El Trichuris trichiura abunda más en los países tropicales, habita en el intestino grueso, y se trasmite a través del agua y alimentos contaminados, fundamentalmente. En cuanto al cuadro clínico, se puede afirmar que en la inmensa mayoría de las infecciones son asintomáticas y solo causan enfermedad clínica cuando existe un gran número de parásitos, los síntomas están dados por dolor abdominal, tenesmo, diarreas, distensión abdominal, flatulencia, prolapso rectal, nerviosismo y anemia. (47)
Los mecanismos patogénicos por medio de los cuales los agentes parasitarios provocan daño en el organismo son varios y van desde la simple eclosión intestinal hasta complicados mecanismos inmunológicos, y dependen de varios factores entre los que se cuentan el tipo de parasito, la virulencia, el huésped. Algunos Helmintos producen lesiones de la mucosa intestinal al enclavarse, la ulceran y provocan pérdida de sangre y proteínas con inflamación local, edema y hemorragias.
Otros producen dermatitis por el sitio penetración de las larvas a través de la piel y región perianal, se fijan a la mucosa intestinal causan lesión inflamatoria catarral y mecánica, granulomas, necrosis y ulceraciones, invaden otros órganos como los pulmones donde pueden ocasionar pequeñas hemorragias por ruptura de los capilares e inflamación. Pueden presentar el síndrome de autoinfección, donde los parásitos invaden a ganglios linfáticos, pulmón, cerebro, hígado etc. Hay infiltrado de plasmocitos, células gigantes, macrófagos y eosinófilos. (48)
Los protozoarios también poseen varios mecanismos patológicos que van desde lesiones intestinales que generalmente no producen síntomas clínicos reconocibles, hasta invadir una amplia variedad de tejidos en el huésped que incluyen colon e hígado y raramente pulmón, piel, mucosa, tracto urogenital, cerebro y bazo dando origen a síntomas diversos en cada caso, otros liberan proteínas de adherencia denominadas lecitinas que poseen gran afinidad por la galactosa presente en abundancia en las células del colon, lo que facilita su adhesión a la misma, con penetración mecánica e invasión a la mucosa y a la submucosa mediante la enzima hialuronidasa dando lugar a inflamación catarral multiplicándose activamente originando acúmulos y abscesos generalmente pequeños llenos de material mucoide. Algunos provocan atrofia hasta aplanamiento de las microvellosidades intestinales con inflamación de la lámina propia, caracterizada por infiltración de células plasmáticas, linfocitos, y macrófagos. (48)
Generalmente la incidencia, intensidad y prevalencia de los enteroparásitos es mayor en los niños que en los adultos, debido posiblemente a la falta de resistencia natural o adquirida y a las diferencias de comportamiento y hábitos.
El parasitismo intestinal afecta principalmente a la población infantil, a escala mundial; y se valora que aporta el mayor número de infectados entre los más de 1.000 millones de personas que cada año se infectan.
Algunos helmintos como Áscaris lumbricoides y T. trichiura, muestran la máxima intensidad de la infección entre los 5 y 15 años de edad, por lo que los escolares tienden a sufrir las infecciones más severas. Otros reportes han demostrado que estas infecciones persisten más tiempo y son más intensas en los niños, con efectos deletéreos tanto sobre el crecimiento y desarrollo, como sobre el aprendizaje. Sin embargo, varios estudios han demostrado que tanto en niños como en adultos el parásito intestinal más frecuentemente encontrado es Giardia lamblia. (41,48)
Dentro de las principales parasitosis que afectan a la población se encuentran la ascaridiasis, tricocefalosis y amibiasis, se clasifican entre las diez infecciones más comunes observadas en el mundo en todas las edades. En general tienen baja mortalidad, pero igualmente ocasionan importantes problemas sanitarios y sociales debido a su sintomatología y complicaciones. (49)
La parasitosis intestinal se transmite a través de las materias fecales humanas. La contaminación del suelo es el principal mecanismo para la difusión de los helmintos; mientras que la contaminación de las manos, agua y alimentos es el modo frecuentemente para la diseminación de los protozoos. Los factores que favorecen la transmisión de esta parasitosis pueden resumirse en: La distribución geográfica, defecación en la tierra, contaminación fecal múltiple, insuficiente educación, agua contaminada, y situación socioeconómica. (50)
