Inicio > Otras especialidades > El médico, entre la ley y la vida

El médico, entre la ley y la vida

El médico, entre la ley y la vida

A diario en mi desempeño profesional me veo enfrentada a diversas situaciones que desembocan en una disyuntiva a la cual todos los médicos le huimos. Una de esas situaciones ha aumentado desde el fallo dela corte en donde nos “obligan” a realizar procedimientos abortivos en los casos en que ellos lo consideran necesario.

El médico, entre la ley y la vida

Lizeth Andrea cadena Arroyo

Digo obligan entre comillas, porque las garantías para negarse no son muchas ya que vivimos la constante amenaza de que presenten cargos contra nosotros las diversas organizaciones dizque defensoras de la calidad de vida o del mismo gobierno el cual cada día nos da menos garantías para nuestro desempeño ,pero también nos exigen más cosas incluso dejar de lado nuestros principios y nuestros valores inculcados para decidir entre lo que para ellos está bien y para nuestra moral y el compromiso con la vida, la cual un día juramos proteger sobre todas las cosas, estaría mal.

Nuestro compromiso va más allá de leyes insulsas y voluntades amarradas con el gobernante de turno, nosotros, a mi modo de ver tenemos que colocar por encima de todo el compromiso que tenemos con Dios de preservar la vida, de hacer todo lo posible por mantenerla y cuidarla.

Siempre voy a recordar un caso que tuve cuando hasta ahora iniciaba todo el revuelo de la ley del aborto, atendí a una mujer humilde pero con una educación tradicional, ella en su primera ecografía ,que por petición del ginecólogo fue de un nivel más alto que las que aprueba el POS y se demoró en su autorización por parte de la EPS, descubrió que su hijo venía con un hipodesarrollo de sus extremidades superiores ,es decir lo más probable era que nacería sin el desarrollo total de sus brazos, lo cual le preocupaba con toda la razón. Además tenía también un desarrollo mínimo del cerebro lo que se podría reflejar en un retraso marcado del neurodesarrollo. Era su primer hijo y ella no entendía por qué si a pesar de ser humilde, tenía un hogar muy bonito y esperaban con anhelo profundo ese bebé. El ginecólogo le explicó lo que estaba pasando y ella aconsejada por el “tinterillo” de barrio decidió solicitar el aborto, basándose en el defecto físico del feto y la traducción en una baja calidad de vida. Nos dio muchas razones, entre las cuales la posición social era una de las causas primordiales de sentir temor por lo que venía, debido a que no contaban con los medios necesarios para un tratamiento y mucho menos para un cuidador, cuando los dos padres tenían que trabajar para mantenerse.

Hago en este escrito la acotación a este caso porque las mismas razones, punto por punto que le di ese día a esa madre son mi argumento para decirle siempre sí a la vida.

Ese día hable con ella y le dije que los medios diagnósticos aunque los libros hablan de un porcentaje bajo de equivocación; se podían equivocar porque quien hace la interpretación es un ser humano y todos podemos fallar.

Le expliqué que el aborto no era un procedimiento fácil de superar moralmente  y clínicamente tampoco ,aunque quieran hacerlo parecer a veces como un manicure, que lo que había dentro de ella era una vida y que había nacido del amor ,el sentimiento más grande sobre la tierra y el que precisamente impulsa mi carrera como médico para no sentirme derrotada en la lucha que iniciamos hace mucho tiempo los que sabemos que la medicina es una vocación ,contra los que  con todas las medidas adoptadas nos quieren hacer parecer como unos negociantes más de la salud.

Precisamente esa madre me dijo que tener ese bebé para ella no “era un buen negocio” y yo le pregunté si en realidad lo veía como un negocio o como la posibilidad de prolongar su existencia, como la razón de seguir adelante y de levantarse todas las mañanas o como la excusa para sentirse viva cuando se le olvide. Ella irrumpió en llanto y me dijo que la palabra negocio había salido de su familia, del abogado, del vecino pero nunca de ella, ni de su pareja.

Le conté que a través de su cordón umbilical ella ya le transmitía todos los nutrientes, que el corazón del feto ya percibía sus emociones, su tristeza, su alegría, su desesperación y que se imaginara por un momento que le podría decir su hijo si pudiera, porque ese es el gran problema de base, la corte hizo la ley, el médico decide si hace el aborto o no, la madre decide lo mismo, pero a alguien se le ha ocurrido ponerse en los pies de esa vida que se desprecia?, en aquella personita a la que se le quita la oportunidad de conocer este mundo?, que aunque imperfecto a todos nos gustó conocer, de lo contrario no nos hubiéramos quedado.

Además le conté como sería el procedimiento clínico y las consecuencias que también podría traer para ella a corto o largo plazo.

Obviamente no se me olvidaba que tampoco debo incurrir en la falta condenatoria de ser parcial con su decisión y entrar en etapa de convencimiento, ya que mi deber es dar todas las pautas, argumentos y consejos pero al fin y al cabo la decisión la toman los padres.

Al día siguiente supe que a pesar de las múltiples presiones que provenían de todos los lados ,incluso de los medios, habían decidido tener el bebé .En ese momento me di cuenta que me había comprometido tanto con el caso que sabía que si las cosas no salían bien me iban a tachar como responsable ,pero sin embargo decidí seguir el proceso de embarazo de cerca y cuál no sería mi sorpresa al final del camino ,al darme cuenta que en la última ecografía no salía ningún defecto, tuve el privilegio de asistir al parto donde con mis propios ojos verifiqué que el bebé venía sin ningún defecto físico y no se veía a simple vista un defecto neurológico.

Hoy en día M……. tiene 2 años y es un niño completamente normal, en su último control de crecimiento y desarrollo le encontré incluso un nivel más avanzado para su edad y cada vez que lo veo soy más consciente que el peor error que podemos cometer como seres humanos es sentirnos dueños de la vida.

Llámenlo milagro, error médico o de los medios diagnósticos o simplemente suerte, la vida le ganó a la ley, a la moda, al facilismo y Dios nuevamente nos comprueba que somos sólo instrumentos de él en el mundo.

Mi posición ante estos asuntos aunque pueda parecer muy egoísta, muy centralizada o muy parcializada me hace sentir que las cosas se pueden hacer bien ,que aunque el caso que comento en este escrito puede ser uno de mil y que para mí fortuna tuvo final feliz ,yo soy de los profesionales y de las personas cuyo nombre vean tal vez en un periódico o en un noticiero amarillista acusado de no querer practicar un aborto que fue fallado en la corte por atentar contra la “calidad de vida” o debo decir contra la “ vida fácil”?.