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Citomegalovirus en el embarazo

Citomegalovirus en el embarazo

Autora principal: Raquel Turón Monroy

Vol. XV; nº 16; 858

Citomagalovirus in pregnancy

Fecha de recepción: 15/07/2020

Fecha de aceptación: 05/08/2020

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 16 –  Segunda quincena de Agosto de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 16; 858

Autores:

-Raquel Turón Monroy. Graduada en Enfermería. Enfermera del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza, España.

-Adrián Palomar Gimeno. Graduado en Enfermería. Enfermero del Centro de Salud Seminario. Zaragoza, España.

-Laura Palomar Gimeno. Graduada en Enfermería. Enfermera del Laboratorio del Hospital Royo Villanova. Zaragoza, España.

RESÚMEN

El citomegalovirus es un ADN virus que pertenece a la familia de los Herpesviridae, subfamilia de los betaherpesvirus que junto con el virus de Ebstein Barr es uno de los agentes causantes de la mononucleosis infecciosa. Es considerada como la infección intrauterina más frecuente, pudiendo llegar a afectar al bebe produciéndole desde hipoacusia neurosensorial de origen no hereditario hasta retraso mental. Por tanto, es fundamental que las madres seronegativas lleven a cabo unas medidas de prevención sobre todo higiénicas, especialmente en el caso de gestantes que trabajen en guarderías o centros sanitarios.

Junto con el VIH es la infección con mayor prevalencia en la población general, permanece en estado de latencia y se reactiva de forma periódica. Su mecanismo de acción se basa en la invasión de las glándulas salivares, así como su excreta mediante fluidos corporales tales como orina, saliva, semen, exudado vaginal y leche materna.

Palabras clave: Citomegalovirus, síntomas, prevención, embarazo.

ABSTRACT

Cytomegalovirus is a DNA virus that belongs to the Herpesviridae family, a subfamily of betaherpesviruses that, together with the Ebstein Barr virus, is one of the causative agents of infectious mononucleosis. It is considered the most frequent intrauterine infection, and it can affect the baby, producing from sensorineural hearing loss of non-hereditary origin to mental retardation. Therefore, it is essential that seronegative mothers carry out preventive measures, especially hygienic, especially in the case of pregnant women who work in nurseries or health centers.

Along with HIV, it is the infection with the highest prevalence in the general population, remains dormant and reactivates periodically. Its mechanism of action is based on the invasion of the salivary glands as well as their excreta through body fluids such as urine, saliva, semen, vaginal exudate and breast milk.

Key words: Cytomegalovirus, symptoms, prevention, pregnancy.

INTRODUCCIÓN

El citomegalovirus (CMV) se agrupa junto a un grupo de infecciones que pueden llegar a producir alteraciones congénitas graves durante la gestación, sobretodo dentro de las 20 primeras semanas. Dicho grupo es denominado TORCH, el cual incluye también junto a otras infecciones la toxoplasmosis (T), otros agentes como la varicela o el lúes (O), la rubéola (R), el citomegalovirus (C) y el virus del herpes simple (H). (1).

Es un virus ADN perteneciente a la familia de los Herpersviridae, subfamilia de los betaherpesvirus. SIendo uno de los agentes que causan la mononucleosis infecciosa junto con el virus de Ebstein Barr. Es considerada como la infección intrauterina más frecuente y puede tener repercusiones sobre el bebé como retraso mental e hipoacusia neurosensorial de origen no hereditario. Dicha infección puede producirse tras una priomoinfección con el virus, reactivación del virus en estado de latencia o reinfección. La presentación varía desde asintomática hasta causar la muerte por una diseminación a nivel sistémico. (2, 3).

Junto con el VIH es la infección con mayor prevalencia en la población. Dicho virus permanece latente y se reactiva de forma periódica. Su mecanismo de acción se basa en la invasión de las glándulas salivares, así como su excreta mediante fluidos corporales tales como orina, saliva, semen, exudado vaginal y leche materna. La infección se puede producir mediante contacto directo con los fluidos corporales contaminados o mediante transfusiones sanguíneas. (2, 3).

