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Cuidados de Enfermería en la canalización intraósea

Cuidados de Enfermería en la canalización intraósea

Introducción: la canalización de una vía intraósea (IO) representa una manera rápida y válida de obtener un acceso para administrar medicación en situaciones de emergencia y ante la imposibilidad de conseguir una vía venosa periférica.

Cuidados de Enfermería en la canalización intraósea

Autores: José Luis Serrano Carmona *, José Luna Aljama **, María Dolores Parra Moreno ***.

* DUE Unidad Cuidados Intensivos Cardiológicos HU Dr Josep Trueta de Gerona.

** DUE Área de Quirófano HU Reina Sofía de Córdoba.

*** DUE Unidad Trasplante Renal HU Virgen del Rocío de Sevilla.

Autor principal:

José Luis Serrano Carmona

DUE HU Dr. Josep Trueta de Gerona

Resumen

Metodología: revisión bibliográfica a través de diferentes bases de datos y plataformas electrónicas acerca de la técnica de la canalización de la vía intraósea.

Resultados: se han desarrollado las indicaciones, contraindicaciones y ventajas del uso de la vía intraósea, así como las complicaciones que pueden derivarse de esta técnica.

Discusión/Conclusiones: la vía intraósea es una técnica de fácil aprendizaje, de uso sencillo y de colocación rápida. Una correcta técnica ayuda a salvar muchas vidas en aquellas situaciones de emergencia en las que no se ha podido canalizar otra vía venosa.

Introducción

La canalización de una vía intraósea (IO) representa una interesante alternativa ante la necesidad de obtener con rapidez un acceso venoso en una emergencia, lo que ha motivado la aparición de nuevos estudios y el diseño de agujas y dispositivos específicos de infusión intraósea (IIO). Se trata de una vía temporal que debe ser retirada en cuanto el paciente se haya estabilizado y/o se hayan conseguido otros accesos venosos de origen central o periféricos 1.

La base del uso de esta vía se centra en que la cavidad medular de huesos largos está ocupada por capilares sinusoides que drenan al gran seno venoso central, comportándose como una “vena no colapsable” que permite pasar fármacos y líquidos a la circulación general 2.

Aunque ha sido considerada como primera alternativa a la vía venosa periférica en la parada cardiorrespiratoria (PCR), actualmente su empleo sigue siendo escaso debido a que muchos profesionales enfermeros desconocen su existencia y/o técnica 3.

A continuación se detalla la evolución de la vía intraósea en el tiempo:

  • 1922: Drinker et al describieron la circulación intraósea del esternón y la propusieron como una vía alternativa de administración de fármacos 1.
  • 1934: Josefson aplicó por primera vez esta vía en seres humanos, administrando transfusiones de sangre por vía esternal 2.
  • 1940-1950: Tocantis la utilizó para perfusiones intraóseas de sangre, glucosa y soluciones salinas. Heinild et al publicaron un informe de más de 1.000 administraciones hechas en 1947, lo que contribuyó a hacer su uso frecuente 3.
  • 1977: Valdés informó sobre su experiencia en 15 pacientes a quienes fue imposible o difícil la canalización intravenosa, proponiéndola para casos de urgencia.
  • 1983-1984: la vía IO se convirtió en la vía preferida para la administración de líquidos y medicamentos en casos de reanimación o acceso vascular cuando se demoraba o no podía accederse a una vía intravenosa.
  • 1984: Rosetti et al demostraron que en el 24% de los niños menores de 2 años se tardaba más de 10 min en conseguir una vía y que en un 6% de los casos no se conseguía 4.
  • 2005: la American Heart Association, los protocolos de la Pediatric Advanced Life Support y la European Resuscitation Council reconocieron el acceso intraóseo como vía de elección ante la imposibilidad de canalización de una vía periférica en situaciones de emergencia 5,6,7.

El objetivo principal de este trabajo es poner de manifiesto la importancia del uso de la vía intraósea como una alternativa válida y segura de acceso vascular en situaciones de urgencia y/o imposibilidad de canalización venosa periférica. Para ello se han concretado las ventajas, indicaciones y contraindicaciones de su uso, así como el material necesario, lugar de punción y cuidados de Enfermería para llevar a cabo esta técnica.

