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Cuidados de enfermería para una fístula arteriovenosa

Cuidados de enfermería para una fístula arteriovenosa

Una fistula arteriovenosa interna para hemodiálisis (FAVI) es una unión artificial de una arteria con una vena provocando un aumento de caudal que permita la posibilidad de canalización para la realización de la técnica. 

AUTORES:

  • Adrián Vázquez Pérez. DUE. (Complejo Hospitalario Juan Ramón Jiménez).
  • Sonia Aljama Noguera. DUE. (Ansalud Onuba S.L.)
  • Míriam Domínguez Campos. DUE. (Ansalud Onuba S.L.)

Palabras clave: Fistula arteriovenosa, hemodiálisis, cuidados, enfermería.

INTRODUCCIÓN

La hemodiálisis (HD) requiere un alto flujo sanguíneo (entre 300-500 cc/h) para una técnica satisfactoria.

CUIDADOS DE ENFERMERIA EN SUS DIFERENTES FASES:

  1. PREQUIRÚRGICO

En esta etapa, los cuidados de enfermería van encaminados a la educación del paciente con respecto a la fístula arteriovenosa. Principalmente el paciente debe conocer y consentir la técnica que se le va a realizar, así como informar en el futuro la exclusividad de ese acceso venoso para HD, debiéndose evitar su uso para extracciones sanguíneas o tomas de presión arterial en ese miembro.

  1. POSQUIRÚRGICO INMEDIATO

Los cuidados inmediatos tras la realización de la FAVI van encaminados a controlar las constantes vitales del paciente, así como posibles sangrados, pulso periférico, temperatura y coloración de la piel.

  1. MADURACIÓN DE LA FAVI.

Una vez realizada la fistula arteriovenosa interna, debe trascurrir un periodo de maduración para que adquiera mayor calibre, dilatación y engrosamiento de sus paredes. Para que pueda ser utilizada en una sesión de HD debe haber transcurrido unas cuatro semanas. Puede reducirse a la mitad o incluso menos en los casos de prótesis. En esta etapa es fundamental que el paciente lleve a cabo unos adecuados autocuidados, así como conocer cuáles son los signos y síntomas de alarma que le deben hacer acudir a un centro médico.

  1. APLICACIÓN EN HEMODIÁLISIS.

En la sesión de hemodiálisis, antes de la canalización, es importante valorar la posible presencia de edema, hematomas, aneurismas, problemas de cicatrización. Palpación del pulso y el thrill, incluso la auscultación de posibles soplos.

Es clave en las primeras sesiones evitar la manipulación de las agujas una vez canalizadas, siendo preferible la canalización de una nueva aguja sin retirar la defectuosa.

Una vez finalizada la sesión, se procederá a la extracción de las agujas, en esta fase hay que tener en cuenta el tiempo de hemostasia (recomendable entre 5 y 15 minutos), ésta se debe realizar, siempre que sea posible, de forma manual, evitando pinzas.

Durante la última fase, los autocuidados en casa por parte del portador de la FAVI, es fundamental que el paciente tenga una buena base de conocimientos. Los apósitos deben ser retirados al día siguiente de la sesión, siendo humedecidos si fuera necesario.