Síndrome de burnout en el personal de enfermería: prevalencia, factores de riesgo y estrategias de prevención
Autora principal: Irene Sanz Gómez
Vol. XX; nº 16; 874
BURNOUT SYNDROME IN NURSING STAFF: PREVALENCE, RISK FACTORS, AND PREVENTION STRATEGIES
Fecha de recepción: 10 de julio de 2025
Fecha de aceptación: 14 de agosto de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 16 – Segunda quincena de Agosto de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 16; 874
Autores:
Irene Sanz Gómez, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Irene Torán Bellido, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Andrea Ibáñez Romero, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Patricia Cortés Egeda, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Ana María Luca Simón, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Marta Gascón Sánchez, Enfermera Especialidad HOP Teruel
Resumen
El síndrome de Burnout se ha convertido en una problemática que va en aumento, cada vez más frecuente entre el personal de enfermería, especialmente en contextos clínicos con cargas de trabajo excesivas y de alta presión. Este síndrome se manifiesta a través del agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución de la realización personal, afectando tanto al bienestar de los profesionales como a la calidad de la atención brindada. Esta revisión bibliográfica tuvo como objetivo analizar la prevalencia, los factores de riesgo y las estrategias de prevención del Burnout en el personal de enfermería, haciendo énfasis en entornos de cuidados intensivos. La literatura actual resalta la necesidad de una intervención multidimensional, que combine acciones individuales, como el fortalecimiento de la resiliencia o la práctica de mindfulness; con medidas organizacionales que mejoren las condiciones laborales y el clima institucional. La implementación de programas de apoyo psicológico, evaluaciones periódicas del bienestar del personal y el fomento de relaciones interpersonales saludables se presentan como elementos imprescindibles para paliar el impacto del Burnout. Prevenir y abordar este síndrome de forma efectiva, no solo representa un compromiso ético con los profesionales de enfermería, sino también una garantía para la continuidad y seguridad de los cuidados en salud.
Palabras clave
Síndrome de Burnout, Enfermería, Agotamiento emocional, Estrés laboral, Cuidados intensivos, Prevención.
Abstract
The Burnout syndrome has become an increasingly prevalent issue among nursing staff, particularly in clinical settings with excessive workloads and high-pressure environments. This syndrome is characterized by emotional exhaustion, depersonalization, and a reduced sense of personal accomplishment, affecting both the well-being of healthcare professionals and the quality of care provided. This literature review aimed to analyze the prevalence, risk factors, and prevention strategies of Burnout among nursing personnel, with a particular focus on intensive care environments. Current literature highlights the need for a multidimensional intervention that combines individual actions—such as resilience training or mindfulness practice—with organizational measures that improve working conditions and the institutional climate. The implementation of psychological support programs, regular assessments of staff well-being, and the promotion of healthy interpersonal relationships are presented as essential elements to mitigate the impact of Burnout. Effectively preventing and addressing this syndrome not only represents an ethical commitment to nursing professionals but also ensures the continuity and safety of healthcare services.
Keywords
Burnout syndrome, Nursing, Emotional exhaustion, Occupational stress, Intensive care, Prevention.
INTRODUCCIÓN
El personal de enfermería desempeña un papel esencial en la atención sanitaria, trabajando frecuentemente bajo situaciones alta presión, lo que repercute negativamente en su bienestar físico y mental. La exposición de manera constante a situaciones estresantes, sumado a la excesiva carga de trabajo, pueden desencadenar el desarrollo del síndrome de Burnout (SB), afectando desfavorablemente tanto en la calidad de vida de los profesionales de enfermería, como en la calidad asistencial (1,2).
El término Burnout, traducido comúnmente como «estar quemado», fue definido inicialmente por Freudenberger a mediados de los años setenta, para justificar el impacto negativo que sufre el personal, desencadenado por la exposición a factores estresantes en el entorno laboral (3).
Posteriormente, en 1982, Maslach y Jackson ofrecieron una definición más estructurada del término Burnout, refiriéndose a él como «una pérdida gradual de la preocupación y del sentimiento emocional hacia las personas con las que trabajan, resultando en un aislamiento o deshumanización». Esta conceptualización dio lugar al desarrollo de un cuestionario denominado «Maslach Burnout Inventory (MBI)» (1), una herramienta que se encarga de evaluar las respuestas de los trabajadores ante diferentes situaciones que se desarrollan en su entorno laboral habitual (3).
