanzado que combina múltiples fármacos y técnicas analgésicas con mecanismos de acción complementarios, con el objetivo de lograr un control del dolor más eficaz y seguro en el contexto quirúrgico. Esta estrategia busca minimizar el consumo de opioides, reduciendo así los efectos adversos típicamente asociados a su uso, tales como las náuseas, los vómitos, la sedación excesiva y la dependencia postoperatoria. Los componentes fundamentales de la anestesia multimodal incluyen analgésicos no opioides como el paracetamol y los antiinflamatorios no esteroideos, agentes anestésicos locales de acción prolongada como la bupivacaína, y adyuvantes como la dexmedetomidina, la ketamina y los gabapentinoides. Además, se integran técnicas complementarias como el bloqueo nervioso periférico y la infiltración regional, las cuales permiten una analgesia localizada más eficaz. La evidencia clínica demuestra que este enfoque mejora significativamente el control del dolor, reduce el tiempo de recuperación y favorece el alta temprana, lo que lo convierte en una herramienta esencial para procedimientos ambulatorios complejos como la artroplastia, las laparotomías oncológicas o las cirugías ginecológicas y digestivas. No obstante, la implementación segura de la anestesia multimodal requiere protocolos estandarizados, formación interdisciplinaria y una adaptación individualizada a las características del paciente. En conjunto, esta estrategia no solo optimiza la experiencia perioperatoria, sino que también contribuye a enfrentar la crisis de los opioides, posicionándose como una alternativa terapéutica eficaz, segura y costo-efectiva en la práctica clínica actual.

Palabras clave:

Analgesia, recuperación acelerada, opioides, cirugía ambulatoria, bloqueo nervioso, anestésicos locales.

Abstract:

Multimodal anesthesia represents an advanced therapeutic approach that combines multiple analgesic drugs and techniques with complementary mechanisms of action, with the goal of achieving more effective and safer pain control in the surgical setting. This strategy seeks to minimize opioid consumption, thereby reducing the adverse effects typically associated with their use, such as nausea, vomiting, excessive sedation, and postoperative dependence. The fundamental components of multimodal anesthesia include non-opioid analgesics such as acetaminophen and nonsteroidal anti-inflammatory drugs, long-acting local anesthetics such as bupivacaine, and adjuvants such as dexmedetomidine, ketamine, and gabapentinoids. In addition, complementary techniques such as peripheral nerve block and regional infiltration are integrated, allowing for more effective localized analgesia. Clinical evidence demonstrates that this approach significantly improves pain control, reduces recovery time, and promotes early discharge, making it an essential tool for complex outpatient procedures such as arthroplasty, oncologic laparotomies, or gynecologic and digestive surgeries. However, the safe implementation of multimodal anesthesia requires standardized protocols, interdisciplinary training, and individualized adaptation to patient characteristics. Overall, this strategy not only optimizes the perioperative experience but also contributes to addressing the opioid crisis, positioning itself as an effective, safe, and cost-effective therapeutic alternative in current clinical practice.

Keywords:

Analgesia, accelerated recovery, opioids, outpatient surgery, nerve blocks, local anesthetics.

Introducción:

La anestesia multimodal se define como una estrategia terapéutica que combina múltiples técnicas y agentes analgésicos con diferentes mecanismos de acción para lograr un control efectivo del dolor, minimizando al mismo tiempo el uso de opioides. Este enfoque permite abordar la nocicepción desde varios puntos del sistema nervioso, lo que se traduce en una analgesia más completa y con menos efectos secundarios (1; 2). La anestesia multimodal se ha posicionado como una herramienta clave para mejorar los desenlaces perioperatorios, especialmente en el contexto de la cirugía ambulatoria compleja, donde la necesidad de una recuperación rápida y segura es prioritaria. Además, su uso ha demostrado una reducción significativa en el consumo de opioides, lo que contribuye a disminuir la incidencia de náuseas, vómitos, sedación y riesgo de dependencia (3).

