Avances y aplicaciones de la anestesia guiada por bioimpedancia cerebral en cirugías mayores: Hacia una optimización de la monitorización neurofisiológica
Autor principal: José Agustín Matamoros Bustamante
Vol. XX; nº 12; 666
Advances and applications of cerebral bioimpedance-guided anesthesia in major surgeries: Towards optimizing neurophysiological monitoring
Fecha de recepción: 8 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 14 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 666
Autores:
José Agustín Matamoros Bustamante, Médico General, en Hospital San Juan de Dios, San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0008-9777-5297. Código Médico: 13058
Juan Manuel Boffill De León, Medico General, en Caja Costarricense de Seguro Social. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0003-7494-3220. Código Médico: 14246
Ariana Herrera Murillo, Medico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0000-0003-1690-7216. Código Médico: 18908
María Daniela González Mejías, Médico General, Investigadora Independiente. San José, Costa Rica. ORCID: 0009-0009-3929-1128. Código Médico: 18382
Ivonne Hodgson Salas, Médico General, en Hospital de Guápiles. Limón, Costa Rica. ORCID: 0009-0004-9900-0795. Código Médico: 18701
Daniela Consumi Cordero, Médico general, Investigadora Independiente. Alajuela, Costa Rica. Orcid: 0000-0003-3655-9343
Resumen
La bioimpedancia cerebral es una técnica innovadora que aprovecha las propiedades eléctricas de los tejidos biológicos para evaluar su composición y estado fisiológico. Basándose en la medición de la resistencia y la reactancia de los tejidos, refleja cambios en el espacio extracelular y en las corrientes iónicas, ofreciendo información relevante no solo para estimaciones de composición corporal, sino también para la monitorización del estado neurológico durante procedimientos anestésicos. Durante la anestesia, la bioimpedancia cerebral varía debido a alteraciones en el volumen del espacio extracelular y en la dinámica de las corrientes iónicas, correlacionándose con los niveles de conciencia y los cambios en la actividad neuronal. De esta manera, complementa otras técnicas como el electroencefalograma y el índice biespectral, que se centran en registrar la actividad eléctrica cerebral.
El equipamiento utilizado para medir bioimpedancia incluye monitores intracraneales diseñados para detectar lesiones secundarias, sistemas de escaneo de bioimpedancia eléctrica empleados en cirugía robótica mínimamente invasiva, y técnicas avanzadas como la tomografía de impedancia eléctrica, que permite detectar precozmente la hipoxia cerebral. Estas tecnologías requieren métodos precisos de colocación y calibración de electrodos, apoyados por técnicas de imagen como la difusión por tensor de difusión, para garantizar mediciones exactas y seguras. Los parámetros más relevantes, como la resistencia y la reactancia, permiten distinguir entre tejidos sanos y patológicos, facilitando el diagnóstico intraoperatorio y optimizando estrategias de tratamiento.
La integración de la bioimpedancia en la práctica anestésica permite un ajuste más preciso de las dosis de anestesia, disminuye el riesgo de conciencia intraoperatoria y mejora la recuperación posquirúrgica. Sin embargo, su implementación enfrenta retos como la disponibilidad de la tecnología, los costos elevados y la necesidad de formación especializada, aspectos que deben ser abordados en investigaciones futuras para expandir su aplicación clínica.
Palabras clave
Resistencia tisular, reactancia cerebral, monitorización intraoperatoria, tomografía eléctrica, espectrograma electroencefalográfico, recuperación neurocognitiva.
Abstract
Brain bioimpedance is an innovative technique that leverages the electrical properties of biological tissues to assess their composition and physiological status. Based on the measurement of tissue resistance and reactance, it reflects changes in the extracellular space and ionic currents, providing relevant information not only for body composition assessments but also for monitoring neurological status during anesthetic procedures. During anesthesia, brain bioimpedance varies due to alterations in the volume of the extracellular space and the dynamics of ionic currents, correlating with levels of consciousness and changes in neuronal activity. In this way, it complements other techniques such as electroencephalography and bispectral imaging, which focus on recording brain electrical activity.
