Dermatitis por contacto e impacto de los cosméticos en la piel: Mecanismos, diagnóstico y estrategias de manejo
Autor principal: Dr. Diego Andrés Alvarez Ramírez
Vol. XX; nº 09; 418
Contact dermatitis and the impact of cosmetics on the skin: Mechanisms, diagnosis, and management strategies
Fecha de recepción: 24 de marzo de 2025
Fecha de aceptación: 29 de abril de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XX. Número 09 Primera quincena de mayo de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 09; 418
Autores:
Dr. Diego Andrés Alvarez Ramírez.
Médico general asistente del SEM del Hospital Monseñor Sanabria, Puntarenas, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0009-0004-0594-696X
Código Médico: 18820
Dra. Fabiana María Araya Padilla
Médico general, investigadora Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0009-0007-3299-482X
Código Médico 18634
Dr. Saúl Josué Prado Fonseca
Especialista en Medicina de Emergencias, investigador Independiente. San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0009-0008-3827-0512
Código Médico 14937
Dr. Ronald Chavarría Álvarez
Médico General asistente del HMS, Puntarenas, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0009-0006-5191-8745
Código Médico: 17364
Dra. Alejandra López Quirós
Médico general, investigadora independiente, San José, Costa Rica.
Orcid: https://orcid.org/0000-0003-1610-937X
Código Médico: 15146
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Palabras clave:Dermatitis de contacto, irritantes, alérgenos, cosméticos, sensibilización, pruebas con parche.
Key words:Contact dermatitis, irritants, allergens, cosmetics, sensitization, patch testing.
Resumen:
La dermatitis de contacto es una afección inflamatoria de la piel provocada por la exposición a agentes irritantes o alérgenos. Se clasifica en dermatitis de contacto irritativa y dermatitis de contacto alérgica, según su mecanismo de acción. La dermatitis de contacto irritativa se debe a un daño directo en la piel sin sensibilización previa, mientras que la dermatitis de contacto alérgica es una reacción inmunológica retardada tras la exposición repetida a un alérgeno.
Entre los factores de riesgo, la exposición acumulativa a ingredientes cosméticos, la predisposición genética y la integridad de la barrera cutánea juegan un papel clave. Las personas con afecciones como la dermatitis atópica son más vulnerables, ya que su piel facilita la penetración de alérgenos. Ingredientes como fragancias, conservantes y colorantes han sido identificados como sensibilizantes comunes en cosméticos, aumentando la incidencia de reacciones adversas.
El diagnóstico se basa en la historia clínica y en pruebas con parche para identificar los alérgenos responsables. El tratamiento incluye corticosteroides tópicos y sistémicos para reducir la inflamación, así como inhibidores de la calcineurina en áreas sensibles. Además, el uso de emolientes ayuda a restaurar la barrera cutánea y prevenir futuras reacciones.
La regulación de ingredientes cosméticos es fundamental para prevenir la sensibilización. En la Unión Europea, normativas estrictas controlan los alérgenos en cosméticos, aunque la educación del consumidor sigue siendo esencial. Los dermatólogos desempeñan un papel clave en la prevención y tratamiento, asesorando sobre productos seguros y estrategias para minimizar la exposición a sustancias sensibilizantes.
Abstract:
Contact dermatitis is an inflammatory skin condition caused by exposure to irritants or allergens. It is classified as irritant contact dermatitis and allergic contact dermatitis, depending on their mechanism of action. Irritant contact dermatitis results from direct damage to the skin without prior sensitization, while allergic contact dermatitis is a delayed immunological reaction after repeated exposure to an allergen.
Risk factors include cumulative exposure to cosmetic ingredients, genetic predisposition, and the integrity of the skin barrier. People with conditions such as atopic dermatitis are more vulnerable, as their skin facilitates the penetration of allergens. Ingredients such as fragrances, preservatives, and dyes have been identified as common sensitizers in cosmetics, increasing the incidence of adverse reactions.
Diagnosis is based on clinical history and patch testing to identify the responsible allergens. Treatment includes topical and systemic corticosteroids to reduce inflammation, as well as calcineurin inhibitors in sensitive areas. Additionally, the use of emollients helps restore the skin barrier and prevent future reactions.
Regulation of cosmetic ingredients is essential to prevent sensitization. In the European Union, strict regulations govern allergens in cosmetics, although consumer education remains essential. Dermatologists play a key role in prevention and treatment, advising on safe products and strategies to minimize exposure to sensitizing substances.
Introducción:
La dermatitis de contacto es una afección cutánea inflamatoria que se produce por la exposición directa a sustancias irritantes o alérgenos. Se ha convertido en un problema relevante en dermatología debido al aumento de casos asociados con el uso de productos cosméticos. El creciente consumo de cosméticos, que contienen múltiples compuestos químicos, ha generado preocupación sobre su impacto en la salud de la piel. Muchos de estos productos incluyen ingredientes que pueden desencadenar dermatitis de contacto, manifestándose con síntomas como enrojecimiento, prurito e inflamación. La importancia de este fenómeno radica en su influencia en la calidad de vida de los pacientes y en la necesidad de estrategias para su diagnóstico y prevención (1; 2).
Desde el punto de vista clínico, la dermatitis de contacto se divide en dos categorías principales. La dermatitis de contacto irritante (DCI) ocurre cuando una sustancia provoca daño directo en la barrera cutánea, generando inflamación sin necesidad de una respuesta inmunológica. Por otro lado, la dermatitis de contacto alérgica (DCA) es una reacción mediada por el sistema inmunológico, en la que el contacto repetido con un alérgeno sensibilizante desencadena una respuesta inflamatoria retardada (1).
En dermatología, esta afección representa una de las causas más comunes de consulta, especialmente por su asociación con el uso de productos cosméticos. La creciente preocupación de los dermatólogos por la dermatitis de contacto se debe a su alta prevalencia y a sus efectos negativos en la calidad de vida, ya que los pacientes pueden desarrollar síntomas persistentes que afectan su bienestar y rutina diaria (2)..
El impacto del uso de cosméticos en la piel ha sido objeto de múltiples estudios, especialmente por la amplia variedad de sustancias químicas que contienen estos productos. La globalización del mercado cosmético ha facilitado la introducción de ingredientes con potencial irritante o alergénico, aumentando el riesgo de reacciones cutáneas adversas (3). Entre los compuestos más comúnmente implicados en la dermatitis de contacto se encuentran el laurilsulfato de sodio, un agente espumante presente en champús y jabones, y el formaldehído, un conservante utilizado en esmaltes de uñas y productos capilares (1; 4).
Además de los irritantes comunes, algunos alérgenos presentes en productos cosméticos han sido identificados como desencadenantes frecuentes de reacciones alérgicas. Entre ellos, destacan los compuestos utilizados en ceras depilatorias y los derivados del aceite de ricino, los cuales pueden provocar sensibilización cutánea y reacciones inflamatorias recurrentes (2; 5).
El objetivo de esta investigación es analizar la relación entre la dermatitis de contacto y el uso de cosméticos, identificando los principales alérgenos e irritantes involucrados, su impacto en la salud cutánea y las estrategias de prevención y manejo. Además, se busca destacar la importancia del diagnóstico temprano, la educación del consumidor sobre ingredientes sensibilizantes y la necesidad de regulaciones más estrictas en la industria cosmética para reducir la incidencia de esta afección dermatológica.
Metodología:
Para el desarrollo de esta investigación sobre la relación entre la dermatitis de contacto y el uso de cosméticos, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar los principales alérgenos e irritantes presentes en productos cosméticos, su impacto en la salud cutánea y las estrategias de prevención y manejo. Esta revisión incluyó aspectos clave como la clasificación de la dermatitis de contacto, los mecanismos fisiopatológicos involucrados, los compuestos químicos más frecuentemente asociados con reacciones cutáneas y las recomendaciones para minimizar el riesgo de sensibilización.
