Inicio > Neurología > Estenosis de canal lumbar > Página 2

Estenosis de canal lumbar

Verbiest fue el primero que valoró el grado de estenosis en radiografía simple (Rx). Actualmente la Rx simple tiene valor en los casos de escoliosis y espondilolistesis degenerativas asociadas a estenosis. En estas patologías puede ser de ayuda la realización de estudios radiológicos funcionales en el plano frontal y lateral, para valorar la flexibilidad de la curva escoliótica y el desplazamiento de una listesis.

Hasta la introducción de la mielografía, el concepto de estenosis de canal lumbar se basaba únicamente en las mediciones radiológicas. Con la mielografía comienza a ser importante la implicación de las partes blandas y la postura en el diagnóstico. La técnica consiste en colocar contraste radiopaco dentro del saco dural seguido de un estudio radiográfico, ya sea una radiografía simple o una TAC, en busca de defectos de llenado. La ventaja de esta técnica es la  visualización completa de la columna lumbar y el cono medular y la posibilidad de realizar estudio dinámico.

La principal ventaja de la mielografía es que el estudio se puede realizar de pie, y se pueden aplicar momentos de flexión/extensión para simular mejor el grado de estenosis lumbar bajo cargas fisiológicas. Hay varias desventajas en el estudio, pero la más importante es la naturaleza invasiva del examen. Además, la restricción del flujo de contraste distal al sitio de un nivel gravemente estenótico puede limitar la visualización de los niveles caudales. Aunque la mielografía ha demostrado mejor índice de diagnóstico que la TAC en la estenosis de canal central, actualmente la mielografía se reserva para casos de estenosis de canal con grandes deformidades y para valoración de estenosis dinámicas no objetivables por otros métodos.

La aparición de la tomografía axial computerizada  (TAC) desplazó rápidamente a la mielografía en el estudio del canal lumbar. Las ventajas de la TAC son evidentes ya que permite una buena reconstrucción tridimensional del tamaño y la forma del canal central; aporta una mejoría sustancial en el estudio del receso lateral y el foramen; es una exploración no invasiva y ambulatoria y se puede complementar con la mielografía (Mielo-TAC) para mejorar la agudeza diagnóstica (91%). Todas estas razones hacen que la TAC sea esencial en el estudio de las estenosis con gran componente óseo.

Con la aparición de la TAC se dio más importancia al área del canal que a los diámetros. La sección que se considera para diagnóstico de estenosis de canal es de 100 mm2, lo que se considera crítico es un área de 77 ± 13 mm. Se considera estenosis lateral relativa si el receso mide menos de 5 mm y estenosis lateral absoluta si mide menos de 3 mm. Los problemas de la TAC son los siguientes: el porcentaje de falsos positivos es alto6, es una exploración sujeta a la interpretación del radiólogo y aunque la valoración de la estructura ósea es excelente, no es tanto el estudio de las partes blandas (disco, ligamento amarillo y raíces). La introducción de la TAC helicoidal ha sido muy positiva para el estudio de la estenosis en presencia de deformidades, permitiendo la valoración precisa de los recesos laterales y forámenes en estos casos.

La  utilización de la resonancia magnética (RM) ha supuesto un salto cualitativo importante en el diagnóstico de la estenosis de canal lumbar por ser una exploración no invasiva, ambulatoria, no emite radiación ionizante y permite el estudio detallado de las partes blandas y la grasa epidural en ambos planos. Sus inconvenientes se reducen a los de tipo psicológico como la claustrofobia, la interferencia con implantes metálicos y, en dependencia de la tecnología aplicada, que los cortes no pueden ser menores de 5 mm.

