Clínica, abordaje y manejo fisioterápico de la Enfermedad de Osgood-Schlatter
Autora principal: Nuria Blasco Pérez
Vol. XVI; nº 11; 572
Clinic, approach, and physiotherapy management of Osgood-Schlatter Disease
Fecha de recepción: 09/05/2021
Fecha de aceptación: 14/06/2021
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 11; 572
Autoras:
Nuria Blasco Pérez. Servicio Aragonés de Salud. Barbastro (Huesca, España)
María Isabel Buil Mur. Servicio Aragonés de Salud. Fraga (Huesca, España)
María de los Ángeles Castillo Corrales. Servicio Aragonés de Salud. Binéfar (Huesca, España)
Sara Coronas Turmo. Servicio Aragonés de Salud. Binéfar (Huesca, España)
RESUMEN
La enfermedad de Osgood-Schlatter (EOS), considerada una lesión por estrés repetitivo, es propia de niños y adolescentes deportistas. Se presenta con dolor en la zona de la tuberosidad tibial, que aumenta con la actividad física y disminuye con el reposo. A menudo esta dolencia condiciona la actividad deportiva y en casos más extremos interfiere en las actividades de la vida diaria, por lo que es fundamental realizar una valoración y tratamiento desde la fisioterapia, en función de la fase en que se encuentre la rodilla, que les permita volver tanto a su actividad deportiva como social. En ocasiones es necesario recurrir a otro tipo de tratamientos como puede ser farmacológico incluso quirúrgico.
Palabras clave: Osgood-Schlatter, tratamiento, rehabilitación
ABSTRACT
Osgood-Schlatter disease (OSD), considered a repetitive stress injury, is typical of children and adolescent athletes. It presents with pain in the area of the tibial tuberosity, which increases with physical activity and decreases with rest. Often this ailment conditions sports activity and in more extreme cases it interferes with activities of daily life, so it is essential to carry out an assessment and treatment from physiotherapy, depending on the phase in which the knee is, that them allow you to return to both your sports and social activity. Sometimes it is necessary to resort to other types of treatments such as pharmacological or even surgical.
Keywords: Osgood-Schlatter, treatment, rehabilitation
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses. La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/.
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
CLÍNICA, ABORDAJE Y MANEJO FISIOTERÁPICO DE LA ENFERMEDAD DE OSGOOD-SCHLATTER
La enfermedad de Osgood-Schlatter (EOS), también conocida como síndrome de Osgood-Schlatter, osteocondritis del tubérculo tibial, apofisitis del tubérculo tibial, apofisitis por tracción de Osgood-Schlatter y enfermedad de Lannelongue, por lo general es una afección benigna y autolimitada que se presenta con dolor anterior de la rodilla, localizado en el tubérculo tibial. En ocasiones puede llegar a afectar a las actividades de la vida diaria no sólo en la infancia, como habitualmente ocurre, sino también en la adolescencia tardía e incluso en la vida adulta, y ser fuente de complicaciones.
Presentación clínica
Se presenta en niños en crecimiento (con frecuencia de 12 a 15 años en niños; 8 a 12 años en niñas) en forma de dolor local, inflamación y sensibilidad en la tuberosidad tibial (1). A menudo en practicantes de deportes de carrera, corte (cambios de ritmo) y salto como fútbol, baloncesto, gimnasia y voleibol (2). Afecta aproximadamente al 21% de los adolescentes que participan activamente en deportes frente al 4,5% de los controles no atléticos de la misma edad. De ellos, en torno al 20-30% de los casos se presentan de forma bilateral (3).
El dolor se puede ver agravado por un traumatismo directo, o actividades como arrodillarse, saltar, ponerse en cuclillas, subir escaleras o caminar cuesta arriba, y se alivia con el descanso (4).
Patofisiología
La EOS se encuadra dentro de las llamadas lesiones por estrés repetitivo (LER). La apófisis es un centro secundario de osificación y un lugar para la inserción del tendón rotuliano en el hueso. La tracción repetida de la tuberosidad tibial por tensión del músculo cuádriceps se sugiere como causa de la apofisitis (1) (2). Dicha tensión repetida puede causar pequeñas fracturas por avulsión que pueden evolucionar a esclerosis y fragmentación del tubérculo tibial con la consiguiente inflamación y dolor de los tejidos blandos (5).
