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Valoración bioética eutanasia

Valoración bioética eutanasia

RESUMEN

Desde siempre, a lo largo de la historia, se ha tratado de regular la muerte producida de forma voluntaria. En el presente artículo se realiza la evaluación de uno de los principios básicos de la bioética, a partir de la propuesta de Ley Orgánica para legalizar la Eutanasia en España, incluido en el Boletín Oficial de las Cortes Generales, Congreso de los Diputados, XII legislatura, serie B: proposiciones de Ley, 30 de enero de 2017, nº 77-1, pág. 1. Dicha propuesta fue presentada por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos – En Comú Podem –  En Marea, el 18 de enero del mismo año, y en ella encontramos la exposición de motivos y las disposiciones para llevar a cabo la presente proposición.

AUTORES: Beatriz Pinto Rodríguez 1 María Bielsa Miñana 2 Elena Alloza García 3 Sara Pérez Mateo 4

1 Beatriz Pinto Rodríguez. Diplomada en Enfermería. Enfermera con plaza en propiedad en Can Misses de Ibiza. Enfermera en Hospital Can Misses de Ibiza.

2 María Bielsa Miñana. Diplomada en Enfermería. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

3 Elena Alloza García. Graduada en Enfermería. Enfermera en Mas Prevención de Zaragoza.

4 Sara Pérez Mateo. Graduada en Enfermería. Enfermera en Hospital Psiquiátrico Prisma de Zaragoza.

PALABRAS CLAVE: Eutanasia– Dignidad – Vida humana – Ética

OBJETIVOS

  • Conocer la propuesta de ley de 18 de enero 2017 para legalizar la eutanasia en España.
  • Definir los conceptos implicados.
  • Concretar la legalidad ética de la eutanasia atendiendo a los principales modelos éticos.

METODOLOGÍA

Revisión bibliográfica y el análisis de textos. Se utilizarán las siguientes bases de datos: www.bioeticaweb.com, CINAHL, Dialnet, PubMed, Scopus, WOS, www.georgetown.edu/research/nrcbl,www.euroethics.de,

http://europa.eu.int/comm/research/life/elsa/index.html.

Los criterios de inclusión serán estudios de los últimos diez años en idioma castellano, e inglés.     Los descriptores de las estrategias de búsqueda serán los propios de las ciencias de la salud, como DeCS o MESH.

