Cura de heridas por primera, segunda y tercera intención. Revisión bibliográfica
Autora principal: Almudena Palomino Jiménez
Vol. XX; nº 01; 18
Healing of wounds by first, second and third intention. Literature review
Fecha de recepción: 8/12/2024
Fecha de aceptación: 3/01/2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 01 Primera quincena de Enero de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 01; 18
Autores:
Almudena Palomino Jiménez. Graduada en enfermería. Centro de Salud de Checa (Guadalajara, España).
Andrés Adell Pellicer. Graduado en enfermería. Hospital comarcal de Alcañiz (Teruel, España).
Raquel Domingo López. Graduada en enfermería. Hospital comarcal de Alcañiz (Teruel, España).
Elena Bosque Gil. Graduada en enfermería. Hospital comarcal de Alcañiz (Teruel, España).
Elsa Celma Ibáñez. Graduada en enfermería. Hospital comarcal de Alcañiz (Teruel, España).
Marcos Crespo Soriano. Graduado en enfermería. Hospital Obispo Polanco de Teruel. (España).
Resumen:
La cura de heridas es un proceso fundamental en la atención de enfermería y tiene como objetivo principal promover la cicatrización y la recuperación óptima de los tejidos lesionados. Existen diferentes métodos de curación de heridas, entre los cuales se destacan la cura por primera, segunda y tercera intención.
La cura de heridas por primera intención se aplica en heridas limpias, de bordes bien aproximados y sin infección. Este método busca lograr una cicatrización rápida y una mínima formación de tejido de granulación.
La cura de heridas por segunda intención se utiliza en heridas que presentan un grado de contaminación, infección, tejido necrótico o pérdida significativa de tejido. En este enfoque, se permite que la herida cicatrice desde el fondo hacia la superficie, promoviendo la formación de tejido de granulación abundante.
Por otro lado, la cura de heridas por tercera intención, también conocida como curación retardada, se aplica en casos en los que se requiere un período de tiempo para preparar la herida antes de su cierre. Este enfoque se utiliza en heridas contaminadas o en aquellas con riesgo de infección, permitiendo que se limpie y se reduzca la carga bacteriana antes de su cierre.
En general, cada enfoque tiene sus ventajas y desventajas específicas, y la elección del método de curación adecuado depende de diversos factores, como el tipo de herida, su ubicación y la presencia de complicaciones adicionales.
Palabras clave: Cicatrización de heridas, cicatrización por primera intención, cicatrización por segunda intención, cicatrización por tercera intención, tratamiento de heridas, infección de herida, necrosis tisular, tejido de granulación.
Abstract:
Wound healing is a fundamental process in nursing care and its main objective is to promote healing and optimal recovery of injured tissues. There are different methods of wound healing, among which the healing by first, second and third intention stand out.
First intention wound healing is applied to clean, well-approximated wounds without infection. This method seeks to achieve rapid healing and minimal granulation tissue formation.
Second intention wound healing is used on wounds that have a degree of contamination, infection, necrotic tissue, or significant tissue loss. In this approach, the wound is allowed to heal from the bottom to the surface, promoting the formation of abundant granulation tissue.
On the other hand, third intention wound healing, also known as delayed healing, is applied in cases where a period of time is required to prepare the wound before its closure. This approach is used on contaminated wounds or those at risk of infection, allowing it to be cleaned and the bacterial load reduced before closure.
In general, each approach has its specific advantages and disadvantages, and the choice of the right healing method depends on various factors, such as the type of wound, its location and the presence of additional complications.
Keywords: Wound healing, first intention healing, second intention healing, third intention healing, wound treatment, wound infection, tissue necrosis, granulation tissue.
