Tratamiento quirúrgico de la enfermedad diverticular complicada: Indicaciones y técnicas actuales
Autor principal: Manuel Alejandro Ramírez Solano
Vol. XX; nº 13; 797
Surgical treatment of complicated diverticular disease: Current indications and techniques
Fecha de recepción: 30 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 3 de julio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 13 – Primera quincena de Julio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 13; 797
Autores:
Manuel Alejandro Ramírez Solano, Médico General, en Caja Costarricense de Seguro Social. Cartago, Costa Rica. ORCID: 0009-0002-2311-2008 Código Médico:14147
Kimberly Francinny Sánchez Alfaro, Médico General, en Hospital San Vicente de Paul. Heredia, Costa Rica. ORCID: 0009-0000-5305-4588 Código Médico: 14962
Rafael Andrés González Salazar, Médico General, Investigador Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0007-8218-610X Código Médico: 17407
Gloriana Sánchez Montero, Médico General, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. Código Médico: 19516 Odontóloga General, en Clínica Médica Sánchez. Alajuela, Costa Rica. Código Odontóloga: 472212 ORCID: 0009-0004-4868-9297
Sofía Fonseca Ramírez, Médico General, en Área de Salud Heredia Cubujuqui. Heredia, Costa Rica. ORCID: 0009-0009-8500-4361 Código Médico: 19007
Resumen:
El tratamiento quirúrgico de la enfermedad diverticular complicada se reserva para situaciones específicas en las que el manejo médico no es suficiente. Las indicaciones absolutas incluyen casos de perforación del colon con peritonitis generalizada, en los que se requiere intervención de emergencia para evitar desenlaces fatales. Las indicaciones relativas contemplan episodios recurrentes o refractarios, donde la cirugía se evalúa tras fallos del tratamiento conservador o un deterioro significativo de la calidad de vida. Entre las afecciones que pueden requerir cirugía se encuentran abscesos, peritonitis, obstrucciones y fístulas. La decisión quirúrgica se guía por criterios clínicos, hallazgos por imagen y marcadores de inflamación. En pacientes inmunodeprimidos, la estabilización hemodinámica, el control de la sepsis y el soporte nutricional son esenciales, dada su alta vulnerabilidad. La tomografía computarizada con contraste es la herramienta diagnóstica principal para planificar la cirugía, mientras que la colonoscopia se evita en la fase aguda. Entre las técnicas quirúrgicas actuales, la resección primaria con anastomosis se prefiere por su menor morbilidad, aunque puede implicar reingresos. En pacientes de alto riesgo, la anastomosis protegida y el procedimiento de Hartmann son alternativas viables. También se exploran métodos menos invasivos como el lavado peritoneal laparoscópico. En el posoperatorio, se prioriza la movilización temprana, la reintroducción de la dieta y el seguimiento ambulatorio estructurado. Finalmente, el tratamiento debe adaptarse a cada contexto: pacientes jóvenes, inmunosuprimidos y regiones con recursos limitados requieren enfoques individualizados que equilibren eficacia, seguridad y disponibilidad de recursos.
Palabras clave:
Anastomosis, laparoscopia, inmunodeprimidos, absceso, peritonitis, estoma.
Abstract:
Surgical treatment of complicated diverticular disease is reserved for specific situations in which medical management is insufficient. Absolute indications include cases of colonic perforation with generalized peritonitis, in which emergency intervention is required to avoid fatal outcomes. Relative indications include recurrent or refractory episodes, where surgery is considered after failure of conservative treatment or a significant deterioration in quality of life. Conditions that may require surgery include abscesses, peritonitis, obstructions, and fistulas. The surgical decision is guided by clinical criteria, imaging findings, and inflammatory markers. In immunosuppressed patients, hemodynamic stabilization, sepsis control, and nutritional support are essential, given their high vulnerability. Contrast-enhanced computed tomography is the primary diagnostic tool for planning surgery, while colonoscopy is avoided in the acute phase. Among current surgical techniques, primary resection with anastomosis is preferred due to its lower morbidity, although it may involve readmissions. In high-risk patients, protected anastomosis and the Hartmann procedure are viable alternatives. Less invasive methods such as laparoscopic peritoneal lavage are also being explored. Postoperatively, early mobilization, reintroduction of diet, and structured outpatient follow-up are prioritized. Finally, treatment must be tailored to each context: young patients, immunosuppressed patients, and resource-limited regions require individualized approaches that balance efficacy, safety, and resource availability.