Los efectos del parasitismo sobre el huésped dependen de muchos factores: Edad, dieta, factores genéticos y susceptibilidad del huésped; son importantes por ejemplo y evidentemente también lo son el tamaño, número y virulencia de los parásitos, su motilidad, migración y métodos de alimentación, así como en el órgano en la cual viven los parásitos son de gran importancia. (50) Los parásitos pueden también contribuir a avitaminosis del huésped, dificultando la reabsorción de vitaminas. Dibothriocephalus latus por ejemplo, se absorbería casi la mitad de una dosis oral de vitamina B12 en el intestino humano. (50)
La prevención de cualquier enfermedad infecciosa exige que se interrumpa su ciclo de transmisión. Las enfermedades relacionadas con el agua o con el saneamiento pueden tener ciclos de transmisión complejos o diversos. Cuando se trata de ciclos complejos, puede producirse un ciclo evolutivo en uno o dos huéspedes intermediarios específicos antes de que el agente patógeno llegue a ser infeccioso para el ser humano. (41,50)
Para evitar por completo las enfermedades parasitarias será preciso proceder a intervenciones múltiples. La higiene personal tiene asimismo, gran importancia en la lucha contra los gérmenes, parásitos, las infecciones cutáneas y los piojos. Evidentemente un buen sistema de abastecimiento de agua, aumenta en gran medida las posibilidades de mantener una higiene personal y doméstica satisfactoria. Como los gérmenes responsables de la mayor parte de las enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento se encuentra en las heces o en la orina de personas infectadas, es de fundamental importancia la evacuación correcta de las excretas. (51)
En general los microorganismos patógenos causan principalmente cuadros de gastroenteritis y el 50% de estos casos se deben al consumo de agua contaminada por heces tanto humanas como de animales y se atribuyen a microorganismos específicos o toxinas generadas por ellos. En EEUU, los protozoos parásitos podrían ser los responsables de cerca de 7% de las 672 epidemias originadas por el consumo de agua. (49,51)
Entre los protozoarios patógenos, el que con mayor frecuencia afecta la calidad del agua, es la Giardia. En Norte América, es un contaminante común de las aguas superficiales; se han documentado epidemias causadas a través del agua en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y España. Entre 1986 y 1988, se registraron 25 brotes de giardiasis en los Estados Unidos, en algunos de ellos como principales factores de riesgo se demostraron los sistemas de abasto de agua contaminados con aguas residuales domésticas, y en otros casos la contaminación por heces de animales. (51)
Las especies más prevalentes en diversas partes del orbe son el Áscaris lumbricoides, Entamoeba coli, Trichuris trichiura, Blastocystis hominis, Endolimax nana, Giardia lamblia, sin embargo el Hymenolepis nana, la Iodamoeba butschlii, el Complejo Entamoeba histolytica/ Entamoeba dispar, el Strongyloides stercoralis, y los Ancylostomídeos han sido reportadas como las menos prevalentes. Las parasitosis son más frecuentes en las poblaciones rurales por factores asociados a la pobreza, escaso saneamiento ambiental y falta de servicios higiénicos. (47)
Las enteroparasitosis pueden transcurrir durante largo tiempo asintomáticas sin diagnosticar, pero también pueden llegar a provocar severos cuadros digestivos.
El comportamiento humano tiene gran importancia en la transmisión de las infecciones intestinales por parásitos, por lo tanto el éxito de las medidas de control que se implementen dependerá en gran medida de la modificación que se obtenga de los hábitos en el sentido de promover la salud y no contribuir a deteriorarla. (51,52)
La parasitosis intestinal puede ocurrir en todas las personas y en cualquier lugar sin importar raza, estado económico, o situación geográfica; pero la frecuencia y el tipo de parásito pueden variar de una región a otra. (53)
La población infantil ha sido tradicionalmente la más susceptible de este fenómeno, siendo ella donde se reportan los mayores índices y donde más consecuencias desfavorables se producen. Se ha observado que aquellos niños poliparasitados tienen un ritmo de crecimiento inferior y su estado nutricional es deficitario. Este grupo de enfermedades afecta principalmente el desarrollo físico y mental de los niños que son los más vulnerables.
