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Estrategias nutricionales para el control y bienestar en pacientes con lipedema. Revisión bibliográfica

Estrategias nutricionales para el control y bienestar en pacientes con lipedema. Revisión bibliográfica

Autora principal: Tania Lorenzo González

Vol. XX; nº 23; 1124

Nutritional strategies for control and well-being in patients with lipedema. Literature review

Fecha de recepción: 12 de noviembre de 2025

Fecha de aceptación: 5 de diciembre de 2025

Fecha de publicación: 15 de diciembre de 2025

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 23 – Primera quincena de diciembre de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 23; 1124 – DOI: https://doi.org/10.64396/23-1124Cómo citar este artículo

Autores:

Tania Lorenzo González. Dietista – Nutricionista. Sergas (Galicia). Área Sanitaria de A Coruña. España.

Resumen

El lipedema es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por la acumulación anómala de grasa subcutánea, principalmente en extremidades inferiores, acompañada de dolor, inflamación y sensibilidad al tacto. Aunque su etiología exacta aún no se comprende completamente, factores hormonales, genéticos y metabólicos desempeñan un papel importante en su desarrollo. En los últimos años, la alimentación ha adquirido relevancia como herramienta terapéutica complementaria en el manejo del lipedema. Una dieta equilibrada, antiinflamatoria y adaptada a las necesidades individuales puede contribuir a reducir la inflamación sistémica, mejorar la función linfática, controlar el peso corporal y aliviar los síntomas asociados. Este trabajo analiza la evidencia científica disponible sobre la influencia de la nutrición en el lipedema, destacando la importancia de una intervención dietética personalizada y sostenida como parte de un enfoque multidisciplinario que promueva la calidad de vida y el bienestar de las personas afectadas.

Palabras clave

Lipedema, acumulación de grasa, retención de líquidos, inflamación crónica, sensibilidad en extremidades, enfermedad adiposa.

Abstract

Lipedema is a chronic and progressive disease characterized by the abnormal accumulation of subcutaneous fat, primarily in the lower extremities, accompanied by pain, swelling, and tenderness. Although its exact etiology is not yet fully understood, hormonal, genetic, and metabolic factors play a significant role in its development. In recent years, diet has gained relevance as a complementary therapeutic tool in the management of lipedema. A balanced, anti-inflammatory diet tailored to individual needs can contribute to reducing systemic inflammation, improving lymphatic function, controlling body weight, and alleviating associated symptoms. This study analyzes the available scientific evidence on the influence of nutrition on lipedema, highlighting the importance of a personalized and sustained dietary intervention as part of a multidisciplinary approach that promotes the quality of life and well-being of affected individuals.

Keywords

Lipedema, fat accumulation, fluid retention, chronic inflammation, tenderness in extremities, adipose disease.

1. Introducción

El lipedema es una enfermedad crónica, progresiva y de origen multifactorial que se caracteriza por la acumulación anómala y simétrica de tejido adiposo subcutáneo, principalmente en las extremidades inferiores y, en algunos casos, en los brazos. Esta acumulación se acompaña de dolor, sensación de pesadez, inflamación y una marcada sensibilidad al tacto, afectando casi exclusivamente a mujeres. Debido a su alta prevalencia, se calcula que afecta entre el 10 % y el 15 % de la población femenina, el lipedema continúa siendo una condición poco diagnosticada y con un abordaje terapéutico limitado.

Su etiología no está completamente determinada, aunque se ha descrito una posible relación con factores hormonales, genéticos y metabólicos. Además, el lipedema se asocia con procesos inflamatorios crónicos de bajo grado, alteraciones linfáticas y resistencia a la pérdida de grasa mediante métodos convencionales como la dieta hipocalórica o el ejercicio físico. Estas características diferencian al lipedema del sobrepeso y la obesidad común, y hacen necesario un enfoque terapéutico integral y multidisciplinar.

En este contexto, la alimentación ha cobrado un papel relevante como posible herramienta terapéutica complementaria. Diversos estudios recientes han demostrado que determinados patrones dietéticos pueden ejercer efectos beneficiosos sobre los síntomas y la evolución del lipedema, al modular la inflamación, la función linfática y el metabolismo del tejido adiposo. Entre las estrategias nutricionales más estudiadas se encuentran:

– Dieta antiinflamatoria: prioriza alimentos ricos en ácidos grasos Omega — 3, antioxidantes, frutas, verduras y cereales integrales. Ayuda a modular la respuesta inflamatoria sistémica y a mejorar la circulación linfática.

