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Agitación o aversión de la lactancia materna

Agitación o aversión de la lactancia materna

Con este artículo pretendemos hacernos eco de un hecho, quizá más frecuente de lo que pensamos, que influye y/o que da fin al amamantamiento entre el binomio madre/hijo.

Autores: Ayerbe López R. (Matrona CH. Jaén), Aguilar Puerta S.C. (Matrona HMI Virgen de las Nieves), Molina García L. (Matrona CH. Jaén)

Resumen: Es una situación difícil para ambos y por lo que es importante que los profesionales sanitarios lo conozcamos y sepamos de qué forma podemos ayudar a superarla. La agitación de la lactancia se define como un rechazo inconsciente e irracional a la lactancia materna, va  acompañada de sentimientos de culpa y vergüenza. Suele suceder a madres con niños de >1 año, embarazadas o con lactancia en tándem. Suele manifestarse como un hormigueo, una sensación desagradable que crea en la madre un rechazo. Como profesionales llevaremos a cabo un plan de acción, y ofreceremos a esa madre diferentes alternativas para resolver la situación de la forma más satisfactoria posible.

Palabras clave: lactancia, rechazo, destete, dolor, culpa.

Abstract: With this article we intend to echo an event, perhaps more frequent than we think, that influences and / or ends binomial breastfeeding between the mother / child. It is a difficult situation for both of us and it is important for health professionals to know about it and to know how we can help overcome it. The agitation of breastfeeding is defined as an unconscious and irrational rejection of breastfeeding, accompanied by feelings of guilt and shame. It usually happens to mothers with children> 1 year old, pregnant or breastfeeding in tandem. It usually manifests as a tingling sensation, an unpleasant sensation that creates a rejection in the mother. As professionals we will carry out an action plan, and we will offer that mother different alternatives to solve the situation in the most satisfactory way possible.

Keywords: lactation, rejection, weaning, pain, guilt.

INTRODUCCIÓN

El término “agitación de la lactancia o agitación del amamantamiento” se ha definido como un rechazo inconsciente e irracional a la lactancia materna del hijo que se amamanta. Se trata de un impulso incontrolable, una sensación insoportable y muy desagradable de la que la madre necesita huir y dejar de notar. Va acompañada de grandes sentimientos de culpa y vergüenza. Actualmente todavía no se ha establecido claramente la causa de la aparición de la agitación del amamantamiento, pero todo apunta a un componente hormonal. No se disponen de datos de incidencia ni prevalencia.

Aunque generalmente los sentimientos negativos con la lactancia son difíciles de expresar por las madres, muchas de ellas suelen explicarlo como “un calambre nervioso, un hormigueo que recorre mi cuerpo, una sensación de la que debo y necesito huir”, “no es dolor es otra cosa mucho peor”.

La madre no entiende porqué rechaza a su bebé cuando mama, lo que le crea aún mayor inquietud, incluso llegando a temer el momento en el que el bebé demanda pecho. Todas las madres pueden sufrir de agitación en algún momento de la lactancia, pero eso no quiere decir que todas vayan a pasar por ello

Suele suceder en madres de niños ≥ 1 año (aunque no se ha asociado a una edad concreta), y se asocia con frecuencia al embarazo (afecta a más de una tercera parte de las mujeres que amamantan durante el embarazo), a la lactancia en tándem (sienten rechazo al mamar su hijo mayor, aunque también puede ocurrir en madres que amamantan sólo a un hijo) y a la menstruación u ovulación. También se ha vinculado a un perfil horario, apareciendo en ocasiones sólo en algunas tomas, habitualmente por la noche y generalmente desapareciendo con el tiempo. Sin embargo en otras ocasiones esta sensación persiste y la madre acaba por dejar el pecho en contra de su voluntad.

DIAGNÓSTICO

La agitación suele darse habitualmente en niños > 1 años que amamantan.

 – En el momento en el niño está amamantando, la madre siente un rechazo visceral a dar el pecho a su hijo, una necesidad extrema, intensa y primaria de apartar al niño del pecho y un sentimiento de culpa enorme por ello.

– Es más probable que ocurra en madres embarazadas que amamantan o en tándem y siempre el rechazo se produce sólo con el hijo mayor.

–  Puede ocurrir todos los días o sólo algunos y también en todas las tomas o sólo en algunas. Las tomas de la noche suelen ser peor toleradas por la madre que sufre agitación.

–  Muchas veces la agitación aparece con la ovulación o en los días del periodo

PLAN DE ACCIÓN.

  1. Comunicar, buscar ayuda, desculpabilizar y apoyar:

Desculpabilizar: lo primero que debe saber una madre que sufre de agitación es que es algo normal y que no es su culpa. La agitación del amamantamiento se estima que está provocada básicamente por un componente hormonal y se cree que es un mecanismo instintivo mamífero que le “obliga” a querer destetar. Sin embargo, las madres que sufren la agitación se sienten fatal, no pueden entender cómo es posible sentir ese rechazo hacia sus hijos y se avergüenzan al admitirlo, por lo que muchas veces no se atreven a pedir ayuda y tienen que lidiar ellas solas con el problema.

Comunicar y buscar apoyo/ayuda: Hablar de estos sentimientos y verbalizarlos. Una mujer que esté sufriendo la agitación del amamantamiento necesita, más que nada, alguien (un profesional o laico) que sepa de qué habla. Hablar sobre ello con personas comprensivas que conozcan la situación puede ser muy liberador para la madre. En estos momentos, el hecho de acudir a un grupo de apoyo a la lactancia materna es de gran ayuda. Ya que, encontrar a alguien que comprenda sus palabras y sus sensaciones y que le explique que es normal lo que le sucede, que no es una mala madre por sentir lo que siente, precisamente porque no es un constructo de su raciocinio, sino porque es una sensación primaria generada por su cuerpo, en contra de su voluntad. Si la madre y su entorno comprenden lo que pasa puede ser más fácil sobrellevarlo. Mensajes como “No eres la única mujer que lo sufre y te mereces ser escuchada y comprendida”, “No te encierres en ti misma y no tengas vergüenza” y “No eres la única mujer que lo sufre y te mereces ser escuchada y comprendida”; suelen ser de ayuda en estos momentos.

