Abuso sexual en el adulto mayor: señales críticas de alerta y medidas de prevención
Autor principal: Olger Manrique Porras Herrera
Vol. XIX; nº 21; 948
Sexual abuse in the elderly: critical warning signs and prevention measures
Fecha de recepción: 15/10/2024
Fecha de aceptación: 08/11/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 21 Primera quincena de Noviembre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 21; 948
Autores:
Olger Manrique Porras Herrera
Autor independiente
Mariela Segura Monge
Autor independiente
Frexini Gutiérrez Salazar
Autor independiente
RESUMEN
El presente estudio consiste en una revisión de literatura científica sobre el tema de abuso sexual en el adulto mayor. Se estudiaron 20 artículos recientes sobre el tema seleccionado. Se describe las condiciones en que presenta el abuso sexual hacia el adulto mayor. Se resumen los aspectos que determinan la vulnerabilidad de los adultos mayores en entornos familiares y comunitarios. El abuso sexual en el adulto mayor se manifiesta en un 10% de las personas de este grupo etario que ameritan cuidado. Se manifiesta con mayor prevalencia en mujeres en comparación con los hombres. Los cuidadores son señalados como los principales agresores sexuales fundamentalmente en ambientes de cuidado comunitario. Las señales físicas implican lesiones en la zona genital y perianal. Las señales psicológicas se manifiestan como ansiedad, depresión y miedo a entornos de cuidado o personas en específico. Las señales sociales se manifiestan como aislamiento o cambios en las maneras de comunicación o integración de los adultos mayores a actividades familiares o comunitarias. Elevar el nivel de preparación y la formación ética de los cuidadores de adultos mayores se considera la principal medida para mitigar el abuso. De igual forma se considera la vigilancia de los familiares en caso de los adultos mayores en hogares de cuidado. Elevar los beneficios laborales de los cuidadores y educar sobre la alerta temprana a los adultos mayores que sufren abuso. El abuso sexual al adulto mayor es un problema que pasa desapercibido en algunos casos, pero existe y es vital estudiar sus condiciones para prevenir sus consecuencias.
Palabras clave: abuso sexual en el adulto mayor, señales de alerta en adultos mayores víctimas de abuso sexual, medidas preventivas de abuso sexual en adultos mayores.
ABSTRACT
This study consists of a review of scientific literature on the topic of sexual abuse in the elderly. Twenty recent articles on the selected topic were studied. The conditions in which sexual abuse of the elderly occurs are described. The aspects that determine the vulnerability of the elderly in family and community environments are summarized. Sexual abuse in the elderly occurs in 10% of people in this age group who require care. It is more prevalent in women compared to men. Caregivers are identified as the main sexual aggressors, primarily in community care environments. Physical signs involve injuries to the genital and perianal areas. Psychological signs manifest as anxiety, depression, and fear of care environments or specific people. Social signs manifest as isolation or changes in the ways of communicating or integration of the elderly into family or community activities. Raising the level of preparation and ethical training of caregivers of the elderly is considered the main measure to mitigate abuse. Likewise, family monitoring is considered in the case of older adults in care homes. The employment benefits of caregivers should be increased and older adults who suffer abuse should be educated about early warning. Sexual abuse of the elderly is a problem that goes unnoticed in some cases, but it exists and it is vital to study its conditions in order to prevent its consequences.
Keywords: sexual abuse in the elder, warning signs in elder victims of sexual abuse, preventive
measures for sexual abuse in the elder
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
INTRODUCCIÓN
La creciente prevalencia del abuso sexual entre los ancianos es un problema acuciante que requiere atención e intervención urgentes. A medida que la población envejece, los adultos mayores se vuelven más vulnerables a diversas formas de abuso, incluida la explotación y la agresión sexual. Las investigaciones indican que las personas de 65 años o más corren un mayor riesgo debido a factores como el deterioro cognitivo, el aislamiento social y la dependencia de los cuidadores(1). Comprender las señales de advertencia del abuso sexual e implementar medidas de prevención efectivas es crucial para salvaguardar a este grupo demográfico y garantizar su dignidad y seguridad.
Las señales de advertencia del abuso sexual en personas mayores pueden manifestarse en diversos cambios físicos, emocionales y conductuales. Las víctimas pueden presentar lesiones inexplicables, cambios repentinos de humor o comportamiento o retraimiento de las interacciones sociales (2). Además, signos como la renuencia a estar a solas con ciertas personas o cambios en la higiene personal también pueden indicar un posible abuso. Reconocer estos indicadores es esencial para que los cuidadores, los familiares y los profesionales de la salud intervengan con prontitud y brinden el apoyo necesario (3).
