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El paciente diabético

El paciente diabético

Resumen:

La diabetes se define como un complejo de trastornos metabólicos resultantes de alteraciones en la secreción pancreática de insulina, lo que conduce a un síndrome caracterizado por hiperglucemia crónica y alteraciones del metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas.

Autores:

  • Autora: Ana Pablos Álvarez (Grado en enfermería)
  • Segunda autora: Verónica Arias Fra (Diplomatura en enfermería)
  • Tercera autora: Jessica Suárez Arduengo (Diplomatura en enfermería)

 

Palabras clave: diabetes mellitus, insulina, paciente diabético, complicaciones, cuidados.

Desarrollo:

Actualmente la diabetes se considera un problema de salud pública, es una de las cuatro enfermedades no transmisibles prioritarias identificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto con el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades respiratorias crónicas. Esta es una enfermedad crónica, costosa pero prevenible; sin embargo, ningún país ha encontrado todas las respuestas para hacer frente a este problema ni ha logrado revertir la prevalencia en continuo ascenso desde el año 2003.

La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. Esta situación no controlada produce un aumento del azúcar en la sangre, que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos. Existen varios tipos de diabetes, la gran mayoría corresponde a dos clases principales: la diabetes mellitus tipo 1 (conocida como insulinodependiente) y la tipo 2 (llamada no insulinodependiente).

  • Diabetes mellitus tipo 1:

Está causada por la destrucción autoinmune de las células del páncreas y se caracteriza por una producción deficiente de insulina que requiere la administración diaria de esta hormona. Se desconoce aún la causa de la diabetes de tipo 1 y no se puede prevenir con el conocimiento actual.

Habitualmente aparece en niños o adultos jóvenes, pero también puede darse en otras edades. Por lo general, suele comenzar de forma brusca, los factores de riesgo no están bien definidos pero se sabe que están implicados en su aparición factores genéticos, autoinmunes y ambientales. Los pacientes son propensos a sufrir otras alteraciones del sistema inmunitario.

  • Diabetes mellitus tipo 2:

Aunque puede aparecer a cualquier edad, frecuentemente está asociada a una fuerte predisposición genética; es habitual que comience en la edad adulta, después de los 40 años. Hasta hace poco sólo se observaba en adultos, pero en la actualidad también se está manifestando en niños.

Está caracterizada por la resistencia a la insulina y se asocia a un déficit relativo de producción de esta sustancia por el páncreas. La obesidad está presente en el 80% de los pacientes que la padecen. El riesgo de desarrollar esta enfermedad aumenta con la edad, el peso y la falta de actividad física. Es más frecuente en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional y en individuos con hipertensión o trastornos del metabolismo de las grasas, representando el 90-95% del total de casos de diabetes mellitus. Los pacientes no precisan insulina, aunque pueden requerirla para conseguir controlar el nivel de glucosa en caso de mal control de la enfemedad.

  • Diabetes gestacional:

Comienza o se diagnostica por primera vez durante el embarazo, aparece entre un 2 y un 5% de las gestantes. Habitualmente corren más riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto aunque recobran el estado de normalidad tras el parto, estas mujeres tienen a corto, medio o largo plazo mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Los principales factores de riesgo son la obesidad y los antecedentes familiares.

Factores de riesgo:

– Modificables (los que se pueden cambiar): sobrepeso y obesidad, inactividad física o sedentarismo; niveles elevados de colesterol, tabaquismo, exceso de alcohol, HTA.

– No modificables: raza, el riesgo aumenta con la edad, factores genéticos, diabetes gestacional, otras enfermedades o tratamientos.

Síntomas:

Son consecuencia de las repercusiones que origina la falta de insulina a nivel de las células de los distintos tejidos diana: hígado, músculo y tejido adiposo. El déficit de insulina y/o la pérdida de su eficacia de acción a nivel de estos tejidos, originará una serie de alteraciones metabólicas en cadena. De esta manera, ni la glucosa procedente de los alimentos, ni la producida por el hígado puede ser metabolizada por las células y se establece una situación de hiperglucemia la cual da lugar a los síntomas principales de la enfermedad, que son los siguientes:

  • Poliuria: es el aumento exagerado de la diuresis, es la manifestación clínica más frecuente y precoz. Se produce una importante diuresis osmótica (3-4 litros al día), con eliminación excesiva de orina de elevada densidad durante el día y la noche (nicturia).
  • Polidipsia: es el incremento de sed, un mecanismo para contrarrestar la poliuria y evitar la deshidratación. La intensidad de la poliuria y la polidipsia puede variar en relación con el nivel de glucemia.
  • Polifagia: el exceso de apetito de los diabéticos es el reflejo del “hambre” de glucosa que tienen las células y traduce la insuficiente penetración de esta glucosa en los distintos tejidos. La glucosuria implica una pérdida de “ energía calórica” en forma de glucosa a través de la orina, necesario de compensar.
  • Astenia: el cansancio es consecuencia de la alteración del metabolismo de la glucosa a nivel de las células musculares. El deficiente aprovechamiento de las proteínas y de las grasas, como la disminución del glucógeno en hígado y músculo, contribuyen al agotamiento progresivo de la persona diabética.
  • Pérdida de peso: consecuencia de la pérdida de energía mediada por la glucosuria. La falta del efecto anabólico de la insulina en los tejidos como la disminución de la lipogénesis y el aumento de la lipólisis en el tejido adiposo, así como la proteolisis aumentada y la disminución de la síntesis de proteínas, colaboran significativamente en la pérdida de peso del paciente.
  • Otros síntomas: