las tenemos todas en nuestras manos, que no somos portadores del contenido del fondo universal de conocimientos y que, como dijera un filósofo griego, “(…) yo sólo sé que no sé nada” (23).
CONCLUSIONES
En una defensa de tesis en la que el aspirante ponía todo su empeño en demostrar que sus resultados eran viables y que había obtenido un producto con un alto valor agregado, se le hicieron más de cuarenta preguntas, sumadas las de los oponentes y las del tribunal.
Según me comentara, una de las oponentes, figura científica destacada en el ámbito nacional, le había dicho que no se presentara al acto de defensa pues no consideraba que la tesis tuviera elementos necesarios y suficientes para que obtuviera los votos que se necesitan para la aprobación de parte del tribunal y los oponentes.
Las razones de ello estaban en el hecho de que, previamente, el aspirante había realizado una crítica científica a otra tesis que estaba por defenderse, de la cual la persona que había sido designada como oponente, era tutor principal. Esta crítica había sido realizada en el contexto de interacción con el otro aspirante, a pedido de una amistad común, debido a que el tema era similar.
Los puntos de vista plantados en la crítica estaban debidamente fundamentados y, a nivel nacional, existían criterios a favor y en contra de determinados aspectos de la tesis. Como es usual, el aspirante que actuaba como crítico expuso sus puntos de vista que, en modo alguno eran conclusivos ni determinaban un resultado evaluativo de la tesis de ese otro aspirante. Fue, como se habla en sentido didáctico, una coevaluación.
El científico de marras, que actuaba en calidad de tutor principal, no vio con buenos ojos esa crítica y la consideró en un plano personal como una afrenta a su labor como tutor. Finalmente el aspirante presentó sus resultados científicos ante el tribunal correspondiente y resultó aprobado por mayoría de votos. Por supuesto el voto del oponente en cuestión fue en contra.
En otra situación de defensa, el aspirante se refirió a aspectos epistemológicos del objeto de estudio en que investigó y, una vez culminado el acto de presentación de los resultados, un miembro del tribunal cuestionó el término Epistemología, el que consideraba no apropiado ya que no era común emplearlo en el lenguaje “científico” del campo profesional en que se desarrolló la investigación.
Más recientemente, en la defensa de una tesis de especialidad un oponente, el que había realizado las preguntas correspondientes en el mismo acto de defensa de la tesis, es decir, sin haberlas planteado previamente al aspirante, le cuestionó que determinado aspecto estructural de la tesis fuera de la forma en que estaba planteado y, según argumentó, era tradición hacerlo de otra forma, a pesar de que metodológicamente, no había nada que se opusiera a la forma planteada.
Estos y otros aspectos denotan que, como se ha planteado en este trabajo, muchas veces los puntos de vista son contradictorios, lo que no significa que sean excluyentes. Los criterios personales son sólo eso, criterios, y la ciencia no se basa en criterios sino en resultados debidamente argumentados y fundamentados.
El hecho de que determinada autoridad científica no conozca acerca de un tema específico, o que lo que conozca sobre el tema tenga otra arista, sólo significa una cosa: esa autoridad científica debe actualizar sus conocimientos sobre el tema.
Asimismo, es una falla ética que un tutor vea con malos ojos una crítica realizada a una obra de la que es director. No existe razón humana alguna ni científica para expresar un desacuerdo con una crítica científica fundamentada y argumentada, sobre una obra científica, que sea contentiva de una postura anti-ética. La crítica científica se realiza a la obra, no a la persona.
Finalmente, el esquematismo en que caen algunas autoridades científicas sobre la estructura que debe tener o no una tesis, limita el pensamiento científico de avanzada, que debe ser abierto, flexible, contextual y razonable; sin quitarle cientificidad y seriedad a la crítica que se haga.
Se connota que debe reflexionarse sobre estos aspectos que, en muchas ocasiones, determinan el resultado, afectando a aspirantes, tutores y otras personas. El acto de oponencia y de la crítica científica debe estar impregnado de un profundo sentido ético. Es algo importante en lo que se debe reflexionar.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. MES. Normas y Resoluciones vigentes para el otorgamiento de Grados científicos en la República de Cuba, 2004.
2. CNGC. Normas y Resoluciones vigentes para el desarrollo de los Grados Científicos en la República de Cuba. 2005. Decreto-Ley 133/92.
3. MOLINA ÁLVAREZ, ANA TERESA Y ERNESTO E. HERNÁNDEZ CALDERÍN. La formación doctoral en Ciencias Técnicas: algunas experiencias de la comisión de grados científicos de la CUJAE. Revista Pedagogía Universitaria Vol. XV No. 5, 2010.
4. FUENTES GONZÁLEZ, HOMERO; ENEIDA MATOS HERNÁNDEZ Y JORGE MONTOYA. El proceso de investigación científica, Guaranda, 2007.
5. IZQUIERDO HERNÁNDEZ, ALFREDO DE LA A. Metodología para la superación profesional en el sector de la salud. Tesis doctoral. Centro de Estudio de la Educación Superior “Manuel F. Gran”, Santiago de Cuba, Febrero de 2009.
6. ________________ El perfeccionamiento de la bioestadística: un reto para el logro de la calidad de las investigaciones biomédicas, revista Electrónica de Portales Médicos, Volumen X. Número 3 – Febrero 2015. file:///click/fbfpc=1;v=5;m=3;l=401071;c=776283;b=3368032;dct=http%3A//www.portalesmedicos.com/revista