Las medidas preventivas contra el abuso sexual en las personas mayores deben centrarse en la educación, la concienciación y la participación de la comunidad. Los programas de capacitación dirigidos a los cuidadores y los proveedores de atención médica pueden mejorar su capacidad para reconocer las señales de advertencia y responder de manera adecuada (2). Además, fomentar la comunicación abierta entre las personas mayores y sus familias puede empoderar a las víctimas para que revelen el abuso sin temor a represalias o incredulidad. Las iniciativas comunitarias que promueven la inclusión social y las redes de apoyo para las personas mayores también pueden desempeñar un papel importante en la reducción del aislamiento y la vulnerabilidad (1).
En conclusión, abordar el problema del abuso sexual en las personas mayores requiere un enfoque multifacético que combine la concienciación, la educación y el apoyo de la comunidad. Al identificar las señales de advertencia de manera temprana e implementar estrategias de prevención sólidas, la sociedad puede proteger a una de sus poblaciones más vulnerables. La investigación continua sobre intervenciones efectivas mejorará aún más nuestra comprensión de este tema crítico y guiará los esfuerzos futuros para garantizar la seguridad y el bienestar de los adultos mayores.
METODOLOGÍA
Esta revisión bibliográfica se realizó mediante una búsqueda sistemática en múltiples bases de datos electrónicas, incluidas Scielo, Dialnet, ELSEVIER, PubMed. La estrategia de búsqueda implicó el uso de palabras clave específicas relacionadas con descriptores como: adulto mayor, necesidades del adulto mayor, principios de la atención al adulto mayor, atención geriátrica integral. Los artículos se seleccionaron en función de sus títulos y resúmenes, seguido de una revisión exhaustiva de los textos completos para aquellos que cumplieron con los criterios iniciales.
Se aplicaron descriptores de búsqueda como “abuso sexual en adulto mayor”, “consecuencias del abuso sexual en adultos mayores”, “ señales de abuso sexual en adultos mayores”, “ medidas preventivas de abuso sexual en adulto mayor”.
RESULTADOS
Abuso sexual en el adulto mayor
El abuso sexual hacia el adulto mayor es un problema importante y a menudo poco denunciado que abarca una variedad de actos sexuales no consentidos dirigidos a este grupo etario. Se define como cualquier contacto o comportamiento sexual que ocurre sin el consentimiento de la persona mayor, que puede incluir actos físicos como tocamientos no deseados, penetración o actos sexuales coercitivos. La prevalencia de la violencia sexual entre los adultos mayores es alarmantemente alta: se estima que aproximadamente el 0,9 % de los adultos mayores experimentan victimización sexual anualmente, mientras que muchos casos permanecen sin denunciar debido al estigma, el miedo y los deterioros cognitivos (4).
Es importante destacar que muchas personas mayores pueden ser incapaces de dar un consentimiento debido a deterioros cognitivos como la demencia o la enfermedad de Alzheimer, lo que las hace particularmente vulnerables a la explotación(5). Este abuso puede ocurrir en varios entornos, incluidos hogares de ancianos, centros de vida asistida e incluso dentro del propio hogar de la víctima, a menudo perpetrado por cuidadores, familiares o conocidos que explotan su confianza y dependencia (6).
Los tipos de abuso sexual que sufren las personas mayores se pueden clasificar en varias formas. El abuso sexual físico incluye actos como tocamientos no deseados, agresión sexual o desnudez forzada. El abuso sexual emocional puede implicar obligar a una persona mayor a ver material pornográfico o participar en actos sexuales contra su voluntad (7).
Además, la explotación financiera a veces puede acompañar al abuso sexual, donde los perpetradores manipulan a sus víctimas para obtener ganancias económicas bajo el pretexto de brindarles cuidados. El impacto psicológico de dicho abuso puede provocar una angustia emocional grave, ansiedad y aislamiento social entre las víctimas, lo que complica aún más su capacidad para buscar ayuda o denunciar el abuso (2).
Comprender la dinámica del abuso sexual de personas mayores es fundamental para los esfuerzos de prevención e intervención. Las investigaciones indican que las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por este tipo de abuso, y los estudios muestran que tienen seis veces más probabilidades de ser víctimas que los hombres (8). La prevalencia del abuso sexual de personas mayores resalta la necesidad de una mayor conciencia entre los cuidadores y los profesionales de la salud sobre los signos y síntomas del abuso. Al fomentar un entorno donde los adultos mayores se sientan seguros y apoyados al revelar sus experiencias, podemos trabajar para reducir la incidencia de esta grave violación de los derechos humanos (5).