Suele ser asintomática la primoinfección en mujeres embarazadas y en alrededor de un 30% cursa con fiebre mantenida, un cuadro similar al gripal o a una infección por mononucleosis con afectación hepática, aumento del número de linfocitos y linfadenopatías, astenia, artromialgias y disminución de las plaquetas. La incidencia de este virus puede darse a lo largo de todo el embarazo causando un daño importante en vasos y tejidos. (2, 3).

En los casos en los que la infección se produzca de forma congénita ocasiona con mayor frecuencia una villitis coriónica dando lugar a una destrucción de las vellosidades coriónicas que recubren la superficie de la placenta cuya función es asegurar el aporte de nutrientes al bebé. Dicho herpesvirus es capaz de introducirse en la circulación fetal y atravesar la placenta utilizándola como reservorio. Alrededor de un 15% de los casos de primoinfección se produce un aborto espontáneo, presentándose alteraciones en la placenta lo que evidenciaría la infección de ésta precediendo a la del feto. (2).

El periodo de incubación varía entre 28 y 60 días, pudiendo permanecer en estado de latencia con posterior reactivación. La seroconversión debida a la primoinfección en mujeres gestantes tiene una prevalencia de 1 al 7%. La transmisión puede ser de forma vertical al feto, esto ocurre en torno a un 36% en el primer trimestre, un 40% en el segundo y un 65% en el tercero. (3).

Se relaciona la afectación al recién nacido presentando sintomatología de menor a mayor edad gestacional, siendo de un 25% en el primer trimestre, de entre un 5-10% en el segundo y sin sintomatología a partir de la semana 28. No solo se transmite esta infección mediante el contagio de la madre cuando está embarazada, sino que en el 5,2% de los casos de transmisión al feto es debido a una infección primaria que se produce entre 3-6 meses antes de de la fecundación. (3).

Hay una relación directa entre la excreción de forma localizada del virus y la infección en el momento del parto, ya que alrededor de un 10% de las mujeres lo excretan mediante exudados en vagina o cérvix. En el intraparto la transmisión es de alrededor de un 50%, dando resultados negativos los recién nacidos hasta la 6º semanas. El contagio más frecuente se produce durante la lactancia materna, lo cual no aumenta la morbilidad exceptuando casos de niños que han nacido de forma prematura. (1).

Hay publicaciones que estiman que la proporción de casos de niños que se infectan de citomegalovirus y herpes simple en el primer año están relacionados de forma directa con la prevalencia de dicha infección en las madres y las que se administran lactancia, siendo del 50% en países donde un elevado porcentaje de madres que administran lactancia son positivas. (1). Otra publicación estima que la prevalencia es de 7 casos de infección congénita por citomegalovirus por cada 1000 nacimientos. (4).

En la mayoría de los casos los recién nacidos no presentan afectación, sólo entre un 10-15% pudiendo aparecer en estos casos afectación neurológica, hepática, visual, mental, auditiva que se evidencian cuando el individuo tiene mayor edad, como puede ser durante la etapa de la escolarización. (3). En torno a un 25% de los casos de hipoacusia neurosensorial en niños tiene como causa original el propio citomegalovirus. (4). Los contagios pueden darse en las mujeres embarazadas por contacto con sus propios hijos menores de 3 años o con otros niños, también en el ámbito laboral como pueden ser guarderías, residencias, hospitales, etc. (3).

