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Perfil de Automedicación y su relación con factores socioculturales y de género

náuseas, vómitos, somnolencias, disnea intensiva, estreñimiento, escalofríos, alucinaciones. Con relación a los antigripales, los efectos secundarios más comunes son la resequedad de la boca, incremento del ritmo cardiaco, sueño, leve aumento de la presión sanguínea, pérdida de apetito y en algunos casos dificultad para respirar o reacciones alérgicas en piel (Korolkovas y Burckhalter, 1983, Goodman y Gilman, 2006).

Por otra parte, el paracetamol ha sido asociado al desarrollo de neutropenia, agranulocitopenia, pancitopenia y leucopenia. Su uso prolongado en dosis elevadas puede ocasionar daño renal y se han reportado casos de daño hepático y renal en alcohólicos que ingerían dosis terapéuticas. La administración de paracetamol en dosis elevadas puede causar daño hepático e incluso necrosis hepática. Está contraindicado en pacientes con daño hepático, que reciben medicamentos hepatotóxicos o que tienen nefropatía (Morón y Levy, 2002).

Descrito lo anterior, es claro que las consecuencias de la automedicación son el incremento en el riesgo de reacciones adversas, resistencia bacteriana, encubrimiento y detección tardía de la enfermedad de fondo, así como tratamientos inadecuados e inoportunos.

Para concluir, el 94.5%  de la población de estudio se automedica y el tipo de medicamentos mayormente consumidos son los antigripales, antitusivos y el paracetamol. Si tomamos en cuenta lo anterior y lo sumamos a la importancia en el control de la dosis diaria y total de los mismos para aparición de efectos adversos y toxicidad, es evidente el alto riesgo al que se expone el individuo que consume fármacos sin prescripción médica. Por lo tanto, es necesario el diseño e implementación de medidas de control de esta práctica, así como del control en la venta de medicamentos, aunado al trabajo de promoción de la salud en este sentido.

Para lograrlo se deben aplicar medidas destinadas a: a) Informar, otorgar consejo terapéutico y  educar  a los pacientes por parte de los médicos; a través de esta triada lograremos disminuir la automedicación (Baos, 2000) ; b) Recomendar el uso de los servicios de salud;  c) A través de políticas públicas, regular la publicidad audiovisual, esto es, que se disponga de medicamentos clasificados como especialidades farmacéuticas publicitarias, siempre bajo un control previo (Ramírez et al, 2006) ; d) Reforzar la legislación en lo que a venta de medicamentos se refiere; e) Mejorar la calidad de la educación en materia de salud, es decir, debemos mostrar la importancia de anular el efecto de la publicidad mediante la educación del consumidor acerca del riesgo que implica la complicación de la automedicación a partir de la acción de los medicamentos en el organismo (Díaz-Caycedo et al, 2014)

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