– Dieta baja en carbohidratos o cetogénica: se ha demostrado eficaz en la reducción del dolor, el volumen corporal y la inflamación, al promover el uso de grasas como fuente de energía y disminuir los niveles de insulina.

– Dieta mediterránea. Basada en el consumo de aceite de oliva, frutas, verduras, legumbres, pescado y frutos secos. Su perfil antiinflamatorio y antioxidante la convierte en una opción sostenible a largo plazo.

– Control del equilibrio hídrico y de la sal: la reducción del sodio y el aumento de la ingesta de agua pueden ayudar a disminuir la sensación de pesadez y el edema.

En general, el tratamiento nutricional en el lipedema no tiene como objetivo exclusivo la pérdida de peso, sino principalmente reducir la inflamación, mejorar la sintomatología (dolor, pesadez, edema) y favorecer el bienestar general. Aunque el lipedema no se resuelve solo con dieta, una alimentación adecuada contribuye a controlar la progresión de la enfermedad y a mejorar la calidad de vida de los pacientes. La base de la alimentación en el lipedema debe ser antiinflamatoria, equilibrada y personalizada, buscando mantener un peso corporal saludable, controlar el metabolismo y disminuir la retención de líquidos. Es fundamental evitar dietas restrictivas extremas y promover hábitos sostenibles a largo plazo.

Muchos pacientes con lipedema presentan resistencia a la insulina o metabolismo de glúcidos alterado. Por ello, se recomienda:

– Reducir el consumo de azúcares simples y harinas refinadas.

– Favorecer el consumo de carbohidratos complejos de bajo índice glucémico (legumbres, avena, quinoa y verduras).

– Distribuir los carbohidratos a lo largo del día y acompañarlos con fuentes de proteína y grasa saludable para evitar picos de insulina.

Una dieta baja en carbohidratos o moderadamente cetogénica puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor en algunos casos, siempre bajo supervisión de un profesional de la salud.

Además, el lipedema se asocia a un estado inflamatorio crónica de bajo grado, por lo que es clave incluir alimentos con propiedades antiinflamatorias:

– Grasas saludables: aceite de oliva virgen extra, aguacate, frutos secos, semillas, pescados azules ricos en Omega — 3.

– Frutas y verduras variadas, especialmente aquellas ricas en polifenoles y antioxidantes (bayas, uvas, cítricos, verduras de hoja verde…)

– Especias antiinflamatorias: cúrcuma, jengibre, canela…

– Hidratación adecuada: agua, infusiones sin azúcar, evitando bebidas con gas, alcohol o exceso de cafeína.

Debe evitarse o reducirse el consumo de:

– Ultraprocesados, embutidos, fritos y comida rápida.

– Azúcares añadidos, bebidas azucaradas y alcohol.

– Grasas trans y exceso de grasas saturadas.

– Sal en exceso (ya que puede favorecer la retención de líquidos)

Por su parte, el consumo de proteínas es esencial para mantener la masa muscular y favorecer la recuperación de los tejidos. Se recomienda elegir fuentes magras: pescado, huevo, legumbres, carnes blancas, tofu o lácteos naturales sin azúcares añadidos.

El equilibrio intestinal también influye en los procesos inflamatorios, por lo que se recomienda:

– Aumentar el consumo de fibra mediante frutas, verduras y legumbres.

– Incluir alimentos fermentados (yogur natural, kéfir, chucrut…)

– Evitar el uso innecesario de antibióticos y aditivos alimentarios.

En algunos casos puede considerarse el consumo de suplementación (siempre evaluada por un profesional) con:

– Omega — 3, vitamina D, magnesio, zinc y antioxidantes (vitamina C, E, polifenoles), por su potencial efecto antiinflamatorio y regular del metabolismo.