Además de la afectación física, son importantes los resultados de la analítica sanguínea en la cual se pueden ver alterados parámetros como: trombocitopenia, leucopenia o neutropenia aislada, anemia, transaminasas elevadas (AST/ALT), elevación de la bilirrubina conjugada, liquido cefalorraquídeo con presencia del ADN del virus positivo. En caso de realizar una amniocentesis, debe de realizarse a partir de la semana 21-23 de embarazo y 7 semanas tras la primoinfección de la madre, dicho cultivo del líquido amniótico tiene una especificidad del 100% pero con una sensibilidad variable. Por tanto, se debe utilizar la PCR como método efectivo por su alta sensibilidad (90-98%) y especificidad (92-98%). En el examen radiológico se pueden llegar a apreciar calcificaciones, lesiones quísticas, dilatación de los ventrículos cerebrales, hipoplasia del cerebelo y vasculopatías. Además, se pueden realizar pruebas para el análisis de la audición y de la visión, ya que también pueden verse afectadas. (4, 5, 6).

En el caso del feto y sobre todo en el tercer trimestre son la ecografía y la neurosonografía las que se pueden utilizar como herramientas para visualizar la afectación progresiva del feto y más concretamente la afectación del sistema nervioso central. Como herramienta complementaria es posible la realización de una resonancia magnética, pero ésta va a ser de menor utilidad que la anterior para valorar por ejemplo las calcificaciones. (5).

Los expertos descartan totalmente el tratamiento con fármacos antirretrovirales debido a los efectos teratogénicos que causan sobre el feto, mientras que si se recomienda el uso de una inmunoglobulina específica que muestra resultados de mejoría clínica ante las ecografías de seguimiento y disminuye la incidencia de bebés recién nacidos que presentan sintomatología. (6).

Existen diversos estudios publicados recientemente, lo cuales muestran como se encuentran alterados los marcadores biológicos y del propio virus en la sangre del feto para poder estimar la afectación del feto que ha sido infectado. El único marcador con una evidencia suficientemente representativa es la disminución del número de plaquetas. (6).

En el año 2015 en Europa se celebró un congreso presidido por grupos de expertos que afirman que dicha enfermedad es de tipo infeccioso desarrollando conceptos y pautas para el correcto manejo y control de la enfermedad. (4).

En el análisis serológico, la aparición de Ig G indicaría que la gestante tuvo un contacto con el virus y posee memoria en cuanto a la inmunidad. La presencia de Ig M no puede corroborar que la infección sea reciente ya que dichos anticuerpos pueden estar presentes hasta 1 año después de la infección primaria, por lo que es necesario el análisis de Ig G. (5).

A día de hoy no existe ningún tipo de vacuna para las mujeres que no poseen anticuerpos. Además, cabe destacar la notable dificultad, en el caso de las mujeres que si poseen dichos anticuerpos, de confirmar si la infección es primaria o si se trata de una reactivación. (5).

En esta infección es primordial llevar a cabo una adecuada y completa educación en cuanto a las medidas higiénicas sanitarias, sobre todo en las mujeres gestantes seronegativas. Dichas medidas son: lavado frecuente de manos cuando hay contacto con niños menores de 3 años, lavado frecuente de manos tras realizar un cambio de pañales, alimentación o actividades de ocio, evitar besos en boca y utilizar los mismos vasos y cubiertos. Tienen que tener especial cuidado las mujeres gestantes que trabajen en guarderías y centros sanitarios por la mayor exposición. (1, 5).

El citomegalovirus no solo se da en mujeres embarazadas, sino que la primoinfección se da en la mayoría de la población de forma asintomática. Son los pacientes inmunodeprimidos por el VIH los que más repercusión en la salud tienen presentándose en forma de retinitis, afectación neurológica, pulmonar, hepática, gastrointestinal y suprarrenal. Los pacientes con VIH tienen una ventaja sobre las mujeres embarazadas, que es el tratamiento antirretroviral que toman por el propio VIH limitando con ello el agravamiento de los órganos comprometidos e incluso el paso del virus del estado de latencia a activo. (7).

OBJETIVO

El objetivo general es realizar una revisión sobre la bibliografía existente acerca del citomegalovirus, así como conocer la afectación que supone la infección tanto en la madre como en el feto y las repercusiones en la salud para el recién nacido.

