Alzhéimer: cómo reconocer sus primeras señales
Autor principal: Teodoro Álvarez Mateos
Vol. XX; nº 17; 941
Alzheimer’s disease: how to recognize its early signs
Fecha de recepción: 12 de agosto de 2025
Fecha de aceptación: 8 de septiembre de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 17 – Primera quincena de Septiembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 17; 941
Autores:
Teodoro Álvarez Mateos, Enfermero Quirón Prevención y Loga Salud
Verónica Vidal Villanueva, Enfermera Centro Salud Alcorisa
Catalina Cazacu, Enfermera Centro de Salud Alcorisa
Andrea Vidal Villanueva, Enfermera Hospital de Alcañiz, Teruel
Sergio Méndez Valle, Enfermero Hospital de Alcañiz, Teruel
Ana Subirats Valls, Enfermera Hospital de Alcañiz, Teruel
Elena Nina Tomiuc, Enfermera Centro de Salud Caspe
Resumen
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente a personas mayores y se manifiesta inicialmente con cambios sutiles en la memoria y la conducta. Identificar las primeras señales es crucial para un diagnóstico temprano y una mejor planificación del tratamiento. Este artículo revisa los signos iniciales más comunes, los métodos de detección precoz y las recomendaciones para familiares y cuidadores.
Palabras clave
Alzheimer, detección precoz, deterioro cognitivo, memoria, envejecimiento.
Abstract
Alzheimer’s disease is a progressive neurodegenerative disorder that primarily affects the elderly and initially manifests with subtle changes in memory and behavior. Recognizing early signs is crucial for early diagnosis and better treatment planning. This article reviews the most common early symptoms, early detection methods, and recommendations for family members and caregivers.
Keywords
Alzheimer’s, early detection, cognitive decline, memory, aging.
Introducción
La enfermedad de Alzheimer (EA) representa la causa más frecuente de demencia en el mundo, afectando a millones de personas y constituyendo un desafío significativo para los sistemas de salud. El envejecimiento poblacional ha aumentado su prevalencia, haciendo imperativa la identificación temprana de sus síntomas. Aunque tradicionalmente se ha considerado una enfermedad de la memoria, el Alzheimer involucra una variedad de déficits cognitivos y conductuales que progresan con el tiempo.
Reconocer los signos iniciales permite implementar intervenciones médicas, sociales y familiares que pueden retardar el deterioro y mejorar la calidad de vida del paciente. A pesar de los avances en el conocimiento de la enfermedad, muchas personas y sus familias no detectan los cambios tempranos, atribuyéndolos al envejecimiento normal. Este artículo tiene como objetivo informar sobre las primeras señales clínicas del Alzheimer, destacando la importancia de la evaluación médica oportuna.
Metodología
Para esta revisión narrativa se consultaron fuentes académicas en bases de datos como PubMed, Scopus, SciELO y Google Scholar. Se seleccionaron artículos en inglés y español publicados entre 2010 y 2024. Se priorizaron revisiones sistemáticas, guías clínicas, estudios de cohorte y consensos de expertos que describieran las manifestaciones clínicas tempranas del Alzheimer, métodos diagnósticos iniciales y estrategias de manejo precoz. También se consultaron informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alzheimer’s Association.
Resultados
Los estudios analizados indican que los signos tempranos del Alzheimer suelen ser sutiles y, en muchos casos, difíciles de distinguir del envejecimiento normal. Los síntomas más comunes incluyen:
Pérdida de memoria reciente: dificultad para recordar eventos recientes o información recién aprendida.
Desorientación temporal o espacial: confusión sobre fechas, estaciones del año o ubicación.
Problemas para planificar o resolver problemas: dificultad para seguir instrucciones, manejar cuentas o seguir pasos secuenciales.
Dificultad para completar tareas cotidianas: como vestirse, utilizar electrodomésticos o realizar actividades habituales.
Alteraciones del lenguaje: dificultad para encontrar palabras, nombrar objetos o mantener una conversación fluida.
Cambios en el juicio o en la toma de decisiones: como vestirse de manera inapropiada o realizar gastos desmesurados.
Pérdida de iniciativa: abandono de actividades sociales, laborales o recreativas previamente valoradas.
Cambios de humor o personalidad: incluyendo ansiedad, irritabilidad, apatía o confusión.
La evidencia también sugiere que la aparición temprana de estos síntomas, especialmente antes de los 65 años, puede indicar una variante de inicio precoz de la enfermedad. En estos casos, los pacientes pueden experimentar inicialmente cambios en la personalidad o dificultades en el habla antes que alteraciones significativas de la memoria.