The equipment used to measure bioimpedance includes intracranial monitors designed to detect secondary lesions, electrical bioimpedance scanning systems used in minimally invasive robotic surgery, and advanced techniques such as electrical impedance tomography, which allows for early detection of cerebral hypoxia. These technologies require precise electrode placement and calibration methods, supported by imaging techniques such as diffusion tensor imaging, to ensure accurate and reliable measurements. The most relevant parameters, such as resistance and reactance, distinguish between healthy and pathological tissues, facilitating intraoperative diagnosis and optimizing treatment strategies.
The integration of bioimpedance into anesthetic practice allows for more precise adjustment of anesthetic doses, reduces the risk of intraoperative awareness, and improves postoperative recovery. However, its implementation faces challenges such as technology availability, high costs, and the need for specialized training, aspects that must be addressed in future research to expand its clinical application.
Keywords
Tissue resistance, cerebral reactance, intraoperative monitoring, electrical tomography, electroencephalographic spectrogram, neurocognitive recovery.
Introducción
La anestesia guiada por bioimpedancia cerebral representa un enfoque innovador que introduce una nueva dimensión en la monitorización anestésica durante cirugías mayores. Esta técnica se basa en la medición en tiempo real de la bioimpedancia del tejido cerebral para guiar de manera precisa la administración de anestésicos, con el objetivo de optimizar la función neurológica y reducir el riesgo de complicaciones posoperatorias. Al proporcionar datos dinámicos sobre las características eléctricas del tejido cerebral, la bioimpedancia permite ajustar de forma personalizada la profundidad anestésica, garantizando un equilibrio adecuado entre sedación, analgesia y protección cerebral (1).
La necesidad de monitorizar de manera efectiva la función cerebral durante las cirugías mayores ha sido ampliamente reconocida, particularmente en pacientes vulnerables, como los adultos mayores, en quienes la preservación de la función cognitiva es fundamental. Una adecuada monitorización cerebral permite mantener una oxigenación óptima y un flujo sanguíneo cerebral adecuado, lo que se asocia directamente con mejores desenlaces neurológicos y menor incidencia de trastornos neurocognitivos posoperatorios (2; 3). De hecho, estudios recientes han demostrado que la anestesia guiada por electroencefalograma puede reducir la supresión intraoperatoria de la actividad eléctrica cerebral, un marcador relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo tras la cirugía. Estas observaciones refuerzan la importancia de evolucionar hacia estrategias de monitorización cerebral más sofisticadas (4).
No obstante, las técnicas convencionales de monitorización anestésica presentan limitaciones importantes. Métodos como la monitorización hemodinámica estándar o los índices globales de profundidad anestésica pueden no captar de manera adecuada los cambios sutiles en la función cerebral, lo que incrementa el riesgo de eventos adversos neurológicos durante el perioperatorio (5). Además, estas estrategias carecen de la especificidad necesaria para detectar alteraciones en las propiedades bioeléctricas del tejido cerebral, un aspecto crítico en procedimientos neuroquirúrgicos, especialmente en el manejo de tumores cerebrales (1). Asimismo, una limitación adicional radica en que los métodos convencionales no consideran la variabilidad individual de los pacientes en cuanto a los requerimientos de oxigenación cerebral y la respuesta a los anestésicos, lo que puede derivar en una anestesia insuficiente o excesiva, con las consecuentes implicaciones clínicas (5).
El objetivo de este artículo es analizar el fundamento, la aplicación clínica y las ventajas de la anestesia guiada por bioimpedancia cerebral en cirugías mayores, destacando su potencial para optimizar la monitorización de la función neurológica intraoperatoria, mejorar la precisión en el ajuste anestésico y reducir la incidencia de complicaciones neurocognitivas posoperatorias. Asimismo, se pretende comparar esta técnica innovadora con los métodos convencionales de monitorización anestésica, identificar sus principales limitaciones y explorar las perspectivas futuras para su implementación rutinaria en el ámbito quirúrgico.
Metodología
Para el desarrollo de esta investigación sobre la anestesia guiada por bioimpedancia cerebral en cirugías mayores, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar el fundamento científico de la técnica, su aplicación clínica actual, sus beneficios en la monitorización neurológica intraoperatoria y su impacto en la prevención de complicaciones neurocognitivas. Esta revisión incluyó aspectos clave como los principios de la bioimpedancia cerebral, los métodos de medición empleados, las estrategias de ajuste anestésico basadas en bioimpedancia y las comparaciones con los métodos convencionales de monitorización anestésica.
