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Abscesos cutáneos

Abscesos cutáneos

Resumen:

Los abscesos son infecciones que se presentan en forma de tumoración rojiza y que es necesario drenarlas para su resolución. En el presente trabajo nos marcamos el objetivo de dar a conocer en qué consiste esta patología y que procedimiento debemos de llevar a cabo para resolverla, para ello hemos realizado una revisión bibliográfica a través de la búsqueda de la bibliografía en diferentes bases de datos como Dialnet, PubMed y Scielo.

Autores:           Celia Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Rosa María Ruíz García. Graduada en Enfermería.

Sara Garrido Manové. Graduada en Enfermería.

Palabras clave: Infección, quistes y drenaje.

Introducción:

Un absceso es una colección de pus que podemos localizar en una zona anatómica concreta y que fluctúa al tacto. Dicha colección de pus es debida a una infección que se presenta en forma de tumoración roja, caliente y dolorosa.

Los abscesos son patologías muy frecuentes que nos vamos a encontrar en nuestro trabajo diario ya que se presentan por innumerables motivos. En la actualidad nos encontramos con una gran falta de información por parte de los profesionales de Enfermería sobre el abordaje de dicho problema, ya que la gran mayoría de ellos desconocen la necesidad de romper los septos fibrosos para poder hacer un drenaje correcto del absceso.

El drenaje de los mismos es un procedimiento muy sencillo que podemos realizar de forma ambulatoria sin necesidad de derivar al hospital.

Objetivos:

Con este trabajo nos planteamos como objetivo dar a conocer que es un absceso y cuáles son los procedimientos a seguir para poder drenarlo.

Metodología:

La metodología utilizada ha sido la realización de una revisión bibliográfica a través de una búsqueda en la bibliografía de diferentes artículos relacionados con el tema en diversas bases de datos como son Dialnet, Pubmed y Scielo.

Desarrollo:

Un absceso podemos definirlo como una colección de pus localizada en una zona anatómica concreta, formada por restos de leucocitos degradados, bacterias, tejido necrótico y exudado inflamatorio, y rodeada de una zona de tejido inflamatorio, fibrina y tejido de granulación.

Estos pueden formarse en cualquier parte del organismo y pueden ser originados por bacterias, parásitos y sustancias extrañas. Las diferentes localizaciones donde podemos encontrarlos son: abdomen, hígado, ano-recto, cerebro, médula espinal, dientes y en la piel. Cómo enfermeros los abscesos que pueden ser abordados por nosotros son los cutáneos o subcutáneos.

En función del aspecto que tenga el contenido de pus podremos orientarnos sobre cuál es el origen de la infección, la cual se confirma mediante un cultivo. Por lo tanto nos podemos encontrar con:

  • Exudado denso, cremoso, sin dolor
  • Serosidad sucia, sanguinolenta, fluida, con grumos pequeños y de mal olor
  • Exudado espeso
  • De aspecto achocolatado, fecaloide y fluido
  • Cuando al tocar el absceso con una gasa y obtiene un color azulado à piociánico/pseudomonas.

Cómo se forman los abscesos: para que puedan originarse es necesario que entren en contacto con los gérmenes del exterior. En algunas ocasiones dicho contacto se produce por:

  • Una herida, erosión o punción.
  • Por contigüidad.
  • Diseminados por el sistema circulatorio.

Las diferentes causas por la que son forman los abscesos innumerables, algunas de ellas son:

  • Infección de quistes epidermoides.
  • Infección de quistes dermoides.
  • Cuerpos extraños.
  • Tumores sobreinfectados.
  • Inmunodeficiencias.
  • Granulomas.
  • Picaduras y mordeduras.

Es una patología muy frecuente y es de urgencias y se define como una masa dolorosa, fluctuante con signos de infección. Los síntomas que se presentan son dolor, calor, tumor, rubor, impotencia funcional.

En numerosas ocasiones podemos confundir fácilmente un flemón con un absceso pero debemos de tener en cuenta que la diferencia entre ellos es que el flemón no contiene pus ni fluctúa al tacto mientras que el absceso sí.

Los abscesos tienen la siguiente evolución: celulitis, linfagitis-linfadenitis, miositis, fascitis necrosante, síndrome compartimental, septicemia.

El procedimiento que debemos de seguir para drenar los abscesos es el siguiente:

  1. Asegurarnos que el diagnóstico es fiable y ver hasta dónde alcanza la lesión.
  2. La persona debe de firmar el consentimiento informado antes de la intervención.
  3. Cuando nos encontremos ante una persona muy nerviosa debemos de recomendar la ansiolisis previa.
  4. Anestesia local, perilesional:
    1. Aspiración previa a la infiltración, sí al aspirar nos encontramos con pus debemos de retirar todo lo que hemos aspirado y empezar en otra zona.
    2. Infiltramos el anestésico local muy lentamente y siempre utilizando un anestésico sin vasoconstrictor.
  5. Apertura, desbridamiento y limpieza. Debemos de realizar una incisión no muy grande pero lo suficiente que nos permita drenar bien todo el contenido de pus.
    1. Siempre realizaremos la incisión por la zona que más fluctúe.
    2. Para poder realizar un buen drenaje del absceso debemos de romper los septos fibrosos que se encuentran en la hipodermis o tejido graso subcutáneo. Para ello podemos utilizar un método denominado “Método de Hilton” que nos ayuda a destabicar dichos septos.
Imagen 1: Método de Hilton
Imagen 1: Método de Hilton

 

Imagen 2: lavado con suero fisiológico
Imagen 2: lavado con suero fisiológico

 

Imagen 3: colocación de drenaje
Imagen 3: colocación de drenaje
  1. Podemos dejar un drenaje dentro de la cavidad.
  2. Y dejar que cierre por segunda intención, nunca cerrar primariamente.
  3. Cura oclusiva: colocaremos un apósito o placa absorbente cubriendo el drenaje. Debemos de realizar una cura diaria mientras la lesión siga presentando abundancia de exudado.
  4. Vendaje e inmovilización: es muy importante para que la evolución sea rápida y satisfactoria.

Los abscesos que debemos de derivar a otro nivel asistencial porque cómo enfermeros no podemos abordar son:

  • Abscesos de gran tamaño que necesitan desbridamiento amplio en quirófano.
  • Abscesos perianales profundos.
  • Abscesos en el triángulo nasogeniano.
  • Abscesos periamigdalinos, retrofaríngeos y parafaríngeos.
  • Angina de Ludwig (celulitis del suelo de la boca).

Conclusiones:

Los abscesos cutáneos cómo hemos visto a lo largo del trabajo son una patología muy frecuente y que podemos abordar los enfermeros en atención ambulatoria, por lo tanto debemos de presentar los conocimientos y destrezas necesarias para poder abordar dicho problema de manera sencilla y sin la necesidad de tener que derivar a otro nivel asistencial.

Bibliografía:

  • Domínguez, M., Galiana, J.A. & Pérez, F.J. (2016). Abscesos. En Manual de Cirugía Menor (317-327). Cádiz: GADICime.
  • Del Amo, R. & Díez, M.A. (2012). Drenaje de un absceso. AMF, Vol 8 (3), pp.147-150.
  • Varo Cenarruzabeitia JJ. Drenaje de abscesos. Libro electrónico de técnicas de

Urgencias. Servicio Navarro de Salud. Disponible en: http://www.cfnavarra.es/salud/

  • Vázquez Lima MJ, Casal Codesido JR. Guía de actuación en urgencias. 3ª edición.