Factores individuales y contextuales del abuso sexual en adultos mayores
El abuso sexual en adultos mayores es un problema complejo que está influenciado por varios factores de riesgo individuales y contextuales. Los factores de riesgo individuales incluyen deterioro cognitivo, problemas de salud física y aislamiento social, que pueden aumentar significativamente la vulnerabilidad al abuso. El deterioro cognitivo, como la demencia, a menudo deja a los adultos mayores incapaces de dar o negar el consentimiento de una acción sexual, esto los convierte en blancos principales para la explotación (6).
Además, las condiciones de salud crónicas pueden conducir a una mayor dependencia hacia los cuidadores, lo que puede crear un desequilibrio de poder que los abusadores explotan (Baker et al., 2020). El aislamiento social exacerba aún más esta vulnerabilidad, ya que las personas aisladas tienen menos probabilidades de tener sistemas de apoyo externos que puedan ayudar a detectar o prevenir el abuso (9).
Los factores de riesgo contextuales también juegan un papel crucial en la prevalencia del abuso sexual entre los mayores. Los problemas relacionados con los cuidadores, como el abuso de sustancias, los problemas de salud mental y la falta de capacitación, contribuyen significativamente a la probabilidad de comportamiento abusivo (10). Por ejemplo, los cuidadores que padecen enfermedades mentales no tratadas o dependencia de sustancias pueden mostrar una mayor agresividad o un control deficiente de los impulsos, lo que conduce a situaciones de abuso. Además, los altos niveles de estrés de los cuidadores, que a menudo resultan de presiones financieras o de un apoyo inadecuado, pueden crear un entorno en el que es más probable que se produzcan abusos (11).
La interacción entre los factores individuales y contextuales pone de relieve la necesidad de estrategias integrales destinadas a la prevención y la intervención. Comprender estos factores de riesgo puede ayudar a desarrollar programas de formación específicos para los cuidadores y a mejorar los sistemas de apoyo comunitario para los adultos mayores (12). Al abordar tanto las vulnerabilidades individuales de los adultos mayores como los problemas sistémicos que afectan a los cuidadores, las partes interesadas pueden trabajar para reducir la incidencia del abuso sexual en esta población vulnerable.
Señales críticas de alerta de abuso sexual
Identificar los signos de abuso sexual en adultos mayores es fundamental para una intervención y un apoyo oportunos. Los signos de advertencia se pueden clasificar en indicadores físicos, psicológicos y sociales, cada uno de los cuales proporciona información fundamental sobre el posible abuso que sufren los ancianos. Reconocer estos signos puede empoderar a los cuidadores, familiares y profesionales de la salud para que tomen las medidas adecuadas para proteger a las personas vulnerables (13).
Los signos físicos de abuso sexual en adultos mayores a menudo se manifiestan como lesiones o afecciones médicas inexplicables. Los indicadores comunes incluyen hematomas alrededor de las áreas genitales o perianales, que pueden sugerir contacto sexual forzado (14). Otros signos físicos incluyen infecciones de transmisión sexual (ITS) inexplicables, sangrado del ano o los genitales y ropa interior rota o manchada. Además, los adultos mayores pueden experimentar un mayor dolor al sentarse o caminar, lo que puede indicar un trauma o una lesión relacionada con el abuso sexual. Estas manifestaciones físicas requieren evaluaciones médicas exhaustivas para determinar su origen y garantizar que se brinde la atención adecuada (3).
Los signos psicológicos son igualmente importantes para identificar un posible abuso sexual. Las víctimas pueden presentar cambios repentinos en su comportamiento, como mayor ansiedad, agitación o depresión (15). Pueden retirarse de las interacciones sociales o mostrar temor en presencia de ciertas personas, lo que indica una posible relación abusiva. Los síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT), como pesadillas o hipervigilancia, también pueden surgir después de incidentes de abuso (16). Además, los adultos mayores pueden expresar sentimientos negativos sobre sus cuerpos o exhibir comportamientos sexuales inusuales que son incompatibles con sus normas anteriores. Estos indicadores psicológicos a menudo requieren enfoques sensibles para alentar a las víctimas a revelar sus experiencias.
Los signos sociales del abuso sexual pueden incluir cambios en las relaciones y redes sociales de un individuo. Las víctimas pueden aislarse cada vez más, perdiendo el contacto con amigos y familiares debido al miedo o la vergüenza asociados con el abuso (12). También pueden mostrar renuencia a interactuar con los cuidadores o expresar incomodidad cuando ciertas personas están presentes. Este aislamiento social puede verse exacerbado por las tácticas manipuladoras del abusador, como controlar la comunicación con personas externas o limitar el acceso a los sistemas de apoyo (17). Comprender estas dinámicas sociales es esencial para crear entornos de apoyo que permitan a los adultos mayores buscar ayuda y denunciar el abuso.
