Inicio > Gastroenterología > Úlcera Péptica Perforada Disfrazada de Apendicitis: El Síndrome de Valentino. Revisión Actualizada del Diagnóstico, Manejo y Desafíos Clínicos en el Abdomen Agudo Atípico

Úlcera Péptica Perforada Disfrazada de Apendicitis: El Síndrome de Valentino. Revisión Actualizada del Diagnóstico, Manejo y Desafíos Clínicos en el Abdomen Agudo Atípico

Úlcera Péptica Perforada Disfrazada de Apendicitis: El Síndrome de Valentino. Revisión Actualizada del Diagnóstico, Manejo y Desafíos Clínicos en el Abdomen Agudo Atípico

Autor principal: Michael Agüero Benamburg

Vol. XX; nº 11; 577

Peptic Ulcer Perforation Masquerading as Appendicitis: Valentino Syndrome. An Updated Review of Diagnosis, Management, and Clinical Challenges in Atypical Acute Abdomen

Fecha de recepción: 21 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 29 de mayo de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 11; 577

Autores:

Michael Agüero Benamburg, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0004-3700-5953
Jimena María Hidalgo Retana, Médico General, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0000-0001-9345-6151
María Jesús Calvo Bonilla, Médico General, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0004-3700-5953
Javier Francisco Ramírez, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0008-5182-3804
David Eduardo Avilés Rodríguez, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0008-1266-8020
Daniela Vega Sanabria, Médico General, Investigadora Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0004-0446-9540
Esteban José Esquetini Fallas, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0002-0013-3025

Resumen

El síndrome de valentino es un conjunto de signos y síntomas en el que una Úlcera Péptica Perforada (UPP) se presenta clínicamente con dolor en fosa ilíaca derecha, simulando una Apendicitis Aguda (AA). Su importancia diagnóstica radica en su alta morbimortalidad de hasta 11% y el propio desafío diagnóstico que representa, siendo necesario un abordaje oportuno para evitar complicaciones que pongan en riesgo la vida del paciente.
Esta revisión actualiza el conocimiento sobre el síndrome, enfatizado en su diagnóstico, manejo quirúrgico y retos clínicos asociados, con el fin de concientizar y optimizar su detección temprana y tratamiento.
Se realizó una revisión sistemática en bases de datos (PubMed, JAMA Surgery, Cochrane, entre otras) utilizando términos clave en inglés/español (2000-2025). Se incluyeron 22 artículos (revisiones, estudios, casos clínicos y bibliografía académica), analizando fisiopatología, diagnóstico, tratamiento y complicaciones.
Dentro de los principales hallazgos son que el alto uso de Antiinflamatorios No Esteroideos (AINEs), infección por H. pylori, e hipersecreción ácida son de los factores de riesgo estadísticamente más predisponentes. El TAC se ha convertido en el estándar de oro, aunque otras imágenes médicas pueden ayudar con menor sensibilidad y especificidad. En la gran mayoría de los pacientes afectados, la operación mínimamente invasiva se presenta como la solución, la cual igual que a cualquier procedimiento quirúrgico posee sus riesgos como lo son Infección del sitio quirúrgico (48%), sepsis (2.5%) y mortalidad elevada (11%).1
El Síndrome de Valentino exige alta sospecha clínica en pacientes con dolor atípico en cuadrante inferior derecho (CID) y antecedentes de enfermedad ácido-péptica. Su manejo óptimo combina imágenes avanzadas (TAC) y cirugía mínimamente invasiva. Se destaca la necesidad de protocolos diagnósticos estandarizados y mayor investigación epidemiológica.

Palabras clave

Úlcera péptica perforada, apendicitis aguda, síndrome de valentino, diagnóstico diferencial, abdomen agudo atípico, helicobacter pylori, antiinflamatorios no esteroideos, tomografía computarizada, laparoscopia, morbimortalidad, manejo quirúrgico, complicaciones postoperatorias, neumoperitoneo, sepsis, factores de riesgo.

