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Algunas reflexiones sobre el método clinicoepidemiológico en la Medicina General Integral

Tampoco el médico moderno ha tenido que comenzar de cero ni utilizar las tecnologías rudimentarias de cada época, ni mucho menos descubriéndolo; sino que ha recibido el método clínico como herencia cultual de las sociedades que le precedieron y naturalmente lo que se ha enriquecido con el aporte de la ciencia representada en la comunidad científica. Lo que si se ha mantenido en el transcurso del tiempo es su esencia como método de producir conocimiento científico, su papel preponderante insuperable entre el médico y el paciente. Ningún otro momento supera esta en el ejercicio de la medicina.

El método clínico es el proceso o secuencia ordenada de acciones que los médicos han desarrollado para generar su conocimiento desde el comienzo de la era científica. Es el método científico aplicado a la práctica clínica; es el orden recorrido para estudiar y comprender el proceso de salud y de enfermedad de un sujeto en toda su integridad social, biológica y psicológica. (2,3)

Cada especialidad lo aplica según sus peculiaridades y necesidades durante el ejercicio de la práctica médica, pero su esencia es la misma. En el caso de la Medicina General Integral, que como se ha dicho, cabarga con el campo de conocimientos y métodos de otras disciplinas este método se enriquece pues su campo de acción además del individuo interesa a la familia y a la comunidad así como al medio social y natural donde surge y se desarrolla éste y donde se da por ende el proceso salud- enfermedad.

Para la Medicina General Integral el empleo adecuado del método clinicoepidemiológico tiene una connotación especial ya que las mayorías de las veces constituye el único recurso que tiene este profesional para realizar su actividad dado el ámbito donde se lleva a cabo: el consultorio del médico de la familia, una cooperativa campesina, una fábrica, una empresa, un barco, una vivienda, una iglesia, un hospital de campaña durante desastres y daños ecológicos; la consulta o la intervención, al individuo, la familia y la comunidad,  entre otros, sumado a la diversidad de pacientes sin distingos de grupos etarios y sexos, tanto en la consulta electiva, la urgencia, la emergencia o el seguimiento.

Podemos identificar dos grandes formas de ejercer la medicina: la medicina social y la medicina individual y  la división de esta última en dos partes: la ciencia médica para el laboratorio y la experimentación, y la práctica médica, como el arte para el trabajo clínico, es el resultado de una concepción que rompe la unidad de la medicina individual como ciencia y técnica, como teoría y práctica. (1, 3,4)

En el caso de la medicina general integral  se realiza una medicina centrada en a  la familia como su nombre lo indica; pero que interesa también al individuo y a  la comunidad, por ser dicha entidad, la familia la célula de la sociedad, donde se crea y se educa al individuo y a la ves es el motor de la comunidad, la génesis de su fuerza y energía; de conocimiento y sabiduría, de herencia y variación, de desarrollo.

Etapas del método clínico

  1. La búsqueda de la información básica en el método clínico: interrogatorio y al examen físico del paciente, es decir, a la historia clínica. La información debe recogerse en detalle en la historia clínica.
  2. La hipótesis o conjetura en el método clínico, es el o los diagnósticos presuntivos.
  3. Sometemos a contrastación el diagnóstico presuntivo mediante el estudio de la evolución del paciente y la programación de diversas pruebas de laboratorio, imagenológicas, anatomopatológicas y otras, es decir, de la moderna tecnología a nuestro alcance
  4. Diagnóstico de certeza que permitirá indicar la terapéutica, o bien se descubrirán nuevos problemas al paciente, o se negarán las hipótesis diagnósticas planteadas, lo que obligará a reanalizar toda la situación, plantear nuevas hipótesis diagnósticas y nuevos programas de investigación de acuerdo a las mismas. (1,4,5)

 Sin embargo en la medicina familiar se da un fenómeno propio de la especialidad, que demanda mucho más, que es el hecho de un individuo enfermo también descompensa a la familia y en dependencia de la patología, también a la comunidad e incluso a la humanidad.

Un hecho elocuente es el caso del proceso de la enfermedad infecciosa en la atención primaria de salud donde, como sabemos, generalmente las patologías  se presentan en estadios prodrómicos, cuando es transmisible, la sintomatología es general y escasa;  y las informaciones recabadas en ese primer contacto del enfermo con el  sistema de salud aportan muy poco, pero  que además el proceso mórbido ya ha interactuado con los miembros de la familia y de la comunidad, o sea comenzando la cadena epidemiológica.

Cuando de importante tiene aplicar el método clínico epidemiológico en estos casos, cuantas acciones desencadena; de nuestra experiencia podemos decir que durante la espera para recibir la guardia medica en nuestro policlínico escuchamos el relato de un familiar que describía el cuadro diarreico de su esposo, inmediatamente me interesé por el mismo y supimos que era el tercer miembro de la familia que acudía con dicho cuadro a nuestro cuerpo de guardia, le expliqué a la residente de Medicina General Integral, que entraría con migo ese día, que ese síndrome diarreico agudo solo podía corresponder a las  diarreas del Cólera, activamos a la unidad municipal de higiene y epidemiología,  y ésta a la provincial, dando como resultado el diagnóstico oportuno de la enfermedad citada, y las acciones para combatir su propagación.

En atención primaria de salud no solo es indispensable realizar el diagnóstico individual del paciente que acude enfermo o se ha visitado en su domicilio, en dependencia del grupo dispensarial al que pertenece: sanos, con riesgos, enfermos o discapacidad, sino que además, se hace  necesario realizar en diagnóstico