Diversos procedimientos quirúrgicos han adoptado con éxito esta modalidad analgésica. En el caso de la artroplastia total de grandes articulaciones, como la cadera o la rodilla, el uso de protocolos multimodales ha permitido una recuperación más temprana y segura, favoreciendo incluso su realización en contextos ambulatorios sin comprometer la calidad del cuidado ni la comodidad del paciente (1). De forma similar, en la cirugía anorrectal ambulatoria, la implementación de vías mejoradas de recuperación que incorporan la analgesia multimodal ha demostrado ser eficaz para controlar el dolor posoperatorio y reducir la necesidad de opioides (Yao et al., 2024). En intervenciones más específicas como la reparación del manguito rotador, se ha señalado la importancia de personalizar el esquema analgésico multimodal en función de la complejidad quirúrgica, la duración esperada del procedimiento y las comorbilidades del paciente, lo que permite optimizar los resultados clínicos y funcionales (5).

No obstante, a pesar de sus beneficios comprobados, la implementación de la anestesia multimodal presenta desafíos importantes. Existen variaciones sustanciales en la forma en que se aplica esta estrategia según el tipo de cirugía, la experiencia del equipo anestésico y las características individuales del paciente (3). No existe un protocolo universal, por lo que se requiere una evaluación minuciosa y personalizada para seleccionar los agentes y técnicas más apropiados en cada caso. Factores como la complejidad del procedimiento, la presencia de comorbilidades cardiovasculares, respiratorias o hepáticas, así como el riesgo de interacción farmacológica o de efectos adversos, deben ser considerados cuidadosamente. Garantizar la seguridad y eficacia de los regímenes multimodales depende no solo de la selección farmacológica, sino también de la adecuada monitorización del paciente y de la integración coordinada del equipo médico y quirúrgico (5).

El objetivo de este artículo es analizar el papel creciente de la anestesia multimodal como estrategia central en la cirugía ambulatoria compleja, destacando sus beneficios clínicos en el control del dolor, la reducción del uso de opioides y la mejora de los desenlaces postoperatorios. Asimismo, se busca examinar su implementación en diferentes tipos de procedimientos quirúrgicos, identificar los principales desafíos asociados a su aplicación clínica y proponer un enfoque individualizado que considere las características del paciente y la complejidad de la intervención quirúrgica, con el fin de optimizar la seguridad, la eficacia y la recuperación en el entorno ambulatorio.

Metodología:

Para el desarrollo de esta investigación sobre el papel emergente de la anestesia multimodal en la cirugía ambulatoria compleja, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el propósito de analizar las estrategias actuales en el manejo del dolor perioperatorio, evaluar la eficacia de las combinaciones analgésicas multimodales y explorar su impacto clínico en la recuperación postoperatoria y la reducción del uso de opioides. Esta revisión se centró especialmente en el análisis de intervenciones aplicadas a procedimientos quirúrgicos de alta complejidad realizados en contexto ambulatorio, como la artroplastia total, la cirugía anorrectal y la reparación del manguito rotador.

Con el fin de garantizar la relevancia, validez y rigor científico de la información recopilada, se consultaron bases de datos académicas de reconocido prestigio, entre ellas PubMed, Scopus y Web ofScience, las cuales ofrecen una amplia cobertura en anestesiología, cirugía ambulatoria y manejo del dolor. Se establecieron criterios de inclusión y exclusión para delimitar los estudios considerados: se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas y guías clínicas publicados entre 2020 y 2025, en idioma inglés o español, que abordaran específicamente la implementación, los resultados clínicos y las implicaciones terapéuticas de la anestesia multimodal. Se excluyeron estudios con información incompleta, duplicada o sin revisión por pares.

Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Analgesia, recuperación acelerada, opioides, cirugía ambulatoria, bloqueo nervioso, anestésicos locales.

La búsqueda inicial arrojó 20 fuentes pertinentes, las cuales fueron sometidas a un análisis crítico cualitativo y comparativo. Los hallazgos se organizaron en categorías temáticas relacionadas con los beneficios clínicos, las indicaciones quirúrgicas, los desafíos en su implementación y las recomendaciones para su optimización en la práctica ambulatoria. Esta metodología permitió sintetizar el conocimiento actual en torno a la anestesia multimodal y resaltar su rol estratégico como componente clave en la cirugía ambulatoria contemporánea.

