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Calidad asistencial

Donabedian propuso medir la calidad asistencial evaluando su estructura, procesos y resultados en adaptación del concepto industrial inversión-rendimiento. Considerando que una buena estructura aumenta la probabilidad de un buen proceso, y un buen proceso aumenta la probabilidad de un buen resultado. Definiéndolas de la siguiente manera:

  • Estructura: también entendida como inversión, son las características de los escenarios en donde se presta la atención y los recursos requeridos para asistencia sanitaria. Entre ellos, se incluyen recursos materiales (instalaciones, capital, equipo, medicamentos, etc.), recursos intelectuales (conocimiento médico, sistemas de información) y recursos humanos (profesionales de atención sanitaria).
  • Procesos: es la utilización de recursos en cuanto a lo realizado en prestar y recibir asistencia. Incluyendo de esta manera los procesos relacionados con el paciente (índices de intervención, índices de derivación, etc.) y aspectos organizativos (suministro con medicamentos, gestión de listas de espera, pagos del personal sanitario, captación de fondos, etc).
  • Resultados: son los efectos de la atención asistencial sobre el estado de salud de los pacientes y poblaciones. Se incluyen tanto los resultados definitivos (mortalidad, morbilidad, discapacidad o calidad de vida), como los resultados intermedios (presión arterial, peso corporal, bienestar personal, capacidad funcional, capacidad para sobrellevar problemas, mejora del conocimiento, etc).

A pesar de que el método de Donabedian ha sido ampliamente aceptado para describir y evaluar la calidad asistencial, actualmente el enfoque ha cambiado más hacia el desarrollo de medidas de procesos y resultados, que a las medidas estructurales. Ya que estas no fueron consideradas medidas sólidas de calidad asistencial. A pesar de ello, todavía existen discrepancias de cómo mejorar y perfeccionar la medición de la calidad de las prestaciones asistenciales en términos de proceso y resultado. 1

Dimensión de calidad asistencial según la categoría:

Estructura (inversión):

  • Cómo se distribuyen los recursos en términos de tiempo, lugar y receptividad a las necesidades de la población (acceso).
  • Ecuanimidad en compartir costes y beneficios (equidad).

Proceso:

  • Cómo se aplican los recursos (administración).
  • Uso de tiempo y recursos (eficiencia).
  • Evitar el despilfarro (economía).
  • Reducción del riesgo (seguridad).
  • Práctica basada en la evidencia (adecuación).
  • Atención centrada en el paciente (continuidad).
  • Información al paciente/público (elección, transparencia, responsabilidad).

Resultado:

  • Salud de la población (mejora de la salud).
  • Resultado clínico (efectividad).
  • Satisfacer expectativas del público y del personal (coste-beneficio).

La falta de calidad asistencial, es decir, una calidad deficitaria según las necesidades de la sociedad, se puede manifestar de diferentes formas3:

  • Servicios de salud inefectivos que no alcanzan el resultado esperado en salud. Manifestándose en términos de injustificada variabilidad de la práctica clínica, aplicación de cuidados inoportunos o innecesarios, y un gran porcentaje de cuidados no consistentes con el conocimiento profesional actual. En suma situación, la falta de calidad puede hacer al servicio de salud inseguro ocasionando daño material o humano.
  • Servicios de salud insuficientes, con costes superiores a los necesarios para obtener el mismo resultado. Este hecho conlleva un aumento excesivo del gasto en salud sin el correspondiente mejoramiento del desempeño de los servicios de salud. Lo que supone un costo de oportunidad para el servicio sanitario.
  • Limitada accesibilidad, con barreras administrativas, geográficas, económicas, culturales o sociales. Manifestándose en largas listas de espera, horarios de atención incompatibles con las posibilidades de consulta del usuario, distancias excesivas al centro de atención sanitaria, falta de medicamentos en los centros de atención, y con oferta de servicios no adecuada al contexto/preferencias culturales y sociales del ciudadano.
  • Insatisfacción de los usuarios y de los profesionales de salud con los servicios de salud. Estos profesionales puede sufrir desmotivación, sobrecarga de trabajo y, en los casos más extremos, el síndrome de Burnout, contribuyendo así a un mayor deterioro de la calidad del servicio prestado.

Las causas de que se produzcan deficiencias en la calidad asistencial pueden ser tanto a nivel sistémico como a nivel de la prestación de servicios de salud individual, por lo que sería ideal para una país, subsanar todas ellas, o el máximo posible para evitar decadencias en la calidad asistencial.

A nivel sistémico:

  • Falta de posicionamiento de la calidad en las prioridades, y agenda de reforma del sector salud.
  • Deficiencia de los marcos reguladores de la calidad tales como las normas y estándares técnicos, los sistemas de acreditación, certificación, y habilitación, y el limitado conocimiento de derechos y deberes de los pacientes.
  • Insuficiencia o falta de recursos materiales, humanos y financieros.
  • Falta de sistemas de información para la gestión adecuada de los recursos.
  • Transferencias financieras o mecanismos de pago a prestadores no vinculados a nivel de desempeño y resultados en salud.
  • Formación de pregrado y postgrado con bajos estándares técnicos, éticos y humanos.