La RM ha demostrado por lo menos la misma seguridad diagnóstica que la mielo-TAC. En las imágenes en T1 se valoran el tamaño y la forma del canal medular y el foramen y el cono medular. Las imágenes en T2 permiten el estudio de la interfase entre el saco dural y las dimensiones del canal. La valoración de la RM en pacientes mayores de 60 años debe ser precavida y relacionarla con la sintomatología clínica porque los falsos positivos son frecuentes. Se han realizado estudios para la realización de RM funcional, aunque las conclusiones no son todavía definitivas, puede ser una vía de diagnóstico en estenosis con componente dinámico. Actualmente la RM es la exploración de elección para el estudio de la estenosis de canal, que se puede complementar con la TAC para el estudio detallado del canal lateral y la artrosis facetaria y con la mielografía en los casos de sospecha de estenosis dinámica.

También son importantes las exploraciones neurofisiológicas, destacamos:

La electromiografía (EMG): los resultados electromiográficos en la estenosis de canal son muy variables. Puede ser una exploración normal en casos de estenosis de canal con síndrome clínico y presentar anomalías bilaterales con clínica unilateral. El problema del EMG es que valora la parte motora de la raíz y la sintomatología y patología de la estenosis de canal es fundamentalmente una afectación sensitiva.

Los potenciales evocados somatosensoriales (PESSs): tienen gran utilidad en el diagnóstico y control intraoperatorio de la estenosis de canal con claudicación neurológica, ya que valoran el componente sensitivo de los nervios. Se ha estudiado la validez de los PESSs en reposo y tras el ejercicio se ha demostrado no sólo su utilidad en el diagnóstico de la estenosis de canal sino también en el diagnóstico diferencial entre claudicación neurológica y vascular.

Importante tener en cuenta el diagnóstico diferencial. Brevemente los problemas más importantes que diferenciar de la ECL son: la artrosis lumbar, la claudicación vascular de la que ya hablamos anteriormente, sacrileítis y coxartrosis, otras neuropatías de diferente etiología y también destacar la estenosis cervical y lumbar asociadas.

Tratamiento

Alrededor del 20% de los pacientes con estenosis de canal no precisan ni tratamiento médico ni quirúrgico. Con recomendaciones sobre ergonomía e higiene acerca de las actividades y posturas puede ser suficiente. Por ejemplo, dormir en decúbito prono con almohada bajo el abdomen o en supino con flexión de caderas y rodillas, evitar las posturas en extensión de la columna lumbar, disminuir el perímetro de marcha e ir en bicicleta pueden evitar los síntomas de claudicación neurógena.

Tratamiento conservador

El tratamiento conservador consiste en ergonomía laboral y diaria, terapias físicas, medicación, infiltraciones corticoides, bloqueos facetarios y bloqueos epidurales de los que hablaremos a continuación.

Para el tratamiento del dolor asociado a la estenosis de canal se han utilizado salicilatos, analgésicos, AINEs, relajantes musculares y antidepresivos. Existe una moderada evidencia de que los AINEs son efectivos, sin embargo, la efectividad de los miorrelajantes y paracetamol es de una evidencia limitada. Los antidepresivos, que han demostrado una acción evidente sobre la depresión, no parecen tener efecto sobre el dolor lumbar crónico. No se han encontrado evidencias de que el tratamiento farmacológico sea efectivo en los síntomas neurológicos producidos por la estenosis de canal, aunque han sido publicados resultados contradictorios en el tratamiento con calcitonina. El efecto de los corticoides sobre el dolor neuropático es el efecto directo sobre el proceso inflamatorio que acompaña siempre a la radiculopatía y otros mecanismos todavía no bien conocidos. La posible acción de los corticoides es mayor en las infiltraciones epidurales que administrados por vía oral.

La manipulación en la estenosis de canal es un tema controvertido, está contraindicada ante la presencia de claudicación neurógena o radiculalgia. Así mismo también lo es el uso de corsés, se recomiendan ortesis rígidas para reducir la lordosis lumbar.

