– Grado I: menos de un 5%.
– Grado II: más de un 5% pero menos de un 50%.
– Grado III: más del 50%9.

Adenocarcinoma in situ de cérvix
Adenocarcinoma de cérvix de tipo endocervical
SINTOMATOLOGÍA
En las etapas precoces, el cáncer de cérvix es asintomático. En las etapas más avanzadas los síntomas principales son: metrorragia, leucorrea y dolor. Al principio la metrorragia será en forma de manchas que la paciente relacionará con el coito, con esfuerzos físicos, e incluso con defecación dificultosa. Lamentablemente, en muchos casos la pérdida sanguínea no se produce hasta que la enfermedad está muy avanzada.
Al inicio puede aparecer un flujo anormal, por lo general oscuro, aun antes de que aparezca la hemorragia, especialmente en el caso del adenocarcinoma. No obstante, en un período más o menos prolongado, el flujo aparece teñido de sangre, y da al contenido vaginal un aspecto de “agua de lavado de carne”.
En estadíos avanzados aparecen otros síntomas que están en dependencia del órgano que ha sido alcanzado por el proceso. Se presentarán, además, síntomas generales como son: anemia, anorexia, pérdida de peso y astenia (5,7).
DIAGNÓSTICO ANATOMOPATOLÓGICO: técnicas inmunohistoquímicas, moleculares y genéticas.
Dado que ya se ha visto que el Virus del Papiloma Humano (VPH) puede desarrollar cáncer de cérvix (dependiendo del tipo de virus), en los últimos años se ha hecho mucho hincapié en el diagnóstico precoz, viendo un gran descenso del número de casos.
La prueba más utilizada es la denominada citología de Papanicolau junto con la llamada prueba de Virus del Papiloma Humano (VPH). El Papanicolau es una tinción que pone de manifiesto anormalidades en las células del cuello uterino. En las muestras infectadas con Virus del Papiloma Humano (VPH) se observan formas típicas de coilocitos, con núcleos aumentados dos o tres veces en comparación con la célula normal y además siendo éstos hipercromáticos. La prueba del Virus del Papiloma Humano (VPH) detecta la presencia de subtipos oncogénicos de este virus. Las pautas para realizar estas pruebas son: mujeres de 21 a 29 años: cada 3 años; mujeres de 30 a 65 años: Virus del Papiloma Humano (VPH) cada 5 o Papanicolau cada 3 años; mujeres con factores de riesgo: cada menos de 3 años; en histerectomía radical no son necesarias las revisiones a menos que dicha intervención fuese por infección de Virus del Papiloma Humano (VPH). El Papanicolau no debe realizarse cuando se está menstruando, sino 10 o 20 días después.
En cuanto a marcadores biológicos, se encuentran también la detección del ARN mensajero de E6 y E7 (VPH OncoTect®) y el estudio de la proteína del ciclo celular p16 como nuevos marcadores.
Si en alguna de las revisiones ginecológicas se detectaran anormalidades, la prueba de seguimiento para un ASC-US con una prueba positiva de Virus del Papiloma Humano (VPH), para LSIL, o para HSIL será una colposcopia, una prueba que consiste en la colocación de un colposcopio (instrumento con funciones similares a un microscopio) en la vagina echando en ella vinagre diluido, el cual teñirá de blanco las lesiones por VPH10,11.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
Prevención primaria
El uso del preservativo protege de la infección por Virus del Papiloma Humano (VPH) en un 70% de los casos (el 30% restante donde no protege se debe a la existencia de lesiones en zonas no cubiertas por el preservativo o por el mal uso del mismo).
Se cuenta con vacunas con las que tratar de prevenir la infección por Virus del Papiloma Humano (VPH). Como el trabajo tiene como base tratar el carcinoma de cérvix, hablaremos de la inmunización que atañe solamente a las mujeres; pero no debemos olvidar que el hombre también puede ser susceptible de esta colonización y puede llegar a desarrollar patologías tan serias como un cáncer de pene.
En la actualidad se utilizan dos vacunas. Gardasil® (Sanofi Pasteur MSD). Se trata de una vacuna tetravalente, frente los tipos 6, 11,16 y 18 del HPV. La otra es Cervarix® (GlaxoSmithKline), es una vacuna bivalente frente a los tipos 16 y 18 de Virus del Papiloma Humano (VPH).
Se ha observado una excelente respuesta de anticuerpos tras la inmunización con ambas vacunas. De hecho, las dos previenen más del 95% de las infecciones por Virus del Papiloma Humano (VPH) causadas por los tipos 16 y 18, y pueden dar alguna protección cruzada en relación a otros tipos de Virus del Papiloma Humano (VPH) menos frecuentes que provocan cáncer cervicouterino. La vacuna tetravalente también previene los tipos 6 y 11, responsables de las verrugas genitoanales.
La vacunación frente al Virus del Papiloma Humano (VPH) está dirigida a las niñas de 9 a 13 años de edad que todavía no sean sexualmente activas, según la OMS. La razón de elegir este rango de edad, es que las vacunas actúan mejor si se administran antes de la exposición al Virus del Papiloma Humano (VPH). Ambas vacunas requieren 3 dosis administradas en el transcurso de 6 meses. Por otra parte, es posible vacunar a las personas infectadas por el VIH (11,12,13,14).
El laboratorio GlaxoSmithKline ha presentado a la EMA en al año 2013, estudios para la autorización de la vacuna de Cervarix® con pauta de 2 dosis.