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Actividad física luego de una intervención en adultos medios hipertensos

En este contexto se pretendió dar respuesta a interrogante ¿cómo la actividad física mejora con una intervención en pacientes con hipertensión arterial (HTA)?, el objetivo del estudio fue evaluar el efecto de la intervención en la actividad física en adultos hipertensos de 40 a 64 años, del Cantón Santa Rosa, Provincia de El Oro, año 2016. En hipótesis alterna se planteó que la intervención integral es efectiva sobre la actividad física en adultos hipertensos de 45 a 64 años del Cantón Santa Rosa Provincia de El Oro durante el 2016 y como hipótesis nula que la intervención integral no es efectiva sobre la actividad física.

METODOLOGÍA

Se realizó una investigación cuantitativa con un diseño experimental puro en pacientes hipertensos de 45 a 64 años que pertenecen al Centro Anidado Santa Teresita (CAST) de la ciudad de Santa Rosa, Provincia de El Oro, durante el año 2016, el universo estuvo constituido por todos los pacientes hipertensos del Centro Anidado Santa Teresita, para el estudio se trabajó con dos grupos similares entre sí, equiparables en cuanto a número de personas, nivel de instrucción, género, edad, nivel socio económico, motivación, estado de salud física y mental e interés por los contenidos; datos recogidos a través de la ficha familiar e historia clínica individual, la muestra fue seleccionada de manera no probabilística por intención de tal forma que existiera equivalencia en ambos grupos; en la medida que los pacientes acudieron a la unidad para su seguimiento durante el primer mes se captó al grupo de intervención, al mes siguiente al grupo control así se evitó que los grupos se mezclaran y se generaran sesgo quedando conformada por 100 participantes , 50 participantes para grupo control y 50 participantes para grupo intervención.

Los participantes en su mayoría fueron del sexo femenino con 71% y sexo masculino con 29%, con un nivel de instrucción primaria en un 47% seguido de un 39% y superior 14%, entre su ocupación la mayoría fueron quehaceres domestico 62%.

 En una evaluación inicial se aplicó una encuesta para conocer si practicaban ejercicios sistemáticamente y así poder clasificarlos en sedentario y no sedentario.

En base a las respuestas relacionadas a los hábitos de actividad física se definieron tres categorías: “sedentario”, aquel que no realizaba actividad recreacional regular; “moderado”, el que realizaba alguna actividad física recreacional regular o caminaba, corría, menos de 3 veces por semana por menos de 30 minutos, y “activo”, el que caminaba, corría, de 3 a 4 veces por semana por lo menos de 30 minutos dia.

Cada participante completó un cuestionario detallado consistente en información demográfica e historia clínica y se sometió a una evaluación que incluía evaluación de la composición corporal, análisis de sangre, medición de la presión arterial, y un examen físico.

En la fase pre intervención y pos intervención se le realizó a cada participante un examen físico, datos clínicos y exámenes de sangre recolectados en el período antes y después de la intervención.

A través de encuesta de bases de datos en base al examen clínico pre intervención y pos intervención, se recolectó información sobre la altura, peso, tabaquismo, y consumo de alcohol. Se calculó el índice de masa corporal (BMI) midiendo peso (kg) x altura (m2).

La medición de la circunferencia de la cintura abdominal se realizó con la técnica de WHO (World Health Organitation ) se midió con cinta métrica el mismo que para medir consistió estar frente al participante en posición parada con ropa interior ,pie juntos y con brazos a los lados. Como punto de referencia el punto medio entre el borde inferior de la última costilla palpable y la parte superior de la cresta ilíaca hueso de la cadera.

El consumo de bebidas alcohólicas se definía como nunca toma, toma una vez al mes, una vez a la semana o diariamente.

El tabaquismo se definía como alguien que en la actualidad fumaba cigarrillos.

Durante cada visita clínica, se les preguntaba a los participantes si habían realizado alguna clase de actividad física regular y llevaban su alimentación normal, para los que informaban que habían caminado o corrido por 30 minutos tres veces a la semana.

Criterios de Inclusión

  • Hipertensos de 45 a 64 años sin otra patología asociada con más de 6 meses de evolución que tengan un control permanente en el Centro Anidado Santa Teresita y desean participar en el estudio.

Criterios de Exclusión

  • Adultos de 45 a 64 años hipertensos con problemas mentales diagnosticados y enfermedades en etapa terminal.

Criterios de salida

  • Adultos de 45 a 64 años hipertensos que se ausenten al 80% de la ejecución de la intervención.

Fase de Intervención.

Se realizó de Mayo a Octubre de 2016 con actividades educativas a los pacientes hipertensos del grupo de intervención y control potenciando el autocuidado y su autonomía (charlas informativas mensuales a los pacientes hipertensos, presentación de videos, entrega de folletos.

En la 1ª sesión, se desarrolló con los temas de concepto de hipertensión arterial, factores de riesgos, complicaciones con la colaboración de médico familiar y Postgradista 2 a sesión, se trabajó con las medidas higiénico-dietéticas, dieta sana y beneficios en la dieta con poca sal, talleres desarrollados con el nutricionista del distrito 3 sesión .- Se trabajó sobre la importancia de disminuir el consumo de alcohol, tabaco , talleres sobre beneficio del ejercicio físico y se revisó las fases de la actividad física y el ejercicio recomendado para cada integrantes de ambos grupos.