También importante es el ejercicio físico, el objetivo de los ejercicios es el estiramiento, fortalecimiento, acondicionamiento y educación postural. Los ejercicios encaminados a mejorar la lordosis lumbar son beneficiosos, por lo que debe insistir en ejercicios en flexión que mejoren la flexibilidad lumbar y potencien los músculos isquiotibiales, flexores de la cadera y abdominales. También se recomienda realizar ejercicios de acondicionamiento y terapia acuática. La intensidad y frecuencia de los ejercicios debe realizarse según la tolerancia al dolor y física de cada paciente, la afectación de otras articulaciones (cadera, rodilla) y la tolerancia cardiovascular y respiratoria. Como un gran número de pacientes con estenosis de canal superan los 60 años, esta terapéutica debe ser supervisada.

El calor local, el frío y terapéuticas con láser, infrarrojos, corrientes de frecuencia (onda corta, diatermia y radarterapia) magnetoterapia, ultrasonidos y estimulación eléctrica transcutánea del nervio (TENS) tienen un efecto relajante y analgésico sobre el dolor lumbar, aunque no se ha demostrado su efectividad en el tratamiento sobre la claudicación neurógena, salvo los ultrasonidos y la TENS.

Se han publicado buenos resultados clínicos tras el tratamiento con inyecciones epidurales (corticoide y anestésico) en casos de estenosis de canal, sobre todo si la radiculopatía era el síntoma fundamental. El problema suele ser el corto tiempo de duración de la respuesta, ya que no se actúa sobre ningún aspecto fisiopatológico de la estenosis de canal lumbar. Las infiltraciones pueden ser interlaminares, caudales o transforaminales. La elección depende del nivel de estenosis y de la práctica. Si el nivel de estenosis es único y los síntomas son unilaterales se puede comenzar por una infiltración transforaminal. Las infiltraciones siguientes deben realizarse según la respuesta clínica y el nivel de compresión. En cuanto a la técnica recomienda control radioscópico y la introducción de contraste para la buena localización de las estructuras. También se han realizado con control TAC.

Tratamiento quirúrgico

La estenosis de canal es la primera causa de cirugía lumbar en pacientes con más de 60 años. La historia natural de la estenosis de canal sintomática suele tener una buena respuesta al tratamiento conservador, pero si este falla a las 2-3 meses se debe considerar el quirúrgico.

Los objetivos de la cirugía son el alivio del dolor, el aumento de la movilidad y la prevención o mejoría del déficit neurológico. Una descompresión completa de todos los nervios implicados y la preservación de la estabilidad de la columna son fundamentales para prevenir el fracaso de la cirugía. El grado de dolor y discapacidad del paciente, los estudios de imagen y el fracaso del manejo conservador indican la necesidad de cirugía.

Para el tratamiento quirúrgico la selección del paciente es fundamental para obtener un buen resultado. El mejor candidato es aquel que presenta claudicación neurogénica, empeoramiento de la sintomatología de MMII con la deambulación y con la hiperextensión de la columna. La estenosis de recesos se acompaña con frecuencia de radiculopatía. Los pacientes con dolor lumbar primario no suelen experimentar una mejoría ostensible tras la cirugía, y los que asocian claudicación junto con la clínica lumbar no suelen mejorar tras la intervención.

La descompresión, laminectomía lumbar sin fusión, está indicada en aquellos pacientes con estenosis sin inestabilidad en los estudios dinámicos. Debemos considerar asociar una fusión en pacientes con espondilolistesis degenerativa, escoliosis degenerativa o listesis lateral. Aquellos pacientes con escoliosis degenerativa que precisan descompresiones multinivel deben acompañarse de fusión para prevenir el agravamiento de la escoliosis en el postoperatorio. Existe una variedad de procedimientos descompresivos disponibles dependiendo de las diversas enfermedades.