Abstract

Valentino Syndrome is a clinical entity characterized by a Perforated Peptic Ulcer (PPU) that manifests with right iliac fossa pain, mimicking Acute Appendicitis (AA). This condition carries significant diagnostic importance due to its high morbidity and mortality rates (up to 11%) and the diagnostic challenge it presents, necessitating timely intervention to prevent life-threatening complications.
This review synthesizes current knowledge about the syndrome, with particular emphasis on diagnostic approaches, surgical management, and associated clinical challenges, aiming to enhance awareness and improve early detection and treatment outcomes.
Our systematic review of medical databases (including PubMed, JAMA Surgery, and Cochrane) employed English/Spanish search terms covering publications from 2000-2025. We analyzed 22 selected articles comprising review papers, clinical studies, case reports, and academic references, evaluating pathophysiology, diagnostic methods, treatment options, and potential complications.
Key findings identified chronic NSAID use, H. pylori infection, and gastric acid hypersecretion as the most statistically significant risk factors. While CT imaging remains the diagnostic gold standard, alternative imaging modalities may provide supplemental information with reduced sensitivity and specificity. Minimally invasive surgery emerges as the preferred therapeutic approach for most patients, though not without inherent risks including surgical site infection (48%), sepsis (2.5%), and significant mortality (11%).
Valentino Syndrome requires a high index of clinical suspicion in patients presenting with atypical right lower quadrant (RLQ) pain and a history of acid-peptic disease. Optimal management combines advanced imaging (particularly CT) with minimally invasive surgical techniques. Our findings underscore the urgent need for standardized diagnostic protocols and expanded epidemiological research to better understand this challenging condition.

Keywords

Perforated peptic ulcer, acute appendicitis, valentino syndrome, differential diagnosis, atypical acute abdomen, helicobacter pylori, nonsteroidal anti-inflammatory drugs, computed tomography, laparoscopy, morbidity and mortality, surgical management, postoperative complications, pneumoperitoneum, sepsis, risk factors.

Introducción

El dolor abdominal constituye una de las consultas más frecuentes en los servicios de emergencia, representando aproximadamente entre el 5% y el 10% de todas las atenciones médicas2. Dentro de este espectro, el dolor en el cuadrante inferior derecho (CID) es particularmente relevante, ya que representa cerca del 50% de los casos de dolor abdominal agudo3. Si bien la apendicitis aguda sigue siendo la principal causa quirúrgica de dolor en el CID, es fundamental considerar un amplio abanico de diagnósticos diferenciales para identificar con precisión la etiología subyacente y brindar un manejo adecuado que garantice la recuperación exitosa del paciente.

Entre estos diagnósticos diferenciales se encuentra la UPP, una condición que, aunque clásicamente se asocia con dolor epigástrico agudo, puede presentarse de manera atípica con dolor localizado en el CID, fenómeno conocido como Síndrome de Valentino. Este síndrome fue descrito por primera vez en 1926, tomando su nombre del actor estadounidense Rudolph Valentino, quien presentó esta condición. La UPP es una entidad de alta relevancia clínica debido a su elevada morbilidad y mortalidad4, lo que subraya la necesidad de un abordaje diagnóstico meticuloso, basado en una historia clínica detallada y un examen físico exhaustivo.

Uno de los principales desafíos en el manejo del Síndrome de Valentino radica en la ausencia de un algoritmo diagnóstico estandarizado, lo que dificulta su identificación temprana. En muchos casos, su diagnóstico es incidental durante la exploración quirúrgica o imagenológica de otras patologías abdominales. Además, a nivel epidemiológico, existe una escasez de datos robustos sobre la incidencia y prevalencia de este síndrome, ya que la literatura se limita principalmente a reportes de casos clínicos aislados. Esta falta de información dificulta la comprensión de su impacto real y la implementación de estrategias diagnósticas y terapéuticas efectivas.

Metodología

Se llevó a cabo una búsqueda sistemática en bases de datos científicas de alto impacto, incluyendo PubMed, JAMA Surgery, Cochrane, International Journal of Gastroenterology and Hepatology y ScienceDirect. Se emplearon términos de búsqueda en inglés y español, entre ellos: «Valentino’s syndrome», «perforated peptic ulcer disease», «acute abdomen», «appendicitis», «peritonitis», «abdominal pain», «atypical appendicitis», «síndrome de Valentino», «úlcera péptica perforada», «apendicitis aguda» y «abdomen agudo».

Se incluyeron artículos de revisión, estudios de investigación y reportes de casos, publicados entre 2000 y 2025, en inglés o español. Tras aplicar criterios de inclusión y exclusión, se seleccionaron 22 publicaciones. Posteriormente, se realizó un análisis cualitativo de la información recopilada, con el objetivo de estructurar los hallazgos en secciones clave: definición, diagnóstico, manejo, complicaciones y avances recientes.

