Alergias alimentarias: revisión bibliográfica
Autora principal: Lucía Rodríguez Andión
Vol. XX; nº 13; 802
Food allergies: bibliographic review
Fecha de recepción: 4 de junio de 2025
Fecha de aceptación: 4 de julio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 13 – Primera quincena de Julio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 13; 7802
Autores:
Lucía Rodríguez Andión, Dietista-Nutricionista en Centro de Salud A Ponte – Carballiño – Ribadavia, Ourense, Galicia, España
Mónica Pérez Fernández, Dietista-Nutricionista
Resumen
Las alergias alimentarias son reacciones anormales del sistema inmunológico que ocurren cuando una persona consume un alimento que su cuerpo identifica erróneamente como una amenaza. El sistema inmunológico produce anticuerpos IgE contra proteínas específicas de ciertos alimentos y, al volver a consumir ese alimento, el cuerpo libera histamina y otros químicos, causando los síntomas.
La exposición a un alérgeno puede desencadenar desde síntomas leves como urticaria o vómitos hasta síntomas graves como anafilaxia, una reacción potencialmente mortal. Las reacciones graves pueden poner en peligro la vida del individuo y requieren atención médica urgente.
Este problema de salud afecta tanto a niños como a adultos y ha aumentado en frecuencia en los últimos años. Las alergias alimentarias suelen aparecer en la infancia. Algunas como la alergia a la leche o huevo pueden desaparecer con el tiempo, mientras que otras tienden a persistir. La detección temprana y la evitación del alimento desencadenante son fundamentales para prevenir complicaciones.
Palabras clave
Alergia alimentaria, reacción inmunológica, anafilaxia, histamina, IgE.
Abstract
Food allergies are abnormal immune system reactions that occur when a person consumes a food their body mistakenly identifies as a threat. The immune system produces IgE antibodies against specific proteins in certain foods, and upon re-consumption of that food, the body releases histamine and other chemicals, causing symptoms.
Exposure to an allergen can trigger symptoms ranging from mild symptoms such as hives or vomiting to severe symptoms such as anaphylaxis, a life-threatening reaction. Severe reactions can be life-threatening and require urgent medical attention.
This health problem affects both children and adults and has increased in frequency in recent years. Food allergies usually appear in childhood. Some, such as milk or egg allergies, may disappear over time, while others tend to persist. Early detection and avoidance of the triggering food are critical to preventing complications.
Keywords
Food allergy, immune reaction, anaphylaxis, histamine, IgE.
Introducción
Una alergia alimentaria es una reacción adversa del sistema inmunológico que ocurre cuando el cuerpo identifica erróneamente una proteína presente en un alimento como una sustancia peligrosa. En respuesta, el sistema inmune libera sustancias como la histamina, que provocan síntomas alérgicos.
Es decir, cuando comer cierto alimento provoca síntomas como picazón, hinchazón, urticaria, dificultad para respirar o, en casos graves, una reacción peligrosa llamada anafilaxia.
Una alergia alimentaria no es lo mismo que una intolerancia alimentaria, ya que no implica al sistema inmunológico y suele afectar a la digestión (como la intolerancia a la lactosa).
Las alergias alimentarias pueden ser potencialmente mortales, por lo que requieren diagnóstico y manejo adecuados.
A continuación se expone una lista de las personas que tienen más probabilidades de desarrollar una alergia alimentaria:
Niños pequeños y bebés: Son más propensos porque su sistema inmunológico aún está en desarrollo. Muchas alergias alimentarias comienzan en la infancia, aunque algunas pueden superarse con el tiempo (como la leche o el huevo).
Personas con antecedentes familiares: si uno o ambos padres tienen alergias (alimentarias, asma, eccema o rinitis alérgica), el riesgo en los hijos es mayor.
Personas con otras enfermedades alérgicas: tener asma, dermatitis atópica o rinitis alérgica aumenta la probabilidad de desarrollar alergias alimentarias.
Personas en países desarrollados: las alergias alimentarias son más comunes en países con alta higiene, donde la exposición a ciertos microbios es más limitada (teoría de la higiene).
Personas con alergias alimentarias previas: quien ya es alérgico a un alimento tiene más riesgo de desarrollar alergia a otros.