Los autores declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Introducción:
Las heridas son lesiones que desprenden la integridad de la piel y pueden ser causadas por diversos factores, como traumatismos, cirugías, quemaduras o enfermedades. La curación adecuada de las heridas es esencial para promover la regeneración de los tejidos y prevenir complicaciones como infecciones, retraso en la cicatrización o formación de cicatrices anómalas. (1,2,3)
El proceso de curación de las heridas puede clasificarse en tres categorías principales: primera, segunda y tercera intención. Cada una de estas categorías se utiliza en función de la gravedad de la herida, su ubicación y otros factores clínicos. (1,2)
La curación de heridas por primera intención implica el cierre primario de la herida mediante suturas, adhesivos tisulares o grapas. Este enfoque se utiliza en heridas limpias, con bordes bien aproximados y mínima pérdida de tejido. El objetivo es lograr una cicatrización rápida y una mínima formación de tejido de granulación. Los métodos de cierre utilizados en la curación por primera intención permiten una mejor alineación de los bordes de la herida, lo que favorece la formación de una cicatriz más estética y reduce el riesgo de infección. (1,2,4,5,6)
Por otro lado, la curación de heridas por segunda intención se emplea en casos donde no es posible un cierre primario, ya sea debido a la presencia de infección, tejido necrótico o una pérdida significativa de tejido. En este enfoque, se permite que la herida se cure de forma natural, a medida que el tejido de granulación cubre gradualmente la superficie expuesta. La curación por segunda intención requiere un cuidado especializado de la herida abierta y puede requerir la utilización de apósitos específicos para mantener un ambiente húmedo y favorecer la regeneración del tejido. (1,2,4,5,6)
La curación de heridas por tercera intención, también conocida como curación retardada, implica una combinación de los enfoques de primera y segunda intención. En este caso, inicialmente se permite que la herida se cure por segunda intención, y luego se cierra quirúrgicamente una vez que se ha reducido la inflamación y se ha promovido la formación de tejido de granulación. (1,2,4,5,6,7)
El objetivo de esta revisión bibliográfica es analizar y sintetizar la literatura existente sobre los diferentes métodos utilizados para la curación de heridas por primera, segunda y tercera intención, incluyendo sus ventajas, desventajas y resultados clínicos. Al comprender mejores las características y aplicaciones de cada enfoque, los profesionales de la salud podrán tomar decisiones informadas para el manejo adecuado de las heridas y optimizar los resultados en términos de cicatrización y recuperación del paciente.
Desarrollo:
- Cura de heridas por primera intención:
La curación de heridas por primera intención es un enfoque ampliamente utilizado en la práctica clínica, especialmente en incisiones quirúrgicas limpias y laceraciones agudas con bordes bien aproximados. Este método busca lograr una cicatrización rápida y una mínima formación de tejido de granulación al cerrar la herida de manera inmediata. (1,2,4)
Una de las ventajas de la curación de heridas por primera intención es la cicatrización más rápida en comparación con otros métodos. Al cerrar la herida de manera inmediata, se reduce los tiempos de cicatrización y se acelera la formación de tejido de epitelización. Esto puede ser especialmente mejorado en heridas quirúrgicas pequeñas, donde se busca una pronta recuperación y una apariencia estética óptima de la cicatriz. Al mantener los bordes de la herida en contacto directo, se minimiza la formación de cicatrices anchas o irregulares. Esto es particularmente relevante en áreas visibles del cuerpo, como la cara o las extremidades expuestas. (1,2,5,6)
Antes de realizar el cierre de la herida, es esencial evaluar cuidadosamente el estado de la herida y determinar si es adecuada para la curación por primera intención. Las heridas deben estar limpias, sin signos de infección, con bordes bien aproximados y mínima pérdida de tejido. En caso de presencia de cuerpos extraños, tejido necrótico o contaminación, se deben realizar procedimientos adicionales, como desbridamiento o irrigación. (1,2,4,5,6)
La limpieza de la herida es un paso crucial en el proceso de curación de heridas por primera intención. Antes de cerrar la herida, es necesario realizar una limpieza completa para eliminar cualquier contaminante, cuerpos extraños o tejido necrótico que pueda estar presente. Esto se puede lograr mediante la irrigación de la herida con solución salina estéril o un agente limpiador suave. (2,4,6)