El MBI se basa en las tres dimensiones que constituyen el SB: en primer lugar, el agotamiento emocional, entendido como una sensación de cansancio extremo; en segundo lugar, la falta de realización personal, es decir, los sentimientos negativos y de frustración sobre su propio rol profesional; finalmente, la despersonalización, que hace referencia a actitudes negativas hacia el resto de compañeros de trabajo. La severidad del SB viene determinada por la puntuación asignada a cada dimensión o subescala: a mayor puntuación en agotamiento emocional y despersonalización y menor puntuación en el parámetro realización personal, mayor será el SB (1).
Estas tres dimensiones reflejan la interacción entre factores individuales (valores personales, rasgos de la personalidad, factores sociales…) y factores externos (laborales, grupales, organizacionales, estructurales…). El SB, por tanto, no puede entenderse únicamente desde una perspectiva individual, sino como el resultado de diversas variables interrelacionadas que afectan al entorno profesional de la enfermería (3).
PREVALENCIA Y FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS AL SÍNDROME DE BURNOUT
Según numerosos estudios dentro del ámbito clínico, el personal de enfermería es de los profesionales que presenta una de las tasas más altas de prevalencia del SB (4).
Una revisión sistemática y metaanálisis, estimó que la prevalencia general agrupada de los síntomas de este síndrome, a nivel mundial, fue del 11,23%. Se ha observado que estas cifras oscilan considerablemente dependiendo de la región geográfica, el servicio asistencial en el que se trabaje, las condiciones laborales y el método de medición del SB.
En un metaanálisis realizado por Gómez-Urquiza et al., se encontró que el agotamiento emocional en el personal de enfermería, tenía una prevalencia global del 31%.
Estos profesionales tienen una susceptibilidad mayor a sufrir este agotamiento, debido al estrés físico y psicológico al que se someten, derivado del rol que desempeñan acompañando a los pacientes y familiares en sus etapas más vulnerables. Otros factores de riesgo importantes asociados al agotamiento y al SB son: la escasez de personal, carga laboral excesiva, turnos rotatorios o nocturnos, realización de horas extras voluntarias, falta de apoyo por parte de la institución, y el desajuste entre las expectativas laborales y la realidad del ejercicio de la enfermería (5).
CONSECUENCIAS DEL SÍNDROME DE BURNOUT
Las consecuencias del SB, tienen implicaciones tanto personales como profesionales.
Por un lado, a nivel individual, las personas afectadas por el SB pueden manifestar síntomas físicos como las migrañas, trastornos del sueño, dolores musculares, problemas en la concentración, alteraciones gastrointestinales y pérdida de peso. Por otro lado, entre las alteraciones psicológicas asociadas a este síndrome que pueden presentarse, destacan: la frustración, pérdida de autoestima, obstinación, depresión, ansiedad, desilusión, irritabilidad, aislamiento social, autopercepción negativa social y laboral… (1, 3, 6).
En el ámbito profesional, las consecuencias relacionadas con este síndrome son: un trato deshumanizado, falta de iniciativa y capacidad de resolución ante los diferentes problemas que surjan, quejas, cinismo, desempeño lento de las funciones, ausentismo laboral… (3).
Estas alteraciones repercuten negativamente en la calidad asistencial, lo que puede traducirse en un mayor número de errores en la atención, eventos adversos, una disminución de la productividad y un incremento de la insatisfacción del paciente y familiares. Todo ello contribuye al deterioro de las relaciones interpersonales y, en muchos casos, a la prolongación de los ingresos hospitalarios lo que acarreará un incremento de los costes asistenciales (1).
Además, es habitual que los profesionales que padecen SB consuman sustancias tóxicas como el alcohol, benzodiacepinas, tabaco y otras drogas, lo que favorece el desarrollo de cambios bruscos de humor y actitudes hostiles. Del mismo modo, los pacientes con SB, suelen sufrir un deterioro en sus relaciones familiares, sociales y de pareja, debido a los sentimientos negativos y la irritabilidad persistente asociados al síndrome (7).