Principales alérgenos alimentarios
Los principales alérgenos alimentarios son los alimentos que, con mayor frecuencia, provocan reacciones alérgicas. Estos son responsables de la gran mayoría de alergias alimentarias en niños y adultos.
Contienen proteínas que el sistema inmunológico de algunas personas identifica como dañinas. Aunque cualquier alimento puede causar una alergia, la mayoría de las reacciones se deben a un grupo específico.
Los ocho alérgenos alimentarios más comunes son:
Leche de vaca: muy común en niños pequeños y puede causar urticaria, vómitos o incluso anafilaxia.
Huevo: principalmente la clara del huevo y a menudo esta alergia es superada con la edad.
Cacahuete: comúnmente produce reacciones severas y no suele superarse con el tiempo.
Frutos secos: como nueces, almendras, avellanas y anacardos; son una de las principales causas de anafilaxia.
Pescado: como el salmón, atún o bacalao. Esta alergia suele aparecer en la edad adulta.
Mariscos: como camarones, langosta, cangrejo o mejillones. Esta alergia también es común en adultos.
Trigo: puede causar alergia o enfermedad celíaca (que es distinta). Es común en niños y, a veces, se supera.
Soja: es un producto usado en muchos productos procesados. Esta alergia, a menudo, se supera en la infancia.
Otros alérgenos que también pueden causar reacciones alimentarias son:
Sésamo (es obligatorio declarar su presencia en etiquetas en muchos países)
Mostaza
Apio
Lupino (legumbre común en Europa)
Frutas o verduras crudas (síndrome de alergia oral, asociada al polen).
Estos alimentos deben ser declarados claramente en el etiquetado de productos alimenticios, ya que, incluso pequeñas cantidades, pueden desencadenar una reacción en personas alérgicas.
Etiquetado de alérgenos alimentarios
El etiquetado de alérgenos alimentarios es un proceso crucial que permite a las personas alérgicas identificar y evitar alimentos que contengan ingredientes que puedan causarles reacciones alérgicas. Esto es especialmente importante para la seguridad de quienes tienen alergias alimentarias.
En cuanto a la regulación del etiquetado de alérgenos, en muchos países, la legislación obliga a los fabricantes de alimentos a declarar claramente la presencia de ciertos alérgenos en el etiquetado de sus productos.
Alérgenos que deben ser declarados siempre
Dependiendo del país, los alérgenos más comunes deben ser destacados en las etiquetas. Los alérgenos más comunes que deben ser declarados incluyen:
Leche
Huevo
Cacahuate
Frutos secos
Pescado
Mariscos
Trigo
Soja
Sésamo
Mostaza
Apio
Lupino
Normas generales de etiquetado
Declaración clara: los alérgenos deben estar claramente listados en el envase, generalmente en negrita o subrayados para que sean fácilmente identificables.
Lista de ingredientes: los ingredientes deben aparecer en orden descendente de cantidad, y si el alérgeno está presente, debe ser específicamente mencionado, incluso si está en pequeñas cantidades.
Advertencias y precauciones: si un producto puede contener trazas de alérgenos debido a la contaminación cruzada durante el proceso de fabricación, se debe incluir una advertencia, como: «Puede contener trazas de…».
Etiquetas para alérgicos: algunos productos usan sellos o etiquetas adicionales, como «sin gluten» o «sin lácteos», para facilitar la identificación de alimentos seguros para personas con alergias o intolerancias.
Regulaciones internacionales
En la Unión Europea, la legislación exige que los alérgenos mencionados sean destacados de forma clara en el etiquetado de alimentos.
En EE. UU., la ley Food Allergen Labeling and Consumer Protection Act (FALCPA) exige que los 8 alérgenos principales se identifiquen de manera visible.
En América Latina y otros países, las regulaciones están evolucionando, y muchos países siguen pautas similares para la seguridad alimentaria.
Declaraciones de advertencia
Las declaraciones de advertencia en el etiquetado de alimentos son mensajes importantes que los fabricantes incluyen para alertar a los consumidores sobre posibles riesgos de alergias alimentarias debido a la contaminación cruzada o ingredientes que podrían no estar directamente en la lista de ingredientes pero que aún representan un riesgo. Estas advertencias son esenciales para la seguridad de las personas alérgicas.