Desarrollo

Fisiopatología y Etiología:

Las úlceras pépticas (UP) se deben a un desbalance de factores, aumento de noxas y disminución de protectores. Dentro de los factores lesivos se incluyen secreción de ácido clorhídrico, pepsina, tabaquismo, ingesta de alcohol, AINES, reflujo duodenal, isquemia, y con mayor incidencia la infección de H. pylori. Los mecanismos protectores descritos actualmente son: secreción de bicarbonato, producción de moco, prostaglandinas endógenas. Las dos etiologías principales de esta afección gastrointestinal (GI), en orden de prevalencia son: infección por H. pylori y consumo extendido de AINEs.5–7

Infección por H. pylori

H. pylori es una bacteria microaerófilo en forma de «s», flagelado, gran negativo.8 Este microrganismo es un productor potente de ureasa, capaz de dividir este último producto en amoníaco y bicarbonato, generando así un ambiente álcali y con características esenciales para prolongar su supervivencia en la mucosa GI.6 Una vez colonizado el epitelio, el H. pylori secreta citotoxinas que se encargan de alterar el balance ácido-álcali y dañar las capas subyacentes.7

AINEs

Los Antiinflamatorios No Esteroideos tiene su mecanismo de acción basados en la inhibición de las enzimas COX-1 y COX-2, lo que lleva a una disminución en la producción de prostaglandinas, contribuyendo a una eventual erosión de la mucosa gástrica, provocando una disminución en el flujo sanguíneo e inhibición de la proliferación celular.6,7 Dentro de los efectos negativos del consumo de los AINEs, se encuentran las úlceras pépticas gástricas y duodenales, por lo tanto, un mayor riesgo de una eventual perforación y/o sangrado del tracto GI. El riesgo de lo anteriormente descrito aumenta con el tiempo y la dosis de consumo constante.9,10

Hipersecreción ácida

Los gastrinomas (síndrome de Zollinger-Ellison), inicialmente descrito en 1955 por RM Zollinger y EH Ellison ambos cirujanos de la Universidad de Ohio State, definieron los gastrinomas como un tumor neuroendocrino el cual es gastrina secretora, localizado habitualmente en duodeno y páncreas. Este tumor secreta altas cantidades de gastrina, lo que estimula la sobreproducción de hidrogeniones, llevando así a un ambiente ácido con afectación de los tejidos subyacentes.11

Úlcera Péptica Perforada (UPP)

La segunda complicación más común de la úlcera péptica (UP) es la perforación completa de las capas del tejido GI. Los pacientes que así lo padecen se quejan de un dolor abdominal severo de localización general epigástrico1, aunque muchos pacientes llegan a presentar signos peritoneales generalizados en abdomen, estas molestias pueden llegar a reducir con el pasar de los minutos y horas si la perforación llega a ocluirse sin intervención alguna. Estos pacientes muestran a nivel radiológico datos de neumoperitoneo en radiografías de tórax, en casos muy abrasivos pueden llegar a desarrollar peritonitis. Si no hay datos de aire libre en cavidad, el paciente se debe de someter a tomografía axial computarizada (TAC) con un contraste hidrosoluble. En los pacientes con perforaciones de menor calibre y que logran cerrarse las perforaciones, se deberán mantener en vigilancia, sin embargo, la mayoría necesitan interconsulta con cirugía.6 De ser necesario la cirugía mínimamente invasiva de UPP ha demostrado mejores resultados comparado con cirugía abierta.1,5

Síndrome de Valentino

Este síndrome bautizado en honor al actor ítaliano y residente de Estados Unidos de América Rudolph Valentino el cual, en el año de 1926 en el Hospital Policlínico de Nueva York, fue intervenido por una aparente apendicitis aguda (AA), el señor Valentino posterior a la cirugía tuvo un mal desarrollo clínico, para finalmente morir a causa de una peritonitis y falla multiorgánica raíz de una UPP de acuerdo a la autopsia realizada.12 Este síndrome esta caracterizado usualmente por una UPP que puede desencadenar una fuga de contenido gástrico hacia la corredera parietocólica derecha, discurriendo hacia la fosa iliaca derecha lugar donde se acumula, disfrazándose de AA13, por lo que el Síndrome de Valentino es una condición rara que imita a una gran variedad de diagnósticos diferenciales.14.