Fundamentos de la anestesia multimodal:

La anestesia multimodal se define como el empleo simultáneo de múltiples agentes y técnicas analgésicas, cada uno con un mecanismo de acción diferente, con el fin de lograr un control más eficaz y seguro del dolor perioperatorio. Esta estrategia busca minimizar el consumo de opioides y, por tanto, reducir sus efectos adversos, tales como náuseas, vómitos, sedación excesiva o estreñimiento, mediante la integración de fármacos y procedimientos analgésicos no opiáceos (1; 6). Este enfoque es particularmente valioso en procedimientos quirúrgicos donde se prioriza la movilización temprana y una rápida recuperación funcional, como ocurre en la artroplastia total de la articulación (1).

Desde el punto de vista fisiológico, los fármacos utilizados en la anestesia multimodal ejercen efectos analgésicos sinérgicos al actuar sobre múltiples vías de transmisión del dolor, tanto a nivel periférico como central. Por ejemplo, el uso combinado de antiinflamatorios no esteroideos, paracetamol, anestésicos locales y, en algunos casos, opioides, permite potenciar la analgesia global sin recurrir a dosis elevadas de un solo fármaco (7; 8). Además, la incorporación de técnicas no farmacológicas, como bloqueos nerviosos regionales o terapia cognitivo-conductual, refuerza aún más los efectos analgésicos al atacar los distintos componentes fisiopatológicos del dolor quirúrgico (9).

Al compararla con la anestesia tradicional basada exclusivamente en opioides, la anestesia multimodal representa una mejora sustancial tanto en eficacia como en seguridad. El enfoque tradicional, centrado en los opioides como pilar del control del dolor, ha sido vinculado con una mayor incidencia de complicaciones postoperatorias, incluyendo dolor rebote, dependencia a opioides y efectos adversos gastrointestinales (6). En cambio, múltiples estudios han demostrado que el uso de estrategias multimodales mejora significativamente las puntuaciones de dolor, reduce el requerimiento total de opioides y no incrementa los eventos adversos, posicionándola como una opción más segura y eficiente para la mayoría de los procedimientos quirúrgicos (6; 7).

Este cambio de paradigma ha sido impulsado no solo por los beneficios clínicos demostrados, sino también por la creciente preocupación frente a la epidemia de opioides y su impacto en la salud pública. En este contexto, la anestesia multimodal ha emergido como una herramienta clave en la estrategia para optimizar el manejo perioperatorio del dolor, mejorar la experiencia del paciente y reducir el riesgo de dependencia farmacológica en el postoperatorio (8).

Componentes farmacológicos y técnicas asociadas:

En el contexto de la anestesia multimodal, los analgésicos no opioides desempeñan un papel central como primera línea para el control del dolor posoperatorio, gracias a su perfil de seguridad y eficacia. Entre ellos, el paracetamol se posiciona como uno de los fármacos base más utilizados debido a sus propiedades analgésicas y antipiréticas, así como a su bajo riesgo de efectos adversos. Su administración intravenosa es particularmente valorada en el entorno quirúrgico, ya que permite alcanzar niveles terapéuticos estables de forma rápida, contribuyendo significativamente a la reducción del uso de opioides y sus efectos colaterales (10).

Por su parte, los antiinflamatorios no esteroideos y los inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa 2 (COX-2) como el ibuprofeno han demostrado ser altamente eficaces en el tratamiento del dolor tanto en las fases tempranas como tardías del posoperatorio. Su acción antiinflamatoria no solo contribuye al alivio del dolor, sino que también ayuda a reducir la incidencia de náuseas, vómitos postoperatorios (NVPO) y la necesidad de analgesia de rescate, fortaleciendo su papel en esquemas multimodales (11).