Para garantizar la calidad y relevancia de la información seleccionada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web ofScience, debido a su prestigio y amplia cobertura en temas de dermatología, toxicología y química cosmética. Se establecieron rigurosos criterios de inclusión y exclusión. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran la relación entre cosméticos y dermatitis de contacto, la identificación de ingredientes sensibilizantes y las estrategias terapéuticas para su manejo. Se excluyeron investigaciones con datos incompletos, publicaciones duplicadas o aquellas sin revisión por pares. Para la búsqueda, se utilizaron palabras clave como: Dermatitis de contacto, irritantes, alérgenos, cosméticos, sensibilización, pruebas con parche.
La búsqueda inicial identificó 23 fuentes relevantes, entre las cuales se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, estudios clínicos y documentos de organismos especializados en dermatología y regulación cosmética. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre los ingredientes más implicados en la dermatitis de contacto, los mecanismos inflamatorios subyacentes y las estrategias recomendadas para reducir el riesgo de reacciones cutáneas.
El análisis se llevó a cabo utilizando enfoques cualitativos y comparativos. Se sintetizaron los hallazgos y se organizaron en categorías temáticas, lo que permitió identificar patrones de sensibilización a ingredientes cosméticos, correlaciones entre el uso de productos específicos y el desarrollo de dermatitis de contacto, así como estrategias para mejorar la seguridad en la formulación de cosméticos. Este enfoque integral ofrece una visión estructurada del estado actual del conocimiento sobre la dermatitis de contacto inducida por cosméticos y sus implicaciones clínicas, destacando oportunidades para futuras investigaciones y el desarrollo de normativas más estrictas en la industria cosmética.
Clasificación de la dermatitis por contacto:
La dermatitis de contacto es una afección cutánea que puede clasificarse en distintos tipos según su mecanismo de acción. La ICD es el resultado de un efecto citotóxico directo sobre las células de la piel, lo que provoca inflamación sin necesidad de una sensibilización previa. Se caracteriza por síntomas como ardor, escozor y daño cutáneo de diferentes grados, dependiendo de la intensidad y duración del contacto con la sustancia irritante (6).
Entre los irritantes más comunes en los productos cosméticos se encuentran los abrasivos, agentes de limpieza y solventes, los cuales pueden generar reacciones tanto agudas como crónicas. Una única exposición a una sustancia altamente irritante puede provocar una inflamación inmediata, mientras que el contacto repetido con irritantes menos agresivos puede generar una afección cutánea crónica, caracterizada por sequedad, descamación y fisuras en la piel (6).
Por otro lado, la ACD es una respuesta de hipersensibilidad retardada de tipo IV, en la que el sistema inmunológico reacciona tras la sensibilización a un hapteno específico. En este proceso, las células T reconocen el alérgeno y desencadenan una respuesta inflamatoria que se manifiesta con enrojecimiento, prurito y vesiculación en la zona de contacto con la sustancia sensibilizante (7).
Dentro de los alérgenos más comunes en cosméticos y productos de cuidado personal destacan la parafenilendiamina, utilizada en tintes para el cabello, las mezclas de fragancias, presentes en perfumes y lociones, y los conservantes como el Kathon CG, que se encuentran en humectantes y jabones. Estos compuestos pueden generar reacciones alérgicas persistentes, agravadas por el uso continuo de los productos que los contienen (8; 9).
Un tipo particular de dermatitis de contacto es la fotodermatitis de contacto, en la cual las reacciones inflamatorias cutáneas ocurren tras la exposición a la luz solar. Estas pueden manifestarse como reacciones fototóxicas, en las que la sustancia sensibilizante provoca daño celular directo tras la activación por la radiación ultravioleta, o como respuestas fotoalérgicas, en las que el sistema inmunológico reacciona ante un agente químico activado por la luz (6).
Algunos ingredientes cosméticos tienen propiedades fotosensibilizantes y pueden desencadenar fotodermatitis cuando la piel entra en contacto con la luz solar. Entre ellos, se encuentran ciertas fragancias y colorantes, los cuales pueden provocar reacciones inflamatorias visibles tras la exposición al sol, agravando los síntomas de la dermatitis de contacto y aumentando el riesgo de hiperpigmentación residual (6).