El daño que produce el parasitismo intestinal se manifiesta mediante síntomas y signos inespecíficos que en ocasiones disminuyen la capacidad potencial, intelectual y laboral; condicionando a la vez el terreno para que se añadan otras enfermedades que puedan provocar daños mayores y la muerte. (54)
La sintomatología que los parásitos ocasionan depende fundamentalmente del tipo de parásito, grado de infestación, y el estado de las defensas generales e inmunológicas del paciente. Los síntomas pueden variar desde pequeñas molestias hasta cuadros clínicos graves, en ocasiones fatales. (44)
Si estos síntomas no son tratados a tiempo se presentan complicaciones tales como: neumopatías funcionales y orgánicas, hepatomegalia por hepatitis reactiva, abscesos, cirrosis, colecistitis o íctero, abdomen agudo por perforación y obstrucción, miocardiopatías y/ o insuficiencia cardiaca, meningitis y abscesos cerebrales; entre otras. (55)
El desarrollo de nuevos recursos terapéuticos en general, y en específico la síntesis de fármacos antihelmínticos, eficaces en dosis única y con pocas reacciones colaterales, ha llevado al establecimiento de programas de control para las parasitosis intestinales en muchos países. Sin embargo, a pesar de eso las tasas de prevalencia en la población infantil en todo el orbe, no han cambiado mucho en las últimas décadas. (48, 54)
La compleja situación que representa el parasitismo intestinal y su estrecha relación inversa con las condiciones socioeconómicas de la población, plantea una difícil solución al problema, por cuanto está demostrado que la quimioterapia por sí sola no puede resolverlo, es necesario para el éxito de esta lucha que se brinde el saneamiento del medio y las mejoras de las condiciones socioeconómicas de la población, la atención que estos merecen, de manera que sea factible de modificar los hábitos y costumbres que favorecen el mantenimiento de la transmisión. (55)
El efecto del cambio cultural y la degradación ambiental en la prevalencia de infecciones parasitarias ha sido estudiado en poblaciones indígenas americanas.
Fitton, (47) sostuvo que los procesos de colonización y de explotación de los recursos naturales han contribuido a la progresiva aculturación de poblaciones indígenas de Ecuador.
Esta situación, unida al sedentarismo y la deficiente atención de la salud, favoreció la transmisión de infecciones parasitarias en esas poblaciones. Por otra parte, también las infecciones parasitarias causan o agravan la malnutrición y provocan un retraso en el crecimiento de los individuos infectados.
Desde un punto de vista ecoepidemiológico, la contaminación del suelo y el agua, las prácticas de defecación, los patrones de higiene y el hacinamiento representan los factores que más influyen sobre la prevalencia de las parasitosis intestinales. La predisposición de los seres humanos a las infecciones helmínticas intestinales ha sido bien descrita. Según Anderson, Haswell-Elkins Morales y Núñez referenciados por Núñez y colaboradores 56, señalan que en las comunidades humanas existen unos pocos individuos que albergan las cargas helmínticas más elevadas, por lo que constituyen un grupo de suma importancia debido a su papel como contaminadores del ambiente. A estos individuos los definen tres características fundamentales: constituyen una pequeña fracción dentro de la población estudiada, son los máximos exponentes de la morbilidad en la comunidad, y se reinfectan después de tratamiento pero alcanzando una alta carga parasitaria.
Las infecciones y enfermedades parasitarias constituyen un importante problema de salud en la mayoría de los países Latinoamericanos, y un cuarto de la población mundial según estimados de la Organización Mundial de la Salud, por su frecuencia, por los problemas diagnósticos y terapéuticos que plantean y en ocasiones, por su gravedad. (57)
Los parásitos intestinales ocupan un lugar de importancia sanitaria dentro de las enfermedades gastrointestinales de origen infeccioso que se produce en países de economías emergentes.
Si bien, la mayoría de los parásitos pueden o no manifestar síntomas, los mismos deben ser valorados entre las causas que provocan diarrea y desnutrición. 58 Además se estima que sin tener en cuenta la malaria, las helmintiasis son responsables de más de 40% de las enfermedades tropicales y causan 39 millones de años de vida perdidos por incapacidad, en el mundo cada año.