La descompresión se puede limitar a una laminotomía unilateral de un solo nivel o laminectomía bilateral multinivel con foraminotomías bilaterales. Los estudios de imagen preoperatorios deben ser concordantes con los síntomas del paciente. Aquellos niveles raquídeos que se correlacionan con los síntomas del paciente deben ser descomprimidos. Existe cierta controversia sobre si los niveles estenóticos, pero no sintomáticos pudiendo ser asintomáticos en el futuro, deben ser descomprimidos. Por otra parte, manipular dichos niveles puede dar lugar a complicaciones o favorecer su degeneración. Una descompresión inadecuada puede dar lugar a un deterioro a medio-largo plazo en los resultados clínicos después de una cirugía que inicialmente tuvo éxito puede ser una causa de fracaso de la cirugía o requerir procedimientos quirúrgicos adicionales.

Otra técnica utilizada es la cirugía mínimamente invasiva (MIS) En una MIS se emplean separadores tubulares y líneas de marcas en la piel. Los primeros permiten reducir la eliminación de tejidos musculares y tejidos blandos en general; las marcas permiten un acceso anatómico de profundidad con incisión en piel más pequeña y más precisa. En pacientes obesos los beneficios son muy elevados. La correcta ubicación del separador tubular se hace con la ayuda de fluoroscopio lateral, que localiza la incisión inicial de la piel y angula el separador hacia la faceta lumbar.

Actualmente se ha introducido un tratamiento alternativo en forma de procedimiento mínimamente invasivo consistente en la implantación de dispositivos interespinosos (IS). El objetivo de estos dispositivos es dar cierto grado de extensión en el nivel estenosado y limitar la extensión del segmento, a fin de aliviar los síntomas causados por la ECL. A pesar de la entusiasta aceptación inicial de este método y el aumento mundial en la implantación de este tipo de dispositivos, existen pocos estudios clínicos de calidad respecto a su utilización. Los IS son recomendados para estenosis leve-moderada.

Los objetivos principales de la instrumentación son la corrección de las deformidades, estabilizar la columna vertebral y mejorar la tasa de fusión. Las indicaciones para la adición de instrumentación después de la descompresión y fusión para la estenosis lumbar son las siguientes: la corrección de una deformidad flexible o progresiva, la fusión de dos o más segmentos de movimiento, la estenosis espinal recurrentes con espondilolistesis y la presencia de inestabilidad translacional o angular. Aunque no existe consenso en qué tipo de estenosis lumbar se beneficia de la descompresión (si el tratamiento no quirúrgico no ha fracasado), las recomendaciones para la fusión o estabilización son menos claras. Los objetivos para la fusión son el alivio del dolor lumbar y la eliminación de la inestabilidad. Los objetivos para la estabilización son promover la fusión y corrección de las deformidades de la presencia de escoliosis o listesis. En general, la fusión con o sin implantes se recomienda para las siguientes condiciones asociadas: espondilolistesis degenerativa, inestabilidad iatrogénica y escoliosis o cifosis degenerativa.

Bibliografía

1.-Valesin Filho ES, Hidetoshi Ueno L, Borges Cabral LT, Masayuki Yonezaki A, Junqueira Nicolau R, Reis Rodríguez LM. Estudo prospectivo de avaliação de dor e incapacidade de pacientes operados de estenose de canal lombar com seguimento mínimo de dois anos. Columna. 2009 Oct-Dec;8(4):390–4.

2.- Genevay S, Atlas JS. Lumbar Spinal Stenosis. Best Pract Res Clin Rheumatol. [Internet]. 2010 Apr [citado 15 Sep 2012];24(2):[aprox. 12 p.].

3.-Reis Rodríguez LM, Hidetoshi Ueno F, Noburo Fujiki E. Prospective-comparative study between pseudarthrosis and bone fusion in lumbar stenosis. Acta ortop bras [Internet]. 2011 Jun [citado 15 Sep 2012];19(3):[aprox. 10 p.].

4.- . Truumees E. Spinal stenosis: pathophysiology, clinical and radiologic classification. Instr Course Lect. 2005;54:287-302.

5.- Kamran Majid. Pathophysiology, clinical presentation, natural history, and review of the SPORT trials. Semin Spine Surg. 2013;25:228-33.