Factores de riesgo y predisposición:
Los cosméticos contienen una amplia variedad de compuestos químicos que pueden actuar como alérgenos y desencadenar dermatitis de contacto alérgica en individuos susceptibles. Entre estos alérgenos destacan las fragancias, los conservantes y los aditivos colorantes, los cuales pueden generar reacciones cutáneas adversas. En particular, las ceras depilatorias han sido identificadas como una fuente común de sensibilización debido a la presencia de compuestos como la vitamina E, la colofonía y extractos botánicos, los cuales pueden inducir reacciones inflamatorias en la piel (2). La exposición repetida a estos ingredientes aumenta el riesgo de desarrollar sensibilización, especialmente en personas con alteraciones en la barrera cutánea, como aquellas que ya padecen dermatitis de contacto irritativa (10).
Además de los componentes químicos de los cosméticos, la predisposición genética juega un papel fundamental en la susceptibilidad a la dermatitis de contacto alérgica. Se ha identificado que ciertos polimorfismos genéticos en el TNFα y en la IL-16 pueden potenciar la respuesta inmunitaria a los alérgenos, aumentando la probabilidad de desarrollar reacciones alérgicas tras la exposición repetida (10). A nivel inmunológico, algunos factores sistémicos han mostrado un papel protector, como el TNFS11, mientras que otros, como la IL-9 y el GROα, se han asociado con una progresión más agresiva de la enfermedad (11).
El estado de la barrera cutánea también es un factor determinante en la probabilidad de sensibilización. Aquellas personas con dermatitis atópica o piel inflamada presentan una mayor permeabilidad cutánea, lo que facilita la penetración de los alérgenos y aumenta el riesgo de desarrollar dermatitis de contacto alérgica (10). En contraste, una piel intacta y bien hidratada puede actuar como una barrera protectora, reduciendo significativamente la exposición de las células inmunitarias a estos compuestos sensibilizantes (12).
Otro factor clave en la aparición de dermatitis de contacto alérgica es la exposición acumulativa a los alérgenos, especialmente en contextos laborales donde el contacto con sustancias sensibilizantes es frecuente. Profesionales del cuidado de los pies, por ejemplo, están expuestos de manera constante a alérgenos presentes en cosméticos y desinfectantes, lo que ha resultado en una mayor incidencia de dermatitis ocupacional en este grupo. Asimismo, la edad y el sexo pueden influir en el riesgo de desarrollar la enfermedad, ya que ciertos grupos demográficos tienen una mayor exposición a productos cosméticos específicos debido a su estilo de vida o actividades laborales (13).
Diagnóstico y evaluación clínica:
El historial de uso de cosméticos es una herramienta clave para detectar alérgenos específicos que pueden haber desencadenado la reacción cutánea. La revisión de los productos aplicados en la piel permite establecer patrones de exposición y relacionar ingredientes específicos con los síntomas. Por ejemplo, se ha documentado el caso de un paciente que, tras el uso repetido de tintes para el cabello, desarrolló una dermatitis de contacto alérgica a la parafenilendiamina (PPD), uno de los principales sensibilizantes presentes en estos productos (14).
Los signos y síntomas característicos de la dermatitis de contacto alérgica incluyen eritema, prurito y lesiones eccematosas, que suelen manifestarse en la zona de contacto con el producto sensibilizante. En algunos casos, los síntomas pueden ser similares a los de otras afecciones dermatológicas o incluso a reacciones sistémicas. Se ha descrito que la exposición al peróxido de benzoílo, un ingrediente común en productos para el acné, puede desencadenar síntomas que imitan la anafilaxia, dificultando el diagnóstico diferencial (15).
Para confirmar la presencia de sensibilización a un alérgeno específico, las pruebas con parche son el método diagnóstico de referencia. Estas pruebas consisten en la aplicación controlada de potenciales alérgenos sobre la piel del paciente, observando la aparición de reacciones cutáneas en un período de varios días. Se han documentado múltiples casos en los que se han obtenido reacciones positivas a la PPD y al sulfato de níquel, lo que ha permitido confirmar la alergia y orientar las medidas preventivas en los pacientes afectados (14; 16).