Se estima que Áscaris lumbricoides es la geohelmintiasis mas importante, con una prevalencia estimada de 10% y en Latinoamérica puede ascender al 30%. (58)
Las migraciones están estrechamente relacionadas con el desarrollo de las enfermedades del tipo infeccioso, entre las que se encuentran las parasitosis intestinales. El inmigrante es considerado como un foco potencial para el desarrollo de las mismas, ya sea por las infecciones que trae consigo desde el país de origen o por las condiciones de vida en el país receptor que puedan favorecer el desarrollo de dichas infecciones. Por otra parte, el acceso a los servicios sanitarios se ve dificultado en algunos grupos étnicos, a causa de las barreras lingüísticas, culturales e ignorancia en cuanto al funcionamiento de los servicios de salud. Dentro de las enfermedades infecciosas frecuentes en los inmigrantes las parasitosis intestinales son de gran importancia, especialmente si esos inmigrantes provienen de países o áreas donde existen condiciones socioeconómicas deficientes. (58,59)
Giardia lamblia tiene una distribución mundial, con mayor incidencia en regiones tropicales y subtropicales. Este parásito habita en el duodeno y en el yeyuno superior, donde los trofozoítos se adhieren con firmeza a la superficie epitelial del intestino y originan lesiones superficiales de tipo inflamatorio.
Esto aumenta su importancia patológica cuando existe gran cantidad de parásitos, la transmisión se realiza por vía fecal-oral, usualmente a través del agua y los alimentos contaminados. (60)
Helmintos como el Enterobius vermicularis resultan frecuentemente diagnosticados en preescolares y escolares, constituyendo uno de los parásitos más cosmopolitas, ya que no requieren además de condiciones especiales para su transmisión persona a persona. Presentándose en todos los clima y todos los medios sociales y económicos. (60)
Cada vez es mayor el número de protozoarios patógenos causantes de gastroenteritis en la población humana y el problema aumenta por las diversas rutas ambientales que pueden ser usadas para la transmisión. El agua por sus diversos empleos y calidad juega un papel importante en las vías de transmisión.
La principal ameba que se encuentra en el intestino grueso es la Entamoeba histolytica. Presenta mayor importancia entre las amebas parásitas del hombre y es un reconocido patógeno que se puede transmitir por el agua, particularmente en áreas tropicales. Es el agente causal de la disentería amebiana, la colitis amebiana, diarreas severas y el absceso hepático.
Los quistes que varían entre 10 y 20 mm, salen en las heces y su propagación se debe a la contaminación fecal. La Entamoeba histolytica está distribuida en todo el mundo y se transmite a través de alimentos y agua contaminados. En la India se encontró en agua almacenada en varios tipos de recipientes, para utilizarla en actividades como lavado de verduras, bebidas, etc.
Parece que la contaminación ocurre por el manejo incorrecto del agua, pues en las fuentes del líquido no se encontró este parásito. (61)
Otros patógenos como Blastocystis hominis han sido notificado como protozoos de transmisión hídrica a través del agua no tratada o con pobre condiciones higiénico sanitarias, además se sugiere la transmisión alimentaría. Este protozoo causa cuadros diarreicos en pacientes con compromiso inmunológico. Para su diagnóstico en materia fecal se reconocen las formas vacuolar, avacuolar, granular y quística. En muestras procedentes de medios de cultivo se han reconocido además las formas de esquizonte y trofozoíto. Sin embargo, la descripción morfológica en materia fecal mediante tinciones aún no ha sido bien establecida, ya que la mayor parte de las descripciones en materia fecal fresca han sido por examen directo en fresco con solución salina isotónica y lugol; sin embargo, el polimorfismo del protozoo hace necesario teñirlo para diferenciar las diferentes fases de desarrollo, pues de lo contrario se pueden cometer errores de omisión diagnóstica por desconocimiento de las fases al microscopio. (62)
En varios países, el diagnóstico clínico no es válido si no va acompañado de una confirmación laboratorial identificando trofozoítos hematófagos de Entamoeba histolytica en heces, en este caso o en otros productos corporales en caso de amebiasis secundaria. Tal como lo afirma la Organización Mundial de la Salud y organismos encargados de control de calidad, el diagnóstico parasitológico de amebiasis es una de las pruebas más difíciles del laboratorio clínico, en donde la capacitación adecuada del personal es vital y debe ser riguroso para evitar diagnósticos falsos positivos o negativos.
En el pasado, la mayoría de los estudios realizados en parásitos intestinales se centraron en población pediátrica o general.
Por otra parte, es importante señalar el sesgo que afecta a la mayoría de las publicaciones sobre parasitismo intestinal realizadas en Costa Rica y es la falta de representabilidad de la muestra, ya que en la mayoría de los estudios se hace referencia a población institucionalizada o bien, se analiza la población que acude a la consulta de un determinado hospital o clínica, lo que imprime un sesgo a esa población haciendo que no sea representativa de una determinada región y mucho menos del país. No obstante, el estudio de una muestra de los pacientes internados en el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología Dr. Raúl Blanco Cervantes fue un buen punto de partida para el conocimiento de la prevalencia de parásitos intestinales en esta población de adultos mayores. (62,63)
La autora considera que los países del Tercer Mundo tienen una situación crítica en lo que a este fenómeno se refiere, puesto que es bien conocido que existen en estos lugares del planeta numerosas características que influyen favorablemente en la proliferación de estos microorganismos patógenos en la población. Así se pueden enumerar, la falta de medidas sanitarias, el nivel de pobreza, la promiscuidad, el abandono, las malas condiciones higiénicas de la vivienda y su hacinamiento, la convivencia con animales domésticos, el consumo de agua con pésimas condiciones de higiene, la contaminación del medio ambiente en general; son algunas de las situaciones que agravan este fenómeno en estos lugares del mundo.
Se debe acotar que en este poblado existen las condiciones eco epidemiológicas para que prevalezca el parasitismo intestinal debido fundamentalmente al desconocimiento o incumplimiento de las medidas higiénicas sanitarias para su prevención.
OBJETIVOS
General:
Caracterizar los pacientes con parasitismo intestinal de la escuela rural “Obdulio Morales” en el periodo comprendido del 1ro de. Enero 2009 – 31 de Diciembre 2010.
Específicos:
1- Describir las características sociodemográfica tales como: edad, sexo, condiciones materiales de la vivienda.
2- Identificar los parásitos encontrados.
3-.Describir los principales síntomas y signos, hábitos higiénicos, sanitarios y epidemiológicos, que pudieran influir en el incremento de morbilidad por parásitos.
4-.Identificar los fármacos más utilizados.
MATERIAL Y MÉTODO
Tipo de estudio
Se realizó un estudio descriptivo retrospectivo de serie de casos en niños de la Escuela rural “Obdulio Morales.” perteneciente al consultorio médico de la familia de la localidad de Hoyo de Padilla del área de salud policlínico Cumanayagua, en el periodo comprendido del 1ro de Enero 2009 –al 31 de Diciembre 2010.
Universo y Muestra
El universo de trabajo estuvo constituido por 42 niños comprendidos entre las edades de 5-11 años de la Escuela rural Obdulio Morales y la muestra quedó conformada por todos los niños que tuvieron heces fecales positivas (34), previo consentimiento informado de padres y tutores así como de la propia institución.
Criterios de Inclusión: Todos los niños de 5 a 11 años que tuvieron muestras de heces fecales positivas y que previo consentimiento informado decidieron participar en la investigación.
La recogida de la información primaria se realizó por la investigadora mediante visitas al hogar de las familias de los niños incluidos en el estudio a quienes se les llenó un formulario avalado por especialistas de Higiene y epidemiología (anexo 1) que contiene entre las principales variables las siguientes: edad, sexo, estado nutricional, grado escolar de los niños, grupo dispensarial, condiciones materiales de la vivienda, parásitos predominantes, signos y síntomas asociados a la parasitosis, tratamiento aplicado, también fueron analizados algunos factores higiénicos epidemiológicos y sanitarios que pudieron contribuir a la aparición del parasitismo,
Dentro de los elementos del ambiente se observaron las características de la fuente de abastecimiento del agua de consumo, su almacenamiento, protección y desinfección, así como la disposición de los residuales líquidos y sólidos, la disposición de excretas, y presencia de vectores en el hogar.
Dentro de los hábitos sanitarios de los pacientes se estudiaron los siguientes: El juego con mascotas, falta de higiene después del contacto con animales, no lavarse las manos antes de ingerir alimentos, no lavarse las manos después de defecar, no lavar las verduras, andar descalzos, jugar con tierra, comerse las uñas.
Para la recogida, análisis y procesamiento de las muestras de sangre y de heces fecales, se coordinó con el laboratorio del policlínico de Cumanayagua donde se responsabilizó a una técnica para el procesamiento de las muestras en estudio., previamente se le explicó a padres o tutores el proceder para la correcta recogida de las mismas en sus hogares. Se emitieron las indicaciones médicas de tres muestras de heces por defecación espontánea en días alternos por cada niño y se les indicó un hemograma completo a todos los niños de la escuela.
Las muestras de heces fecales se recolectaron en sus hogares, en frascos limpios y secos y en el laboratorio se les realizó la extracción de sangre para su posterior procesamiento. Las segundas y terceras muestras de heces fecales fueron trasladadas al laboratorio clínico a través de un personal mensajero.