Terapia de vacío negativa en el cuidado de heridas complejas
Autora principal: Raquel Domingo López
Vol. XVIII; nº 13; 638
Negative pressure therapy in complex wound care
Fecha de recepción: 22/05/2023
Fecha de aceptación: 30/06/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 13 Primera quincena de Julio de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 13; 638
Autores:
Raquel Domingo López. Enfermera. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.
Elena Bosque Gil. Enfermera. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.
Elsa Celma Ibáñez. Enfermera. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.
Marcos Crespo Soriano. Enfermero. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.
Almudena Palomino Jiménez. Enfermera. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.
Andrés Adell Pellicer. Enfermero. Hospital de Alcañiz, Teruel, España.
Resumen: La terapia de presión negativa es una modalidad terapéutica efectiva para el cuidado de heridas, que promueve la cicatrización al reducir el edema, mejorar la oxigenación y la perfusión tisular, mantener los bordes de la herida juntos y controlar la colonización bacteriana. Es una terapia que se utiliza en una gran variedad de heridas, incluyendo úlceras por presión, heridas quirúrgicas, quemaduras, úlceras diabéticas y lesiones traumáticas. Se ha demostrado que mejora los tiempos de cicatrización, reduce el riesgo de infección y promueve una mejor calidad de vida para los pacientes. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la terapia de presión negativa no es adecuada para todas las heridas y que debe ser utilizada por profesionales capacitados. Se requiere una evaluación y seguimiento adecuados para determinar la idoneidad de la terapia y ajustar los parámetros de presión según las necesidades individuales del paciente.
Palabras clave: Terapia de vacío, terapia de presión negativa, heridas complejas.
Abstract: Negative pressure therapy is an effective therapeutic modality for wound care, promoting healing by reducing edema, improving tissue oxygenation and perfusion, maintaining wound edges together, and controlling bacterial colonization. It is a therapy used in a wide variety of wounds, including pressure ulcers, surgical wounds, burns, diabetic ulcers and traumatic injuries. It has been shown to improve healing times, reduce the risk of infection, and enhance patients’ quality of life. However, it is important to note that negative pressure therapy is not suitable for all wounds and should be used by trained professionals. Proper evaluation and follow-up are necessary to determine the appropriateness of the therapy and adjust pressure parameters according to the individual needs of the patient.
Keywords: Vacuum assisted therapy, negative pressure therapy, complex wounds.
DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses su elaboración y no tiene conflicto de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original, no contiene plagio y no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
INTRODUCCIÓN A LA TERAPIA DE VACÍO NEGATIVA
Definición y concepto.
La terapia de vacío negativa, también conocida como terapia de presión negativa (TPN) o terapia de cierre asistido por vacío (TCACV), es un enfoque terapéutico innovador utilizado en el cuidado de heridas. Consiste en la aplicación de una presión subatmosférica controlada en el lecho de la herida a través de un sistema de vacío conectado a un apósito especial.
El objetivo principal de la terapia de vacío negativa es promover la cicatrización de heridas al proporcionar un entorno óptimo para el proceso de curación. Al crear una presión negativa constante en la herida, se logran varios efectos beneficiosos, como el aumento de la perfusión sanguínea, la reducción del edema, la estimulación del crecimiento de tejido de granulación y la eliminación de exudado y detritus.
Historia y evolución.
La terapia de vacío negativa ha sido utilizada desde la década de los 90 y ha experimentado una evolución significativa a lo largo de los años. Inicialmente, se utilizaba principalmente en el ámbito de la cirugía para el cierre de heridas complejas y la reducción de la incidencia de complicaciones, como las infecciones. Sin embargo, con el tiempo, su uso se ha ampliado a diferentes tipos de heridas, tanto agudas como crónicas.
Principios de funcionamiento.
El funcionamiento de la terapia de vacío negativa se basa en tres principios fundamentales:
Desbridamiento y eliminación del exudado. La presión negativa aplicada a la herida ayuda a eliminar el exudado, los detritus y los microorganismos patógenos, lo que favorece un ambiente más limpio y propicio para la cicatrización.
Estimulación del crecimiento de tejido de granulación. La presión negativa promueve la formación de tejido de granulación al aumentar la perfusión sanguínea y estimular la migración de células responsables de la cicatrización.
Cierre del lecho de la herida. El apósito de espuma, colocado en la herida, se sella herméticamente y se conecta al sistema de vacío. Esto crea un entorno cerrado que ayuda a reducir el edema, mantener la humedad adecuada y fomentar la epitelización de la herida.
INDICACIONES DE LA TERAPIA DE VACÍO NEGATIVA
Heridas agudas.