Un aspecto fundamental en la evaluación clínica es el diagnóstico diferencial, ya que la dermatitis de contacto alérgica puede confundirse con otras dermatosis. La dermatitis atópica y la dermatitis de contacto irritativa presentan síntomas similares, pero su fisiopatología y desencadenantes son distintos. Mientras que la dermatitis atópica tiene un componente genético y afecta principalmente a pacientes con alteraciones en la barrera cutánea, la dermatitis de contacto irritativa no involucra un proceso inmunológico, sino una reacción inflamatoria directa a sustancias agresivas. La diferenciación entre estas afecciones se basa en el historial clínico del paciente y en los resultados de las pruebas con parche, que permiten confirmar la presencia de sensibilización a un alérgeno específico (14; 16).
Estrategias de manejo y tratamiento:
Uno de los aspectos clave en la prevención es leer detenidamente las etiquetas y seleccionar productos formulados sin ingredientes de alto potencial alergénico. Algunos compuestos ampliamente relacionados con la dermatitis de contacto incluyen la metilisotiazolinona y los sulfitos, los cuales han sido identificados como agentes sensibilizantes comunes en cosméticos y productos de cuidado personal (17; 18)
En respuesta a la creciente preocupación por la seguridad en los productos cosméticos, diversas regulaciones han sido implementadas para restringir el uso de ciertos alérgenos. La Unión Europea ha prohibido el uso de metilisotiazolinona en productos que no se enjuagan, debido a su alta capacidad sensibilizante (19). Además, las certificaciones de productos hipoalergénicos brindan una guía confiable para la selección de cosméticos más seguros, ayudando a los consumidores a evitar ingredientes potencialmente irritantes (20).
En los casos en los que la dermatitis de contacto ya se ha desarrollado, el tratamiento farmacológico juega un papel esencial en la reducción de la inflamación y el alivio de los síntomas. Los corticosteroides tópicos y sistémicos son comúnmente prescritos en casos graves para controlar la inflamación y el prurito, permitiendo la recuperación de la piel. Sin embargo, el uso prolongado de esteroides puede estar asociado con efectos adversos, por lo que en ciertas situaciones se recomiendan inhibidores de la calcineurina, especialmente para el tratamiento de áreas sensibles como el rostro. Estos agentes proporcionan una alternativa eficaz sin los efectos secundarios relacionados con los corticosteroides (18).
Además de la terapia farmacológica, el fortalecimiento de la barrera cutánea es un componente esencial en la prevención y el manejo de la dermatitis de contacto. El uso de emolientes y protectores cutáneos ayuda a restaurar la integridad de la piel, reduciendo su vulnerabilidad ante irritantes y alérgenos. La hidratación adecuada alivia la sequedad y el daño dérmico asociado con la enfermedad, favoreciendo la regeneración de la piel (21).
Establecer rutinas dermatológicas adecuadas también es fundamental para minimizar el impacto de los cosméticos en la piel. La limpieza con productos suaves y la aplicación regular de hidratantes contribuyen a mantener una barrera cutánea saludable, reduciendo la probabilidad de reacciones adversas (21).
Impacto de la regulación y educación en el consumidor:
La regulación de los ingredientes cosméticos y el etiquetado desempeñan un papel fundamental en la seguridad de los productos de cuidado personal, garantizando que los consumidores no se expongan a sustancias con alto potencial sensibilizante. En la Unión Europea, la legislación exige que todos los ingredientes de los cosméticos sean sometidos a evaluaciones rigurosas para determinar su capacidad de provocar sensibilización cutánea. Este proceso se aplica tanto a los ingredientes altamente regulados como a aquellos percibidos como menos tóxicos, utilizando métodos científicamente validados para evaluar su seguridad en condiciones de uso previsibles (20
Dentro de los ingredientes más estudiados por su potencial alergénico se encuentra la metilisotiazolinona, un conservante ampliamente utilizado en productos de cuidado personal. Debido a su alta capacidad sensibilizante, ha sido identificada como una de las principales causas de DCA, lo que resalta la necesidad de mantener una supervisión reglamentaria estricta para reducir la incidencia de reacciones adversas en la piel (22).