Keywords:
Anastomosis, laparoscopy, immunosuppressed, abscess, peritonitis, stoma.
Introducción
La enfermedad diverticular, que comprende tanto la diverticulosis como la diverticulitis, constituye una patología gastrointestinal de alta prevalencia caracterizada por la formación de divertículos o pequeñas bolsas en la pared del colon. En años recientes, se ha observado un aumento significativo en su diagnóstico en poblaciones más jóvenes, fenómeno que se ha correlacionado con un incremento en los casos complicados y, en consecuencia, con una mayor frecuencia de hospitalizaciones1. Esta enfermedad se clasifica clínicamente en formas no complicadas y complicadas, siendo estas últimas aquellas que cursan con manifestaciones severas como abscesos, perforaciones, peritonitis o fístulas2. Frente a estos escenarios, el tratamiento quirúrgico se vuelve fundamental, y en la actualidad existe una clara tendencia hacia el empleo de técnicas mínimamente invasivas, dado su impacto positivo en la reducción de la mortalidad y de las complicaciones postoperatorias3.
Desde el punto de vista epidemiológico, la enfermedad diverticular representa una de las condiciones digestivas más frecuentes en la práctica clínica, y su incidencia continúa en aumento, especialmente entre adultos jóvenes1. Entre los principales factores de riesgo asociados se destacan la edad avanzada, una alimentación pobre en fibra, el sobrepeso, la obesidad y la inactividad física, todos ellos elementos que también inciden en la severidad del cuadro clínico2.
Para estandarizar el enfoque diagnóstico y terapéutico, se utiliza ampliamente la clasificación de Hinchey, que permite estratificar la gravedad de la diverticulitis complicada. Esta clasificación contempla cuatro estadios: el estadio I incluye abscesos pericólicos o mesentéricos; el estadio II abarca abscesos pélvicos, intraabdominales o retroperitoneales; el estadio III se refiere a peritonitis purulenta; y el estadio IV corresponde a peritonitis fecal, lo que representa una emergencia quirúrgica grave4.
La elección del abordaje quirúrgico depende de la presentación clínica, el estado del paciente y la experiencia del equipo médico. En este contexto, las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, como la laparoscopía y, más recientemente, la cirugía robótica, han ganado terreno como opciones de primera línea, debido a su asociación con menores tasas de mortalidad, menor dolor posoperatorio y una recuperación más rápida. A pesar de ello, la cirugía abierta sigue siendo una opción necesaria en ciertos casos complejos, particularmente en situaciones de peritonitis avanzada o inestabilidad hemodinámica, aunque conlleva un mayor riesgo de complicaciones y estancias hospitalarias más prolongadas3.
El objetivo de este artículo de revisión es examinar las indicaciones actuales y las técnicas quirúrgicas disponibles para el tratamiento de la enfermedad diverticular complicada, con énfasis en la evaluación de los beneficios clínicos de los enfoques mínimamente invasivos frente a la cirugía convencional, y en la identificación de los factores que influyen en la elección del tratamiento más adecuado según la gravedad del cuadro clínico y las características del paciente.
Metodología
Para el desarrollo de esta investigación sobre el tratamiento quirúrgico de la enfermedad diverticular complicada, se realizó una revisión bibliográfica exhaustiva con el propósito de examinar las indicaciones clínicas más actualizadas para la intervención quirúrgica y evaluar las técnicas operatorias disponibles, con especial énfasis en el uso creciente de abordajes mínimamente invasivos. Esta revisión abordó aspectos clave como la clasificación clínica de la enfermedad diverticular complicada, los factores que determinan la necesidad de cirugía, y los beneficios y limitaciones de los diferentes enfoques quirúrgicos utilizados en la práctica contemporánea.