Asimismo, se han documentado síntomas menos comunes pero relevantes, como:
Alteraciones en la percepción visual o espacial: dificultad para reconocer rostros familiares o interpretar distancias y colores.
Repetición de preguntas o comentarios: repetir la misma información o consulta en cortos periodos de tiempo.
Pérdida de objetos con frecuencia: colocar cosas en lugares inusuales y no poder recordarlas.
Cambios en los patrones de sueño: insomnio o somnolencia diurna persistente, que pueden preceder otras manifestaciones clínicas.
Estudios longitudinales han mostrado que algunos síntomas pueden anticipar el deterioro global, como el aislamiento social, la irritabilidad inexplicable o la pérdida de interés por actividades intelectuales o sociales. Estos indicadores suelen estar presentes hasta una década antes del diagnóstico formal.
La escala de deterioro global (GDS) y la Clinical Dementia Rating (CDR) son herramientas validadas para evaluar estos síntomas en etapas tempranas. Además, la combinación de cuestionarios cognitivos, entrevistas clínicas y observación familiar ha demostrado una alta sensibilidad diagnóstica.
Un hallazgo significativo en la literatura es la relación entre ciertas condiciones comórbidas (como la depresión, diabetes tipo 2 o hipertensión no controlada) y una mayor probabilidad de presentar síntomas iniciales de Alzheimer. Estas condiciones podrían acelerar el inicio de los síntomas o enmascararlos, dificultando su detección temprana.
En estudios poblacionales, se ha observado una mayor prevalencia de síntomas tempranos en mujeres y en personas con menor nivel educativo, posiblemente debido a factores de reserva cognitiva. Además, la presencia de antecedentes familiares y ciertas mutaciones genéticas (como la APOE ε4) aumentan el riesgo de manifestaciones clínicas precoces.
El análisis de biomarcadores también ha sido útil para correlacionar síntomas clínicos tempranos con procesos neuropatológicos subyacentes. La acumulación de beta-amiloide y tau fosforilada en el cerebro, detectable mediante estudios de PET o análisis del líquido cefalorraquídeo, ha demostrado una fuerte asociación con las primeras manifestaciones cognitivas de la enfermedad.
Finalmente, se resalta la importancia de los cuidadores y familiares en la identificación de los primeros signos. A menudo son ellos quienes detectan cambios en el comportamiento cotidiano del paciente, que este puede no notar o reportar. Las entrevistas con familiares han sido esenciales en la validación de muchos instrumentos de evaluación precoz, lo que refuerza su rol central en el proceso diagnóstico.
Discusión
La dificultad para reconocer las primeras señales del Alzheimer está relacionada tanto con la naturaleza gradual del deterioro como con el estigma que aún existe en torno a la demencia. Los pacientes suelen normalizar los síntomas o esconderlos, mientras que sus familiares pueden atribuirlos al estrés o la edad avanzada. Esta demora en el diagnóstico implica una pérdida valiosa de tiempo para planificar cuidados y tratar comorbilidades asociadas.
Estudios neurológicos han demostrado que los cambios cerebrales típicos del Alzheimer (como la acumulación de placas beta-amiloide y ovillos de proteína tau) pueden comenzar décadas antes de los síntomas clínicos. Herramientas como las pruebas neuropsicológicas, biomarcadores en líquido cefalorraquídeo y neuroimagen avanzada (PET y MRI) permiten una detección más temprana en casos sospechosos.
La identificación temprana de síntomas también tiene implicancias éticas, sociales y familiares. Con un diagnóstico precoz, el paciente puede participar activamente en la toma de decisiones, establecer directrices anticipadas y acceder a ensayos clínicos o terapias modificadoras.
Por otro lado, la implementación de programas de educación comunitaria ha demostrado mejorar la detección en etapas iniciales, especialmente en poblaciones con baja alfabetización en salud. La participación activa del entorno familiar y médico es fundamental para una respuesta coordinada.
Conclusiones
Reconocer las primeras señales del Alzheimer es clave para lograr un diagnóstico temprano y brindar una atención más efectiva. Los síntomas iniciales suelen confundirse con el envejecimiento normal, por lo que es necesario aumentar la conciencia social y capacitar a los profesionales de salud primaria para su detección precoz.
Las herramientas clínicas y tecnológicas disponibles han avanzado significativamente, pero su uso debe ir acompañado de una evaluación integral y personalizada. El diagnóstico temprano no solo permite implementar intervenciones médicas, sino también planificar cuidados a largo plazo y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno.
Finalmente, es indispensable fomentar políticas públicas que promuevan el acceso equitativo al diagnóstico y tratamiento del Alzheimer, especialmente en contextos con alta vulnerabilidad social.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
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