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Alteraciones psicoafectivas en los adolescentes y su relación con la funcionalidad familiar

género.

Las mujeres presentaron mayores puntuaciones medias en las subescalas de problemas emocionales (F:19,38) y prosocial (F:5,45); los hombres tuvieron una puntuación superior en la subescala de problemas conductuales (F:16,84). En relación con la variable edad, el grupo de 14 -18 años obtuvo puntuaciones significativamente superiores en las subescalas problemas conductuales (F:17,90) e Hiperactividad (F: 7,11) cuando se les comparó con el grupo de menor edad.(Ortu, Fonseca-pedrero, Paíno, & Aritio-solana, 2014). Otro estudio descriptivo retrospectivo señala como los trastornos mentales más frecuentes en adolescentes al Trastorno de déficit de atención con hiperactividad con 44,2%, el trastorno depresivo (9,1%) y el trastorno obsesivo compulsivo (8,1%), sobretodo en familias nucleares con un 50,6%, monoparental 56,3% y extensa 33,3% respectivamente para estas tres patologías.(Ricardo-ramírez & Álvarez-gómez, 2015)

Se ha encontrado asociaciones bidireccionales entre la disfuncionalidad familiar y problemas clínicos de salud mental en adolescentes; así un estudio analítico observacional transversal mediante un muestreo probabilístico por conglomerados a 1730 estudiantes de secundaria de Cartagena, Colombia encontró que los síntomas depresivos con importancia clínica, baja religiosidad y familia no nuclear son los principales predictores de disfuncionalidad cuya asociación es posible sea bidireccional.(Castillo-Ávila, 2013)

La funcionalidad familiar depende en gran medida de la interacción de los elementos de la familia, pues la alteración de uno de sus componentes traerá consigo afectación a nivel del núcleo familiar. En efecto un estudio prospectivo realizado entre los años de 2001 a 2010, a 2230 adolescentes Holandeses de edades entre 10 a 20 y a sus padres, en el que se analizaron los efectos de las características estructurales y dinámicas familiares en el desarrollo de problemas depresivos y agresivos durante la adolescencia; identificaron que la dinámica familiar puede producir una variación en la depresión durante la adolescencia. Los adolescentes que percibieron rechazo paterno o materno y falta de calor familiar a los 10 años presentan más problemas depresivos pero estos disminuyeron al disminuir el rechazo por parte de sus padres. También se encontró que los problemas depresivos estaban asociados con problemas agresivos en el tiempo, lo que apoya la idea de los caminos divergentes de la psicopatología comórbida, los que están peor en un dominio de la psicopatología también se hacen peores en el otro dominio.(Sijtsema, Oldehinkel, Veenstra, Verhulst, & Ormel, 2014)

Así mismo, un estudio realizado a adolescentes que han sufrido algún tipo de maltrato intrafamiliar con edades de entre 13 y 22 años de edad atendidos por el Servei dÁtenció al Menor del Consell Insular de Menorca y por la Asociación Invia de Barcelona, evaluó el estilo de apego de los adolescentes y la sintomatología psicopatológica; tomando en cuenta la teoría del apego de Bowly que plantea que los humanos presentamos una predisposición biológica a desarrollar un sistema conductual que promueve la proximidad con nuestros cuidadores; hallando relación estadísticamente significativa entre apego e ideación paranoide, observándose que los adolescentes con estilos de apego preocupado y temeroso tienden a presentar más sintomatología clínica que los de apego seguro y evitativo; esto sería potenciado por la visión negativa de uno mismo siendo determinante para la aparición de psicopatología.(Camps-pons, Castillo-garayoa, & Cifre, 2014)

La tipología familiar en relación a su integración también a sido estudiada como causa de alteraciones en la descendencia adolescente a largo plazo. El estudio sobre la adopción y las alteraciones de conducta en la adolescencia a logrado determinar que estos pacientes presentan más ingresos a hospitalización y con una mayor gravedad de afecciones y lo hacen a una edad más temprana. (Fernández Rivas et al., 2014). De la misma forma una investigación de cohorte desde 1981, estudió a las madres y sus hijos desde su nacimiento hasta 21 años después, encontrándose que los niños que vivían en familias reconstituías ( con padrastro ) pero que sus padres tenían una buena relación matrimonial se manifiesta más síntomas de ansiedad, depresión, agresión, problemas somáticos, delincuencia, internalización y externalización; independientemente de vivir con padre o padrastro pero que presente conflicto en la relación matrimonial se asoció con aumento en los niveles de psicopatología a través de todas las subescalas del YSR; además los niños que vivían en familias monoparentales tenían más altos niveles de psicopatología a los 21 años en comparación con los de familias intactas y con buen ajuste de los padres. (Hayatbakhsh et al., 2013)

Un estudio evaluó las alteraciones somáticas y emocionales reportados por 2184 adolescentes de entre 11 a 18 años que asistieron consultas preventivas de atención primaria de Pediatría y Medicina Familiar en Nueva Inglaterra durante los años 2008 a 2009, con el propósito de identificar las preocupaciones mentales, factores de riesgo, de protección y sociales. Se identificó que los factores de riesgo que fueron significativos predictores de un resultado positivo de la depresión incluyen el uso de sustancias, el estrés, la ira y las preocupaciones sobre el consumo de alcohol y drogas; entre los factores de protección, es decir que reducen el riesgo de depresión se encuentran la edad ( los pacientes más jóvenes); tener padres que escuchan al adolescente y mayor actividad familiar.(Dumont & Olson, 2012)

Se han identificado otros factores de riesgo a nivel familiar en relación con las alteraciones psicoafectivas en adolescentes; así un estudio realizado por el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Río de Janeiro, Brasil , evaluó las familias con niños de entre 7 a 18 años con trastorno por déficit de Hiperactividad (TDAH) y sin ello; los resultados sugirieron que la TDAH, la ansiedad y la depresión son variables que se correlacionan en las familias y deben ser tratadas conjuntamente. Así la falta de atención de los padres se correlacionó con falta de atención, hiperactividad y ansiedad en los hijos.(Segenreich et al., 2015)

Así mismo existen diversos estudios que señalan que el ambiente familiar es un factor protector de patologías psicoafectivas; al respecto se realizó un estudio sobre el efecto acumulativo de ambiente familiar en sintomatología psiquiátrica en 4000 adolescentes de cinco escuelas secundarias de Hawái con diferentes orígenes étnicos; encontrándose que el apoyo familiar redujo el riesgo de aparición de síntomas de internalización pero no para los trastornos de externalización pues el mayor apoyo familiar aumenta el riesgo de presentar tal trastorno, por lo tanto consideró que no siempre es un factor protector para las alteraciones psicoafectivas; además se encontró que la acumulación de indicadores de adversidad en la familias hawaianas en relación con otras etnias, incrementa el nivel de sintomatología psiquiátrica en los adolescentes llegando hasta 9,72% la probabilidad de patología depresiva y de ansiedad.(Goebert et al., 2000)

En una encuesta realizada a estudiantes del quinto séptimo y noveno de educación primaria y secundaria en California en 2011 se estudio la influencia de la conexión militar de los padres y el desligue de los padres sobre la salud mental de los