Heridas quirúrgicas. La terapia de vacío negativa se utiliza comúnmente en heridas quirúrgicas, especialmente en aquellas con alto riesgo de complicaciones, como incisiones contaminadas, heridas traumáticas complejas o cirugía de reconstrucción. Ayuda a promover la cicatrización de la herida, reducir el riesgo de infección y mejorar los resultados estéticos.
Traumatismos y lesiones. En caso de lesiones traumáticas, como quemaduras, fracturas expuestas o lesiones por aplastamiento, la terapia de vacío negativa puede utilizarse como parte del tratamiento para acelerar la cicatrización de la herida, reducir el riesgo de infección y mejorar la función y apariencia de los tejidos afectados.
Heridas crónicas.
Úlceras por presión. La terapia de vacío negativa se utiliza en el tratamiento de úlceras por presión de diferentes etapas, ya que ayuda a promover la cicatrización, reducir el tamaño de la úlcera y prevenir complicaciones.
Úlceras venosas y arteriales. La terapia de vacío negativa puede ser beneficiosa en el tratamiento de estas úlceras al mejorar la perfusión sanguínea local, estimular la formación de tejido de granulación y acelerar la cicatrización.
Heridas infectadas. En el caso de heridas crónicas infectadas, la terapia de vacío negativa puede ayudar a eliminar el exudado infectado, reducir la carga bacteriana y promover la cicatrización. Se utiliza a menudo en combinación con terapia antibiótica para el control de la infección.
Heridas con tejido necrótico. La terapia de vacío negativa también puede ser útil en el tratamiento de heridas con tejido necrótico, ya que ayuda a eliminar los detritus y promover la formación de tejido de granulación saludable.
En cada caso, es importante realizar una evaluación cuidadosa de la herida y considerar factores individuales del paciente antes de iniciar la terapia de vacío negativa.
PREPARACIÓN PARA LA TERAPIA DE VACÍO NEGATIVA
Evaluación del paciente y la herida.
Antes de iniciar la terapia de vacío negativa, es esencial realizar una evaluación completa del paciente y la herida. Esto incluye:
Historia clínica. Hay que obtener información relevante sobre el paciente, como antecedentes médicos, medicamentos actuales, alergias y cualquier condición médica que pueda afectar la cicatrización de la herida.
Evaluación de la herida. Se debe examinar la herida en detalle, observando el tamaño, la profundidad, la localización y cualquier signo de infección o tejido necrótico. También se debe evaluar la cantidad y características del exudado.
Evaluación de la perfusión sanguínea: Hay que evaluar la vascularidad de la zona circundante a la herida para determinar la viabilidad del tejido y la adecuada perfusión sanguínea.
Selección del dispositivo de terapia de vacío negativa.
Existen diferentes dispositivos de terapia de vacío negativa en el mercado, por lo que es importante seleccionar el más adecuado para cada caso. Al elegir el dispositivo, se deben considerar los siguientes aspectos:
Tipo de herida. Se debe determinar si se trata de una herida aguda o crónica, su localización y características específicas.
Tamaño de la herida. Se debe evaluar el tamaño de la herida y la capacidad de absorción del dispositivo para asegurar un sellado adecuado.
Exudado y características de la herida. Hay que considerar la cantidad de exudado y la presencia de tejido necrótico, ya que algunos dispositivos están diseñados específicamente para manejar determinadas condiciones.
Contraindicaciones y precauciones. Se deben verificar las contraindicaciones del dispositivo, como alergias conocidas o situaciones en las que no se recomienda su uso.
Preparación del lecho de la herida.
Antes de aplicar la terapia de vacío negativa, es importante preparar adecuadamente el lecho de la herida para optimizar los resultados de la terapia. Esto puede incluir:
Limpieza de la herida. En primer lugar, se debe realizar una limpieza cuidadosa de la herida para eliminar cualquier material extraño, tejido necrótico o contaminantes.
Hemostasia. Es necesario controlar cualquier sangrado activo antes de aplicar el dispositivo de terapia de vacío negativa.
Humidificación del lecho de la herida. En algunos casos, puede ser necesario humedecer el lecho de la herida con soluciones específicas para mejorar la formación de tejido de granulación.
Educación y consentimiento del paciente.
Antes de iniciar la terapia de vacío negativa, se debe proporcionar una educación adecuada al paciente y obtener su consentimiento informado. Esto implica explicar el procedimiento, los beneficios esperados, las posibles complicaciones y la importancia del cumplimiento de las instrucciones del cuidado de la herida. También se debe ofrecer al paciente la oportunidad de hacer preguntas y resolver cualquier duda o preocupación que pueda tener.
PROCEDIMIENTO DE APLICACIÓN DE LA TERAPIA DE VACÍO NEGATIVA
El procedimiento de aplicación de la terapia de vacío negativa generalmente sigue los siguientes pasos:
Preparación y verificación del material.