ESTRATEGIAS EFECTIVAS PARA PREVENIR EL SÍNDROME DE BURNOUT
El SB es un problema que cada vez afecta a más profesionales. Ante este escenario, resulta imprescindible identificar estrategias efectivas que permitan prevenirlo, no solo con el objetivo de proteger la salud del personal, sino también para asegurar la calidad y la continuidad de los cuidados brindados.
En el plano individual, se han propuesto varias acciones focalizadas en el fortalecimiento de las habilidades personales. Entre las más relevantes cabe destacar: el entrenamiento en técnicas de afrontamiento del estrés, la promoción de la resiliencia, una gestión más eficiente del tiempo y la incorporación de prácticas como la meditación o el mindfulness en la rutina diaria. Estas estrategias buscan proporcionar a los profesionales las herramientas que les permitan afrontar de manera más eficiente, las situaciones de estrés, que se puedan desarrollar en el entorno laboral. No obstante, el inconveniente más común que suele presentar su implementación, es que para llevarlas a cabo requiere del ausentismo temporalmente de las tareas asistenciales, lo cual no siempre es factible.
Desde una perspectiva organizacional, la prevención y el abordaje del Burnout requieren cambios estructurales. Mejorar las condiciones laborales, ajustar la distribución de tareas, mayor flexibilidad de los turnos y habilitar espacios adecuados para el descanso, son medidas que impactan de manera directa y positiva en el bienestar del equipo de enfermería. También resulta fundamental fomentar un ambiente de trabajo basado en la colaboración, el respeto y donde se reconozca y valore el esfuerzo de los profesionales.
En este sentido, la empatía, la buena comunicación, el apoyo y el refuerzo positivo, resultan claves para prevenir la aparición del agotamiento emocional.
Otra medida relevante es la evaluación del estado físico y psicológico del personal, antes de su incorporación a servicios con una carga de trabajo alta, ya que ayuda a detectar factores de vulnerabilidad, y el poder actuar de manera precoz. Del mismo modo, la implementación de talleres de salud mental, autocuidado, gestión del estrés y manejo de las emociones, permite al personal de enfermería estar mejor preparado para afrontar las situaciones de estrés futuras.
Igualmente, será importante el rol de los compañeros de trabajo. Se debe fomentar la escucha activa, la solidaridad y la cooperación, que promuevan un clima de apoyo mutuo y que permitan el identificar rápidamente cambios en el comportamiento del resto de compañeros o signos de malestar que podrían pasar desaparecidos.
Todas estas estrategias en conjunto, plasman un enfoque integral, el cual debe adaptarse a las características específicas de cada institución.
La promoción del bienestar del personal de enfermería, no solo es una responsabilidad ética, si no que también es una condición imprescindible para garantizar la seguridad, la continuidad y la calidad de los cuidados brindados a la población (7, 8).
CONCLUSIONES
El síndrome de Burnout representa una problemática compleja y multifactorial que impacta de manera directa y significativa en el personal de enfermería, principalmente en aquellos que trabajan en áreas críticas como las unidades de cuidados intensivos. Esta afección, caracterizada por agotamiento emocional, despersonalización y una baja realización personal, no solo compromete la salud física y mental de los profesionales, sino que también repercute de manera directa y negativa sobre la calidad de la atención sanitaria, la seguridad del paciente y la eficiencia de los servicios hospitalarios.
La revisión de la literatura evidencia que las causas del Burnout son tanto individuales como organizacionales. Entre los factores más frecuentes se encuentran la sobrecarga de trabajo, los turnos rotatorios y extensos, la escasez de personal, la exposición constante al sufrimiento humano, la falta de reconocimiento profesional y la ausencia de apoyo institucional, los cuales han sido identificados como desencadenantes comunes de este síndrome. Del mismo modo, la falta de habilidades personales para afrontar el estrés y la presión emocional contribuye al deterioro progresivo del bienestar del profesional.
Ante esta realidad, se hace indispensable adoptar una perspectiva integral para prevenir, detectar y tratar el Burnout en el personal de enfermería. A nivel individual, estrategias como el fortalecimiento de la resiliencia, la gestión del tiempo, el entrenamiento en habilidades de afrontamiento y la práctica de mindfulness y autocuidado han demostrado ser útiles para disminuir la percepción del estrés y aumentar la capacidad de adaptación. Sin embargo, estas herramientas deben ir acompañadas de cambios estructurales en el entorno laboral para lograr un impacto significativo y sostenible.