Metodología

Se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica a través de las siguientes bases de datos: Medline, PubMed, Biblioteca Cochrane, Cuiden Plus, Scielo y Google Académico.

También han sido revisadas las siguientes revistas: Elsevier y Enfermería Global.

Las palabras clave empleadas han sido:

  • En castellano: intraósea, acceso vascular, dispositivo intraóseo, rol Enfermería.
  • En inglés: intraosseous, vascular access, intraosseous devices, role nursing.

Como criterios de inclusión se han tenido en cuenta aquellos artículos basados en revisiones sistemáticas y ensayos clínicos, así como protocolos y procedimientos enfermeros de diferentes centros sanitarios que abordan la canalización de la vía intraósea. Los idiomas aceptados para la revisión han sido el castellano e inglés y los años de publicación comprendidos entre —- y 2014.

Se han excluido aquellos artículos cuyo ámbito de aplicación no fuese la canalización de la vía intraósea, así como aquellos trabajos a los que no ha sido posible acceder al texto completo.

Resultados

Indicaciones 8,9:

  • Imposibilidad de acceso venoso por colapso circulatorio.
  • Situaciones de gravedad en las que no se pueda canalizar una vena tras 2 o 3 intentos y hallan pasado más de 90 segundos.
  • Grandes quemados, pacientes politraumáticos graves y o en estado de shock que precisen reanimación cardiopulmonar (RCP).
  • Edemas severos.
  • Recién nacidos en asistolia.
  • Situaciones de hipovolemia.

Contraindicaciones 4,8,9:

  • Fractura en el hueso en el que se intenta canalizar el catéter.
  • Celulitis u osteomielitis en el sitio de aplicación.
  • Osteopetrosis u osteogénesis imperfecta.
  • Ante la administración de Bicarbonato Sódico y Bretilio.
  • Huesos grandes de las extremidades inferiores en los pacientes con traumatismo abdominal grave.
  • Signos de infección en la extremidad escogida.
  • No debe intentarse dos veces en la misma extremidad.
  • No se debe reinsertar más de una vez la aguja en el mismo sitio.

Ventajas de su uso 2,10,11:

  • Rapidez en la canalización (tiempo inferior a 1 min) y alto porcentaje de éxitos (> 90%) en personal formado.
  • Seguridad de colocación.
  • Facilidad en reconocer las referencias anatómicas que sirven de guía para localizar el punto de punción.
  • Se trata de una vía «no colapsable» en situaciones de shock o de parada cardiorrespiratoria.
  • Permite la obtención de muestras sanguíneas.

Material necesario 4,11:

  1. Desinfectante, povidona yodada, gasas, paños y guantes estériles.
  2. Jeringas de 5, 10, 20 ml y agujas convencionales.
  3. Anestésico local sin adrenalina: lidocaína al 1 %.
  4. Suero salino al 0,9 % y suero salino heparinizado.
  5. Sistema de perfusión.
  6. Llave de tres pasos.
  7. Pinzas de Kocher.
  8. Agujas de punción intraósea, que serán por orden de preferencia:
  • Agujas intraóseas especiales con estilete, bisel corto y multiperforadas de 15G-18G. Comercialmente se disponen varios modelos: COOK, JAMSHIDI, SAVE, SUSSMANE-RASZYNSKI.
  • Trocar para punción de medula ósea 13G-16G.
  • Agujas de punción lumbar 18G-20G.
  • Agujas hipodérmicas 18G-20G.
  • Agujas epicraneales 16G-19G.

Lugares de punción y técnica 2,11,12:

En recién nacidos y niños hasta 6 años:

  • Tibia proximal: superficie medial de la tibia, entre 1-3cm por debajo de la tuberosidad anterior. Utilizar una inclinación de la aguja de 20–30 º, aunque algunos autores recomiendan un ángulo de 90º con respecto al eje de la pierna.
  • Fémur distal: el lugar de inserción es a 2-3cm del cóndilo externo. Emplear una inclinación de 10-20º con dirección hacia la cabeza del paciente.
  • Lugares alternativos: tibia distal, cresta ilíaca, trocánter mayor.

