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Baby Led Weaning o alimentación complementaria “a demanda”

Baby Led Weaning o alimentación complementaria “a demanda”

RESUMEN:

La OMS recomienda la Lactancia Materna Exclusiva hasta los seis meses y junto a alimentación complementaria hasta los dos años.

El Baby Led Weaning o alimentación complementaria a demanda respeta los tiempos, gustos y preferencias del bebé y aboga por una alimentación sana y por qué el bebé coma la misma comida que coma la familia.

Baby Led Weaning o alimentación complementaria “a demanda”

Bonet Pérez, Beatriz; Salcedo Clemos, Lydia; Gomez Ruiz, Raquel; Ezquerro Cordón, Virginia. Matronas del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Reina Sofía de Tudela (Navarra).

PALABRAS CLAVE:

Baby Led Weaning; alimentación complementaria, lactancia materna

La principal función de la alimentación de un bebé es la nutrición pero además, le permite adquirir y aprender unos hábitos saludables de cara a todas las etapas de su vida. Hay que pensar a largo plazo, en la salud de su hijo para toda su vida. Debemos de empezar enseñándole bien para que continúe bien.

Durante el embarazo todos los alimentos que la madre ingiere pasan su sabor al líquido amniótico que el feto va deglutiendo durante la gestación. Así, una madre que coma sano, transmite sabores de comida sana a su futuro hijo y probablemente tendrá más facilidad para aceptar cualquier tipo de sabor.

La lactancia continúa con este proceso, así, los sabores de los alimentos que la madre ingiere pasan a la leche materna y continúan educando el gusto por la comida sana en el niño. No hay que dejar de comer ningún tipo de alimento por temor a “que de mal sabor a la leche” como se decía antiguamente. Los padres deben de dar ejemplo y habituarse a comer comida sana, fresca, no manufacturada, lejos de la llamada “comida basura”.

El principal método de aprendizaje de los bebés es a través de la imitación, y a quién van a imitar más que a sus padres que son las personas que más quieren y admiran. Los hijos de padres que comen sano siguen comiendo sano en su niñez, en su adolescencia y en su vida adulta, época donde es más importante comer bien para evitar la obesidad que hoy preocupa tanto. Hay que comenzar ejemplarizando desde el principio.

«A partir de los seis meses de edad se recomienda continuar con la lactancia materna, junto con alimentos complementarios apropiados, hasta los dos años de edad o más.» (OMS, 2012)

Los objetivos de la llamada “alimentación complementaria” son:

1) Que el bebé disfrute comiendo

2) Que sus preferencias gustativas se decanten hacia alimentos sanos.

En la alimentación complementaria la nutrición no es tan importante (casi toda la nutrición seguirá recayendo en la lactancia materna).

Hace años, la etapa de la “alimentación complementaria”, consistía en una lista de estrictas normas que los pediatras daban por escrito a los padres. Cada alimento se introducían dependiendo de qué meses tuviera el bebé. Las actuales guías internacionales sobre nutrición infantil han consensuado que lo importante es respetar el apetito del niño, sus preferencias y los aspectos culturales y gastronómicos de cada familia y país, sin importar el orden de introducción de los alimentos.

El término Baby Led Weaning (BLW) traducido al castellano sería: Baby es bebe, Led (pasado del verbo lead) significa guiar y Weaning, se traduce normalmente como destete pero no en el sentido de dejar el pecho sino en el de dejar la lactancia exclusiva para comenzar a introducir alimentos sólidos.

Se podría concluir que Baby Led Weaning (BLW) es alimentación autorregulada por el bebé, introducción de sólidos a demanda o alimentación complementaria a demanda

El término lo acuñó Gill Rapley, matrona y enfermera pediátrica británica. Este consiste en ofrecer al bebé directamente los alimentos sólidos, no en papillas o purés. Se introduce la comida como un juego, respetando los gustos y tiempos del bebé y se le incluye en los hábitos y rutinas familiares.

El bebé alrededor de los seis meses puede mantenerse erguido y posee las habilidades motoras gruesas y funcionamientos orales necesarios para autoalimentarse con alimentos sólidos enteros de forma segura. Está preparado para poder probar distintas texturas, sabores, consistencias. No hacen falta grandes cantidades sino más bien pequeñas, pequeños trocitos. Lo recomendable es que tome primero el pecho para que no necesite “saciarse” con trocitos que inicialmente no podrá comer bien y que provocaría frustración si estuviera hambriento. Es primer mes lo que más hará será jugar con los alimentos para experimentar. A partir del octavo mes ya empezará a alimentarse más.

Mientras el bebé está sentada en la mesa, en su regazo o en una trona junto a la mesa, puede empezar a utilizar sus manos para coger la comida que le dejamos a su alcance.

Del sexto al octavo mes necesitarán trozos grandes, que puedan abarcar con toda la mano, pues aún no tienen destreza. Una vez logre hacer “la pinza” utilizando el índice y el pulgar, a partir del noveno mes, podrá agarrar alimentos más pequeñitos, como un guisante.

Se puede empezar por darle comida que se ha cocinado para la familia pero chafada, por ejemplo verdura con patatas, lentejas, arroz… Las verduras, frutas y legumbres le aportan vitaminas, minerales, antioxidantes, almidón, fibra y los cereales son buena fuente energética.

Se le puede ofrecer pequeños trozos de carne magra como pollo o ternera, con que chupe el jugo es suficiente para obtener el hierro que necesita (a partir del sexto mes necesita aporte extra de hierro porque la leche materna no cubre sus necesidades diarias aunque es más fácilmente absorbible), las proteínas que toma del pecho cubren sus requerimientos. Se le puede dar pequeños trozos de pescado blanco (merluza, gallo, lenguado) que contiene hierro, zinc y yodo y pescado azul pequeño (sardina, arenque, caballa) rico en omega 3.

Las frutas blandas como fresa, plátano o melocotón a partir del sexto mes pueden mordisquearlas y las frutas duras como la manzana o la pera a partir del séptimo.

A partir del año de vida se le puede empezar a dar cerezas, uvas, zanahoria cruda, frutos secos (antes podría haber riesgo de atragantamiento, también se ha visto que con la manzana cruda se producen la mayor cantidad de atragantamientos), cantidades mayores de espinacas o acelgas, pescado azul grande, leche de vaca (si hace tres o cuatro tomas de pecho al día no serían necesarios más lácteos), miel y un poco de sal.

Con este modo de alimentación el bebé aprende a distinguir sabores y texturas, si se le da por ejemplo una papilla de frutas mezcladas no aprende nada.

Para aprender a comer comida normal hay que dejarle experimentar con los alimentos en el momento de “la ventana de oportunidad” que aparece entre los siete y diez meses.