Los agentes anestésicos locales representan otro componente esencial en este enfoque terapéutico. Fármacos como la bupivacaína y la ropivacaína son comúnmente empleados en bloqueos nerviosos periféricos e infiltración local debido a su duración de acción prolongada, ofreciendo un control eficaz del dolor intraoperatorio y postoperatorio sin recurrir a opioides sistémicos. Estas técnicas, cuando son correctamente implementadas, no solo mejoran la analgesia sino que también permiten una recuperación más rápida y confortable (12).

En cuanto a los adyuvantes, se destacan la dexmedetomidina y la ketamina por su capacidad para mejorar la calidad y prolongar la duración de los efectos analgésicos cuando se combinan con anestésicos locales. La dexmedetomidina, aunque puede inducir bradicardia, ha mostrado beneficios claros en la extensión de los bloqueos nerviosos, mientras que la ketamina, por su acción antagonista sobre los receptores NMDA, ofrece una analgesia efectiva sin depresión respiratoria (12). Asimismo, los gabapentinoides, como la gabapentina y la pregabalina, se integran al régimen multimodal por su efecto modulador sobre el dolor neuropático y su capacidad para reducir tanto la percepción del dolor como la incidencia de NVPO, sobre todo cuando se utilizan en conjunto con agonistas de los receptores alfa-2 (11).

Por último, las técnicas complementarias como el bloqueo nervioso periférico y la infiltración regional o local forman una parte integral de la estrategia multimodal. Estas intervenciones permiten una analgesia localizada eficaz, minimizando la necesidad de analgesia sistémica. La incorporación de coadyuvantes como la dexmedetomidina en estas técnicas ha demostrado prolongar los efectos analgésicos, optimizando así el control del dolor postoperatorio y facilitando la recuperación funcional del paciente (12).

Aplicaciones clínicas en cirugía ambulatoria compleja:

El control efectivo del dolor y la reducción del consumo de opioides son pilares fundamentales en el enfoque de la anestesia multimodal, la cual integra distintas técnicas y medicamentos analgésicos con mecanismos de acción complementarios. Este enfoque ha demostrado ser altamente eficaz en procedimientos como la artroplastia total de articulación, donde mejora el manejo del dolor y disminuye significativamente el uso de opioides, contribuyendo a una recuperación postoperatoria más rápida y segura (1; 2). Del mismo modo, en laparotomías oncológicas ginecológicas, la aplicación preventiva de técnicas como el bloqueo del plano transverso del abdomen, junto con la administración de analgésicos no opioides, ha logrado reducir el requerimiento de morfina durante el posoperatorio temprano, optimizando la recuperación y reduciendo riesgos asociados al uso de opioides (13).

Este enfoque terapéutico también ha demostrado ser efectivo en el manejo del dolor postoperatorio mediante el uso de fármacos no opioides, como el paracetamol e ibuprofeno, y técnicas como la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea. Estas alternativas permiten mantener altos niveles de control del dolor sin comprometer la satisfacción del paciente, lo que refuerza la viabilidad de esquemas analgésicos sin opioides en diversas especialidades quirúrgicas (2; 14).

Uno de los beneficios más importantes de reducir la dependencia de los opioides es la disminución de los efectos adversos típicamente asociados con su uso, tales como náuseas, vómitos y depresión respiratoria. Este efecto secundario minimizado no solo mejora la experiencia postoperatoria del paciente, sino que también se asocia con una recuperación más segura (7; 15). En este contexto, los protocolos de recuperación mejorada después de la cirugía, que incorporan sistemáticamente la anestesia multimodal, han demostrado una reducción en las complicaciones y una mejora en los resultados clínicos, al tiempo que optimizan los recursos hospitalarios (15).

Además, se ha observado una clara relación entre la implementación de esquemas multimodales y la reducción del tiempo de recuperación, así como el alta hospitalaria temprana. Este efecto positivo se debe a la combinación de una analgesia más eficaz, una menor incidencia de efectos secundarios y una movilización temprana del paciente, lo cual reduce significativamente la duración de la estancia hospitalaria (1; 15). En la unidad de cuidados postanestésicos, un abordaje multimodal eficaz, sustentado por una colaboración activa entre anestesiólogos, cirujanos y personal de enfermería, ha demostrado disminuir los tiempos de recuperación y elevar la satisfacción del paciente, consolidando su valor como estrategia integral de manejo perioperatorio (16).

