La nutrición parenteral domiciliaria es un procedimiento que requiere un esfuerzo educativo considerable por parte del paciente, su familia y el equipo sanitario. A esto se le añade la necesidad de una evaluación selectiva de los candidatos y una protocolización del seguimiento médico de estos pacientes, que a menudo se encuentran en situaciones clínicas potencialmente adversas, y la necesidad de una red de suministro de equipamiento eficaz, cómoda para el paciente y con un coste asumible para la red sanitaria que lo administra. Por todo ello, aunque la NPD tiene un grupo de pacientes candidatos cada vez más amplio, su instauración debe siempre acompañarse de la presencia de un equipo multidisciplinar formado.
El personal de enfermería, en su rol autónomo, está directamente implicado en la formación y la buena praxis del procedimiento para propiciar el autocuidado de los pacientes.
Todos los puntos deben ser explicados con sencillez, procurando omitir la terminología técnica. Para potenciar la adaptación, algunas veces es necesario ajustar algunos aspectos a la capacidad de comprensión de los pacientes. Al final de cada explicación se ha de verificar que ésta se ha entendido, anotando en la parrilla de seguimiento el resultado. Este sistema servirá para conocer el grado de comprensión del paciente y en qué puntos necesita un refuerzo. En algunas ocasiones se habrá de complementar el aprendizaje del paciente con otros temas más básicos, como la higiene personal, la higiene ambiental o la modificación de hábitos. Antes del alta, es preferible que el paciente o la persona responsable sea capaz de llevar a cabo la nutrición parenteral (NP). De no ser así, el entrenamiento en el domicilio es mucho más largo, ya que los pacientes, al sentirse acompañados, tienden a prolongar ese soporte.
Por otra parte, el seguimiento domiciliario debe ser periódico y continuado. Este seguimiento, así como el plan de cuidados sucesivos, debe estar reflejado en la historia.
Con la periodicidad de las visitas se evitará relajamientos y vicios en el procedimiento propios de la práctica habitual, al mismo tiempo que se podrá detectar situaciones de riesgo.
Todo el procedimiento de la administración y retirada de la NP debe proporcionarse por escrito, así como las posibles complicaciones y la forma de actuar ante ellas.
La información proporcionada a los pacientes debe recoger varios aspectos, por ejemplo los siguientes: informes sobre su enfermedad, informe nutricional, procedimiento para la administración y retirada, pauta nutricional, citaciones para visitas de las diferentes especialidades, citaciones para exploraciones, normas para pedidos de material, días de pedidos y recepción de NP.
Al principio, sería conveniente ayudar a los pacientes con un resumen/calendario respecto la organización de todo el conjunto. Deben llegar a comprender que están dentro de un gran engranaje elaborado para ellos, que van a contar con el apoyo de todo el equipo y que no van a estar solos aunque estén lejos.
Conclusión
La NPD es un tratamiento seguro y eficaz para mantener un estado nutricional óptimo y mejorar la calidad de vida, pero únicamente cuando los pacientes candidatos han sido seleccionados adecuadamente. Por ello, es fundamental que se cumplan una serie de requisitos.
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