La irrigación se realiza con una jeringa o una solución a presión suave para asegurar la eliminación efectiva de cualquier material indeseado. Se debe prestar especial atención a las áreas de difícil acceso y a los pliegues de la herida. Es importante tener en cuenta que la irrigación debe realizarse con cuidado para evitar dañar los tejidos y causar un trauma mayor. (2,4,5,6)
Después de la limpieza, se puede utilizar un apósito estéril para cubrir la herida y protegerla de la contaminación externa. El apósito también ayuda a mantener un ambiente óptimo para la cicatrización al proporcionar un ambiente húmedo y protegido. El tipo de apósito utilizado puede variar según la ubicación y las características de la herida, y puede incluir vendajes secos, apósitos adhesivos o apósitos antimicrobianos. (2,4,5,6)
Una vez que la herida está limpia y cubierta, se procede a la aproximación de los bordes mediante suturas, grapas o adhesivos quirúrgicos. La elección del método de cierre depende de varios factores, como la ubicación de la herida, la tensión en los tejidos circundantes y las preferencias del cirujano. El objetivo principal es asegurar la aproximación precisa de los bordes de la herida para facilitar la cicatrización directa. (2,4,5,6)
Este enfoque permite una cicatrización rápida y mínima formación de tejido de granulación, siempre y cuando se cumplan las indicaciones y se sigan los principios básicos de cuidado de la herida. (2,4,5,6)
La elección del material de cierre adecuado es fundamental en el proceso de curación por primera intención. Los diferentes métodos de cierre, como suturas, grapas o adhesivos quirúrgicos, pueden tener ventajas y desventajas dependiendo del tipo de herida, ubicación y otros factores. Es importante considerar la tensión en los tejidos, la facilidad de aplicación y la comodidad del paciente al seleccionar el método de cierre. (2,4,5,6)
- Cura de heridas por segunda intención:
La curación de heridas por segunda intención es un enfoque utilizado cuando la herida presenta características que dificultan la cicatrización primaria, como presencia de infección, tejido necrótico o pérdida significativa de tejido. En lugar de cerrar la herida de forma inmediata, se permite que cicatrice desde el fondo hacia la superficie, produciendo una formación abundante de tejido de granulación. (1,2,4,5,6)
Al igual que en otros enfoques de curación de heridas, es necesario evaluar cuidadosamente el estado de la herida antes de decidir el tratamiento por segunda intención. Se deben tener en cuenta factores como la presencia de infección, tejido necrótico, pérdida de tejido o cualquier otro elemento que pueda afectar la cicatrización. En algunos casos, puede ser necesario realizar un desbridamiento quirúrgico para eliminar el tejido necrótico o contaminado y promover una cicatrización más efectiva. 2,4,5,6)
En el enfoque de curación por segunda intención, la herida se deja abierta para permitir la cicatrización desde el fondo hacia la superficie. Es importante mantener la herida limpia y protegida para evitar la contaminación y la infección. Se pueden utilizar apósitos estériles y vendajes adecuados para cubrir y proteger la herida. (2,4,5,6)
La formación de tejido de granulación es esencial en la curación por segunda intención, ya que este tejido es responsable de la reparación y el llenado de la herida. (2,4,5,6)
La presencia de infección en una herida puede retrasar la cicatrización y aumentar el riesgo de complicaciones. En el caso de heridas infectadas, se deben administrar terapias antimicrobianas apropiadas para controlar la infección y crear un entorno propicio para la cicatrización. (2,4,5,6)
Para mantener la herida protegida y promover la cicatrización adecuada en la curación de heridas por segunda intención, se pueden utilizar diferentes tipos de apósitos. Los apósitos primarios se utilizan para cubrir la herida y mantenerla húmeda, lo que favorece el crecimiento de tejido de granulación. Estos pueden incluir apósitos de hidrogel, espumas, alginatos, películas delgadas de poliuretano o apósitos de hidrofibra. (2,4,5,6)
Además, se pueden utilizar apósitos secundarios, como vendajes oclusivos, para proteger la herida de la contaminación externa y proporcionar un ambiente adecuado para la cicatrización. Estos vendajes pueden ser adhesivos o no adhesivos, y deben cambiarse periódicamente según la evaluación clínica. (2,4,5,6)
La curación de heridas por segunda intención se utiliza frecuentemente en casos de úlceras por presión, heridas crónicas, heridas infectadas o heridas con pérdida significativa de tejido. Si bien este enfoque puede requerir más tiempo para la cicatrización completa, puede ser efectivo en el logro de una curación adecuada en situaciones donde la curación por primera intención no es posible o recomendada. (2,4,5,6)