6.- Tsutsumimoto T, Shimogata M, Yui M, et al. The natural history of asymptomatic lumbar canal stenosis in patients undergoing surgery for cervical myelopathy. J Bone Joint Surg Br. 2012;3:378-84.

7.- . Verbiest H. Results of surgical treatment of idiopathic devel- opmental stenosis of the lumbar vertebral canal. A review of twenty-seven years’ experience. J Bone Joint Surg Br. 1977;59:181-8.

8.- Chourdhry OJ, Christiano LD, Singh R, Golden BM, Liu JK. Bone morphogenic protein-induced inflammatory cyst formation after lumbar fusion causing nerve root compression. J Neurosurg Spine. 2012;16:296-301.

9.- Chen NF, Smith ZA, Stiner E, Armin S, Sheikh H, Khoo LT. Symptomatic ectopic bone formation after off-label use of recombinant human bone morphogenetic protein-2 in transforaminal lumbar interbody fusion. J Neurosurg Spine. 2010;12(1):40-6.

10.-Wong DA, Kumar A, Jatana S, Ghiselli G, Wong K. Neurologic impairment from ectopic bone in the lumbar canal: a potential complication of off-label PLIF/TLIF use of bone morphogenetic protein-2 (BMP-2). Spine J. 2008;8(6):1011-8.

11.-Heller JG, Ghanayem AJ, McAfee P, Bohlman HH. Iatrogenic lumbar spondylolisthesis: treatment by anterior fibular and iliac arthrodesis. J Spinal Disord. 2000;13(4):309-18.

12.-Maurer SG, Wright KE, Bendo JA. Iatrogenic spondylolysis leading to contralateral pedicular stress fracture and unstable spondylolisthesis: a case report. Spine (Phila Pa 1976). 2000;25:895-8.

13.- . Kaupplia LI. Ingrowth of blood vessels in disc degeneration: angiographic and histological studies of cadaveric spines. J Bone Joint Surg Am. 1995;77:26-31.

14.- Abbas J, Hamoud K, Masharawi YM. Ligamentum flavum thickness in normal and stenotic lumbar spines. Spine. 2010;35(12):1225-30.

15.-Altinkaya N, Yildirim T, Demir S, et al. Factors associated with the thickness of the ligamentum flavum: is ligamentum flavum thickening due to hypertrophy or buckling? Spine. 2011;36(16):E1093-7.

16.-Kelly J, Lim C, Kamel M, Keohane C, O’Sullivan M. Tophacheous gout as a rare cause of spinal stenosis in the lumbar region. Case report. J Neurosurg Spine. 2005;2:215-7.

17.-Lam HY, Cheung KY, Law SW, Fung KY. Crystal arthropathy of the lumbar spine: a report of 4 cases. J Orthop Surg (Hong Kong). 2007;15:94-101.

18.-Yayama T, Baba H, Furusawa N, et al. Pathogenesis of calcium crystal deposition in the ligamentum flavum correlates with lumbar spinal stenosis. Clin Exp Rheumatol. 2005;23:637-43.

19.-Marelli C, Perennou D, Cyteval C, et al. Amyloidosis-related cauda equina compression in long-term hemodialysis patients. Three case reports. Spine (Phila Pa 1976). 1996;21:381-5.

20.-Oikonomou A, Birbilis T, Gymnopoulou E, Prassopoulos P. Paget disease of the spine manifested by thoracic and lumbar epidural lipomatosis: magnetic resonance imaging findings. Spine (Phila Pa 1976). 2007;32:E789-92.

21.-Verbiest H. A radicular syndrome from developmental narrowing of the lumbar vertebral canal. J Bone Joint Surg, 36B (1954), pp. 230-7.

22.- Verbiest H. Results of surgical treatment of idiopathic developmental stenosis of the lumbar vertebral canal. A review of twenty-seven years’ experience. J Bone Joint Surg, 59B (1977), pp. 181-9.

23.-Modi.c,M,Masaryk T,Boumphrey F,Goormastic M,Bell G. Lumbar herniated disc and canal stenosis: Prospective evaluation by surface coil MR, CT and Myelography. AJR Am. J. Roentgenol, 147 (1986), pp. 757-65.