Dentro de la sintomatología destacan dolor epigástrico, hinchazón gástrica, dolor retroesternal, náuseas, y sensación de acidez estomacal, aunque también se puede presentar con síntomas atípicos los cuáles no son tan frecuentes dentro de la población afectada, como lo son: melena y hematemesis.15 Factores de riesgo para complicación de UP incluye AINEs, H. pylori, y una úlcera mayor a 1cm6, en cuyos casos se deben de llevar al quirófano tan pronto como se estabilice al paciente, ya que esta enfermedad tiene una alta tasa de morbimortalidad.16,17

A la exploración física los pacientes pueden presentar, pero no limitarse a taquicardia, taquipnea, hipotensión, fiebre.1 Signos de AA se pueden positivizar tales como: McBurney, Rovsing, Blumberg, Psoas y Obturador.13 Dentro de la amplia posibilidad diagnóstica de patologías expresadas como un dolor en fosa iliaca derecha, es importante apoyarse en otras técnicas médicas como lo son las imágenes, las cuales en la mayoría de casos ayudan a confirmar el diagnóstico clínico. Los rayos x de abdomen y tórax en bipedestación o decúbito lateral pueden presentar aire libre subdiafragmático e intraperitoneal en cerca de 80-85% de los casos, en algunos de los centros médicos se realiza ecografía o TAC en las cuales se pueden confirmar los casos y diagnósticos apropiados en un 80 a 90% de los mismos.1,13 En la mayoría de estos los diagnósticos son confirmados por TAC antes de ser llevados a la mesa de operaciones, ya que esta técnica imagenológica es el «estándar de oro», siendo utilizado en más del 70% de los casos clínicos.14 Con el uso del TAC podemos encontrar una diversidad de signos que ayudan a realizar un diagnóstico más acertado, por ejemplo: aire libre en cavidad abdominal, ya sea retroperitoneal o peritoneal dependiendo del sitio de la perforación de UP, engrosamiento de la pared gástrica o dueodenal, cambios inflamatorios en sitios adyacentes, colecciones.14 Un signo radiológico conocido como «Signo del riñón derecho velado»14,18, por lo que el TAC es una buena herramienta de apoyo diagnóstico ante este síndrome difícil de dilucidar.

A nivel de análisis sanguíneo y de biomarcadores, lo más notorio sería una moderada a alta elevación de leucocitos, ácidosis metabólica, hiperamilasemia, dónde la real utilidad de este estudio de laboratorio es excluir otras posibles afecciones abdominales como lo es la pancreatitis.1,12,19

El manejo de este síndrome por lo general es llevado a cabo en sala de operaciones ya que suele ser un estadío de una patología avanzada la cual puede presentar compromiso más allá de la UP, como puede ser necrosis, sepsis e incluso la muerte si no se da un manejo oportuno y a la brevedad posible. Se debe de individualizar el manejo quirúrgico de acuerdo al paciente y lo que se identifique tanto pre como intraoperatoriamente, y de acuerdo a los recursos hospitalarios con los que se cuente.

Una de las técnicas quirúrgicas consiste en el cierre de la UP perforada, con sus variaciones, las cuales son: cierre simple de la UP con suturas interrumpidas sin omentoplastía o parche de omento, cierre simple con pedículo de omento suturado sobre la perforación, reparación de Cellan-Jones: introducir un pedículo de omento en la perforación y suturar la misma, y parche de Graham: introducir en la perforación omento libre y suturarlo. Cada una de estas técnicas se pueden probar intraoperatoriamente para asegurarse que no haya fuga alguna.1 Mosche Schein mencionó: ‘Do not stitch the perforation but plug it with viable omentum and patch a perforated ulcer if you can, if you cannot, then you must resect’.19 Por lo que podemos deducir lo que sucede si las técnicas anteriores no llegan a funcionar como se esperaba, se debe de resecar la porción gástrica o duodenal afectada y sus adyacentes que se encuentren en condiciones no viables, al igual que realizar un lavado peritroneal con solución salina tibia.1 En centros médicos donde se cuente con la posibilidad de realizar procedimientos laparóscopicos con especialistas entrenados en esta práctica, es recomendada esta técnica sobre la laparotomía por sus múltiples beneficios como lo son: ser mínimamente invasivo, manejo álgico más efectivo, reducción del tiempo hospitalario, reducción de costos y suele tener un resultado cosmético mejor, además de su versatilidad para llevar a cabo una exploración completa de cavidad peritoneal en busca de otras posibles afecciones intracavitarias.1,12,20,21