- Cura de heridas por tercera intención:
La cura de heridas por tercera intención, también conocida como curación retardada, es un enfoque que combina elementos de la curación por primera y segunda intención. Consiste en dejar inicialmente una herida abierta, permitiendo que se cure por segunda intención durante un período de tiempo específico, y luego cerrarla mediante técnicas de aproximación de los bordes. Este enfoque se utiliza en heridas que no cumplen los requisitos para una cicatrización primaria inmediata, pero tampoco requieren un enfoque completamente abierto. (1,2,4,5,6,7)
La curación de heridas por tercera intención es apropiada en ciertos tipos de heridas que presentan contaminación inicial o infección controlada. (2,4,5,6,7)
La curación por tercera intención permite un período de tiempo para el control de la infección antes de cerrar la herida. Durante este tiempo, se realiza un tratamiento adecuado, como el uso de apósitos antimicrobianos o la administración de antibióticos, para reducir la carga bacteriana y promover la resolución de la infección. (2,4,5,6,7)
Una ventaja de este método de cura es que se ayuda a reducir el riesgo de dehiscencia, que es la separación de los bordes de la herida después de su cierre. Al permitir que la herida cicatrice parcialmente antes del cierre definitivo, se promueve una mayor formación de tejido de granulación y una mejor resistencia de los tejidos, lo que puede disminuir la probabilidad de dehiscencia. (2,4,5,6,7)
Y una desventaja sería el mayor tiempo de cicatrización en comparación con los enfoques de primera y segunda intención. Esto se debe a que la herida se deja abierta durante un periodo de tiempo para permitir la formación de tejido de granulación antes del cierre definitivo. (2,4,5,6,7)
Este tipo de cura genera una cicatriz con peor resultado estético que las de primera y segunda intención.
Conclusiones:
En esta revisión bibliográfica, se ha analizado la cura de heridas por primera, segunda y tercera intención, destacando los conceptos, indicaciones y procedimientos específicos asociados con cada método.
La cura de heridas por primera intención es apropiada para heridas limpias y de bordes bien aproximados, donde se busca una cicatrización rápida y mínima formación de tejido de granulación. (1,2)
La cura de heridas por segunda intención es adecuada para heridas con tejido necrótico o con pérdida significativa de tejido. En este enfoque, se permite la cicatrización desde el fondo hacia la superficie, con formación de tejido de granulación abundante. (1,2)
La cura de heridas por tercera intención, o curación retardada, se utiliza cuando se requiere un período de tiempo para preparar la herida antes de cerrarla. Se puede emplear en heridas contaminadas o con riesgo de infección. (1,2,7)
Cada método tiene ventajas y desventajas específicas, y su elección debe basarse en la evaluación individual de cada herida y el estado del paciente.
La elección del método de curación precisamente de la evaluación clínica de la herida y del juicio del profesional de la salud. Es fundamental considerar factores como la ubicación de la herida, el estado del tejido circundante, la presencia de infección y las necesidades individuales del paciente para determinar la estrategia más adecuada. (2,4)
Referencias:
- Lazarus, GS, Cooper, DM, Knighton, DR, et al. (1994). Definiciones y pautas para la valoración de heridas y valoración de la cicatrización. Archivos de Dermatología, 130(4), 489-493.
- Sussman, C., Bates-Jensen, B. y Edsberg, L. (2012). Cuidado de heridas: un manual de práctica colaborativo para fisioterapeutas y enfermeras. Editores Jones & Bartlett.
- Moffatt, CJ, Franks, PJ y Doherty, DC (2009). La cicatrización de heridas y el papel de la nutrición. Revista británica de enfermería, 18(15), 912-917.
- Chen, L., Wu, W. y Jiang, X. (2017). Revisión de investigaciones sobre el proceso de cicatrización de heridas. Revista de ingeniería sanitaria, 2017, 5217967. doi: 10.1155/2017/5217967
- Hurlow, J., Couch, K., Laforet, K. y Bolton, LL (2014). Cicatrización y cuidado de heridas de úlceras por presión. Revista de enfermería de heridas, ostomías y continencia, 41(5), 445-453. doi: 10.1097/WON.0000000000000067
- Schultz, GS, Sibbald, RG, Falanga, V., Ayello, EA, Dowsett, C. y Harding, K. (2003). Preparación del lecho de la herida: un enfoque sistemático para el tratamiento de heridas. Reparación y regeneración de heridas, 11 (Suplemento 1), S1-S28. doi: 10.1046/j.1524-475X.2003.00178.x
- Stadelmann, WK, Digenis, AG y Tobin, GR (1998). Fisiología y dinámica de cicatrización de heridas cutáneas crónicas. American Journal of Surgery, 176(2A Supl), 26S-38S. doi: 10.1016/S0002-9610(98)00183-9