Las aplicaciones clínicas de la anestesia multimodal se han expandido con éxito a múltiples especialidades quirúrgicas. En el campo de la ortopedia, por ejemplo, este enfoque ha posibilitado la realización de procedimientos ambulatorios con niveles elevados de seguridad y eficacia (1). En cirugía ginecológica, la implementación preventiva de estrategias multimodales ha demostrado mejorar la calidad de la recuperación inicial y aumentar la satisfacción del paciente (13). Por su parte, las cirugías digestivas, como las apendicectomías y colecistectomías laparoscópicas, han adoptado esquemas analgésicos libres de opioides con resultados positivos en cuanto a calidad de vida postoperatoria y altos niveles de satisfacción de los pacientes (14).

Beneficios clínicos y operativos:

Los protocolos de Recuperación Mejorada Después de la Cirugía han incorporado de forma sistemática la analgesia multimodal como parte esencial de su enfoque para optimizar los resultados posoperatorios. Uno de los beneficios más consistentes observados con esta estrategia es la reducción significativa de las tasas de náuseas y vómitos posoperatorios. Esto se logra mediante la combinación de técnicas analgésicas no opioides y una profilaxis antiemética estandarizada. Por ejemplo, en un estudio aplicado a pacientes sometidos a mastectomía, la implementación de un protocolo Recuperación Mejorada Después de la Cirugía con analgesia multimodal permitió disminuir en un 28% la incidencia de náuseas y vómitos posoperatorios, lo que refleja un avance importante en la calidad de la atención perioperatoria (17).

El uso de anestesia total intravenosa, especialmente con propofol, junto con la administración de una combinación de antieméticos, se ha consolidado como una estrategia eficaz para reducir los riesgos de sedación profunda y las complicaciones gastrointestinales asociadas al uso de opioides. Este enfoque no solo mejora el confort del paciente, sino que también contribuye a la estabilidad intraoperatoria y a una recuperación más rápida (18).

En cuanto al manejo hemodinámico durante la cirugía, la anestesia multimodal permite una mejor planificación de la administración de líquidos y el uso de fármacos de acción corta, lo cual contribuye a una mayor estabilidad durante el procedimiento. La individualización de los esquemas de fluidoterapia, sumada al uso de técnicas anestésicas que reducen la variabilidad hemodinámica, minimiza el riesgo de complicaciones intraoperatorias. Además, estrategias como la ventilación pulmonar protectora y las maniobras de reclutamiento alveolar se integran como parte del enfoque anestésico, ayudando a mantener una función respiratoria adecuada y a prevenir complicaciones respiratorias durante y después del procedimiento (18).

Otro aspecto fundamental que ha demostrado mejorar con la implementación de la anestesia multimodal dentro de protocolos Recuperación Mejorada Después de la Cirugía es la satisfacción del paciente. Esta mejora se asocia con la reducción del dolor, la disminución de efectos adversos como la somnolencia o las náuseas, y la posibilidad de reintegrarse más rápidamente a sus actividades cotidianas. La educación preoperatoria, en conjunto con un plan anestésico protocolizado, permite al paciente entender mejor el proceso quirúrgico y colaborar de manera más activa en su recuperación, lo que incrementa su nivel de confianza y bienestar (19).

Además, la disminución en el consumo de opioides facilitada por la analgesia multimodal se ha correlacionado con una movilización temprana, lo que a su vez contribuye a reducir la duración de la estancia hospitalaria. Este efecto ha sido especialmente evidente en pacientes sometidos a artroplastia total de articulaciones, donde la recuperación acelerada y segura ha permitido transicionar muchos procedimientos hacia un modelo ambulatorio sin comprometer la seguridad ni la calidad de vida del paciente (1).