Con el fin de asegurar la calidad y pertinencia del material analizado, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, incluyendo PubMed, Scopus y Web ofScience, seleccionadas por su cobertura especializada en cirugía general, gastroenterología y medicina basada en evidencia. Se establecieron criterios rigurosos de inclusión y exclusión. Se consideraron artículos publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que ofrecieran datos clínicos sobre indicaciones quirúrgicas, resultados perioperatorios, y comparaciones entre técnicas abiertas, laparoscópicas o robóticas. Se excluyeron estudios con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas sin revisión por pares.
Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Anastomosis, laparoscopia, inmunodeprimidos, absceso, peritonitis, estoma.
La búsqueda inicial permitió identificar 31 fuentes relevantes, que incluyeron estudios clínicos, revisiones sistemáticas, guías de práctica clínica y artículos de consenso emitidos por sociedades quirúrgicas. A partir de estos documentos, se extrajo y organizó la información en categorías temáticas, como criterios de intervención quirúrgica, complicaciones frecuentes, tiempos de recuperación y tasas de recurrencia.
El análisis se desarrolló mediante un enfoque cualitativo y comparativo, que permitió identificar tendencias actuales en la toma de decisiones quirúrgicas y establecer relaciones entre el tipo de técnica empleada y los desenlaces clínicos. Este enfoque integral proporciona una visión clara y estructurada del estado actual del manejo quirúrgico de la enfermedad diverticular complicada, permitiendo evidenciar tanto los avances técnicos como los desafíos clínicos en esta área, y destacando oportunidades para futuras investigaciones y mejoras en la atención quirúrgica de pacientes con esta patología.
Indicaciones para tratamiento quirúrgico
Las indicaciones absolutas incluyen situaciones potencialmente mortales, como la perforación del colon acompañada de peritonitis generalizada. En este contexto, la cirugía de emergencia es indispensable para prevenir la progresión del cuadro y reducir la mortalidad. La intervención suele implicar la resección del segmento afectado y, dependiendo del estado clínico del paciente, puede requerirse una anastomosis primaria o un procedimiento de Hartmann, que incluye la creación de una colostomía temporal5.
Por otro lado, las indicaciones relativas se presentan en pacientes con episodios recurrentes o formas refractarias de diverticulitis. En estos casos, la cirugía se contempla cuando el tratamiento médico conservador no logra controlar los síntomas o cuando la enfermedad afecta de forma significativa la calidad de vida del paciente. Diversas guías clínicas proponen considerar la intervención quirúrgica tras dos o más episodios severos, especialmente si existen complicaciones persistentes o si los episodios se presentan con intervalos cortos6,7.
Entre las afecciones clínicas específicas que pueden requerir cirugía se encuentran los abscesos, las perforaciones, la peritonitis, las obstrucciones y las fístulas. Los abscesos, dependiendo de su tamaño y localización, pueden tratarse inicialmente con drenaje percutáneo guiado por imagen; sin embargo, si este abordaje fracasa o si el paciente no presenta mejoría clínica, se indica la intervención quirúrgica6. En los casos de peritonitis o perforación, la cirugía es generalmente inevitable, y la estrategia quirúrgica depende de la gravedad del cuadro y de los recursos disponibles5. Las obstrucciones intestinales secundarias a la inflamación crónica y la formación de estenosis, así como las fístulas colovesicales o colovaginales, también requieren corrección quirúrgica para restaurar la funcionalidad del tracto digestivo y prevenir complicaciones mayores6.
En pacientes con enfermedad recurrente o refractaria, la cirugía no solo busca prevenir nuevos episodios, sino también reducir la carga sintomática y las hospitalizaciones. Esta decisión debe individualizarse, considerando tanto la severidad clínica como el impacto funcional del cuadro. La evidencia actual respalda el uso de criterios objetivos para guiar la indicación quirúrgica, evitando intervenciones innecesarias en pacientes con buena respuesta al manejo conservador7,8.
Los criterios que guían la toma de decisiones en cuanto al momento y tipo de intervención quirúrgica incluyen factores clínicos, radiológicos y de laboratorio. En el ámbito clínico, se valoran los síntomas del paciente, la presencia de signos de sepsis, la estabilidad hemodinámica y la respuesta inicial al tratamiento médico. Las imágenes, particularmente las tomografías computarizadas, son fundamentales para determinar el grado de afectación del colon, la presencia de abscesos, aire libre o colecciones intraabdominales. Además, los análisis de laboratorio, como los niveles de proteína C reactiva, leucocitosis y otros marcadores inflamatorios, permiten estimar la severidad del proceso infeccioso y ajustar la estrategia terapéutica en consecuencia6,8.
Evaluación preoperatoria
La estabilización inicial del paciente constituye una etapa fundamental en el manejo de la enfermedad diverticular complicada, especialmente en aquellos que presentan compromiso inmunológico. La estabilización hemodinámica y el control efectivo de la sepsis son prioridades clínicas inmediatas, ya que los pacientes inmunodeprimidos muestran una mayor susceptibilidad a infecciones graves, lo cual se traduce en una mayor incidencia de sepsis severa y en estancias hospitalarias significativamente prolongadas. En este contexto, el manejo intensivo de los signos de descompensación hemodinámica, junto con el inicio temprano de antibióticos de amplio espectro y el soporte de órganos cuando sea necesario, pueden marcar la diferencia en el pronóstico10.
Además del control de la sepsis, el soporte nutricional adquiere una relevancia destacada, sobre todo en pacientes con enfermedades crónicas de base o en aquellos sometidos a terapias inmunosupresoras. La desnutrición compromete la capacidad del paciente para enfrentar procesos infecciosos y recuperarse tras una cirugía, por lo que su evaluación y corrección tempranas son elementos clave para mejorar los desenlaces clínicos. La nutrición enteral debe preferirse siempre que sea posible, aunque en casos de inflamación grave o íleo paralítico puede ser necesario iniciar soporte nutricional parenteral11.
En cuanto a la planificación quirúrgica, los estudios de diagnóstico por imágenes desempeñan un papel esencial para determinar la extensión del proceso inflamatorio y orientar la estrategia quirúrgica más adecuada. La tomografía computarizada con contraste es considerada la herramienta diagnóstica de elección, ya que permite valorar con precisión la localización del compromiso diverticular, la presencia de abscesos, perforaciones, aire libre o líquido en cavidad, y otras complicaciones que requieran intervención inmediata. Aunque la ecografía puede utilizarse como complemento en algunos casos, su utilidad es limitada por la presencia de gas intestinal y la dificultad para visualizar estructuras profundas. Por su parte, la colonoscopia se evita en la fase aguda, debido al riesgo de perforación y al potencial de exacerbar la inflamación existente11.
Los pacientes inmunodeprimidos representan un subgrupo clínico de especial consideración en el tratamiento de la diverticulitis complicada. Estos individuos presentan un riesgo elevado de requerir cirugía de emergencia y enfrentan una mayor tasa de mortalidad posoperatoria en comparación con los pacientes inmunocompetentes, debido a su limitada respuesta inmunitaria y mayor predisposición a infecciones graves12. Si bien en algunos casos sin complicaciones el tratamiento conservador con antibióticos y vigilancia estrecha puede ser exitoso, en presencia de abscesos, perforación o peritonitis, la intervención quirúrgica se vuelve inevitable. En estos contextos, procedimientos como el de Hartmann, que implica resección del colon afectado y formación de una colostomía, son frecuentemente necesarios. No obstante, este abordaje se asocia con un riesgo elevado de complicaciones en pacientes inmunocomprometidos10.
Dado el alto riesgo quirúrgico y la complejidad clínica de los pacientes inmunodeprimidos, es indispensable adoptar un enfoque multidisciplinario que involucre a cirujanos, especialistas en enfermedades infecciosas, intensivistas y nutricionistas, con el objetivo de optimizar los cuidados perioperatorios y mejorar los resultados clínicos. Las tasas de mortalidad significativamente más altas en este grupo de pacientes refuerzan la necesidad de estrategias individualizadas, una vigilancia estrecha y la implementación de medidas proactivas en cada fase del tratamiento11.
Técnicas quirúrgicas actuales
En el tratamiento quirúrgico de la enfermedad diverticular complicada, la elección de la técnica depende de diversos factores, como la estabilidad del paciente, la extensión de la peritonitis, la experiencia del cirujano y las comorbilidades asociadas. Una de las opciones más utilizadas es la resección primaria con anastomosis, la cual se recomienda para pacientes con diverticulitis aguda cuando se considera clínicamente segura. Esta técnica permite preservar la continuidad intestinal en una sola intervención y se asocia con tasas más elevadas de cierre del estoma, así como con menos complicaciones tras la reversión del mismo, en comparación con el procedimiento de Hartmann. Sin embargo, se ha observado un aumento en los reingresos no planificados con este enfoque, aunque las complicaciones durante el ingreso inicial no muestran diferencias significativas frente al Hartmann13.
En pacientes con mayor riesgo de fuga anastomótica, la resección con anastomosis protegida ofrece una alternativa segura. Esta técnica consiste en realizar una anastomosis primaria acompañada de una ileostomía de protección en asa, que actúa como medida preventiva frente a posibles complicaciones anastomóticas. Su principal ventaja radica en que, al igual que la anastomosis sin protección, permite una mayor tasa de reversión de estomas y menor incidencia de complicaciones tras dicha reversión en comparación con el procedimiento de Hartmann. No obstante, debe considerarse que este enfoque implica la necesidad de una segunda cirugía para cerrar la ileostomía, lo cual representa una carga adicional para el paciente13.
El procedimiento de Hartmann continúa siendo una técnica ampliamente utilizada en casos de diverticulitis perforada con peritonitis difusa, sobre todo en pacientes mayores o con comorbilidades significativas. Este procedimiento implica la resección del segmento afectado y la creación de una colostomía terminal sin anastomosis inmediata14,15. Entre sus principales ventajas se encuentra su simplicidad técnica y la eliminación del riesgo inmediato de fuga anastomótica, lo que lo convierte en una opción segura en situaciones clínicas inestables16. Sin embargo, también se ha documentado que este abordaje se asocia con una mayor morbilidad y mortalidad, tasas reducidas de reversión del estoma y estancias hospitalarias más prolongadas en comparación con las anastomosis primarias14,16.
Como alternativa menos invasiva, el lavado peritoneal laparoscópico ha sido propuesto para el tratamiento de la diverticulitis purulenta, clasificada como Hinchey III. Esta técnica evita la resección intestinal en la fase aguda, al permitir un control de la sepsis mediante el lavado del abdomen con solución salina y el drenaje percutáneo si es necesario17,18. Los beneficios de este enfoque incluyen una menor probabilidad de requerir un estoma y una reducción en la duración de la hospitalización. No obstante, esta técnica también se asocia con tasas más elevadas de recurrencia de la diverticulitis, lo que con frecuencia obliga a realizar una resección definitiva en un segundo tiempo quirúrgico18,19.
En cuanto a la vía de abordaje, la laparoscopia ha demostrado ventajas claras sobre la cirugía abierta en múltiples aspectos. Los procedimientos mínimamente invasivos se relacionan con menor mortalidad hospitalaria, una disminución en la tasa de complicaciones y estancias hospitalarias más breves3. Incluso en procedimientos complejos como el de Hartmann, los abordajes laparoscópicos han mostrado beneficios similares, con reducciones significativas en la mortalidad y en la duración de la hospitalización20. A pesar de sus beneficios, la laparoscopia no siempre es factible, particularmente en pacientes con peritonitis severa o inestabilidad hemodinámica, donde la urgencia y la gravedad del cuadro limitan su aplicación21.
Finalmente, la selección del tipo de procedimiento debe basarse en una evaluación individualizada del paciente. Aquellos más jóvenes, con menor carga de comorbilidades y tratados por cirujanos con experiencia en técnicas mínimamente invasivas tienen una mayor probabilidad de beneficiarse de estos abordajes modernos. La integración de factores clínicos, anatómicos y técnicos es clave para optimizar el tratamiento quirúrgico de la enfermedad diverticular complicada, favoreciendo mejores resultados clínicos y una recuperación más rápida15.
Manejo posoperatorio y seguimiento
La atención inmediata después de la cirugía en pacientes con enfermedad diverticular complicada es un componente fundamental del proceso de recuperación y prevención de complicaciones. Uno de los problemas más frecuentes en el postoperatorio es el íleo posoperatorio, cuya incidencia varía según la técnica quirúrgica utilizada. En este contexto, la reversión laparoscópica del procedimiento de Hartmann (LHR, por sus siglas en inglés) ha demostrado una menor frecuencia de íleo en comparación con la reversión abierta, con tasas reportadas del 4,8% frente al 22,2%, respectivamente. Este hallazgo respalda el uso creciente de técnicas mínimamente invasivas en la cirugía colorrectal, no solo por su impacto en la reducción de complicaciones inmediatas, sino también por la posibilidad de una recuperación más rápida22.
En línea con estas observaciones, se recomienda la movilización temprana del paciente tras la intervención, así como la reintroducción progresiva de la dieta. Los pacientes sometidos a LHR tienden a avanzar más rápidamente hacia una dieta sólida en comparación con aquellos que se recuperan de una revisión abierta, lo cual contribuye a acortar el tiempo de hospitalización y mejorar la experiencia postoperatoria22. Aun así, es fundamental vigilar estrechamente la aparición de complicaciones como las fugas anastomóticas y las infecciones, las cuales siguen siendo frecuentes. La detección temprana y la intervención oportuna son claves para evitar resultados clínicos graves23.
El momento del cierre de la ileostomía también influye en las tasas de complicaciones. Existen evidencias que sugieren que un cierre temprano se asocia con una mayor incidencia de eventos adversos, por lo que algunos autores recomiendan postergar la reversión hasta que el paciente se encuentre en condiciones óptimas, aunque esto debe balancearse con el impacto en la calidad de vida23. En relación con la reversión del procedimiento de Hartmann, esta tiene como finalidad restablecer la continuidad del tránsito intestinal y suele realizarse con una mediana de espera de aproximadamente 85,2 semanas. Los retrasos en su realización son comunes y pueden deberse tanto a factores clínicos como administrativos24.
Aunque no existe un consenso definitivo sobre el momento ideal para llevar a cabo la reversión, la evidencia disponible indica que prolongar la espera más allá de un año no confiere beneficios adicionales en términos de seguridad o resultados funcionales. Por lo tanto, la decisión debe ser individualizada, considerando el estado clínico del paciente, la evolución postoperatoria y la disponibilidad de recursos24.
En cuanto a las recomendaciones dietéticas, es fundamental que la transición hacia una dieta normal se realice de manera gradual, prestando especial atención a la tolerancia digestiva. Se aconseja aumentar progresivamente la ingesta de fibra, una vez superado el período postoperatorio inicial, con el fin de favorecer el tránsito intestinal y prevenir recurrencias25. Además, el manejo farmacológico puede incluir el uso de antibióticos y antiinflamatorios en casos seleccionados, particularmente cuando hay signos de inflamación persistente o riesgo de infección26.
Finalmente, el seguimiento ambulatorio estructurado es esencial para garantizar una recuperación completa y detectar de forma temprana cualquier complicación o recurrencia. Este seguimiento permite ajustar el tratamiento según la evolución clínica, promover la educación del paciente sobre hábitos saludables y reforzar la vigilancia en casos de alto riesgo26.