Los tipos de declaraciones de advertencia más comunes son:
«Puede contener trazas de…»: esta advertencia indica que el producto puede haber sido fabricado en instalaciones que procesan alérgenos, lo que aumenta el riesgo de contaminación cruzada.
«Fabricado en una instalación que procesa…»: similar a la anterior, esta advertencia informa sobre la posibilidad de contaminación cruzada en el proceso de fabricación.
«Hecho en una planta donde también se procesan…»: advierte sobre la posibilidad de contacto con otros alérgenos durante la fabricación.
«No apto para personas con…»: especifica que el producto no debe ser consumido por personas con ciertas alergias.
Estas declaraciones de advertencia se suelen encontrar justo después de la lista de ingredientes, en una sección específica del empaquetado (como un cuadro de advertencia o una parte destacada) y, usualmente, con un tipo de letra diferente (negrita o color) para facilitar su identificación.
Las declaraciones de advertencia ayudan a las personas alérgicas a tomar decisiones informadas, son esenciales para evitar reacciones alérgicas graves debido a la contaminación cruzada y facilitan el cumplimiento de las normativas de seguridad alimentaria.
Síntomas de las alergias alimentarias
Los síntomas de las alergias alimentarias pueden variar en intensidad, desde leves hasta graves. Pueden afectar a diferentes partes del cuerpo, como la piel, el sistema digestivo, las vías respiratorias e incluso el sistema cardiovascular. La reacción de cada persona puede ser diferente, y en algunos casos, los síntomas pueden ser graves y poner en peligro la vida.
Los síntomas más comunes de las alergias alimentarias son:
Reacciones en la piel
Urticaria (ronchas rojas y con picazón)
Eczema (erupciones en la piel, enrojecimiento e inflamación)
Hinchazón de los labios, cara, lengua, garganta o extremidades (también conocida como angioedema)
Síntomas digestivos
Dolor abdominal
Náuseas o vómitos
Diarrea
Calambres estomacales
Indigestión
Síntomas respiratorios
Congestión nasal o rinitis alérgica
Estornudos
Tos
Dificultad para respirar (sibilancias o sensación de falta de aire)
Ronquera o silbido al respirar
Reacciones graves
Anafilaxia: reacción alérgica severa y potencialmente mortal que afecta todo el cuerpo. Es una emergencia médica que afecta diversos sistemas, como el respiratorio, cardiovascular y digestivo. Los síntomas incluyen dificultad extrema para respirar (hinchazón de la garganta y las vías respiratorias que puede dificultar la respiración o bloquear las vías aéreas), caída en la presión arterial (esto puede llevar a mareos, desmayo o shock), mareos, desmayo o pérdida de conciencia e hinchazón en la lengua o garganta (que puede causar dificultad para tragar o respirar), vómitos, diarrea o dolor abdominal, urticaria grave y erupciones en la piel.
Si una persona presenta síntomas graves, como dificultad para respirar, hinchazón severa de la cara o garganta, o mareos y pérdida de conciencia, es necesario buscar atención médica de inmediato.
La anafilaxia requiere tratamiento urgente con adrenalina (epinefrina), por lo que las personas alérgicas deben tener siempre a mano un autoinyector de epinefrina si tienen alergias graves conocidas.
Si se presentan síntomas de alergia alimentaria, es importante actuar rápidamente y de manera adecuada para minimizar los riesgos y evitar complicaciones graves. La respuesta a los síntomas depende de su gravedad.
Síntomas leves a moderados (como urticaria, picazón, o malestar estomacal): estos síntomas no son potencialmente mortales, pero deben ser tratados para evitar que empeoren. Los pasos a seguir son:
Suspender el consumo del alimento: dejar de comer el alimento que se cree que causó la reacción inmediatamente.
Tomar un antihistamínico: los antihistamínicos pueden ayudar a reducir los síntomas como la urticaria o la picazón.
Aplicar cremas o lociones calmantes: si se tiene urticaria o picazón en la piel, usar cremas o lociones puede aliviar la irritación.
Descansar y observar: si los síntomas no son graves, descansar y observa cualquier cambio. Si los síntomas mejoran, no es necesario buscar atención médica, pero se debe seguir vigilando cualquier cambio.
