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Síndrome Compartimental Agudo en Extremidades: Revisión Bibliográfica

Síndrome Compartimental Agudo en Extremidades: Revisión Bibliográfica

Autora principal: Hery Min Kim

Vol. XVIII; nº 10; 456

Acute Compartment Syndrome in Extremities: Bibliographic Review

Fecha de recepción: 01/05/2023

Fecha de aceptación: 18/05/2023

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 10 Segunda quincena de Mayo de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 10; 456

Autores:

Hery Min Kim

Investigadora independiente. San José, Costa Rica

ORCID: http://orcid.org/0000-0002-3372-3577

Ioanna Isabel Yglesias Dimadi

Investigadora independiente. San José, Costa Rica

ORCID: http://orcid.org/0000-0001-7490-1141

Grettel Rocío Castro Torres

Investigadora independiente. San José, Costa Rica

ORCID: http://orcid.org/0000-0002-9782-8968

Vivian Idannia Hernández Chavarría

Investigadora independiente. San José, Costa Rica

ORCID: http://orcid.org/0000-0001-9119-2922

Karol Johanna Rojas Mendoza

Investigadora independiente. San José, Costa Rica

ORCID: http://orcid.org/0000-0003-4032-2605

Resumen

El síndrome compartimental agudo es un proceso patológico donde el aumento de presión dentro de un compartimento muscular genera compromiso vascular y neurológico severo. La etiología del síndrome compartimental se divide a grandes rasgos en traumáticas y no traumáticas, siendo las causas traumáticas las más predominantes. El síndrome compartimental se clasifica en incipiente, establecido e isquemia irreversible. Al ser un proceso de rápida evolución, es imperativo un diagnóstico temprano basado en la historia clínica y los hallazgos del examen físico, junto con la medición directa de la presión compartimental cuando sea posible.

Existen múltiples medidas no quirúrgicas que se pueden aplicar inmediatamente al sospechar un síndrome compartimental. A pesar de esto, la fasciotomía descompresiva sigue siendo el tratamiento de elección, y se debe ejecutar rápidamente una vez establecido el síndrome compartimental para conservar en la mayor medida la funcionalidad de la región afectada y a la vez minimizar las complicaciones como infecciones, amputaciones y la muerte.

Palabras clave: síndrome compartimental, fasciotomía, isquemia, presión compartimental.

Abstract

Acute compartment syndrome is a pathological process where increased pressure within a muscular compartment generates severe vascular and neurological compromise. The etiology of compartment syndrome is broadly divided into traumatic and non-traumatic, with traumatic causes being the most predominant. Compartment syndrome is classified as incipient, established, and irreversible ischemia. Being a rapidly evolving process, early diagnosis based on clinical history and physical examination findings, along with direct measurement of compartment pressure when possible, is imperative. There are multiple non-surgical measures that can be applied immediately when compartment syndrome is suspected. Despite this, decompressive fasciotomy continues to be the treatment of choice, and it should be performed quickly once compartment syndrome is established in order to preserve the functionality of the affected region as much as possible and at the same time minimize complications such as infections, amputations and death.

Keywords: compartment syndrome, fasciotomy, ischemia, compartmental pressure.

  • Declaración de Buenas Prácticas

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

Las extremidades, tanto superiores como inferiores, están compuestos por diferentes grupos musculares que a su vez se dividen en compartimentos. Estos compartimentos musculares están rodeados por una rígida fascia, estableciendo un sistema cerrado por el cual atraviesan estructuras vasculares y nerviosas (1, 2).

El Síndrome Compartimental (SC) es un proceso patológico secundario a un aumento de la  presión  dentro  de  un compartimento  muscular  que  supera  la  presión  de  perfusión  del  tejido. Por lo que cualquier  proceso  que  incremente  el  volumen  de  fluido  dentro  de  un  compartimento  muscular, o  restrinja  la  expansión  del  compartimento,  va  a   disparar  la  presión  interna  del compartimento  por  la  relativa  no  distensibilidad  de  la  fascia  que  envuelve  los  músculos (3).

❖ Materiales y Métodos

Este artículo corresponde a una revisión bibliográfica, para lo cual se consultó diversas bases de datos en línea, como: UptoDate, Elsevier, SciELO y Science Direct. Se utilizó literatura en inglés y español, publicados desde el 2012 al 2022. Para la búsqueda se utilizaron las siguientes palabras en español como: “síndrome compartimental”, “fasciotomía”, “isquemia” y “presión compartimental”, y en inglés: “compartment syndrome”, “fasciotomy”, “ischemia” y “compartment pressure”.

Fisiopatología

La  hipótesis  más  aceptada  en  cuánto  a  la  fisiopatología  es  la  Teoría  del  Gradiente Arteriovenoso. Esta teoría sostiene que cualquier aumento  de  presión  compartimental  restringe  la perfusión  tisular  local  al  disminuir  el gradiente  de  presión  arteriovenosa,  debido a que disminuye  la presión  arterial y aumenta  la presión  venosa (2, 3). Si  este proceso es  prolongado,  resulta  en  anoxia  celular,  causando  daño  de  las estructuras nerviosas  y  del tejido  muscular. Posteriormente, ocurre  un  ciclo  vicioso  en  donde  al  deteriorarse  el  flujo  capilar, este reduce  aún  más  la perfusión  tisular  y aumenta  la  permeabilidad  vascular, agravando el aumento de  la  presión intracompartimental (3, 4).

Cuando las presiones compartimentales se elevan dentro de 10 a 30 mmHg de la presión diastólica, se observa el compromiso de la perfusión. En otras palabras,  la  oxigenación  muscular  disminuye  conforme  la  presión compartimental  se  acerca  a  la  presión arterial media (PAM) (3, 5). Por  lo  que  el  SC  no sólo se  desarrolla  a  partir  de  la  presión  compartimental, sino que también de las  presiones  sistémicas.  Es por eso que  en  comparación  a  paciente  normotensos,  paciente hipotensos  tienden  a  tolerar  menos  los  aumentos  de  presión  tisular (3).

La  afectación  nerviosa  emerge también cuando  la  diferencia  entre  la  presión  diastólica  y  la  presión compartimental  es  menor  a  30 mmHg o si la presión compartimental supera los 30 mmHg (3).  Si  eso  ocurre,  los  pacientes  perciben  alteración  de  la sensibilidad  y  disminuyen  su  capacidad  de  discernir  entre  dos  puntos.  Si  la  presión compartimental  continúa ascendiendo,  eventualmente  la  conducción  nerviosa  se  detiene  y ocurre  una parálisis  motora. El  grado  de  daño  muscular  va a depender de  la  duración  de  la  ischemia  y  la  tasa  metabólica  del tejido,  y  usualmente  el  daño  se  vuelve  irreversible  después  de  4  a  8  horas (2, 3, 6).

Clasificación

La  siguiente  clasificación  de  Síndrome  Compartimental  Agudo  aplica  tanto  para las extremidades  superiores  como para las inferiores.

A) Inminente (Incipiente)

En este estadio la  presión  tisular  ha  empezado  a  aumentar  y  la  perfusión  tisular  a  disminuir,  pero  no  lo suficiente  para  generar  daño  muscular  o nervioso (3).  Por lo que se  caracteriza  por  una  microcirculación prácticamente  sin alteraciones  en ausencia  de  disfunciones  musculares y neurológicas.   Usualmente los pacientes presentan dolor  intenso,  refractario a manejo  farmacológico.  El  signo  patognomónico de este estadio es  el dolor intenso secundario a la  contracción  muscular  debido  a  la  reducción  del  espacio  fascial (5).

B) Establecido

Ocurre  cuando  la  presión  compartimental es lo suficientemente elevada  para  comprometer la perfusión y causar  isquemia tisular.  Según  el  tiempo de evolución,  se  puede  diferenciar  en:

  • Temprano: menos de 4  horas.
  • Tardío: más de  4  horas.

La  probabilidad  de  mionecrosis  irreversible  aumenta  proporcionalmente  a  la  duración  y  la intensidad  de  la  isquemia  muscular.  En  pacientes  críticamente  enfermos,  episodios intermitentes  y  repetitivos  de  hipotensión  pueden  causar  o  exacerbar  el  síndrome compartimental (3). Con  la  descompresión  compartimental  oportuna,  los  cambios  isquémicos  pueden  ser reversibles,  pero  la  probabilidad  de  que  sean  irreversibles  es  mucho  mayor  después  de ocho  horas, incluso algunos autores refieren a partir de las seis horas (3, 5).

C) Isquemia Irreversible

Es el resultado de un reconocimiento  tardío,  que aparte  de  la  fibrosis  secundaria a la  mionecrosis,  puede  cursar  con  lesión nerviosa irreversible (3). En  el  miembro  superior,  el antebrazo es más comúnmente afectado por el  síndrome  compartimental,  que  puede  resultar  en  la  contractura  de  Volkmann.  Mientras  que  en  el  miembro inferior,  el  síndrome  compartimental  en  pantorrilla  puede  resultar  en  Pie  Caído (3, 5).

Etiología

Síndrome  compartimental  agudo  en  extremidades  es  más  común  en  miembros  inferiores que  en  superiores (1, 3). Las siguientes son algunas de las causas  comunes  de  SC  tanto  en  miembros  superiores  como  inferiores:

Fracturas de  huesos  largos

Las fracturas  requieren energía de alto impacto para producirse, por lo que pueden  además causar  lesión  directa  en  tejidos  blandos  y  sangrado  en  el  compartimento (3, 5, 7). Las fracturas están presentes en el 69% de los casos de SC agudo asociado a trauma de extremidad, siento la fractura tibial la más frecuente (30%) (2).

El  riesgo de SC aumenta  con la  severidad  de  la  fractura  como en el caso de las fracturas  conminutas o segmentarias. En el caso de los miembros  superiores, las fracturas de antebrazo y las luxaciones perilunares son las principales causas  de  SC agudo en el adulto (3).

Isquemia aguda  con  reperfusión

Cuando  el  tejido  muscular  sufre  isquemia,  este  causa  edema  intersticial  progresiva  al aumentar  la  permeabilidad  capilar. Una vez que el  músculo está agudamente  isquémico,  es  propenso  a  lesionarse cuando se restaure la perfusión (1, 3, 4).  Esto se debe a que la reperfusión  causa  obstrucción  microvascular  y  aumenta  la permeabilidad  capilar  por  producción  de  radicales  libres,  exacerbando  el  edema (3).

Se ha visto que el  uso  prolongado  del torniquete  para  control  de  hemorragia  también  puede  causar SC  por  este  mecanismo  debido  al  aumento  de  la  permeabilidad capilar  y  compresión  externa (3).

Quemaduras

Particularmente  las  quemaduras circunferenciales de  tercer  grado o espesor  completo pueden  rápidamente causar SC  debido  a los altos  volúmenes  de  líquidos  usados  para  la  reanimación  que  contribuyen  al  edema, además de que las  escaras  pueden  restringir  la  expansión  tisular (1, 2, 3, 5). Todo esto favorece el aumento de la presión intracompartimental.

Lesión por  aplastamiento

La  mayoría  de  estas  lesiones  están  asociadas  con  mecanismos  de  alta  energía  como accidentes  automovilísticos  o industriales (3, 4). Estas lesiones pueden estar acompañadas de fracturas concomitantes o no (1). El  riesgo  del  SC depende de  la  duración  y  la  intensidad/fuerza  del  aplastamiento (3).

Hematomas o hemorragias espontáneas

Hemorragias o hematomas  intramusculares  pueden  causar  SC  en  presencia de un trauma menor o incluso en ausencia  de  ella (2, 3). Esto se ha visto asociado al  uso  de  anticoagulantes,  por  ejemplo  posterior  a  una  cirugía  para  prevenir  una trombosis venosa profunda. En estos pacientes, los  síntomas  pueden  imitar  el  dolor postoperatorio,  dificultando  el  diagnóstico (1, 3, 7).  También se ha visto que los pacientes con hemofilia pueden sufrir de SC por un sangrado intramuscular idiopático.  En  este caso,  la  suplementación  con  factores  de coagulación  es  la  clave  para  el  manejo (1, 2, 3).