Consideraciones especiales
El tratamiento quirúrgico de la enfermedad diverticular debe adaptarse a diversos contextos clínicos, demográficos y socioeconómicos, como se evidencia en la creciente incidencia de esta afección en poblaciones jóvenes, en pacientes inmunodeprimidos y en países de ingresos bajos y medianos. Tradicionalmente considerada una enfermedad de adultos mayores, la diverticulosis y sus formas complicadas se están diagnosticando con mayor frecuencia en personas menores de 50 años, lo que representa un cambio significativo en su epidemiología1,27. Esta tendencia plantea nuevos retos terapéuticos, ya que los pacientes jóvenes requieren un abordaje más conservador que priorice la preservación de la función intestinal a largo plazo. En este grupo etario, se recomienda optar por resecciones electivas, como la colectomía segmentaria, solo en casos de enfermedad crónica o recurrente con síntomas persistentes o complicaciones, evitando intervenciones quirúrgicas innecesarias que puedan afectar su calidad de vida futura1,28.
En contraste, la enfermedad diverticular en pacientes inmunodeprimidos plantea un escenario clínico de mayor complejidad, debido a que estos individuos presentan un riesgo significativamente más elevado de complicaciones, cirugía de emergencia y mortalidad posoperatoria en comparación con pacientes inmunocompetentes29,30. En casos no complicados, el tratamiento conservador ha demostrado ser exitoso, representando una opción preferible. No obstante, cuando surgen complicaciones como perforaciones, se hace necesaria la intervención quirúrgica, predominando procedimientos como el de Hartmann. Si bien esta cirugía proporciona un abordaje seguro en situaciones agudas, también se asocia con mayor morbilidad, mortalidad y menor reversibilidad del estoma. En este contexto, siempre que sea factible, las cirugías electivas podrían ser una estrategia para reducir dichos riesgos9,30,31.
Por otra parte, en los países de ingresos bajos y medianos, el manejo quirúrgico de la enfermedad diverticular enfrenta barreras adicionales, principalmente por las limitaciones en infraestructura sanitaria, acceso a tecnologías de imagen y disponibilidad de recursos quirúrgicos. Estas deficiencias comprometen el diagnóstico oportuno y la posibilidad de intervenciones quirúrgicas seguras y eficaces. Ante este panorama, se vuelve imprescindible el desarrollo de estrategias adaptadas que sean costo-efectivas y que prioricen el tratamiento no quirúrgico cuando sea posible. Además, la formación continua del personal de salud y la creación de guías clínicas ajustadas al contexto local son herramientas fundamentales para mejorar los desenlaces clínicos. Estas medidas permitirían una mejor utilización de los recursos limitados y contribuirían a estandarizar la atención, reduciendo las desigualdades en salud y promoviendo mejores resultados en el manejo de la enfermedad diverticular en estos entornos1.
Conclusiones
La intervención quirúrgica en la enfermedad diverticular complicada debe individualizarse, considerando factores clínicos como la gravedad del cuadro, la estabilidad hemodinámica del paciente, las características anatómicas determinadas por imágenes diagnósticas y el estado inmunológico. Esta evaluación integral permite seleccionar la técnica quirúrgica más adecuada, reducir complicaciones y optimizar los resultados clínicos.
Las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, como la laparoscopia y el lavado peritoneal laparoscópico, han demostrado beneficios relevantes frente a los abordajes abiertos tradicionales, incluyendo menor morbilidad, recuperación más rápida y menores tasas de íleo posoperatorio. No obstante, su aplicación debe evaluarse caso por caso, según la disponibilidad de recursos y la experiencia del equipo quirúrgico.
El manejo de la enfermedad diverticular complicada en contextos especiales, como en pacientes inmunodeprimidos o en países de ingresos bajos y medianos, exige estrategias adaptadas y un enfoque multidisciplinario, que incluya estabilización clínica, soporte nutricional, decisiones quirúrgicas prudentes y seguimiento posoperatorio estructurado, con el fin de disminuir la mortalidad y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.