Es importante destacar que hay una tasa moderadamente alta reportada en literatura de complicaciones postquirúrgicas en esta patología, la cual asciende hasta 30% de los casos de UP perforada, con una estadística de infección del sitio quirúrgico de un 48%22, absceso intraabdominal en un 9%, sangrado en 6%, sepsis 2,5% y mortalidad que puede alcanzar un elevado 11% de los casos.1

Resultados

La literatura revela una escasez significativa de datos epidemiológicos sobre el Síndrome de Valentino, siendo reportado principalmente a través de casos clínicos aislados, lo que dificulta establecer su prevalencia e incidencia reales. Entre los factores de riesgo identificados destacan el uso crónico de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), la infección por Helicobacter pylori, la hipersecreción ácida por gastrinomas (síndrome de Zollinger-Ellison), y el uso de tabaco.

El cuadro clínico puede incluir y no limitarse a dolor epigástrico, náuseas, acidez, y en casos atípicos, dolor en fosa iliaca derecha que simula una apendicitis aguda. Signos clínicos positivos como McBurney, Rovsing, Blumberg, Psoas y Obturador pueden inducir a un diagnóstico erróneo de apendicitis. El diagnóstico se apoya en estudios de imagen: radiografías simples pueden mostrar aire libre subdiafragmático en 80-85% de los casos.

El TAC se considera el estándar de oro, permitiendo evidenciar aire libre, engrosamiento de la pared gástrica o duodenal y el «signo del riñón derecho velado». Los exámenes de laboratorio muestran leucocitosis, acidosis metabólica y amilasa elevada, útiles para el diagnóstico diferencial, especialmente excluyendo una posible pancreatitis.

El tratamiento es predominantemente quirúrgico. Las técnicas más utilizadas incluyen: cierre simple con o sin parche de epiplón, reparación tipo Cellan-Jones o Graham, y en casos complejos, resección gástrica o duodenal. La laparoscopía ha mostrado ventajas sobre la laparotomía, como menor dolor postoperatorio, estadía hospitalaria reducida y mejor exploración peritoneal, siempre que se cuente con los recursos y experiencia adecuada.

El principal desafío es el diagnóstico precoz y acertada, dada su presentación atípica y la falta de algoritmos diagnósticos estandarizados. Esto puede provocar retrasos en el diagnóstico inicialmente, tratamiento quirúrgico y peores desenlaces que pueden llegar a ser fatales. Las complicaciones postoperatorias son frecuentes, con tasas de hasta 30% que incluyen infección del sitio quirúrgico (48%), abscesos intraabdominales (9%), sangrado (6%), sepsis (2.5%) y mortalidad hasta del 11%.

Se han documentado mejoras en técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, como la reparación laparoscópica modificada de Cellan-Jones. Se destaca la importancia creciente del uso sistemático del TAC como herramienta diagnóstica en pacientes con dolor en fosa iliaca derecha y antecedentes compatibles con UP.

Discusión

El Síndrome de Valentino representa un reto diagnóstico significativo debido a su presentación clínica atípica que imita patologías más frecuentes como la apendicitis aguda. La revisión de la literatura evidencia que, aunque el cuadro clínico puede parecer banal o inespecífico, la evolución puede ser grave si no se detecta y trata de manera oportuna. La falta de familiaridad con esta entidad por parte del personal médico contribuye a un subdiagnóstico y, en consecuencia, a un tratamiento tardío que aumenta el riesgo de complicaciones. El uso de TAC como herramienta diagnóstica ha demostrado ser fundamental, superando en sensibilidad y especificidad a otros métodos tradicionales como la radiografía simple. A pesar de los avances en técnicas quirúrgicas, la elección del abordaje continúa dependiendo de la experiencia del cirujano y la disponibilidad de recursos.

Los casos analizados coinciden con revisiones previas en cuanto a la rareza de la entidad y su similitud clínica con la apendicitis. Algunos estudios coinciden en que el dolor migratorio a fosa iliaca derecha, junto con signos peritoneales positivos, generan un sesgo diagnóstico que retrasa la identificación de una úlcera perforada retroperitoneal. A diferencia de revisiones anteriores donde se priorizaba la laparotomía, trabajos más recientes destacan la eficacia y seguridad del abordaje laparoscópico, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento definitivo. Esto sugiere una evolución positiva en el enfoque quirúrgico, especialmente en centros con experiencia en cirugía mínimamente invasiva.