Desde el enfoque organizacional, resulta fundamental implementar políticas institucionales que prioricen el bienestar del personal. Esto incluye la adecuación de las cargas de trabajo, la flexibilización de horarios, la adaptación de espacios acondicionados para el descanso, la promoción de un clima laboral saludable, el desarrollo de programas de mentoría y el acceso a atención psicológica continua. Además, se debe fomentar una cultura basada en el respeto, la colaboración entre equipos y la comunicación efectiva, elementos clave que refuerzan la cohesión del grupo y permiten la detección temprana de signos de agotamiento en los compañeros.
La detección precoz de síntomas y la actuación preventiva a través de evaluaciones periódicas de salud mental, junto con intervenciones formativas en salud emocional, son medidas que permiten reducir el impacto negativo del Burnout y mejorar la permanencia del personal en las instituciones sanitarias. Asimismo, la implicación activa de los líderes y gestores sanitarios en el diseño y aplicación de estas medidas es determinante para su efectividad.
En definitiva, el abordaje del síndrome de Burnout debe considerarse una prioridad en la gestión de recursos humanos en salud. No solo por una cuestión de responsabilidad ética hacia los profesionales que sostienen el sistema, sino también porque su bienestar influye directamente en la calidad, seguridad y humanización de los cuidados que reciben los pacientes. Solo a través de un compromiso institucional real y sostenido, que integra acciones preventivas, educativas y estructurales, será posible reducir la prevalencia de este síndrome y promover entornos laborales más saludables y sostenibles para el personal de enfermería.
BIBLIOGRAFÍA
1. De las Salas R, Díaz-Agudelo D, Serrano-Meriño D, Ortega-Pérez S, Tuesca-Molina R, Gutiérrez-López C. Síndrome de burnout en el personal de enfermería en hospitales del departamento del Atlántico. Rev Salud Pública (Bogotá). 2021;23(6):e97141. doi: https://doi.org/10.15446/rsap.v23n6.97141
2. Souza-Veloso AT, Souza-e Silva D, Almeida-da Silva V, Diniz-dos Santos S, Matheus-Estrela F, Fonseca-de Souza AC. Síndrome de burnout y factores asociados en enfermeras de cuidados intensivos: un estudio transversal. Enferm Glob. 2024;23(74):e577341. doi: https://dx.doi.org/10.6018/eglobal.577341
3. Rendón Montoya MS, Peralta Peña SL, Hernández Villa EA, Hernández RI, Vargas MR, Favela Ocaño MA. Síndrome de burnout en el personal de enfermería de unidades de cuidado crítico y de hospitalización. Enferm. glob. 2020;19(59):479–506. doi: https://dx.doi.org/10.6018/eglobal.398221
4. Gómez-Urquiza JL, De la Fuente-Solana EI, Albendín-García L, Vargas-Pecino C, Ortega-Campos EM, Cañadas-De la Fuente GA. Prevalence of burnout syndrome in emergency nurses: a meta-analysis. Crit Care Nurse. 2017 Oct;37(5):e1–9. doi: https://doi.org/10.4037/ccn2017508
5. Woo T, Ho R, Tang A, Tam W. Global prevalence of burnout symptoms among nurses: A systematic review and meta-analysis. J Psychiatr Res. 2020;123:9-20. doi: https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2019.12.015
6. Monsalve-Reyes CS, San Luis-Costas C, Gómez-Urquiza JL, Albendín-García L, Aguayo R, Cañadas-De la Fuente GA. Burnout syndrome and its prevalence in primary care nursing: a systematic review and meta-analysis. BMC Fam Pract. 2018 May 10;19(1):59. doi: 10.1186/s12875-018-0748-z
7. Racionero Torre C. Estrategias de intervención en profesionales de enfermería con Síndrome de Burnout [Trabajo Fin de Grado]. Valladolid: Universidad de Valladolid, Facultad de Enfermería de Soria;2016. doi: http://uvadoc.uva.es/handle/10324/19293
8. Romero Maila CE, Nagua Sallo MR, Alvarado Chacón RE. Estrategias de prevención del síndrome de burnout en enfermería de cuidados intensivos. Rev ISTER. 2024. doi: https://revista.ister.edu.ec/ojs/index.php/ISTER/article/view/193/199
Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.