Síntomas graves (como dificultad para respirar, hinchazón de la cara o garganta, o anafilaxia): estos síntomas son graves y requieren atención médica inmediata. La anafilaxia es una reacción alérgica extrema que puede ser fatal sin tratamiento. Los pasos a seguir son:
Usar epinefrina (adrenalina): si se tiene un autoinyector de epinefrina, usarlo inmediatamente. La adrenalina es el tratamiento más efectivo para revertir los síntomas graves de la anafilaxia. Si no se tiene un autoinyector, buscar atención médica urgente.
Llamar a los servicios de emergencia: si los síntomas son graves (dificultad para respirar, hinchazón significativa, mareos, pérdida de consciencia), buscar ayuda médica de inmediato.
Mantener la calma: intentar mantener la calma mientras se espera asistencia médica. Si la persona afectada está consciente, ayudar a sentarse en una posición cómoda (idealmente, acostada con las piernas elevadas) mientras espera atención.
Monitorizar los síntomas: si la persona se siente más débil o sus síntomas empeoran, administra una segunda dosis de epinefrina si es necesario (después de 5-15 minutos) y seguir esperando la llegada de la ayuda médica.
Síntomas respiratorios graves (como sibilancias o dificultad para respirar): estos síntomas son particularmente serios, ya que pueden dificultar la respiración. Los pasos a seguir son:
Usar un broncodilatador (si se tiene): si la persona tiene antecedentes de asma o lleva un inhalador de rescate, utilizarlo siguiendo las instrucciones.
Administrar epinefrina: en caso de que la persona esté en riesgo de anafilaxia, administrar epinefrina sin dudar.
Llamar a emergencias: si la persona tiene problemas respiratorios severos, llamar emergencias inmediatamente.
Problemas de salud que pueden provocar síntomas similares a una alergia alimentaria
Existen otros problemas de salud que pueden causar síntomas similares a los de una alergia alimentaria. Aunque las alergias alimentarias tienen una causa inmunológica, otros trastornos pueden generar síntomas como urticaria, dolor abdominal, hinchazón, dificultad para respirar o vómitos, lo que puede confundirse con una reacción alérgica. A continuación, se exponen algunos de estos problemas:
Intolerancias alimentarias
Las intolerancias alimentarias son reacciones no inmunológicas, a diferencia de las alergias. El cuerpo no puede digerir o metabolizar ciertos alimentos de manera adecuada, lo que provoca síntomas digestivos como dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea y malestar general.
Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir la lactosa (un azúcar en la leche) puede causar hinchazón, diarrea y dolor abdominal, pero no provoca reacciones alérgicas típicas como urticaria o anafilaxia.
Enfermedades gastrointestinales
Algunas enfermedades del sistema digestivo pueden tener síntomas similares a los de las alergias alimentarias.
El síndrome del intestino irritable (SII) puede causar dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, y otros síntomas digestivos similares a los de una reacción alérgica, pero sin el componente inmunológico y la enfermedad celíaca es una afección autoinmune en la que el consumo de gluten daña el intestino delgado, causando síntomas como dolor abdominal, diarrea, fatiga y pérdida de peso. Aunque tiene síntomas digestivos similares a los de las alergias alimentarias, no es una alergia, sino una reacción autoinmune.
Reacciones farmacológicas
Algunos medicamentos pueden causar efectos secundarios similares a los de una reacción alérgica alimentaria. Las reacciones cutáneas, como urticaria o erupciones, que pueden confundirse con las reacciones alérgicas alimentarias o las reacciones gastrointestinales donde, algunos medicamentos, pueden provocar vómitos, diarrea o malestar estomacal.
Trastornos de ansiedad o estrés
El estrés o la ansiedad pueden causar síntomas como náuseas, dolor abdominal, dificultad para respirar o sensación de opresión en el pecho. Aunque estos síntomas pueden parecerse a los de una alergia alimentaria, no son causados por una respuesta inmunológica.
Infecciones virales o bacterianas
Algunas infecciones pueden provocar síntomas gastrointestinales o respiratorios que se asemejan a los de las alergias alimentarias.
La infección gastrointestinal, causada por virus o bacterias, puede provocar vómitos, diarrea y dolor abdominal y los resfriados o gripe causa síntomas respiratorios (congestión nasal, tos, dificultad para respirar) que pueden confundirse con los síntomas respiratorios de una reacción alérgica.