A nivel de la prestación de servicios de salud individual:

  • La desmotivación de los trabajadores de salud.
  • La debilidad en materia de competencias y destrezas técnicas.
  • La ausencia de trabajo en equipo y de relaciones de confianza adecuadas.
  • La atención bajo un modelo paternalista que no involucra al usuario en la toma de decisiones.
  • Las condiciones de trabajo inadecuadas.
  • La inexistencia de carrera profesional y programas de actuación profesional.

Se puede actuar en diferentes niveles, sobre diferentes componentes de atención, y tratar diferentes dimensiones de calidad. Pero, en muchos casos, los procesos están arraigados contextualmente en el sistema en que se originan.

La Comisión Europea realizó un proyecto denominado Europa para los Pacientes en el que se describen detalles de las políticas promulgadas en cada Estado Miembro. En él, se pueden diferenciar tres niveles: sistema sanitario, organizativa y clínica. 1

  • Valoración de calidad de los sistemas sanitarios

Para valorar la calidad a nivel del sistema se incluyen registro y licencia de dispositivos farmacéuticos y médicos, valoración de tecnología sanitaria y formación y educación continuada de los profesionales, y pueden estar también introducidos en la legislación sanitaria general, así como en políticas y medidas que garanticen la seguridad del paciente.

  • Valoración de calidad organizativa

Difieren y varían los mecanismos utilizados en las evaluaciones externas de las instituciones a los del sistema sanitario. Existen cuatro modelos organizativos principales: dos modelos industriales aplicados a la atención sanitaria como son Organización Internacional de Normalización (ISO) y Fundación Europea para la Gestión de la Calidad (EFQM). Y dos modelos desarrollados en la atención sanitaria que son Acreditación y Revisión por Pares.

  • Valoración de calidad clínica

En este apartado están incluidos como planes de valoración, las guías de práctica clínica, indicadores de calidad y sistemas de información, estudios de pacientes, gobierno clínico y procesos de auditoría. Normalmente, estos planes incluyen el desarrollo de nuevas estructuras organizativas, procedimientos, herramientas de medida o métodos. 6

CONCLUSIÓN

Para explicar que es la calidad asistencial de una manera universal, o muy próxima a ella, se podría definir como el cómputo de:

  • Prestación de asistencia sanitaria acorde al estado de la ciencia.
  • Lograr unos cuidados apropiados en función de las necesidades de los pacientes.
  • Prestar de una forma idónea la atención sanitaria de que se está capacitado.
  • Lograr cuidados satisfactorios para el paciente. Aproximarse a los estándares de la asistencia sanitaria establecidos por la comunidad científica, profesionales, pacientes y sociedad.

Diversos autores nombran en sus definiciones las dimensiones que tendría que tener una calidad asistencial correcta. Sin embargo, existe desacuerdo entre las que deberían estar incluidas, aunque todos ellos ponen como base indiscutible a dos; la efectividad y la eficiencia. También hay algunas que sobresalen por encima del resto, como son la accesibilidad, la calidad científico-técnica y la satisfacción. A pesar de esas discrepancias, se intenta llegar a un acuerdo para mejorar la calidad asistencial. Por ejemplo, los estados miembros de la Unión Europea tienen enfoques diferentes a la hora de implantar programas para garantizar la calidad asistencial. Pero en algunos aspectos la tendencia es prácticamente única entre todos ellos, como sucede en los aspectos relacionados con la seguridad de los productos farmacéuticos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. La calidad asistencial en la Unión Europea [monografía en Internet]. Madrid [acceso 10 de julio de 2017] Disponible en:

http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/informeAnualSNS/docs/2005/Cap3CalidadAsistencialEuropa.pdf

  1. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud [Sede Web]. Madrid. MSSSI [acceso 11 de julio de 2017]. Disponible en: http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/home.htm
  2. Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud. 27ª. Conferencia Sanitaria Panamericana: 59ª. Sesión del Comité Regional. CSP. 2007; 27(16).
  3. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. La seguridad en los cuidados del paciente hospitalizado: Proyecto seneca[monografía en Internet]. Madrid [acceso 14 de julio de 2017] Disponible en: http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/ProyectoSENECA.pdf
  4. Aranza JM, Moya C. Seguridad del paciente y calidad asistencial. Rev Calid Asist. 2011; 26(6): 331-2.
  5. Aranaz JM, Aibar C, Vitaller J, Mira JJ. Gestión sanitaria. Calidad y seguridad de los pacientes. Madrid: Díaz de Santos; 2008.