Para garantizar la calidad y relevancia de la información seleccionada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web ofScience, debido a su prestigio y amplia cobertura en los campos de anestesiología, neurociencias y cirugía. Se establecieron rigurosos criterios de inclusión y exclusión. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran directamente la anestesia guiada por bioimpedancia cerebral, su eficacia en la monitorización intraoperatoria, su aplicación práctica y los avances en tecnologías relacionadas. Se excluyeron investigaciones con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas sin revisión por pares. Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Resistencia tisular, reactancia cerebral, monitorización intraoperatoria, tomografía eléctrica, espectrograma electroencefalográfico, recuperación neurocognitiva.
La búsqueda inicial identificó 25 fuentes relevantes, entre las cuales se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, ensayos clínicos y documentos técnicos de asociaciones de anestesiología y neurociencia. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre los principios de la tecnología de bioimpedancia, los protocolos de implementación en el entorno quirúrgico y los resultados clínicos asociados a su uso.
El análisis se llevó a cabo utilizando enfoques cualitativos y comparativos. Se sintetizaron los hallazgos y se organizaron en categorías temáticas, lo que permitió identificar los beneficios de la anestesia guiada por bioimpedancia en la optimización de la anestesia, la reducción de complicaciones neurocognitivas, y las barreras actuales para su adopción generalizada. Este enfoque integral ofrece una visión estructurada del estado actual del conocimiento sobre esta tecnología emergente, resaltando su potencial transformador en la práctica anestésica contemporánea y proponiendo líneas de investigación futura.
Fundamentos de la bioimpedancia cerebral
La bioimpedancia es una técnica que se fundamenta en las propiedades eléctricas de los tejidos biológicos, aprovechando la capacidad de estos para modificar la conducción de corriente en función de su composición y estado fisiológico. Este principio refleja cambios en el espacio extracelular y en las corrientes iónicas, factores clave que determinan la resistencia y reactancia de los tejidos (6). Históricamente utilizada para evaluar la composición corporal y la integridad celular, la bioimpedancia ha demostrado ser una herramienta útil no solo para estimar parámetros como la hidratación o la masa magra, sino también para ofrecer información relevante sobre el estado general de salud y el pronóstico de diversas enfermedades (7).
Durante la anestesia, la impedancia cerebral varía debido a alteraciones en el volumen del espacio extracelular y a los cambios en las corrientes iónicas, mecanismos que están íntimamente ligados a los ciclos de sueño-vigilia y a los distintos niveles de conciencia. La administración de agentes anestésicos influye directamente en estos parámetros, generando modificaciones en la arquitectura tisular cerebral que pueden ser detectadas mediante bioimpedancia (6). Estas variaciones están asociadas a fenómenos neurofisiológicos fundamentales, como la pérdida y recuperación del conocimiento, procesos que implican la reconfiguración dinámica de la actividad neuronal en diversas regiones cerebrales (8).
Comparado con otras técnicas de monitorización neurológica como el electroencefalograma (EEG) y el índice biespectral, que se centran en la actividad eléctrica cortical para evaluar el nivel de conciencia, la bioimpedancia ofrece una perspectiva distinta pero complementaria. Mientras que el EEG y el índice biespectralcapturan oscilaciones cerebrales y patrones de conectividad neuronal, la bioimpedancia mide directamente las propiedades físicas del tejido cerebral, como su conductividad y permeabilidad (9). Esta diferencia metodológica permite que la bioimpedancia aporte información adicional sobre el estado estructural del cerebro, más allá de las señales eléctricas tradicionales. En este sentido, la integración de la bioimpedancia con técnicas convencionales podría enriquecer la comprensión de la dinámica cerebral durante la anestesia y contribuir a una monitorización más precisa y personalizada de los pacientes (6).
Tecnología y equipamiento utilizado
Existen distintos tipos de dispositivos de bioimpedancia cerebral desarrollados para optimizar la monitorización intraoperatoria y la evaluación del estado neurológico de los pacientes. Entre ellos destacan los monitores de bioimpedancia intracraneal, utilizados principalmente para la detección de lesiones cerebrales secundarias. Estos dispositivos permiten medir los cambios en el volumen intracraneal y diferenciar entre distintos tipos de lesiones, como episodios isquémicos y hemorrágicos, proporcionando información crítica para la toma de decisiones clínicas en tiempo real (10). Otra tecnología relevante son los sistemas de escaneo con bioimpedancia eléctrica, empleados en cirugías mínimamente invasivas asistidas por robots. Estos sistemas utilizan una configuración de detección tripolar para inspeccionar la homogeneidad de los tejidos y detectar estructuras del subsuelo con alta precisión, mejorando así la seguridad y la eficacia quirúrgica (11).