Las infecciones suelen durar más tiempo y no se desencadenan por alimentos específicos.
Reacciones pseudoalérgicas
Algunos alimentos pueden desencadenar reacciones que no son mediadas por el sistema inmunológico pero que se parecen a las alergias alimentarias. Estas son conocidas como reacciones pseudoalérgicas y pueden ser causadas por compuestos químicos en los alimentos como histamina o colorantes artificiales.
La reacción a los sulfitos en alimentos o bebidas, como el vino, puede causar síntomas como urticaria, dolores de cabeza o dificultad para respirar, sin ser una verdadera alergia.
Reacciones a los aditivos alimentarios
Algunos aditivos alimentarios como los colorantes artificiales, conservantes o glutamato monosódico pueden provocar reacciones adversas en algunas personas, aunque no estén relacionadas con un proceso alérgico real. Los síntomas pueden incluir dolor de cabeza, enrojecimiento de la piel, urticaria, entre otros.
Diagnósticos de alergia alimentaria
El diagnóstico de una alergia alimentaria es un proceso crítico que debe ser realizado por un profesional de la salud capacitado, como un alergólogo o un inmunólogo, para garantizar que la alergia sea correctamente identificada y tratada. El diagnóstico implica varias etapas que incluyen una evaluación clínica detallada, pruebas de laboratorio y pruebas específicas para detectar reacciones alérgicas a alimentos.
Historia clínica
La historia clínica es el primer paso en el diagnóstico de una alergia alimentaria. El médico hará una serie de preguntas al paciente (o a los padres, si se trata de un niño) para obtener detalles sobre los síntomas, su inicio, frecuencia y gravedad.
Una descripción detallada de los síntomas es clave para ayudar a determinar si se trata de una alergia alimentaria o de otro tipo de reacción (como una intolerancia o una infección).
Pruebas de diagnóstico
Después de la historia clínica, el médico puede recomendar diferentes pruebas para confirmar si el paciente tiene una alergia alimentaria.
Pruebas cutáneas de punción: es una prueba rápida y comúnmente utilizada para detectar reacciones alérgicas. Consiste en aplicar pequeñas cantidades de extractos de alérgenos (como proteínas de alimentos) en la piel, que luego se pica con una aguja pequeña. Si la persona es alérgica al alérgeno, la piel se inflama, formando una pequeña roncha. Es una prueba rápida y se utiliza para detectar alergias a múltiples alimentos a la vez. Esta prueba puede ser menos precisa en personas con dermatitis atópica (eccema), ya que los resultados pueden ser falsos positivos.
Pruebas de sangre IgE Específica: se mide la cantidad de anticuerpos IgE específicos (inmunoglobulina E) en la sangre, que son producidos por el sistema inmunológico en respuesta a un alérgeno alimentario. Si el nivel de IgE es elevado para un alimento específico, esto indica que la persona puede ser alérgica a ese alimento. Es útil para personas con piel sensible o con eczema. También puede ser útil cuando se requiere más de una prueba al mismo tiempo. Aunque es útil para detectar sensibilización a alérgenos, no siempre predice si se producirá una reacción alérgica grave.
Prueba de eliminación: el paciente elimina los alimentos sospechosos de su dieta durante un período determinado (normalmente 2-4 semanas) y luego observa si los síntomas mejoran. Después, estos alimentos se reintroducen gradualmente para ver si los síntomas reaparecen. Es un método efectivo para identificar alimentos que podrían estar causando reacciones alérgicas. El principal problema es que requiere mucho tiempo y la eliminación de alimentos podría ser difícil de mantener, especialmente en niños.
Desafío oral (prueba oral de provocación): en esta prueba, bajo supervisión médica, se le administra al paciente pequeñas cantidades del alimento sospechoso de forma controlada para ver si se presenta una reacción. Es la prueba más precisa para confirmar una alergia alimentaria y se realiza en un entorno médico controlado debido a los riesgos de reacciones graves (como anafilaxia).
Evaluación de los síntomas
El médico evalúa los síntomas específicos y su aparición tras el consumo de alimentos:
Reacciones inmediatas: como urticaria, hinchazón de los labios, dificultad para respirar o anafilaxia, que suelen ocurrir dentro de minutos después de ingerir el alimento.