MARCO TEÓRICO

Evolución histórica

Las prácticas eutanásicas y el suicidio por motivos altruistas, eran bastante frecuente en los pueblos primitivos. Tanto en Grecia como en Roma, hubo numerosos defensores y algún detractor de la eutanasia, como lo atestiguan numerosos documentos y testimonios literarios.
Platón en su obra Fedón describe el comportamiento de Sócrates en sus últimos días, o en su libro III de La República. Hipócrates se opuso a la eutanasia. Por esta razón hizo que los médicos se comprometieran éticamente con el denominado Juramento Hipocrático.
El Estoicismo fue la filosofía más influyente en el Imperio romano durante el periodo anterior al ascenso del cristianismo. Séneca, Epícteto y Marco Aurelio son los tres filósofos estoicos cuyos escritos se conservan, y ven así la eutanasia. Séneca, basándose en que la ley eterna fija un solo modo de iniciar la vida, pero varios para salir de ella, nos ha transmitido su opinión al respecto cuando dice «es al hombre a quien corresponde decidir libremente sobre el sentido y su capacidad de soportar su existencia en el cuerpo», «no se debe ni querer demasiado a la vida ni odiarla demasiado, sino buscar un término medio y ponerle fin cuando la razón lo aconseje», «no se trata de huir de la vida sino de saber dejarla» o «es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento».
Epícteto ve la muerte como una afirmación de la libertad. «la vida a veces no tiene rumbo alguno y solo provoca sufrimientos tanto para el enfermo como para sus familiares, es por lo que el enfermo tiene el derecho a decidir».
Marco Aurelio, en su Libro III «una de las funciones más nobles de la razón consiste en saber si es o no, tiempo de irse de este mundo».
El cristianismo, en un principio, no solo no condenó el suicidio, sino que incluso lo consideró como un gesto heroico, para escapar al deshonor, diferenciándolo muy claramente del martirio. A partir del siglo IV, es cuando para evitar el gran número de suicidios de creyentes fanáticos, que pretendían, a través de la inmolación, conquistar el paraíso, y para restablecer un poco de valor a la vida humana, empieza a manifestarse en su contra. San Agustín equiparó el suicidio al homicidio. El pensamiento agustiniano influyó en gran medida en la doctrina posterior de la Iglesia. El Código Canónico empezó a condenar el suicidio a partir del Concilio de Arles en el año 452. En la Edad Media la Iglesia Católica siguió condenando el suicidio, y por tanto la eutanasia.
En el Renacimiento se produce un cambio de mentalidad, y en lo que se refiere a la eutanasia, a ésta se la relaciona con el buen morir en el sentido físico, como el último proceso de la vida del ser humano. Tomas Moro, al describir en su obra Utopía, la forma del Estado ideal.
En 1605 Francis Bacon introduce por primera vez, la actual concepción de eutanasia: «la acción del médico sobre el enfermo incluyendo la posibilidad de apresurar la muerte».
David Hume, (1711 a 1776) justifica la eutanasia cuando dice «si el disponer de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al todopoderoso, y fuese infringir el derecho divino el que los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara para conservar la vida, como el que decidiese destruirla».
Los Utilitaristas, a finales del siglo XVIII y en el XIX, en su pensamiento mantienen que cualquier acción es moralmente buena cuando produce mayores beneficios que perjuicios, y por lo tanto, el valor ético de la conducta está determinado por el carácter práctico de los resultados. Bentham.
La Revolución Francesa creó la tradición jurídica de la no punición del suicidio que se refleja en la casi totalidad de la actual codificación penal.
Los Eugenistas buscan el perfeccionamiento de las cualidades de la raza humana mediante el estudio de la herencia. Aunque la idea de eugenesia estaba ya presente en la República de Platón, el actual concepto se fraguó durante la segunda mitad del siglo XIX con el darwinismo social, fundamentado en la perfección de la especie humana y en una confianza cada vez mayor en la ciencia como forma de conocimiento. Cuando sus lemas, «lucha por la supervivencia» y «ley del más fuerte», se aplicaron a la sociedad, es cuando aparece la eugenesia moderna. A partir de 1900, con la aparición de la genética moderna, las corrientes interesadas en «mejorar» la raza humana se transformaron en un movimiento institucionalizado, los Eugenistas, en el que cabe destacar dos corrientes: la eugenesia positiva que se centra en aumentar el potencial educativo de los individuos especialmente «adaptados», y la eugenesia negativa que subraya la necesidad de apartar a aquellos particularmente «inadaptados». Entre 1910 y 1940 el movimiento, estrechamente asociado con un sentimiento de superioridad blanca anglosajona, fue especialmente intenso en Inglaterra, Estados Unidos y Alemania.
Karl Binding y Alfred Hoche en 1920 utilizan el término eutanasia, para proponer la muerte de personas social y económicamente inadaptadas como los enfermos mentales o minusválidos.
En 1920, Hitler y los médicos alemanes cometieron miles de asesinatos. A finales de 1939, Hitler autorizó, por primera vez, la aplicación de la eutanasia. En 19541, la Eutanasia era rutina de un hospital normal.

Hasta 1973, la eutanasia era ilegal en los Países Bajos, En 1984, la Sociedad Real de Medicina emitió «las reglas de conducta cuidadosa» para la eutanasia. En 1985 una corte dejó caer el requisito de la «enfermedad terminal». En 1990, médicos en los Países Bajos estaban envueltos en 11.800 muertes, o 9% de todas las muertes en el país. De éstos, la mitad se etiquetó «eutanasia involuntaria activa», es decir, el paciente se mató sin su consentimiento. En 1995, el Parlamento legisló estas decisiones judiciales.

Declaración de Tokio en 1975. La importancia en 1948 la Declaración de las Naciones Unidas, documento necesario para la vida.

Definiciones

Eutanasia: acción u omisión, por parte del médico u otra persona, con la intención de provocar la muerte del paciente terminal o altamente dependiente, por compasión y para eliminarle todo dolor. Dentro del término eutanasia hay que diferenciar:

– Eutanasia voluntaria: la que se lleva a cabo con consentimiento del paciente.

– Eutanasia involuntaria (también llamada cacotanasia o coactiva): practicada contra la voluntad del paciente, que manifiesta su deseo de no morir.

– Eutanasia no voluntaria: la que se practica no constando el consentimiento del paciente, que no puede manifestar ningún deseo, como sucede en casos de niños y pacientes que nos han expresado directamente su consentimiento informado.

– Eutanasia activa: la que mediante una acción positiva provoca la muerte del paciente.

– Eutanasia pasiva: dejar morir intencionadamente al paciente por omisión de cuidados o tratamientos indicados.

– Ortotanasia: permitir que la muerte natural llegue en enfermedades incurables y terminales, tratándolas con los máximos tratamientos paliativos para evitar sufrimientos, recurriendo a medidas razonables.