Dentro de los posibles factores de riesgo asociados a esta afección se encuentra una inserción del tendón rotuliano más proximal y más ancha, comparando entre pacientes diagnosticados y controles, por encima de la fisis tibial (6). También el exceso de tensión del músculo cuádriceps en la extensión de la rodilla y la falta de flexibilidad de los músculos isquiotibiales (7).
Valoración del fisioterapeuta
Debe incluir:
- anamnesis: es importante preguntar por la actividad física que regularmente practica el paciente y por posibles traumatismos recientes, tanto directos como indirectos
- comprobación de la temperatura local, que por tratarse de un proceso inflamatorio puede verse aumentada
- valoración del tono muscular mediante la palpación, y de la elasticidad de cuádriceps e isquiotibiales
- palpación de la tuberosidad tibial, que con frecuencia es dolorosa. En ocasiones, cuando se trata de casos crónicos, se puede palpar una masa firme que corresponde a irregularidades óseas (3). Como consecuencia de la tracción repetida puede desarrollarse una tuberosidad tibial de mayor tamaño de lo habitual (8)
- palpación del tendón rotuliano: se puede presentar un tendón engrosado
- movilidad pasiva, activa y contra resistencia:
- la movilidad pasiva está conservada, en ocasiones pueden aparecer molestias en la flexión máxima
- en cuanto a la movilidad activa no suele ser molesta, pero en algunos casos puede aparecer dolor con la extensión
- el dolor siempre aparece con la extensión de rodilla contra resistencia
Siempre es interesante realizar el examen físico comparando los resultados con la pierna contralateral, aunque la EOS se puede presentar de forma bilateral.
En casos dudosos se puede recurrir a la radiografía, ecografía, y si fuera necesario, a la resonancia magnética o el TAC. Si el dolor empeora por la noche o durante el reposo, o si hay presencia de derrame, se debe considerar un diagnóstico diferencial.
Tratamiento conservador
Algunos autores consideran que es efectivo en más del 90% de los casos (5).
- Fase aguda:
Actualmente no se considera la inmovilización total de la rodilla como se hacía antes, pero sí se plantea la disminución de la actividad deportiva en los casos en los que ésta es dolorosa (9) (10) (11).
A pesar de no haber estudios que profundicen sobre un tratamiento rehabilitador concreto, la fisioterapia es la disciplina pertinente y fundamental para disminuir la tensión excesiva ejercida sobre la tuberosidad tibial y la inflamación. Las herramientas disponibles son:
- aplicación de crioterapia que ayude a disminuir el dolor y la inflamación
- movilización de rótula
- electroterapia analgésica y/o antiinflamatoria siempre que su aplicación no esté contraindicada en el cartílago de crecimiento
- estiramientos de la musculatura implicada, básicamente cuádriceps e isquiotibiales, que se pueden hacer extensibles al resto de la musculatura de la pierna e incluso tronco en función del estado de rigidez del paciente
- terapia manual destinada a disminuir la tensión sobre la tuberosidad tibial
En cuanto al tratamiento farmacológico algunos autores consideran que los AINES pueden ayudar en periodos cortos a controlar el dolor y disminuir la inflamación (3) (8), pero también hay quien defiende que pueden enmascarar artificialmente el problema de la fragilidad ósea (10) por lo que no los consideran adecuados.
Una opción poco estudiada es la de las ondas de choque extracorpóreas radiales, considerada en algunos estudios como un tratamiento seguro y prometedor (12).
