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Las consecuencias legales del suicidio del paciente psiquiátrico

ataques suicidas fueron y son empleados como una técnica militar o terrorista. De todos es muy conocido que durante la II Guerra Mundial, los pilotos kamikazes japoneses consideraban como un gran acto de honor el llevar a cabo misiones suicidas, estrellando sus aviones contra el objetivo enemigo que, hoy en día, proliferan los ataques suicidas con origen en el extremismo islámico.

El suicidio está fuertemente condenado por la sociedad en otros ámbitos, especialmente en países con mayoría de población católica si bien existen algunos países que sigue considerándose como una acción elogiable determinados tipos de suicidio.

Las formas de suicidio del pasado existen en la actualidad. Las inclinaciones actuales, en cuanto a su frecuencia y periodicidad son confusas dado que las estadísticas no son totalmente fiables y se recogen de formas diferentes en cada país. Los índices de suicidio son generalmente menores en sociedades católicas que en sociedades protestantes, pero esto probablemente sólo refleja el hecho de que los primeros tienen una mayor voluntad de ocultar los suicidios que los segundos. Algunos expertos creen que la tendencia hacia el aumento de los índices oficiales de suicidio en los países occidentales, en el último siglo, se debe tanto a la mejora de los métodos estadísticos como a una consideración menor del suicidio como un estigma.

La mayor esperanza de vida en las naciones más desarrolladas probablemente determina que algunos ancianos, que han perdido a un ser querido o sufren enfermedades terminales, se suiciden. En ciertas ocasiones piden la eutanasia voluntaria, que se define como el suicidio asistido a una persona con una enfermedad terminal muy dolorosa. En Holanda y en parte de Australia la eutanasia voluntaria no es ilegal, aunque allí tampoco hay una ley que la ampare y, solamente, si el doctor que asiste al suicida sigue una pauta legal, habitualmente una sedación terminal, y efectúa los informes adecuados, no será sometido a Juicio.

Algunos psicólogos sostienen que los sentimientos crecientes de soledad, desarraigo y falta de sentido en la vida en la sociedad actual contribuyen al aumento del número de suicidios en determinados países.

IIIº.- SUICIDIO, PSICÓLOGOS Y PSIQUIATRAS.

Analizado ya el concepto de suicidio y las diferenciadas valoraciones del mismo conviene incidir en aquellos profesionales cuya función es, entre otras muchas, la de prevenir y evitar el acto suicida. Esta labor, en la sociedad actual, viene atribuida a psicólogos y médicos psiquiatras.

El psicólogo es el profesional dedicado a la psicología en general, entendiendo por ésta la ciencia que se ocupa del estudio de procesos mentales en sus tres dimensiones; conducta, pensamiento y emociones. Es una ciencia que, con el paso del tiempo, tiende a la especialización, como puede ser la ya anticuada psicología experimental, el psicólogo clínico, que examina a sus pacientes en consultorios especializados o clínicas o el asesor psicológico que carece de especialidad.

El psiquiatra es profesional que se dedica a la especialidad médica relativa al tratamiento de las enfermedades mentales y que tiene por objetivo la prevención, el diagnóstico, el tratamiento, la curación y la rehabilitación de los trastornos de la mente. En el siglo XIX los trastornos mentales comenzaron a ser tratados científicamente como enfermedades ya que, hasta entonces, las personas que sufrían enfermedades mentales eran encerradas en asilos y recibían tratamientos acientíficos para restituirles la razón, el pensamiento ordenado y la conducta propia de la vida en sociedad. Es cierta la existencia de los muchos errores y discriminaciones de las personas que padecían trastornos y.

Por otro lado, resulta preocupante la cantidad de ciudadanos que, hoy en día, vaga por las calles de las ciudades hablando sola, comportándose de forma asocial, drogándose o con evidentes depresiones, por ejemplo, sin recibir asistencia de ningún tipo por parte de las autoridades médico-sanitarias.

IVº.- EL PACIENTE PSIQUIÁTRICO.

Debemos entender que el paciente psiquiátrico es aquella persona que, presentando una enfermedad o un trastorno mental, acude a un psiquiatra a fin de que, aplicando métodos y protocolos propios de la psiquiatría, proceda a su curación. Inicialmente resulta de máxima importancia la valoración del paciente referida a la evaluación de la conducta. En el paciente psicótico, además de la evaluación de la sintomatología y los aspectos clínicos, la conducta es, en muchos casos, uno de los motivos de consulta o entrevista inicial. Cuando un sujeto empieza a desarrollar una serie de conductas incoherentes, consideradas como inesperadas o perturbadoras por la mayoría de la gente, el caso puede llegar a tratarse como una emergencia médica.

Determinados pacientes se enfrentan a su enfermedad o deterioro mental sin ser capaces de resolver sus problemas sin ayuda profesional. Resulta muy poco probable que personas simplemente infelices lleguen a un hospital psiquiátrico ya que allí solamente serán ingresados los pacientes cuando su conducta provoca inconvenientes o sufrimiento a otros, de manera que la sintomatología resulta que está muy relacionada con ciertos aspectos de la vida en sociedad.

Vº.- LAS CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO DEL PACIENTE PSIQUIÁTRICO.

En ocasiones puede ocurrir que determinadas personas soliciten la ayuda de un profesional de la psicología o, más frecuentemente, de la medicina psiquiátrica cuando tiene ideas suicidas o de autolisis. Primeramente el examen de evaluación directa inicial determinará, con algún grado de certeza, si dichas ideas son, simplemente, especulaciones mentales recurrentes sin base alguna o bien presentan un cierto grado de posibilidad de suicidio.

El escueto tema que aquí queremos tratar es el de las consecuencias del suicidio de la persona que ha acudido, precisamente para evitarlo, a un profesional médico, que puede incurrir, como todos los profesionales de la medicina, en dos tipos de error imputable:

  1. El error de diagnóstico y
  2. El error de tratamiento.

Resulta que, en el campo de la psiquiatría y su relación con el suicidio del paciente el diagnóstico y, en segundo lugar, el tratamiento son de muy