Riesgos, limitaciones y consideraciones logísticas:

El uso de anestesia multimodal, si bien ofrece numerosos beneficios en el control del dolor postoperatorio y la reducción del consumo de opioides, conlleva también una serie de riesgos que deben ser cuidadosamente considerados. Uno de los principales desafíos es la posibilidad de sobredosis e interacciones farmacológicas adversas, dado que este enfoque implica la combinación de múltiples fármacos con distintos mecanismos de acción. Esta complejidad terapéutica requiere un monitoreo estricto y ajustes individualizados de dosis para evitar complicaciones clínicas potencialmente graves (7; 2)

Particularmente, la administración conjunta de medicamentos sistémicos como los antiinflamatorios no esteroideos, el paracetamol y los gabapentinoides puede conducir a toxicidades acumulativas si no se manejan con precisión. Estos agentes, aunque efectivos de manera individual, pueden generar efectos adversos cuando se combinan sin un adecuado ajuste de dosis o sin considerar los intervalos adecuados entre administraciones. Por ello, la personalización del tratamiento y el seguimiento clínico constante son esenciales para garantizar la seguridad del paciente (20).

Ante esta complejidad terapéutica, se hace evidente la necesidad de contar con protocolos estandarizados que orienten la implementación de la anestesia multimodal en los distintos contextos clínicos. La existencia de variabilidad significativa en las prácticas entre diferentes centros hospitalarios refleja la carencia de directrices uniformes, lo que puede comprometer tanto la eficacia como la seguridad del tratamiento. Protocolos bien definidos no solo mejoran la coherencia en la aplicación de estas estrategias, sino que también facilitan la capacitación del personal clínico involucrado (7).

La formación del equipo de salud es, por tanto, un componente crucial para el éxito de la anestesia multimodal. Esta formación debe incluir tanto el conocimiento farmacológico de los agentes utilizados como las técnicas específicas de administración, como los bloqueos periféricos o la infiltración local. Además, es fundamental fomentar la coordinación interdisciplinaria entre anestesiólogos, cirujanos, enfermeros y farmacéuticos para asegurar una ejecución integrada del plan anestésico (1).

Asimismo, la anestesia multimodal debe adaptarse a las características individuales de cada paciente y al tipo de procedimiento quirúrgico programado. Factores como la edad, el estado funcional, la presencia de comorbilidades, y el riesgo anestésico deben guiar la elección de agentes y técnicas. Por ejemplo, en pacientes sometidos a artroplastia total de la articulación, se ha priorizado el uso de anestésicos locales de acción prolongada y bloqueos nerviosos periféricos como estrategia eficaz para mejorar la recuperación funcional y minimizar la necesidad de opioides sistémicos (2; 20).

Conclusiones:

La anestesia multimodal ha demostrado ser una estrategia eficaz para mejorar el control del dolor perioperatorio en procedimientos ambulatorios complejos, ya que permite actuar sobre múltiples vías del dolor mediante la combinación de fármacos y técnicas analgésicas con mecanismos de acción complementarios. Esta aproximación reduce significativamente la necesidad de opioides, lo que conlleva una menor incidencia de efectos adversos y facilita una recuperación más rápida y segura.

La implementación de esquemas multimodales se asocia a una mejora global en los resultados clínicos y operativos, al reducir el tiempo de estancia hospitalaria, aumentar la satisfacción del paciente y permitir una movilización temprana. Este enfoque se ha consolidado como parte fundamental de los protocolos de recuperación mejorada después de la cirugía, con aplicaciones exitosas en múltiples especialidades como ortopedia, ginecología y cirugía digestiva.

A pesar de sus beneficios, la anestesia multimodal requiere una planificación rigurosa, protocolos estandarizados y una formación continua del equipo multidisciplinario. La personalización de los regímenes analgésicos en función de las características del paciente y el tipo de cirugía resulta esencial para maximizar su eficacia y seguridad, minimizando así los riesgos asociados a la polifarmacia y garantizando una atención de alta calidad en el entorno ambulatorio.

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Han preservado las identidades de los pacientes.