A partir de 6 años y adultos:

  • Tibia distal: a nivel del maléolo interno en su unión a la diáfisis tibial y por detrás de la safena externa.
  • Cresta Ilíaca: a nivel de la cara inferior de la espina ilíaca, colocándose al paciente en decúbito lateral.
  • Esternón: en el niño pequeño está contraindicado por la cercanía de los grandes vasos y la disminución de grosor, pero en el adulto está indicado siempre y cuando no se requiera realizar masaje cardíaco. Se canaliza a nivel del 2º-3er espacio intercostal y una vez localizado, la aguja se introduce a 1cm de la línea media del esternón.
  • Lugares alternativos: radio distal, cúbito distal.

Conclusiones:

La vía intraósea es una técnica de fácil aprendizaje que requiere un breve entrenamiento, de uso sencillo y de colocación rápida (menos de un minuto) que cuenta con más del 90% de éxitos de inserción, recordando siempre que tan pronto como se pueda, debe ser sustituida por una o varias vías venosas más seguras.

La vía intraósea quizás sea una de las vías de administración de medicamentos menos utilizada por el profesional de Enfermería, puede que por su utilización en contadas ocasiones, aunque muchas veces no se recurre a ella por miedo y/o desconocimiento.

Por todo ello, el conocimiento y aprendizaje de los dispositivos disponibles, material necesario, zonas anatómicas y la técnica de inserción , ayudaría a salvar muchas vidas en aquellas situaciones de urgencia vital en las que resulta difícil obtener un acceso venoso rápido, minimizando además el riesgo de posibles complicaciones derivadas de una mala praxis.

Las últimas recomendaciones del ERC ( European Resuscitation Council ) declaran esta vía como sustituta a la vía endotraqueal de uso tanto en niños como en adultos. Se trata por tanto de una opción muy válida y segura a tener en cuenta en el abordaje del paciente en situaciones de urgencias y emergencias.

Bibliografía

1. Melé Olivé J, Nogué Bou, R. La vía intraósea en situaciones de emergencia: Revisión bibliográfica. Emergencias: Revista de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias. 2006;18(6):344-353.

2. Manrique Martínez I, Pons Morales S, Casal Angulo C, García Aracil N, Castejón de la Encina ME. Accesos intraóseos: revisión y manejo. An Pediatr Contin. 2013;11:167-173.

3. Von Hoff DD, Kuhn JG, Burris HA, et al. Does intraosseous equal intravenous? A pharmacokinetic study. Am J Emerg Med. 2008;26:31-38.

4. Orgiler Uranga PE, Navarro Arnedo JM, De Haro Marín S. La vía intraósea. Cuando las venas han desaparecido. Enferm Intensiva. 2001;12:31-40.

5. American Heart Association. 2010 Guidelines for CPR and ECC. Disponible en: http://www.heart.org/HEARTORG/CPRAndECC/Science/Guidelines/2010-AHA-Guidelines-for-CPR-ECC_UCM_317311_SubHomePage.jsp.

6. American Heart Association. Dallas: American Heart Association, Inc; 2014: PALS: Pediatric Advanced Life Support. Disponible en:
http://heart.org/HEARTORG/CPRAndECC/HealthcareProviders/Pediatrics/Pediatric-Advanced-Life-Support-PALS_UCM_303705_Article.jsp.

7. Deakin CD, Nolan JP, Soar J, et al. European Resuscitation Council Guidelines for Resuscitation 2010 Section 4. Adult advanced life support. Resuscitation. 2010;81(10):1305-1352.

8. Míguez Burgos A, Muñoz Simarro D, Tello Pérez S. Una alternativa poco habitual: la vía intraósea. Enfermería Global. 2011;24:171-179.

9. Brown K, Bocok J. Update in Pediatric resuscitation. Emerg Clin Nort Am. 2002;20:393-410.

10. Horton MA, et al. Powered intraosseous insertion provides safe and effective vascular acces for pediatric emergency patients. Ped Emerg Care. 2008;24:347-50.

11. Casal Angulo MC, Carmona Simarro JV. Vía intraósea. Ultimas recomendaciones de la European Resuscitation Council. Enfermería Integral. 2007:17-9.

12. Castellanos A, Rey C, Carrillo A, López-Herce J, Delgado MA. Reanimación cardiopulmonar avanzada en pediatría. En: López-Herce J, editor. Manual de reanimación cardiopulmonar avanzada pediátrica y neonatal. 5ª ed. Publimed; 2006. p.79-121.