Además, la tomografía de impedancia eléctrica (TIE) ha ganado importancia como una técnica de diagnóstico por imágenes no invasiva, que reconstruye la distribución de la conductividad cerebral. Esta técnica resulta especialmente útil para la detección precoz de hipoxia cerebral y la disfunción neurológica posoperatoria, condiciones que impactan significativamente en el pronóstico del paciente tras cirugías mayores (12; 13). Para lograr mediciones precisas, los métodos de colocación y calibración de electrodos son fundamentales. La configuración de detección tripolar, por ejemplo, involucra el uso de dos fórceps robóticos como electrodos para aplicar corriente y medir los voltajes respecto a un electrodo conectado a tierra, lo que optimiza la capacidad de detección de alteraciones subyacentes (11).
En el ámbito de la tomografía de impedancia, se utilizan sistemas avanzados como el TIE de 16 electrodos, diseñado para monitorizar la impedancia cerebral durante procedimientos complejos, como la artroplastia total del arco aórtico. Este sistema no solo registra los cambios de impedancia, sino que también los correlaciona con biomarcadores neurológicos para predecir el riesgo de lesiones cerebrales (13). La precisión en la colocación de los electrodos puede mejorarse aún más mediante técnicas de imagen como la difusión por tensor de difusión, que, en conjunto con el modelado por elementos finitos, permite una predicción no invasiva de la impedancia tisular y facilita la planificación quirúrgica en intervenciones de neurocirugía funcional (12).
Entre los parámetros medidos por los dispositivos de bioimpedancia cerebral destacan la resistencia y la reactancia, indicadores clave para distinguir entre tejidos sanos y tumorales. Los tejidos patológicos presentan variaciones características en la resistividad que, dependiendo de la naturaleza del tumor, pueden ser mayores o menores que las de los tejidos sanos (1). Desde un punto de vista clínico, una alta impedancia suele estar asociada a lesiones de origen isquémico, mientras que una impedancia baja indica hemorragias, lo que facilita la localización precisa de efectos de masa intracraneal y la diferenciación entre eventos cerebrales focales y globales (10).
Finalmente, es importante considerar la dinámica temporal de las mediciones de impedancia, ya que estas pueden variar a lo largo del tiempo debido a factores como la implantación prolongada de electrodos o la influencia de la estimulación eléctrica aplicada. La correcta interpretación de estas variaciones dinámicas es esencial para optimizar las terapias de neuromodulación y para ajustar de manera precisa las estrategias anestésicas y neuroprotectoras durante las cirugías (14).
Aplicaciones clínicas en cirugías mayores
La monitorización del conocimiento anestésico mediante herramientas como el índice biespectral ha revolucionado el manejo de la anestesia en cirugías mayores, ofreciendo una mayor precisión en el control de la profundidad anestésica. El uso del índice biespectral permite mantener la profundidad anestésica dentro de rangos óptimos, idealmente entre valores de 40 y 60, lo cual se ha asociado con una reducción significativa en el riesgo de conciencia intraoperatoria y de complicaciones posoperatorias, como el delirio (15). Aunque la monitorización mediante EEG no ha demostrado de forma concluyente su capacidad para prevenir el delirio posoperatorio, existen evidencias que señalan una disminución en la estancia en unidades de cuidados intensivos (UCI) cuando se utiliza esta técnica, lo que sugiere un mejor control de la profundidad anestésica (16).
El ajuste preciso de las dosis anestésicas constituye otro de los beneficios relevantes de la anestesia guiada por índice biespectral. Gracias a este sistema, es posible modular de forma exacta la cantidad de agentes anestésicos administrados, evitando así períodos prolongados en estados de anestesia excesivamente profundos, lo cual se ha relacionado con una disminución de la duración de las hospitalizaciones y de las tasas de mortalidad (15). Asimismo, ajustar las dosis anestésicas basándose en la potencia alfa del EEG intraoperatorio podría permitir la identificación temprana de pacientes con un mayor riesgo de desarrollar delirio posoperatorio, abriendo la puerta a tratamientos anestésicos personalizados y a estrategias preventivas más efectivas (17).