 Evaluación final.

Durante el mes de Noviembre del 2016 se cumplió una evaluación con un postest, valorando a los pacientes de ambos grupos de estudio para evaluar la eficacia de la intervención llevada a cabo.

Se aplicó previo a la recolección de la información el consentimiento informado considerando la declaración de Helsinki y los principios de bioética que garantiza la confidencialidad de los datos.

Discusión

En la tabla 1 se muestra la actividad física en ambos grupos de estudio antes y después de la intervención fue efectiva demostrada por la prueba de Wilconxon con un nivel de significancia al 1,21×10-7 basado en los rangos negativos de los valores de Z infiriendo que la intervención educativa en pacientes hipertensos sedentarios es efectiva para la realización de ejercicio físico, lo que confirma que la actividad física mejora los niveles de hipertensión arterial (HTA).

En cambio en el artículo Cumplimiento de las recomendaciones sobre actividad física en personas hipertensas asistidas en atención primaria, Cumplieron las recomendaciones el 64,3%(IC95%: 60,9-67,6): un 65,2% (IC95%: 60,2-70,0) de los hombres y un 63,4% (IC95%: 58,8- 67,9) de las mujeres, sin diferencias estadísticamente significativas entre ambos sexos (Guitard Sein-Echaluce et al., 2013). Cuyo estudio de tipo transversal que no permitió medir ni verificar los cambios de estilo de vida en especial el realizar ejercicio físico para disminuir los niveles de hipertensión arterial. Mientras que en el estudio de intervención que se realizó se pudo constatar el cambio de aptitud de los hipertensos a realizar ejercicio físico pos intervención.

En otro estudio evidenció que a los hombres les gusta hacer ejercicio con mayor frecuencia que a las mujeres (84% vs. 74%; p < 0,01). El 62% de las mujeres y el 64% de los hombres caminaban al menos 3 días por semana, mientras que el 29% de las mujeres y el 28% de los hombres hacían actividad física moderada 3 o más días por semana (Lobo et al., 2014).

 Otro estudio hace mención que la prescripción de ejercicio en pacientes con hipertensión arterial es necesaria y sus beneficios están comprobados. Debemos tomar en cuenta que la actividad física en estos pacientes debe hacerse con la previsiones que amerita y se debe llegar a un estudio consciente e individualizado en cada paciente, para así tener el mayor aprovechamiento de la actividad física con la menor cantidad de riesgos y sobre todo, recordar que el deseo de iniciar un programa de entrenamiento físico en el paciente hipertenso debe nacer de el mismo, de su deseo de mejorar su calidad de vida (Moraga, 2008).

Acota otro estudio que, la actividad aeróbica constituye los principales pilares del tratamiento no farmacológico en pacientes hipertensos. Existen evidencias donde la práctica regular de ejercicios aeróbicos (por ejemplo: 30 o 40 minutos de caminata a paso vivo, 3 o 4 veces por semana), se puede disminuir la presión sanguínea, por reducción significativa de los valores de presión arterial sistólica (PAS) y presión arterial diastólica (PAD) (Briones Arteaga, 2016).

Existe otro estudio sobre las principales barreras para la actividad física, han referido la falta de tiempo, de voluntad y de energía, lo implica la adopción de conductas poco saludables y la pérdida del arraigo cultural (Cardona & Llanes, 2013).

En este estudio señala que la aplicación de programas de actividad física ( AF) de mayor intensidad, como lo son los programas intervención ( PI) y programas de sobrecarga (PS), son herramientas eficaces para la reducción de los niveles de riesgo en mujeres sedentarias, pre-diabéticas y con niveles de sobrepeso. A si mismo destaca que el diseño de programas de AF de menor duración puede ser usado como estrategia para incrementar la práctica y adherencia a programas de AF en personas adultas con riesgo metabólico e hipertensión arterial (HTA) (C. Alvarez, Ramírez, Flores, Zúñiga, & Celis-Morales, 2012).

Una de las recomendaciones para el tratamiento y prevención de la hipertensión arterial (HTA) es utilizar transformaciones no farmacológicas del estilo de vida como el aumento de los niveles de actividad física, se pueden usar 150 minutos de actividad física semanal como alternativa complementaria a la medicación anti- hipertensiva. Se conoce que n las personas sedentarias normotensas, así como en las que tienen PA alta, la práctica de ejercicio físico aeróbico regular es una medida eficaz y ampliamente recomendada para la prevención y el control de la hipertensión arterial (HTA) y, según algunos estudios, puede llegar a reducir unos 10 mmHg la PAS y 8 mmHg la PAD (Soto et al., 2015).

(García Delgado et al., 2008) en su artículo sobre efectos terapéuticos del ejercicio físico en la hipertensión, menciona que la disminución de la tensión arterial en los casos de tensión arterial elevada, fue muy favorable, la TA basal disminuyó de 145/95 a 133/88,5 (reducción de 12 mmHg en la sistólica y 6,8 en la diastólica) como promedio y la TA sub máxima también bajó de 163/105 a 150/95 (con 13 y 10 mmHg, respectivamente), ambas con significación estadística. Iguales resultados en reportes internacionales en cuanto a reducción de la tensión arterial con la práctica de actividad física.