Preparación del material necesario. Se debe reunir el material necesario para iniciar el procedimiento, como: bomba de vacío, recipiente colector, tubos de conexión, conexión en Y (opcional), apósito de espuma, lámina adhesiva sellante, tijeras y pinzas estériles, solución salina estéril, paño, gasas y guantes estériles.
Verificar el funcionamiento del dispositivo. Antes de utilizar el dispositivo de terapia de vacío negativa, hay que asegurarse que esté en buen estado de funcionamiento y que cumpla con los requisitos de seguridad. Se debe verificar el estado de las baterías (si corresponde) y la disponibilidad de los accesorios necesarios.
Higiene de manos y técnica aséptica.
Es muy importante asegurarse de realizar una higiene adecuada de las manos antes de realizar el procedimiento. Durante la limpieza de la herida y la colocación del apósito y su sellado, debemos utilizar guantes estériles y seguir una técnica lo más aséptica posible para minimizar el riesgo de infecciones.
Colocación del apósito de espuma en la herida.
Limpieza de la herida. Antes de colocar el apósito de espuma, es necesario limpiar la herida y desbridar el tejido necrótico o desvitalizado si es necesario.
Selección del apósito de espuma. Se debe elegir el tamaño y la forma adecuados del apósito de espuma que cubran completamente la herida y que tengan la capacidad de sellarla herméticamente.
Colocación del apósito de espuma. Se debe aplicar el apósito de espuma directamente sobre la herida, asegurándonos que se ajuste de manera segura y cubra todo el lecho de la herida. Los bordes del apósito deben estar firmemente adheridos a la piel circundante para evitar fugas de aire.
Sellado del apósito y conexión al sistema de vacío.
Sellado del apósito. Tras colocar el apósito de espuma, se coloca una lámina adhesiva específica de sellado para asegurar un sellado completo y evitar fugas de aire.
Conexión al sistema de vacío. Tras el sellado, hay que conectar el extremo del tubo del dispositivo de vacío al puerto de conexión del apósito y asegurarse de que la conexión esté segura y no haya escape de vacío.
Ajuste de parámetros y configuración del dispositivo.
Parámetros de presión. Por defecto, la presión de vacío suele estar predeterminada a -125 mmHg pero este valor puede modificarse dependiendo de la gravedad de la herida y las necesidades individuales del paciente.
Modo de funcionamiento. Algunos dispositivos de terapia negativa ofrecen diferentes modos de funcionamiento, como ciclos de tiempo y modos intermitentes.
Alarmas y monitoreo. En caso de que se active alguna alarma, se debe reconocer la causa y actuar adecuadamente para resolverla.
Enseñanza al paciente. Se debe proporcionar al paciente unas instrucciones claras al sobre el uso y cuidado del dispositivo en el hogar, incluyendo cómo cambiar el apósito, ajustar parámetros básicos y detectar posibles problemas o complicaciones.
MONITOREO Y CUIDADOS DURANTE LA TERAPIA DE VACÍO NEGATIVA
Control y mantenimiento del sistema de vacío.
Verificación del sellado. Regularmente, se debe comprobar que el sistema de vacío esté sellado de manera adecuada y no haya fugas de aire. Esto garantiza un funcionamiento óptimo y evita la interrupción del tratamiento.
Control de la presión de vacío. Se debe vigilar continuamente la presión de vacío establecida y asegurarse de que se mantenga dentro de los parámetros deseados. Se pueden realizar ajustes según las indicaciones médicas y la respuesta de la herida al tratamiento.
Inspección de los tubos y conexiones. Se deben revisar los tubos y conexiones regularmente para cerciorarse de que estén libres de obstrucciones, dobleces o daños. Esto ayuda a mantener un flujo adecuado de aire y exudado, evitando la acumulación o el bloqueo en el sistema.
Cambio regular del apósito de espuma.
Programación de cambios. Se debe establecer un plan para el cambio regular del apósito de espuma, según las indicaciones clínicas y el tipo de herida. Esto puede variar desde cambios diarios hasta cambios cada 48-72 horas, según la situación del paciente.
Técnica de cambio. Al cambiar el apósito de espuma, se deben seguir las técnicas asépticas adecuadas para prevenir infecciones: deben lavarse las manos, utilizar guantes estériles y limpiar la herida suavemente con solución salina estéril antes de aplicar un nuevo apósito de espuma.
Inspección de la herida. Durante el cambio del apósito, hay que examinar cuidadosamente la herida para evaluar la progresión de la cicatrización, el tamaño de la herida y cualquier cambio en el tejido de granulación. Se debe documentar cualquier observación relevante en el registro del paciente.
Evaluación del drenaje y exudado.