Además, el Reglamento de Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas en la UE establece métodos de referencia para la evaluación de la toxicidad química, garantizando que los ingredientes utilizados en cosméticos cumplan con estándares de seguridad. Estos marcos regulatorios permiten gestionar de manera efectiva los riesgos asociados a los productos cosméticos y asegurar que los consumidores tengan acceso a opciones más seguras (20).
Sin embargo, más allá de las regulaciones oficiales, la educación del consumidor es un pilar esencial en la prevención de la dermatitis de contacto. Informar a los consumidores sobre los posibles alérgenos en los cosméticos y fomentar el uso seguro de estos productos ayuda a minimizar la incidencia de reacciones adversas. Muchas personas asumen erróneamente que los productos de belleza contienen sustancias altamente sensibilizantes, lo que pone en evidencia la necesidad de herramientas de gestión de riesgos y estrategias de concienciación para una mejor toma de decisiones al momento de seleccionar productos de cuidado personal (20).
El auge de los cosméticos sintéticos, impulsado en gran medida por las redes sociales y las tendencias de belleza, también refuerza la importancia de la educación sobre los riesgos asociados con el uso indiscriminado de productos químicos. Paralelamente, la promoción de alternativas naturales se ha convertido en un factor clave en la industria cosmética, aunque no todos los compuestos naturales están exentos de provocar reacciones adversas. Esto subraya la necesidad de informar a los consumidores sobre los beneficios y limitaciones de cada tipo de producto, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre su rutina de cuidado personal (23).
En este contexto, los dermatólogos desempeñan un papel fundamental al orientar a los consumidores en la selección de productos cosméticos seguros. A través de la identificación de alérgenos y la prestación de asesoramiento personalizado, pueden ayudar a los pacientes a evitar sustancias sensibilizantes y prevenir brotes de dermatitis de contacto. Esta orientación es especialmente importante en poblaciones que históricamente han sido menos conscientes de los riesgos dermatológicos, como los hombres, quienes han incrementado significativamente el uso de productos de cuidado personal. En algunos casos, la exposición a ciertos alérgenos específicos en estos productos ha sido vinculada con enfermedades subyacentes, lo que refuerza la importancia de contar con un monitoreo adecuado de los ingredientes (22).
Por último, la colaboración entre dermatólogos, organismos reguladores y consumidores es crucial para fortalecer la protección de la salud pública en relación con el uso de productos cosméticos. Al mejorar la comunicación y la transparencia en la industria, se pueden desarrollar estrategias más efectivas para garantizar la seguridad de los cosméticos y fomentar una cultura de consumo informado. La combinación de regulaciones estrictas, educación y asesoramiento profesional permite minimizar los riesgos de sensibilización cutánea y promover prácticas de cuidado personal más seguras (23).
Conclusiones:
La dermatitis de contacto es una afección cutánea frecuente cuyo diagnóstico preciso depende de una evaluación clínica detallada y el uso de pruebas con parche para identificar los alérgenos responsables. La prevención juega un papel fundamental, ya que la identificación temprana de sustancias sensibilizantes y la educación del consumidor pueden reducir significativamente la incidencia de reacciones adversas a los cosméticos y productos de cuidado personal.
Los ingredientes presentes en los cosméticos, como fragancias, conservantes y colorantes, pueden desencadenar dermatitis de contacto en individuos predispuestos. Las regulaciones en la Unión Europea han establecido normativas estrictas para controlar el uso de estos compuestos, restringiendo aquellos con alto potencial sensibilizante. Sin embargo, es crucial seguir promoviendo la educación del consumidor para garantizar el uso seguro de estos productos y evitar exposiciones innecesarias a alérgenos.
Los dermatólogos desempeñan un papel esencial en el diagnóstico, tratamiento y prevención de la dermatitis de contacto. A través del asesoramiento personalizado, pueden orientar a los pacientes en la selección de productos cosméticos seguros, recomendar estrategias de cuidado de la piel y fomentar la adopción de medidas preventivas para minimizar la exposición a alérgenos. Además, su colaboración con organismos reguladores y la industria cosmética es clave para mejorar la seguridad de los productos y proteger la salud dermatológica de la población.
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