El tratamiento del lipedema debe abordarse desde una perspectiva integral y multidisciplinar que combine la nutrición con otras terapias: fisioterapia, drenaje linfático manual, ejercicio físico adaptado y apoyo psicológico. La alimentación, más que un tratamiento aislado, ha de ser una herramienta terapéutica complementaria que ayude a potenciar los resultados del abordaje global. La personalización de la dieta según las características y necesidades de casa paciente es esencial para lograr adherencia y eficacia sostenida.

2. Objetivos

El presente trabajo tiene como objetivo analizar la evidencia científica disponible hasta el momento acerca del papel de la alimentación como herramienta terapéutica en el manejo del lipedema. A través de una revisión bibliográfica, se pretende ver cómo las diferentes estrategias nutricionales pueden influir en la fisiopatología, los síntomas y la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad crónica.

3. Metodología

Para la realización de este trabajo, se ha llevado a cabo una investigación consistente en una revisión bibliográfica, búsqueda y análisis de diferentes artículos. Para ello se emplearon las bases de datos más conocidas (Pubmed, Scielo, Elservier, Medline y Google Académico). Se revisaron para el estudio publicaciones en varios idiomas (español e inglés), siendo un motivo excluyente la fecha de publicación.

Las palabras clave que se han utilizado para la revisión fueron: lipedema, acumulación de grasa, retención de líquidos, inflamación crónica, sensibilidad en extremidades, enfermedad adiposa.

4. Resultados y conclusión

La evidencia científica disponible sobre la relación entre lipedema y alimentación es aún limitada, aunque poco a poco está en crecimiento. La mayoría de los estudios revisados corresponden a ensayos clínicos pequeños, estudios observacionales y casos con poca homogeneidad en el tipo de intervención dietética y en las variables de resultado evaluadas.

Los principales enfoques dietéticos estudiados incluyen dietas hipocalóricas, dietas bajas en carbohidratos o cetogénicas y patrones alimentarios de tipo mediterráneo con componente antiinflamatorio. En general, los resultados muestran que la reducción calórica y la modificación de la composición de macronutrientes pueden favorecer la pérdida de peso y la disminución de la masa grasa corporal total. Sin embargo, el tejido adiposo característico del lipedema, especialmente en las extremidades inferiores, tiende a ser más resistente a la pérdida localizada de grasa.

Diversos estudios reportan mejoras en síntomas como el dolor, la sensación de pesadez y la inflamación, así como una mejor calidad de vida en pacientes que adoptan una dieta con bajo índice glucémico o cetogénica. Estos beneficios se atribuyen, en parte, a la reducción de procesos inflamatorios sistémicos y al mejor control el metabolismo energético. No obstante, los resultados no son uniformes y la mayoría de los trabajos carecen de medidas estandarizadas de dolor y funcionalidad.

Las guías clínicas y consensos más recientes recomiendan un abordaje integral que combine la intervención nutricional con la fisioterapia, compresión, ejercicio y, en caso seleccionados, cirugía. No existe evidencia científica sólida que respalde una dieta «curativa» específica para el lipedema, aunque sí se reconoce que una alimentación equilibrada, antiinflamatoria y controlada en calorías puede contribuir de forma relevante al manejo sintomático y al bienestar general del paciente.

Los estudios actuales sugieren que la alimentación puede desempeñar un papel importante en el manejo del lipedema, principalmente a través del control del peso, la reducción de la inflamación y la mejora de la calidad de vida. Las dietas hipocalóricas y, en particular, las bajas en carbohidratos o cetogénicas, muestran resultados prometedores en la disminución de síntomas como el dolor y la sensación de pesadez, aunque la grasa propia del lipedema suele ser resistencia a la pérdida localizada.

En conclusión, la alimentación debe considerarse como una herramienta complementaria dentro de un enfoque multidisciplinar que incluya intervención física, soporte psicológico y, si es necesario, tratamiento quirúrgico. Son necesarios más ensayos, y de más larga duración, que permitan definir con mayor precisión qué tipo de dieta y qué pautas nutricionales resultan más efectivas y seguras para las personas con lipedema.

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Declaración de buenas prácticas:

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

Citación (Vancouver):
Lorenzo González T. Estrategias nutricionales para el control y bienestar en pacientes con lipedema. Revisión bibliográfica. Revista Electrónica de PortalesMedicos.com [Internet]. 2025 [citado 15 Dic 2025]; XX(23):1124. Disponible en: https://doi.org/10.64396/23-1124