Enfermo terminal: el que padece una enfermedad de la que no cabe esperar que se recupere, previsiblemente mortal a corto plazo que puede ser desde algunas semanas a varios meses, a lo sumo.

Cuidados paliativos: la atención a los aspectos físicos, psíquicos, sociales y espirituales de las personas en situación terminal, siendo los objetivos principales el bienestar y la promoción de la dignidad y autonomía de los enfermos y de su familia. Estos cuidados requieren normalmente el concurso de equipos multidisciplinares, que pueden incluir profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, asistentes sociales, terapeutas ocupacionales, auxiliares de Enfermería, psicólogos), expertos en ética, asesores espirituales, abogados y voluntarios.

Sedación terminal: la administración deliberada de fármacos para lograr el alivio, inalcanzable con otras medidas, de un sufrimiento físico y/o psicológico, mediante la disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible de la conciencia, en un paciente cuya muerte se prevé muy próxima, con el consentimiento explícito, implícito o delegado del mismo. Desde el punto de vista ético, no es relevante el que, como efecto secundario no buscado de la administración de la sedación se adelante la muerte de la persona, siempre y cuando esto no sea lo que se pretenda directamente como fin de la acción.

Suicidio: el acto de quitarse voluntariamente la propia vida.

Suicidio asistido: el acto de ayudar a suicidarse en el caso en el que la persona no sea capaz de hacerlo por sus propios medios.

Testamento vital: documento en el que un individuo explicita las instrucciones que deberán tenerse en cuenta cuando su estado de salud no le permita expresarlas él mismo, especialmente en lo relativo a tratamientos médicos y al posterior destino de su cuerpo y órganos.

Suicidio medicamente asistido: ayuda o asistencia médica a otra persona que desea terminar su existencia. En la mayoría de los países la legislación lo contempla como delito punible.

Limitación de las medidas del soporte vital: decisión clínica que toma el equipo asistencial conjuntamente con el paciente, se trataría de no instaurar o retirar algunas medidas de soporte vital comunes en la UCI, (ventilación artificial, diálisis, medicación vasoactiva, antibióticos, infusión de hemoderivados y la nutrición).

CONCLUSIONES

Todo ser humano posee una dignidad intrínseca e inviolable, que no es susceptible de gradaciones, y que es universal e independiente de la situación, edad, salud o autonomía que se posea. Esa dignidad es inherente a toda vida humana, le confiere el derecho irrenunciable a la vida y es un deber inexcusable del estado protegerla, incluso cuando la persona, su titular, pueda no valorarla.

Para quienes estamos a favor de la eutanasia así como de la dignificación de la profesión sanitaria, tan imperativo es el rechazo al descontrol de este nuevo planteamiento, como el del encarnizamiento terapéutico. Desde el principio del respeto máximo de la vida humana, dejando a un lado el concepto de matar o dejar matarse, dentro del contexto del individualismo hedonista donde el derecho a una «muerte digna» está dentro de la  autonomía, la libertad y la vida humanas.

Habrá que renovar los protocolos de actuación de científicos, médicos y demás profesionales de la salud como forma de garantizar la seguridad ética y jurídica de sus actuaciones en este tipo de situaciones clínicas.

Por ejemplo, ante un enfermo terminal, con dolor físico y/o sufrimiento moral, lo más justo y humano es acompañarle, administrarle tratamientos proporcionados y paliar sus dolores, respetando tanto la vida como la muerte, si él o sus familiares así lo desean.

El testamento vital, hoy, como forma de asegurar el respeto a la autonomía de la persona, está regulado jurídicamente, y debe de conciliar la atención a las previsiones y preferencias del otorgante, con la garantía de la legalidad, así como con las exigencias de la lex artis y los derechos y deberes de los profesionales de la salud, pero que pudiera contemplar la desconexión en su amplia definición de la vida llagado el punto que el paciente indique.

Los cuidados paliativos, con una atención integral al enfermo terminal, que incluya los aspectos físicos, morales y espirituales de éste y respete su derecho a asumir su proceso de muerte, representan la actuación éticamente correcta actualmente, compatibles con la eutanasia que la minoría de las personas podrían solicitar.

Considerando la muerte, a la medida de la dignidad de la persona, reconociendo el valor de cualquier vida humana y rechazando el argumento que considera unas vidas como dignas y otras no. Sobre esta base, se promueve la inviolable dignidad de la persona humana, la defensa de los derechos que le son inherentes, desde la objetiva y prudente consideración de la realidad y sentido de la vida y de la muerte.

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