Medidas preventivas
La prevención del abuso sexual en adultos mayores requiere un enfoque multifacético que aborde los factores individuales, de los cuidadores y sistémicos. Una de las principales medidas preventivas implica programas educativos dirigidos tanto a los cuidadores como a los adultos mayores. Los programas de capacitación para cuidadores pueden mejorar su comprensión del abuso a los ancianos, incluido el reconocimiento de señales de advertencia y la comprensión de los límites adecuados (2). Estos programas también pueden dotar a los cuidadores de habilidades para manejar el estrés y evitar el agotamiento, que son factores de riesgo importantes para perpetrar abusos. Las investigaciones indican que una capacitación bien estructurada puede conducir a mejores actitudes y comportamientos entre los cuidadores, lo que en última instancia reduce la probabilidad de incidentes abusivos (18).
Otra medida preventiva fundamental es el establecimiento de sistemas de apoyo para adultos mayores. Esto incluye recursos comunitarios como líneas telefónicas de ayuda, grupos de apoyo y acceso a servicios de salud mental. Los controles regulares por parte de familiares o voluntarios de la comunidad pueden ayudar a mitigar los sentimientos de aislamiento, que es un factor de riesgo conocido para el abuso a los ancianos (13). Además, la implementación de programas de administración del dinero puede proteger a los adultos mayores vulnerables de la explotación financiera, una forma común de abuso que suele acompañar a la violencia sexual (9). Estos programas pueden educar a los adultos mayores sobre cómo reconocer las estafas y administrar sus finanzas de manera segura, reduciendo así su vulnerabilidad a la explotación.
Las intervenciones de políticas también desempeñan un papel vital en la prevención del abuso sexual entre los adultos mayores. Las medidas legislativas que fortalecen las protecciones para los ancianos, como las leyes de denuncia obligatoria en caso de sospecha de abuso y una mayor supervisión de los centros de atención, son esenciales (6). Además, la creación de equipos multidisciplinarios que incluyan a proveedores de atención médica, trabajadores sociales y agentes de la ley puede facilitar una respuesta coordinada a los casos sospechosos de abuso (19). Estas colaboraciones garantizan que los casos se aborden de manera integral y que las víctimas reciban el apoyo y la protección necesarios.
Por último, es fundamental fomentar una cultura de concienciación y rendición de cuentas en los entornos de atención. Las organizaciones deben promover la transparencia con respecto a sus políticas sobre el abuso de ancianos y proporcionar canales claros para denunciar los casos sospechosos (20). Las auditorías y evaluaciones periódicas de los centros de atención pueden ayudar a identificar posibles riesgos y garantizar el cumplimiento de las mejores prácticas en materia de atención a personas mayores. Si se fomenta un entorno en el que no se tolere el abuso y el personal sea responsable de sus acciones, se puede reducir significativamente la incidencia del abuso sexual en adultos mayores.
Conclusiones
El abuso sexual de los adultos mayores es un problema crítico y a menudo pasado por alto que plantea riesgos significativos para la salud y el bienestar de esta población vulnerable. Las mujeres corren un riesgo especial, ya que tienen seis veces más probabilidades de ser víctimas de abuso sexual de ancianos en comparación con los hombres. Las consecuencias de ese abuso se extienden más allá del daño físico inmediato; pueden provocar trauma psicológico a largo plazo, aislamiento social y deterioro de los resultados de salud, por lo que es imperativo que la sociedad aborde este problema de manera integral.
Las estrategias de prevención deben abarcar un enfoque multifacético que incluya educación, concienciación y reformas sistémicas. Los programas educativos dirigidos a los cuidadores y profesionales de la salud son esenciales para mejorar el reconocimiento de las señales de advertencia y comprender la dinámica del abuso de los ancianos. Además, es fundamental fomentar entornos de apoyo en los que los adultos mayores se sientan seguros para revelar sus experiencias. Las iniciativas de participación comunitaria pueden ayudar a reducir el aislamiento social, un factor de riesgo importante de abuso, al alentar a los adultos mayores a participar en actividades sociales y mantener conexiones con familiares y amigos. Además, la implementación de políticas sólidas que exijan la denuncia e investigación de casos sospechosos de abuso ayudará a generar responsabilidad en los entornos de atención.
En conclusión, abordar el abuso sexual en adultos mayores requiere un esfuerzo concertado de las personas, las comunidades y los responsables de las políticas. Al priorizar la protección de los adultos mayores a través de la educación, los sistemas de apoyo y las medidas legislativas, la sociedad puede trabajar para reducir la incidencia de esta forma insidiosa de violencia. Es esencial reconocer las vulnerabilidades únicas que enfrentan los adultos mayores y defender sus derechos a la seguridad y la dignidad. A medida que aumenta la conciencia y se fortalecen las medidas preventivas, existe la esperanza de un futuro en el que los adultos mayores puedan vivir libres de la amenaza del abuso sexual.
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