En cuanto a la reducción de los episodios de despertar intraoperatorio, la evidencia sugiere que la monitorización mediante índice biespectral es eficaz. En particular, se ha demostrado que esta técnica disminuye la incidencia de delirio de emergencia en pacientes pediátricos, lo que implica que su aplicación podría también minimizar los episodios de conciencia no deseada en adultos, contribuyendo a una anestesia más segura (18). La optimización de la recuperación posquirúrgica es otro de los grandes beneficios de la anestesia guiada por índice biespectral, ya que se ha asociado con una menor incidencia de delirio posoperatorio y con estancias hospitalarias más breves, favoreciendo así una recuperación más rápida y eficiente de los pacientes (15).
No obstante, es importante señalar que no todos los estudios han encontrado beneficios concluyentes respecto a la prevención del delirio. Algunos trabajos reportan que la anestesia guiada por EEG no reduce significativamente la incidencia de delirio posoperatorio, lo que sugiere que se requieren investigaciones adicionales para clarificar estos efectos y para perfeccionar las estrategias de monitorización intraoperatoria. En conjunto, estos hallazgos resaltan el potencial de la monitorización cerebral avanzada para mejorar los resultados anestésicos, aunque también subrayan la necesidad de seguir profundizando en el conocimiento de sus limitaciones y alcances (16; 19).
Evidencia científica y estudios clínicos
La anestesia guiada por el índice biespectralha sido ampliamente utilizada para prevenir el conocimiento intraoperatorio y mejorar la recuperación postoperatoria temprana. Sin embargo, esta técnica presenta ciertas limitaciones, particularmente en cuanto a su precisión y solidez en tiempo real, aspectos que se tornan más evidentes cuando se utilizan determinados anestésicos, como la dexmedetomidina. Esta falta de robustez ha impulsado la búsqueda de métodos más avanzados de monitorización cerebral, entre los cuales destaca la anestesia guiada por espectrograma de EEG. Este enfoque, que puede considerarse una forma indirecta de monitorización basada en bioimpedancia cerebral, ha demostrado reducir el consumo de anestésicos y favorecer una mejor recuperación cognitiva, evidenciada por puntuaciones más altas en el índice de Barthel al momento del alta hospitalaria (20).
Uno de los beneficios adicionales asociados a la anestesia guiada por EEG es la mejora de los parámetros hemodinámicos intraoperatorios. Al proporcionar una evaluación más precisa de la profundidad anestésica, esta técnica permite evitar la administración excesiva de agentes anestésicos, contribuyendo así a una mayor estabilidad hemodinámica durante el procedimiento quirúrgico (20). Aunque se ha demostrado que los sistemas de anestesia de circuito cerrado guiados por índice biespectral pueden reducir los episodios de profundidad excesiva de la anestesia, su impacto sobre los trastornos neurocognitivos posoperatorios sigue siendo limitado, lo que resalta la necesidad de enfoques más refinados (21).
La recuperación cognitiva constituye otro ámbito en el que la anestesia guiada por EEG ha mostrado ventajas claras. Se ha observado que los pacientes sometidos a monitorización mediante espectrograma EEG experimentan menos casos de retraso en la recuperación cognitiva y obtienen mejores puntuaciones en las evaluaciones cognitivas posoperatorias en comparación con aquellos tratados con técnicas guiadas exclusivamente por índice biespectral (20). En línea con estos hallazgos, el ensayo clínico POEGEA ha sido diseñado para investigar de manera más profunda el impacto de la anestesia guiada por EEG en la aparición de trastornos neurocognitivos posoperatorios. Este estudio pone especial énfasis en pacientes de edad avanzada, integrando el control de la nocicepción intraoperatoria y la personalización de los objetivos de presión arterial, con el fin de optimizar tanto los resultados neurocognitivos como hemodinámicos (22).
Ventajas y limitaciones
La anestesia guiada por electroencefalograma ofrece múltiples ventajas que la posicionan como una estrategia de gran valor en la práctica clínica contemporánea. Uno de sus principales beneficios es la precisión y personalización que proporciona en el ajuste de los fármacos anestésicos. Esta técnica permite optimizar la dosificación para cada paciente en tiempo real, minimizando tanto el riesgo de sobresedación como el de subsedación, aspectos críticos especialmente en poblaciones con necesidades anestésicas variables, como los niños y los adultos mayores. Gracias a esta capacidad de personalización, se mejora notablemente el control de la profundidad anestésica durante los procedimientos quirúrgicos (22; 23).