Una de las principales limitaciones identificadas es la escasa cantidad de estudios sistemáticos o de cohorte que permitan establecer la prevalencia real, así como guías diagnósticas claras. La mayoría de la información disponible proviene de reportes de casos, lo que limita la generalización de los hallazgos. Además, existe una falta de protocolos estandarizados que permitan sospechar este síndrome en pacientes con dolor abdominal atípico y antecedentes de enfermedad ácido-péptica. Sería útil desarrollar algoritmos diagnósticos que integren factores clínicos, antecedentes y estudios de imagen para reducir el subdiagnóstico. Las futuras líneas de investigación deberían centrarse en:

La recopilación sistemática de casos para identificar patrones comunes, el desarrollo de herramientas de predicción clínica, y la evaluación comparativa entre técnicas quirúrgicas en términos de morbilidad y mortalidad.

Conclusiones

El Síndrome de Valentino, definido por la perforación de una UP que simula apendicitis aguda, supone un reto diagnóstico debido a su aparición inusual. El uso constante de AINEs, la infección por H. pylori y la hipersecreción ácida vinculada a gastrinomas son los factores de riesgo más notables. En términos clínicos, puede manifestarse con dolor en el cuadrante inferior derecho, signos peritoneales positivos y síntomas inespecíficos como náuseas o acidez, lo que complica su distinción de otras afecciones abdominales.

El TAC es el estándar de oro para el diagnóstico, permitiendo identificar hallazgos como neumoperitoneo, engrosamiento de la pared gástrica o duodenal y el «signo del riñón derecho velado». El manejo quirúrgico, preferentemente laparoscópico, incluye técnicas como el cierre simple con omentoplastía o la resección en casos complejos, mostrando mejores resultados en términos de recuperación y reducción de complicaciones.

El diagnóstico temprano y preciso del Síndrome de Valentino es crucial debido a su alta morbilidad y mortalidad. La falta de algoritmos estandarizados y la presentación clínica engañosa pueden retrasar la intervención, aumentando el riesgo de complicaciones graves como peritonitis, sepsis y fallo multiorgánico. Se enfatiza la necesidad de una evaluación integral que combine historia clínica detallada, examen físico exhaustivo y el uso sistemático de TAC en pacientes con dolor abdominal atípico y antecedentes de enfermedad ácido-péptica. La sospecha clínica elevada y el acceso a imágenes avanzadas son pilares para reducir errores diagnósticos y mejorar los desenlaces.

El manejo quirúrgico oportuno y adecuado es determinante en el pronóstico de los pacientes con Síndrome de Valentino. Las técnicas mínimamente invasivas, como la laparoscopía, han demostrado ventajas significativas, incluyendo menor dolor postoperatorio, estancias hospitalarias más cortas y menor tasa de complicaciones. Sin embargo, la elección del abordaje debe adaptarse a las condiciones del paciente y los recursos disponibles. La individualización del tratamiento, junto con la reparación efectiva de la perforación y el lavado peritoneal, son esenciales para reducir las tasas de mortalidad (hasta un 11%) y complicaciones como infecciones o abscesos. Futuras investigaciones deberían enfocarse en protocolizar el manejo y evaluar estrategias para optimizar los resultados quirúrgicos.

En conclusión, el Síndrome de Valentino requiere un alto índice de sospecha, un diagnóstico basado en imágenes avanzadas y un manejo quirúrgico especializado para mitigar sus consecuencias potencialmente graves. La educación continua del personal médico y el desarrollo de guías clínicas son clave para abordar esta entidad de manera efectiva.