Infección de  tejidos  blandos

Infecciones  como  celulitis  y  miositis, ya sean de origen bacteriana o viral, pero en particular los Estreptococos del grupo A,  pueden  causar  SC  debido  a  que la  inflamación  local  aumenta  la  permeabilidad  vascular  generando  edema (1, 3, 6, 8). En  estos  casos,  pueden  requerir  desbridamiento  temprano  con  fasciectomía  (remoción  de  la fascia  afectada),  y  ocasionalmente  amputación  para  evitar  mortalidad (3, 9).

Síndrome de  Respuesta  Inflamatoria  Sistémica  (SIRS)  y  Resucitación  Masiva  con fluidos

El SC  secundario es aquel causado  por  edema  severo  después  de  resucitación, quemaduras  ó  sepsis. Se considera como  una  complicación  rara  del  SIRS (3).  El mecanismo implicado es el aumento de la permeabilidad vascular y fuga capilar  por  la  secreción  de  múltiples  citoquinas,  por  lo  que  aumenta  la presión  compartimental (10).  Aunado a esto, al  reanimar agresivamente con fluidoterapia intravenosa,  el  edema  empeora, exacerbando  el  SC (1, 2, 3).

Diagnóstico

El  diagnóstico  del SC se  basa  en  la  combinación  de  la  historia  clínica,  hallazgos  del  examen  físico  y medición  de  la  presión  compartimental. Esta  última, a pesar de ser un elemento importante, no  es  indispensable para el diagnóstico y para iniciar el tratamiento (1, 2, 6).

Clínica:

Los  signos  y  síntomas  del  síndrome  compartimental  aparecen  generalmente  de  forma escalonada.  Por  lo  que  la  evaluación  seriada  es  de  suma  importancia (1).

Síntomas:

  • Dolor desproporcionado  a  la  magnitud de la lesión aparente. Este es un hallazgo  temprano  y  común (1, 2, 4).
  • Dolor profundo  persistente  o de carácter  quemante (1).
  • Parestesias que aparecen desde 30 minutos  a  2  horas  del inicio del SC agudo.  Sugiere lesión  isquémica de estructuras nerviosas (1, 6).

Hallazgos  en  EF:

  • Dolor exquisito a la  extensión  pasiva  de  los  músculos  del  compartimento  Este también es un hallazgo temprano (1, 2, 6).
  • Compartimento tenso o duro, desde una sensación  firme tipo  madera hasta tipo piedra. Al mismo tiempo, se puede apreciar una piel tensa y brillante (1, 4, 5).
  • Palidez secundaria a insuficiencia  Es un hallazgo menos  común, y representa un estadio avanzado del SC (1, 6, 7).
  • Disminución o alteración de la  sensibilidad (1, 3, 5, 6).
  • Debilidad muscular que aparece  dentro  de  2  a  4  horas  del inicio del SC (1).
  • Parálisis motora, que representa un signo tardío de SC y se traduce a inviabilidad neuromuscular (1, 7, 9).

En múltiples literaturas resumen los principales hallazgos del SC en las “6P’s: pain (dolor), palidez, poiquilodermia, pulsos ausentes, parestesia y parálisis (2, 4, 6, 7).

Medición de  la  Presión  Compartimental

Las  mediciones  de  la  presión  compartimental  son  un  complemento  importante  en  el diagnóstico  de  este  síndrome. A pesar de que no es un requisito para el diagnóstico del SC, puede  ser  necesario  en  algunos  pacientes  conforme  la  condición  clínica  cambia, como el desarrollo o empeoramiento de la hipotensión, y en casos donde puede ser difícil  determinar  si  un  paciente  está  desarrollando los signos del SC, como es el caso de los niños  pequeños,  pacientes  críticamente  enfermos,  y aquellos  recuperándose  de  la  anestesia  que  no  pueden  cooperar  con  el  examen  físico  ni pueden  transmitir  claramente  la  presencia  de  dolor  severo  ó  su  empeoramiento (1, 2, 5, 7).

Los  3  métodos  más  usados  para la medición de la presión compartimental son: el sistema Stryker, sistema de manómetro de aguja simple y catéter de hendidura (1). De estas, la más usada es el sistema Stryker que consiste en un método  de  medición  digital  que  permite  una monitorización  constante, objetiva y dinámica de  la  presión  compartimental (1, 2, 11).