- Fase subaguda. En esta fase el paciente debe volver progresivamente a la actividad que realizaba antes de sufrir la EOS:
- si el dolor era muy intenso puede ser interesante comenzar con ejercicios suaves de potenciación de cuádriceps e isquiotibiales dentro del agua, pasando a realizarlos cada vez con menor parte del cuerpo sumergida hasta poder trabajar fuera del agua
- movilización de rodilla en todo su rango articular
- ejercicios propioceptivos y de estabilización de la rodilla
- reeducación de la marcha si fuera necesario
- algunos autores defienden la labor de autocorrección del valgo combinada con trabajo elástico de glúteo medio (10)
Tratamiento con técnicas mínimamente invasivas
Mención especial merece la inyección de corticosteroides en el tendón rotuliano, que no está recomendada por la atrofia subcutánea que genera y la posible rotura del tendón (13).
Por otro lado, se ha tratado la EOS con inyecciones de dextrosa hiperosmolar con buenos resultados (14), aunque algún estudio añade dudas sobre el éxito del tratamiento (15).
Tratamiento quirúrgico
Se lleva a cabo en la fase crónica.
Por lo general, se tiende a considerar la EOS como autolimitada porque los síntomas suelen remitir con el cierre de la placa epifisaria, pero en algunos casos esto no ocurre, dando lugar, en casos extremos, a síntomas incapacitantes. Llegados a este punto una de las opciones disponibles es la cirugía, que sólo se considera después de la madurez esquelética.
Los cirujanos pueden optar entre varias alternativas, como la escisión de los huesecillos residuales del tendón rotuliano mediante artroscopia (8) y la osteotomía en cuña de cierre para el tubérculo tibial prominente (16), que han dado buenos resultados.
Complicaciones
Si los pacientes continúan con la actividad deportiva existe el riesgo de que se produzcan microavulsiones o avulsiones que conducen a un dolor crónico de tipo pseudoartrosis (3). En algunos casos se opta por la cirugía para fijar la fractura, con estos pacientes habrá que realizar una vuelta a la actividad progresiva pasado el período de inmovilización.
Calendario de rehabilitación postquirúrgica (17):
- semana 1. Objetivos:
- disminuir el dolor: reposo, hielo y elevación del miembro
- reeducación muscular:
- isométricos submáximos de cuádriceps e isquiotibiales
- electroestimulación
- movilización del tejido cicatricial
- semana 2 a 4. Objetivos:
- marcha: balanceos del peso en bipedestación y equilibrios monopodales
- trabajo del rango osteomuscular de rodilla: estiramientos suaves de los músculos cuádriceps, isquiotibiales y gastrocnemio
- trabajo de fuerza:
- cuclillas (30º-60º-90º)
- 20 minutos de electroestimulación en bipedestación
- semana 5 a 8. Objetivos:
- trabajo de coordinación neuromuscular: cuarto de sentadillas y ejercicios de propiocepción
- trabajo cardiovascular: bicicleta, nadar, trotar
- trabajo de fuerza para la rodilla: medias sentadillas, ejercicios de flexión para isquiotibiales, zancadas, prensa de piernas
- semana 9 a 12. Objetivos:
- regreso al deporte: ejercicios específicos para cada deporte, pruebas funcionales, valoración isocinética
Como se ha comentado anteriormente se tiende a considerar como autolimitada la EOS, pero en un porcentaje por determinar el cierre de la placa epifisaria no conlleva la ausencia completa de sintomatología, dejando un dolor residual no lo suficientemente intenso como para recurrir a la cirugía y lo bastante significativo como para interferir en la calidad de vida.
Sujetos con antecedentes de esta afección en edad universitaria obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas tanto en la escala de actividades de la vida diaria como en la escala de actividad deportiva (18), de lo que se deduce que experimentaron niveles más altos de discapacidad.
No está claro por cuánto tiempo esta sintomatología puede estar presente. Según un estudio realizado a lo largo de los cuatro años siguientes al diagnóstico de la EOS (19), el 60% de los participantes informó de dolor de rodilla durante ese tiempo, y el 54% de los participantes que había declarado dolor había disminuido su participación deportiva.
Aunque es extensa la literatura que habla sobre la EOS es mucho menos frecuente la que trata la rehabilitación de forma precisa, por lo que consideramos necesaria la investigación tanto en el campo de la rehabilitación como en el seguimiento de estos pacientes a largo plazo.
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