Cantidad y características del exudado. Se debe monitorizar el drenaje y exudado de la herida durante la terapia de vacío negativa. Hay que evaluar la cantidad de exudado y su consistencia (seroso, sanguinolento, purulento) para detectar posibles cambios o signos de infección.
Registro y documentación. Se debe registrar el volumen y características del exudado en cada evaluación para rastrear la respuesta de la herida al tratamiento. Hay que anotar cualquier cambio significativo en la cantidad o apariencia del exudado y notificarlo al equipo médico si es necesario.
Vigilancia de signos de infección o complicaciones.
Signos de infección. Debe prestarse atención a los signos y síntomas de infección, como enrojecimiento aumentado, calor, hinchazón, dolor intenso, fiebre o mal olor en la herida. Si se observan signos de infección, se debe informar inmediatamente al equipo médico para su evaluación y tratamiento adecuados.
Complicaciones del tratamiento. Se debe vigilar la aparición de posibles complicaciones relacionadas con la terapia de vacío negativa, como sangrado excesivo, lesiones en los bordes de la herida, daño al tejido sano circundante o intolerancia al tratamiento. En caso de que aparezcan, debe informarse de inmediato al equipo médico para tomar las medidas necesarias.
Evaluación del dolor. Se debe evaluar regularmente el nivel de dolor del paciente durante la terapia de vacío negativa. Hay que asegurarse de proporcionar analgesia adecuada según las indicaciones médicas y de ajustarla según sea necesario para mantener la comodidad del paciente.
Seguimiento y documentación. Debe documentarse de manera precisa y completa todas las observaciones, intervenciones y cambios relacionados con la terapia de vacío negativa. Esto incluye el monitoreo del sistema de vacío, los cambios de apósito, la evaluación del exudado y cualquier signo de infección o complicación. El registro adecuado ayuda a seguir la evolución del paciente y proporciona información valiosa para la toma de decisiones clínicas.
Es esencial realizar un monitoreo continuo y cuidadoso durante la terapia de vacío negativa para garantizar una respuesta óptima de la herida y detectar cualquier problema o complicación de manera temprana. Se debe mantener una comunicación abierta y colaborativa con el equipo médico para una atención integral y efectiva del paciente.
RETIRADA DE LA TERAPIA DE VACÍO NEGATIVA
Evaluación de la herida y progresión de la cicatrización.
Evaluación de la herida. Antes de retirar la terapia de vacío negativa, hay que evaluar cuidadosamente la herida para determinar la progresión de la cicatrización. Se debe observar el tamaño de la herida, el tejido de granulación, la presencia de tejido necrótico y cualquier signo de infección o complicación.
Comparación con metas y objetivos. Se debe comparar la condición actual de la herida con las metas y objetivos establecidos al comienzo del tratamiento. Se debe evaluar si se ha logrado la reducción del tamaño de la herida, la promoción de la cicatrización y la mejora en la calidad de la piel circundante.
Retirada del apósito de espuma y limpieza de la herida.
Preparación del material necesario. Se debe reunir el material necesario, como: solución salina estéril, gasas y guantes estériles y equipo de curas estéril.
Higiene de manos y técnica aséptica. Es muy importante asegurarse de realizar una higiene adecuada de las manos antes de realizar el procedimiento. Debemos utilizar guantes estériles y seguir una técnica lo más aséptica posible para minimizar el riesgo de infecciones.
Retirada del apósito de espuma. Se debe retirar suavemente el apósito de espuma que se encuentra sobre la herida. Si hay adherencias o costras, debe humedecerse la gasa estéril con solución salina estéril y usarla para aflojar suavemente el apósito antes de retirarlo por completo.
Limpieza de la herida. Debe limpiarse la herida suavemente con solución salina estéril para eliminar cualquier residuo o exudado, realizando movimientos suaves y circulares con las gasas estéril, evitando causar traumatismos adicionales a la herida.
Continuación del cuidado de la herida:
Evaluación final. Después de retirar la terapia de vacío negativa y limpiar la herida, debe realizarse una evaluación final de la herida para asegurarse de que esté en condiciones adecuadas. Hay que observar la apariencia de la herida, la presencia de tejido de granulación, la ausencia de infección y cualquier otra característica relevante.
Planificación del siguiente paso. Debe establecerse con el equipo médico un plan para la continuación del cuidado de la herida. Esto puede incluir la elección de un nuevo apósito, la aplicación de terapia tópica, la consideración de terapia adicional o el seguimiento regular para evaluar la cicatrización.
Educación al paciente. Debe proporcionarse al paciente y a los cuidadores instrucciones claras sobre los cuidados posteriores a la retirada de la terapia de vacío negativa. Se debe explicar la importancia de mantener la herida limpia, seguir las indicaciones médicas y realizar un seguimiento regular con el equipo de atención médica.
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