  1. Análisis de la situación y actuar en consecuencia:

Identificar cuáles son las tomas en que sucede, o en que la sensación es más insoportable, para tratar de limitarlas o eliminarlas:

  • Si las tomas de la noche son las peores intentar acortarlas o incluso evitarlas, se puede intentar dormir al niño de otro modo.
  • Si son por el día tratar de entretener al niño con otras cosas para que no pida pecho, buscar otras maneras de estar juntos, etc. (destete parcial)
  •  Si la agitación aparece con el periodo, el problema sólo durará unos días. Las madres suelen mostrar más fuerza para soportarlo por su limitación temporal y además pueden acortar las tomas durante esos días.
  •  Si la agitación empeora cuando el hijo mayor mama a la vez que el bebé (lactancias en tándem), se debe explicar al mayor que es mejor que tome pecho cuando termine el menor para así poder dedicarse a él en exclusiva y disfrutarlo ambos. Las siguientes preguntas pueden ser útiles para identificar el patrón de aparición de la agitación: ¿qué tomas son las que llevas peor? ¿sufres la agitación todos los días? ¿no soportas que tu hijo mayor mame al mismo tiempo que el bebé?

 Esperar es otra posibilidad: Es duro, pero si la madre quiere seguir amamantando puede esperar porque normalmente es algo que sucede de forma temporal. Si aparece en el embarazo, al nacer el bebé suele desaparecer. Si sucede los días de la ovulación o menstruación, suele solucionarse al pasar estos periodos.

Relajarse: Muchas madres, sólo con saber que lo que les ocurre es algo normal, se sienten más relajadas. Se pueden recomendar técnicas de relajación, meditación (yoga), respiración (respiraciones profundas), ejercicio físico (pasear, natación). Se ha demostrado que cuando la madre está relajada sufre menos intensamente la agitación del amamantamiento.

Revisar la postura: También, y aunque parezca extraño, hay que revisar la posición del niño al mamar y corregirla si es necesario. Algunos niños, al hacerse mayores no maman como cuando eran pequeños y cambian la forma de agarrar el pezón (se quedan más con el pezón al succionar, apretando algo más con los dientes); pudiendo causar pequeñas molestias. Estas molestias, por pequeñas que sean, pueden empeorar mucho la sensación desagradable de no amamantar en la agitación y generar más rechazo.

  • Se les puede explicar que deben coger bien el pezón para no hacer daño a su madre, invitándoles a abrir más la boca. Para ello, la madre puede pegarlos más a su cuerpo para ayudarles que no se queden sólo con el pezón.
  • Algunas madres han descrito que sujetarse el pecho con la mano en forma de U mientras el niño mama les ayuda, ya que así evitan que los movimientos de succión sean bruscos.
  • También hay posturas para dar el pecho más incómodas para la madre que empeoran la agitación, por ello la madre siempre debe colocarse en una postura cómoda e intentar relajarse.
  •  Otra cosa muy simple y que puede ayudar es pedir al niño que no toque el pezón del otro pecho mientras mama (“sintonizar”). A muchos niños les gusta hacerlo pero a algunas madres les molesta mucho que les toquen (“sintonicen”) el pezón y todo mejora cuando el niño ya no lo hace.

 Hablar con el niño: Se ha demostrado que desde edades muy tempranas, los niños perciben y entienden que son una de las partes involucradas en el amamantamiento. Por ello, se les debe explicar qué sucede y qué siente la madre, para que no perciban la agitación como un rechazo materno.  La madre ha de saber que los niños perciben el rechazo y no entienden que esta sucediendo. Además la madre debe conocer que esta situación también suele generarle ansiedad a su hijo, y en consecuencia puede aumentar la frecuencia y la intensidad de las tomas, ya que tienden a sentir miedo a perder a la madre y por tanto sienten la necesidad de estar más pegados a ella. Por todo se recomienda hablar con el niño, explicarle qué se esta sintiendo y como se va a actuar: por ejemplo le podemos decir que en las tomas de la noche la mamá no se siente a gusto, se siente molesta y es mejor que las hagamos cortas (ej: contaremos hasta 10 y ya ¿vale?). Es importante que le recordemos que le queremos muchísimo (muestras de afecto extra) y que lo que ocurre no es por su culpa. Recordar que aunque el niño es pequeño, entiende los sentimientos de la madre y lo que esta pasando; además suelen tener comportamientos muy comprensivos y generosos. Se debe por tanto explicar qué pasa al hijo en todas las ocasiones.

 Destetar: Si al final ninguna de las estrategias anteriores es efectiva y la madre no ve otra solución, el destete se ha de contemplar como una opción, ya que el proceso de amamantamiento es cosa de ambos y debe ser algo consentido y que quieran hacer madre e hijo. Si sólo el hijo disfruta y la madre se siente mal no hay razón alguna para seguir con la lactancia. En los casos así parece ser que la solución más lógica es que una madre bien informada, lleve a cabo un destete respetuoso, consensuado con su hijo, de forma gradual y buscando alternativas para minimizar sufrimientos. La información, la paciencia y el apoyo serán fundamentales en este proceso de destete. Algunos autores afirman que la agitación por lactancia es el modo de “auto-destete” del propio cuerpo.

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