En cuanto a la seguridad del paciente, la monitorización mediante electroencefalograma contribuye de manera significativa al proporcionar información continua y detallada sobre la respuesta cerebral a los agentes anestésicos. Esta retroalimentación inmediata permite mantener estados óptimos de hipnosis, favoreciendo la estabilidad hemodinámica y reduciendo la aparición de efectos adversos relacionados con fluctuaciones anestésicas inadecuadas (23). Además, diversos estudios han sugerido que el uso de anestesia guiada por electroencefalograma puede disminuir la incidencia de trastornos neurocognitivos posoperatorios, especialmente en pacientes geriátricos sometidos a cirugías mayores, lo que representa una mejora sustancial en los desenlaces postquirúrgicos (22).
Sin embargo, la implementación generalizada de esta tecnología enfrenta varias limitaciones importantes. Una de las principales barreras es la disponibilidad y el costo de la tecnología necesaria. Los dispositivos avanzados de monitorización cerebral y su mantenimiento representan una inversión considerable que puede ser prohibitiva para muchos centros de salud, particularmente en regiones con recursos limitados (24). A esto se suma la necesidad de superar una curva de aprendizaje significativa, ya que el uso eficaz de la monitorización EEG requiere formación especializada para interpretar de manera adecuada los complejos datos eléctricos cerebrales, lo cual puede actuar como un freno a su adopción extendida (23).
Por otra parte, aunque los resultados preliminares son alentadores, se reconoce la necesidad de realizar investigaciones adicionales que validen de forma robusta la eficacia de la anestesia guiada por electroencefalograma en diferentes poblaciones y entornos quirúrgicos. La diversidad biológica, las variaciones culturales y las diferencias en los protocolos anestésicos entre países exigen estudios que aseguren la aplicabilidad y confiabilidad de esta tecnología en escenarios clínicos amplios y heterogéneos (24; 25).
Conclusiones
La bioimpedancia cerebral constituye una herramienta innovadora para la monitorización anestésica, al ofrecer datos sobre las propiedades eléctricas de los tejidos cerebrales. A diferencia del electroencefalograma o el índice biespectral, permite evaluar directamente cambios estructurales durante la anestesia. Su uso mejora el control de la profundidad anestésica, optimizando la dosificación de fármacos y reduciendo complicaciones. Detecta variaciones asociadas a los estados de conciencia, favoreciendo un manejo personalizado del paciente. La integración de bioimpedancia con técnicas convencionales enriquece la evaluación neurológica intraoperatoria. Esto podría mejorar la recuperación cognitiva postquirúrgica en poblaciones vulnerables. Su aplicación representa un avance hacia una anestesia más segura y precisa.
Los dispositivos de bioimpedancia cerebral, como la tomografía de impedancia eléctrica o los monitores intracraneales, permiten identificar alteraciones isquémicas o hemorrágicas de forma temprana. Esta detección precoz es clave para prevenir complicaciones neurológicas graves durante cirugías mayores. La correcta colocación y calibración de los electrodos mejora la sensibilidad diagnóstica y optimiza los resultados. Además, el monitoreo dinámico de la impedancia permite ajustar estrategias de neuroprotección en tiempo real. Comparado con métodos exclusivamente eléctricos, añade valor clínico en la evaluación tisular directa. La información generada apoya decisiones anestésicas más fundamentadas. Por ello, su uso sistemático podría beneficiar los desenlaces quirúrgicos.
A pesar de sus ventajas, la adopción masiva de la bioimpedancia cerebral enfrenta retos importantes en la práctica clínica actual. El costo elevado de los dispositivos especializados limita su disponibilidad en muchos centros de salud. Asimismo, interpretar correctamente las mediciones requiere formación avanzada, lo cual presenta una barrera inicial. La validación de su eficacia en poblaciones heterogéneas todavía es limitada y necesita fortalecerse. Se requiere más investigación para estandarizar protocolos de aplicación en distintos tipos de cirugía. A futuro, superar estos obstáculos permitirá consolidar la bioimpedancia como estándar de cuidado. Su potencial clínico promete transformar la anestesia neuroprotegida moderna.
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Declaración de buenas prácticas: Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.