La presión  compartimental  normal  es  entre  0  y  8 mmHg (1, 4).  Los  hallazgos  clínicos  del  SC generalmente  se correlacionan  con  el  grado  de  presión  compartimental  conforme  este se  aproxima  a  la presión arterial sistémica. Cuando la presión compartimental  se eleva a  25  a  30 mmHg  de  la  PAM, se inicia a comprometer el  flujo  capilar (1, 2). A partir de una presión compartimental  de  20  a  30 mmHg se desarrolla el dolor, y conforme la presión  se  acerca  a la presión arterial diastólica (PAD), la extremidad sufre isquemia (1, 2, 3). Es importante introducir el término de presión delta que es el resultado de la PAD menos la presión compartimental. Cuando su valor es menor a 30 mmHg, es un indicador de la necesidad de una fasciotomía (1, 2, 8).

Manejo

El SC es una verdadera emergencia quirúrgica que requiere de una identificación y manejo temprano, por lo que es importante mantener un alto índice de sospecha en pacientes con factores de riesgo para desarrollarlo (1, 7, 12).

Dentro del manejo  inmediato al  sospechar  un SC está: remover cualquier  presión  externa como vendajes,  férulas,  yeso,  o  cualquier  tipo  de  cubierta restrictiva, y colocar  la  extremidad afectada al  mismo  nivel  del  corazón, debido a que si está  muy  elevada,  puede reducir  el  flujo  arterial,  mientras  que  si  está  más  abajo,  puede  facilitar  el  edema  y empeorar  la  presión  compartimental.  Ambos  casos  pueden  exacerbar  la  isquemia (1, 2, 4, 5, 12). Se ha visto que estas medidas por sí sólo pueden disminuir la presión compartimental en un 65 a 85% (2). Además, como parte del manejo inicial es importante incluir la analgesia  y  oxígeno  suplementario, según necesidad. En  caso  de  que  el  paciente  presente  hipotensión  que  pueda  exacerbar  la  lesión tisular,  se debe dar  bolos  de  solución  salina intravenosa (1, 2).

La fasciotomía es el único tratamiento que ha demostrado ser efectivo una vez que se establece el SC (2, 3, 13, 14). Este procedimiento  consiste  en  una  o más  incisiones  en  la  piel y la fascia  con el propósito de  descomprimir  todos  los compartimentos  involucrados (2, 7). Atrasos  en  la  realización  de  la  fasciotomía  aumenta  la morbilidad,  incluyendo  la  necesidad  de  una  amputación (1, 2, 3, 6). La fasciotomía está indicada en paciente con clínica sugestiva de SC y/o una presión delta menor a 30 mmHg (2, 5, 6, 11). Algunos autores mencionan dentro de las indicaciones una presión compartimental mayor a 30 mmHg en pacientes normotensos, y mayor a 20 mmHg en pacientes hipotensos (2, 6, 15).

No  existen  contraindicaciones  absolutas para la fasciotomía (15).  En cambio, la principal contraindicación relativa es el SC establecido tardío. Cuando el SC tiene más de 12 a 72 horas de haberse establecido, es poco probable que se beneficie de una fasciotomía, y más aumenta el riesgo de infecciones, amputación y mortalidad (2, 15). Después  de  6  horas  del  inicio,  aumenta  la  tasa  de  infección  y  amputación.  Un estudio  demostró  que  fasciotomías  realizadas  dentro  de  6  horas  resultaron  en  una recuperación  casi  completa  de  la  función  de  la  extremidad;  entre  6  a  12  horas  la  tasa de  recuperación  funcional  normal  fue  de  68%;  en  cambio,  aquellas  realizadas después  de  12  horas  resultaron  en  una  recuperación  funcional  normal  de  apenas 8% (15).

Conclusion

El SC agudo en extremidades es una urgencia quirúrgica de rápida evolución cuyas complicaciones son severas y van desde pérdidas funcionales, amputaciones hasta la muerte, por lo que es imperativo un diagnóstico y tratamiento temprano (7). El diagnóstico es fundamentalmente clínico basado en la historia clínica y el examen físico, sin embargo se tiene también la valiosa herramienta de medición directa de la presión compartimental. Una vez hecho el diagnóstico, se debe proceder rápidamente a la realización de la fasciotomía para poder conservar la funcionalidad del paciente y minimizar las complicaciones (2).

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