METODOLOGÍA

Se ha realizado una búsqueda bibliográfica en bases de datos como Scielo, Google Académico, Pubmed. Los MESH utilizados son citomegalovirus, embarazo, síntomas transmisión, incidencia. De todos los artículos obtenidos se han eliminados aquellos que tiene una antigüedad superior a 10 años con el fin de obtener una información más actualizada.

CONCLUSIONES

El citomegalovirus es considerado como la infección intrauterina más frecuente pudiendo ocasionar repercusiones en el bebé, concretamente hipoacusia neurosensorial de origen no hereditario y retraso mental. La importancia de realizar un programa preventivo con el fin de disminuir las repercusiones futuras (teniendo en cuenta que el virus puede permanecer en estado de latencia) reside en que la mayor parte de los casos no presentan ninguna sintomatología.

Junto con el VIH es la infección con mayor prevalencia en la población, el contagio por citomegalovirus supone repercusiones relevantes en la salud del recién nacido, sobre todo cuando alcanza la etapa escolar. Las medidas preventivas en embarazadas seronegativas son fundamentales, especialmente si forman parte de grupos de riesgo al trabajar en centros sanitarios o en guarderías, debido al estrecho contacto con el virus.

Es por tanto imprescindible el trabajo de los profesionales de la salud a la hora de establecer medidas de prevención y unas pautas sobretodo en las gestantes seronegativas para evitar el contagio por el virus.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Festary Casanovas A, Kourí Cardellá V. Manejo de las infecciones por citomegalovirus y virus herpes simple en gestantes y recién nacidos. Rev Cubana Obstet Ginecol. [Internet]. 2016; [Citado 11/06/20]. 42 (1). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-600X2016000100012
  2. González García CL, Reyes Méndez MA, Ortega Pierres LE, Rodríguez Sanchez AP, Sandoval Guido V, Sereno Coló JA. Seroprevalencia y detección de infección primaria por citomegalovirus mediante la prueba de avidez IgG en el primer trimestre de embarazo. Salud pública Méx. [Internet]. 2014; [Citado 11/06/20]. 56 (6); 619-624. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342014000600011
  3. Mejias Quintero ME, Huertas González JM, Salem Salem H. Citomegalovirus y embarazo: reporte de dos casos clínicos. Rev Peru Ginecol Obstet. [Internet]. 2016; [Citado 12/06/20]. 62 (1); 77-83. Disponible en: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2304-51322016000100008
  4. Luck SE, Wieringa JW, Blázquez-Gamero D. Citomegalovirus congénito. Pediatr Infect Dis J. [Internet]. 2017; [Citado 15/06/20]. 36 (12); 1205-1213. Disponible en: https://journals.lww.com/pidj/fulltext/2017/12000/Congenital_Cytomegalovirus__A_European_Expert.28.aspx
  5. Monzón Castillo EP, Tejada Martínez G, Oliva García AB. Citomegalovirus y gestación. Reporte de un caso en gestación gemelar. Rev Peru Ginecol Obstet. [Internet]. 2019; [Citado 15/06/20]. 65 (1); 87-92. Disponible en: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2304-51322019000100015
  6. Fonseca Becerra CE, Rivera Tovar GM. Infección congénita por citomegalovirus: presentación de tres casos y revisión de la literatura. Rev Colomb Obstet Ginecol. [Internet]. 2012; [Citado 18/06/20]. 63 (2); 168-174. Disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/rcog/v63n2/v63n2a11.pdf
  7. Uribe LG, Pérez MA, Lara CA, Rueda N, Hernández JA. Presentación del síndrome de Wernicke-Korsakoff secundario a encefalitis por   citomegalovirus, a propósito de un caso. Biomédica. [Internet]. 2017; [Citado 18/06/20]. 37 (4); 444-451. Disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/bio/v37n4/0120-4157-bio-37-04-00444.pdf