Bibliografía

1. Bertleff MJOE, Lange JF. Perforated Peptic Ulcer Disease: A Review of History and Treatment. Dig Surg. 2010;27(3):161–9.
2. Sharma P, Hegde R, Kulkarni A, Soin P, Kochar P, Rotem E. Imaging right lower quadrant pain: Not always appendicitis. Clin Imaging. julio de 2020;63:65–82.
3. Kambadakone AR, Santillan CS, Kim DH, Fowler KJ, Birkholz JH, Camacho MA, et al. ACR Appropriateness Criteria® Right Lower Quadrant Pain: 2022 Update. J Am Coll Radiol. noviembre de 2022;19(11):S445–61.
4. Prabhu V, Shivani A. An overview of history, pathogenesis and treatment of perforated peptic ulcer disease with evaluation of prognostic scoring in adults. Ann Med Health Sci Res. 2014;4(1):22.
5. Arshad SA, Murphy P, Gould JC. Management of Perforated Peptic Ulcer: A Review. JAMA Surg [Internet]. el 12 de febrero de 2025 [citado el 2 de marzo de 2025]; Disponible en: https://jamanetwork.com/journals/jamasurgery/fullarticle/2830134
6. Townsend CM, Beauchamp RD, Evers BM, Mattox KL, Sabiston DC, editores. Sabiston textbook of surgery: the biological basis of modern surgical practice; [enhanced digital version included]. 21st edition. St. Louis: Elsevier; 2022. 2147 p.
7. Costanzo LS. Physiology. 5. ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2014. 502 p. (Student consult).
8. Brown LM. Helicobacter pylori: epidemiology and routes of transmission. Epidemiol Rev. 2000;22(2):283–97.
9. Gn R, Hunt R, Lazebnik LB, Marakhouski YC, Manuc M, Aye KS, et al. International Consensus on Guiding Recommendations for Management of Patients with Nonsteroidal Antiinflammatory Drugs Induced Gastropathy-ICON-G. Euroasian J Hepato-Gastroenterol. el 1 de diciembre de 2018;8(2):148–60.
10. Richy F, Bruyere O, Ethgen O, Rabenda V, Bouvenot G, Audran M, et al. Time dependent risk of gastrointestinal complications induced by non-steroidal anti-inflammatory drug use: a consensus statement using a meta-analytic approach. Ann Rheum Dis. julio de 2004;63(7):759–66.
11. Norton JA, Foster DS, Ito T, Jensen RT. Gastrinomas. Endocrinol Metab Clin North Am. septiembre de 2018;47(3):577–601.
12. Villamil-Angulo CJ, Pérez Calvo D, Villamil Castro NA, Rey Chaves CE, Conde D. Valentino’s syndrome: Simulation of acute appendicitis in the context of peptic ulcer perforation. Case report and literature review. Int J Surg Case Rep. el 1 de abril de 2023;105:108064.
13. Noussios G, Galanis N, Konstantinidis S, Mirelis C, Chatzis I, Katsourakis A. Valentino’s Syndrome (with Retroperitoneal Ulcer Perforation): A Rare Clinico-Anatomical Entity. Am J Case Rep [Internet]. el 2 de julio de 2020 [citado el 9 de abril de 2025];21. Disponible en: https://www.amjcaserep.com/abstract/index/idArt/922647
14. Kara Carmo F, Santorcuato Cubillos F, Maldonado Schoijet I. Valentino’s Syndrome: from History to Images. A Case-Based Literature Review. Acta Gastroenterológica Latinoam. el 30 de junio de 2023;53(2):188–92.
15. Malfertheiner P, Chan FK, McColl KE. Peptic ulcer disease. The Lancet. octubre de 2009;374(9699):1449–61.
16. Xie X, Ren K, Zhou Z, Dang C, Zhang H. The global, regional and national burden of peptic ulcer disease from 1990 to 2019: a population-based study. BMC Gastroenterol. el 10 de febrero de 2022;22(1):58.
17. An SJ, Davis D, Kayange L, Gallaher J, Charles A. Predictors of mortality for perforated peptic ulcer disease in Malawi. Am J Surg. el 1 de junio de 2023;225(6):1081–5.
18. Lakshmi A, Lakshmi Bv, Sarala S, Mutteswaraiah B. The veiled right kidney sign. Indian J Nephrol. 2008;18(3):134.
19. Stahel PF. Schein’s common sense emergency abdominal surgery (4th edition). Patient Saf Surg. diciembre de 2015;9(1):42, s13037-015-0088-z.
20. Tan S, Wu G, Zhuang Q, Xi Q, Meng Q, Jiang Y, et al. Laparoscopic versus open repair for perforated peptic ulcer: A meta analysis of randomized controlled trials. Int J Surg. septiembre de 2016;33:124–32.
21. Odisho T, Shahait AA, Sharza J, Ali AA. Outcomes of laparoscopic modified Cellan-Jones repair versus open repair for perforated peptic ulcer at a community hospital. Surg Endosc. enero de 2023;37(1):715–22.
22. Tenner S, Baillie J, DeWitt J, Vege SS, American College of Gastroenterology. American College of Gastroenterology guideline: management of acute pancreatitis. Am J Gastroenterol. septiembre de 2013;108(9):1400–15; 1416.

Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.