24.-Bolender NF,Schonstrom M,Spencer DM. Role of computed tomography and myelography in central spinal stenosis. J Bone Joint Surg, 67A (1985), pp. 240-6.

25.-Saint-Louis LA. Lumbar spinal stenosis assessment with computed tomography, magnetic resonance imaging, and myelography. Clin Orthop, 384 (2001), pp. 122-36.

26.-Spinal Stenosis. Pathophysiology. Philadelphia: Saunders. The Spine 1999;779-96.

27.- Elsberg CA. Experiences in spinal surgery. Obsevations upon 60 laminectomies for spinal disease. Surg Gynecol Obstet, 16 (1913), pp. 117-32.

28.-Schonstrom N,Bolender NF,Spengler DM,Hansson TH. The phathomorphology of spinal stenosis as see on CT scan of the lumbar spine. Spine, 10 (1985), pp. 806-11.

29.-Weisel SW. A study of computer assisted tomography: the incidence of positive CAT scans in an asymptomatic group of patients. Spine, 9 (1984), pp. 549-51.

30.- Modelo de simulación de la bipedestación en la RNM de columna lumbar. X Congreso GEER. Palma de Mallorca. 31 de mayo 1996.

31.-Vitzthum HE,Konig A,Seifert V. Dynamic examination of the lumbar spine by using vertical, open magnetic resonance imaging. J Neurosurg, 93 (2000), pp. 58-64.

32.-Weishaupt D,Schmid MR,Zanetti M,Boos N,Romanowski B,Kissling RO,et al. Positional MR imaging of the lumbar spine: does it demonstrate nerve root compromise not visible at conventional MR imaging? Radiology, 215 (2000), pp. 247-53.

33.- Kondo M,Matsuda H,Kureya S. Electrophysiologial studies of intermittent claudication in lumbar stenosis. Spine, 14 (1989), pp. 862-6.

34.- Keim HA. Somatosensory evoked potentials as an aid in the diagnosis and intraoperative management of spinal stenosis. Spine, 10 (1985), pp. 338-44.

35.-Weiss DS. Spinal cord and nerve root monitoring during surgical treatment of lumbar stenosis. Clin Orthop, 384 (2001), pp. 82-100.

36.- LaBan MM,Wesloski DP. Nigth pain associated with disminished cardiopulmonary compliance: A concomitant of lumbar spinal stenosis and degenerative spondylolisthesis. Am J Phys Med Rehabil, 67 (1988), pp. 155-60.

37.-Simotas AC. Nonoperative treatment for lumbar spinal stenosis. Clin Orthop, 384 (2001), pp. 153-61.

38.-Lumbalgia y lumbociatalgia: Tratamiento médico. Monografías Médico-quirúrgicas del Aparato Locomotor. Barcelona: Ed. Masson, 1998; p. 151-60.

39.-Anatomy and neurophysiologic mechanisms of spinal pain. The adult spine. New York: Ed. Frymoyer JW, 1991; p. 29-46.

40.-Onel D,Sari H,Donmez C. Lumbar spinal stenosis: clinical/radiological evaluation in 145 patients. Conservative treatment or surgical intervention? Spine, 18 (1993), pp. 291-8.

41.- Simotas AC. Nonoperative treatment for lumbar spinal stenosis. Clin Orthop, 384 (2001), pp. 153-61.

42.-Berger O,Dousset V,Delmer O,Pointillart V,Vital JM,Caille JM. Evaluation of the efficacy of foraminal infusions of corticosteroids guided by computed tomography in the treatment of radicular pain by foraminal injection. J Radiol, 80 (1999), pp. 917-25.

43.- Ciocon JO,Galindo-Ciocon D,Amaranth L,Galindo D. Caudal epidural blocks for elderly patients with lumbar canal stenosis. J Am Geriatr Soc, 42 (1994), pp. 593-6.