Reacciones tardías: con síntomas como eczema, rinitis alérgica o dolor abdominal, que pueden tardar horas en aparecer.
Pruebas de desensibilización
En algunos casos, los alergólogos pueden considerar la inmunoterapia oral o desensibilización como parte del tratamiento, aunque este es un enfoque relativamente nuevo y solo se aplica en ciertos tipos de alergias alimentarias. Esto implica la administración gradual y controlada del alérgeno en pequeñas dosis para que el cuerpo se acostumbre a él y no produzca una reacción inmunitaria.
Diagnóstico diferencial
En algunos casos, los síntomas pueden confundirse con intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa o el síndrome de la boca irritante (reacciones leves a ciertos alimentos como frutas y verduras crudas), que no son alergias verdaderas. El médico debe diferenciar entre:
Alergias alimentarias (respuestas inmunológicas mediadas por IgE).
Intolerancias alimentarias (respuestas no inmunológicas, como la dificultad para digerir ciertos alimentos).
Reacciones pseudoalérgicas (como la sensibilidad a aditivos alimentarios, como los sulfitos).
Consulta con un alergólogo
Si se sospecha de una alergia alimentaria, es recomendable acudir a un alergólogo para obtener un diagnóstico completo y una gestión adecuada de la condición. El alergólogo puede ayudar a identificar los alimentos específicos que causan la alergia y recomendar tratamientos, estrategias de evitación y manejo de reacciones.
Tratamiento de la alergia alimentaria
El tratamiento de la alergia alimentaria se centra principalmente en la evitación del alimento que provoca la reacción alérgica, pero también incluye el manejo de las reacciones cuando ocurren. Dependiendo de la severidad de la alergia, el tratamiento puede involucrar medicamentos, terapias de desensibilización, y la implementación de estrategias preventivas.
Evitación del alérgeno alimentario
El primer y más importante tratamiento para cualquier alergia alimentaria es evitar el contacto con el alimento que causa la alergia. Esto implica ser muy cuidadoso al elegir alimentos, leer las etiquetas cuidadosamente y, en algunos casos, evitar comer fuera de casa para asegurarse de que no haya contaminación cruzada.
Uso de medicamentos
En caso de que accidentalmente se ingiera un alérgeno o se produzcan reacciones alérgicas, los medicamentos juegan un papel clave en el tratamiento de las alergias alimentarias. Los tipos de medicamentos más comunes incluyen:
Antihistamínicos: son medicamentos que bloquean los efectos de la histamina, una sustancia que el cuerpo libera durante una reacción alérgica y que causa síntomas como picazón, urticaria y congestión. Los antihistamínicos se usan para tratar síntomas leves a moderados, como urticaria o picazón en la piel. No son efectivos para tratar reacciones graves como la anafilaxia.
Corticoesteroides: son medicamentos antiinflamatorios que ayudan a reducir la inflamación y los síntomas graves de una reacción alérgica. Se pueden usar en casos de síntomas persistentes o graves que no se resuelven con antihistamínicos. Generalmente se administran de forma tópica, oral o mediante inhaladores.
Epinefrina (adrenalina): es el tratamiento de elección para tratar la anafilaxia, una reacción alérgica grave y potencialmente mortal. La epinefrina actúa rápidamente para revertir los síntomas de la anafilaxia, como dificultad para respirar, hinchazón de la garganta, y caídas en la presión arterial.
Medicamentos para el asma o problemas respiratorios: si la reacción alérgica causa síntomas respiratorios graves (como sibilancias o dificultad para respirar), se pueden administrar broncodilatadores (como los inhaladores de rescate) para aliviar la obstrucción de las vías respiratorias.
Terapias de desensibilización (Inmunoterapia)
En algunos casos, los pacientes con alergias alimentarias graves pueden ser considerados para terapias de desensibilización, también conocidas como inmunoterapia oral.
Esta terapia tiene como objetivo reducir la sensibilidad del sistema inmunológico a un alérgeno alimentario específico.
En este tratamiento, se administra al paciente pequeñas cantidades del alérgeno de manera controlada y gradualmente aumentada con el tiempo. Esto se hace bajo supervisión médica para evitar reacciones graves. La idea es «entrenar» al sistema inmunológico para que tolere el alérgeno en el futuro.
Está principalmente indicada para personas con alergias graves a alimentos.
Plan de acción personalizado
Para las personas con alergias alimentarias graves, los médicos suelen crear un plan de acción personalizado. Este plan incluye instrucciones detalladas sobre cómo evitar los alérgenos, recomendaciones sobre qué hacer en caso de una reacción alérgica, incluidos los síntomas a observar y el uso de medicamentos como la epinefrina; y educación sobre cómo manejar una emergencia alérgica y cuándo buscar ayuda médica.
Es fundamental que tanto el paciente como sus familiares o amigos sepan cómo actuar en caso de una reacción alérgica grave.
Educación y apoyo psicológico
Vivir con una alergia alimentaria puede ser emocionalmente desafiante, especialmente para los niños y sus familias. El apoyo psicológico y la educación continua sobre el manejo de la alergia alimentaria son esenciales. Muchos grupos de apoyo y recursos en línea ofrecen información útil y comunidades para compartir experiencias.
Conclusiones
Las alergias alimentarias son un problema de salud significativo, que afecta a personas de todas las edades y puede causar reacciones desde leves hasta potencialmente mortales, como la anafilaxia. La identificación y el manejo adecuado son cruciales para prevenir complicaciones graves.
La evitación del alérgeno alimentario es el tratamiento más efectivo y la primera línea de defensa. Los pacientes deben ser diligentes en leer etiquetas, evitar la contaminación cruzada y educar a las personas a su alrededor sobre su condición.
Un diagnóstico adecuado, basado en una evaluación clínica y pruebas especializadas, es esencial para determinar con precisión qué alimentos están causando la alergia y así poder aplicar un tratamiento adecuado.
El uso de epinefrina en forma de autoinyector es fundamental para tratar las reacciones graves. Las personas con alergias alimentarias deben estar siempre preparadas para manejar emergencias y seguir un plan de acción personalizado.
Existen tratamientos en desarrollo, como la inmunoterapia oral, que pueden ayudar a reducir la sensibilidad a ciertos alérgenos. Sin embargo, estos tratamientos aún están bajo investigación y solo se aplican en casos específicos.
Vivir con una alergia alimentaria puede ser desafiante, especialmente para los niños. La educación continua, el apoyo familiar y el acompañamiento profesional son esenciales para ayudar a las personas a gestionar su condición de manera segura y saludable.
En resumen, las alergias alimentarias requieren un enfoque integral, que incluya prevención, diagnóstico temprano, tratamiento adecuado y educación continua para garantizar la seguridad y calidad de vida de quienes las padecen.
Bibliografía
Sicherer, S. H., & Sampson, H. A. (2014). Food allergy: Epidemiology, pathogenesis, diagnosis, and treatment. The Journal of Allergy and Clinical Immunology, 133(2), 291-307. https://doi.org/10.1016/j.jaci.2013.11.001
Hugh, L., & Smith, M. P. (2017). Allergic reactions to food: Current knowledge and management strategies. Clinical Reviews in Allergy & Immunology, 53(3), 231-240. https://doi.org/10.1007/s12016-017-8690-2
López-Serrano, M. C., & Pérez, A. (2015). Alergias alimentarias: diagnóstico y tratamiento. Revista de Alergia México, 62(3), 225-232.
Gupta, R. S., & Soller, L. (2019). Prevalence and causes of food allergies in the United States. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 143(5), 1629-1638. https://doi.org/10.1016/j.jaci.2019.01.027
Molina-Infante, J., & Bustos, J. A. (2013). Manejo de la anafilaxia por alergia alimentaria: Guía clínica. Revista Alergia México, 60(5), 101-110.
American College of Allergy, Asthma & Immunology (ACAAI). (2021). Food Allergy Overview. Recuperado de https://acaai.org/allergies/types/food-allergy
Bousquet, J., et al. (2017). Management of allergy and asthma in adults. Clinical and Experimental Allergy, 47(7), 834-850. https://doi.org/10.1111/cea.13006
World Health Organization (WHO). (2021). Food allergy: An emerging health issue. Recuperado de https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/food-allergy
Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.