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La cura húmeda como intervención enfermera

– Retraso en la cicatrización.

– Aumento del exudado.

La infección de la herida puede estar influenciada por factores propios del paciente:

Déficit nutricional, obesidad, fármacos (inmunosupresores, citostáticos), enfermedades concomitantes (diabetes, neoplasias), edad avanzada, incontinencia y otros relacionados con la herida (estadio, existencia de tejido necrótico y esfacelado, tunelizaciones, alteraciones circulatorias en la zona, etc.).

2.4. Cuidado de la piel perilesional:

Entendemos por piel perilesional el área que rodea la lesión en su cercanía.

La piel perilesional, al ser inherente a la úlcera, presenta unos problemas y necesita de unos cuidados tan importantes como si se estuviera actuando sobre una úlcera en potencia. Por ello, es necesario valorar la piel perilesional como variable a tener en cuenta en la terapéutica de las heridas. Con frecuencia las alteraciones de la piel perilesional vienen dadas por la utilización de los apósitos y generalmente están en relación con la adherencia y capacidad de manejo de exudado de éstos.

Los problemas más habituales de la perilesión son: maceración, descamación, eritema, prurito, dolor, vesículas y edema. Como intervenciones específicas para el mantenimiento podrían ser las siguientes:

-Prevenir mediante protectores cutáneos los problemas relacionados con la exposición a elementos que pueden dañar la piel en zonas de riesgo (incontinencia, exudado…).

-Usar protectores cutáneos para minimizar o solucionar los posibles efectos secundarios de los apósitos, asegurando una mayor adherencia al tratamiento por parte de los pacientes.

3.            Conclusión

Hemos podido comprobar en estas páginas como la cura húmeda ha ido evolucionando de una simple actividad que usaban los antiguos fruto de la observación, a una intervención reglada basada en el método científico y respaldada por varios estudios.

Habría que contextualizar la cura húmeda dentro del proceso enfermero tras una valoración integral de la persona a la que pretendemos aplicar esta intervención, unos diagnósticos certeros, unos objetivos realistas y una evaluación adecuada de los criterios de resultados.

Tras lo expuesto en este artículo podemos comprender como desde los distintos centros sanitarios se prime por parte de los profesionales el uso de esta intervención en detrimento de la cura seca o tradicional. Podemos concluir que el uso de la cura húmeda como intervención a la hora de abordar una herida conlleva el uso de una metodología científica contextualizada en el proceso enfermero.

4. BIBLIOGRAFÍA

– Guía de Práctica Clínica para la prevención y el tratamiento de las úlceras por presión. Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud. Junta de Andalucía (2010).

– Revisión Asociación Española de Nomenclatura, Taxonomía y Diagnósticos de Enfermería. AENTDE. Mayo 2001

– J.J. Soldevilla. Guía práctica en la atención de las úlceras de la piel. Braun. 4ª Edición. 49-82;94-102.

– Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP). Documentos técnicos nº2, 3, 6, 8, 9. 2003. Disponible en http://www.gneaupp.es/app/documentos-guias/default.asp?id=6

– Marieb, E.N. Human Anatomy and Physiology. 5th ed., Benjamin Cummings, San