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El estrés y la enfermedad coronaria: asesinos silenciosos

El estrés y la enfermedad coronaria: asesinos silenciosos

Resumen.

La constante presencia de la enfermedad coronaria se ha incrementado en tiempos recientes creando en el día a día un problema significativo de salud pública, la cual crece y está principalmente influenciada por el grado de estrés y el inadecuado manejo de éste, mismo que se desborda en ocasiones gracias a los grandes requerimientos en diferentes esferas de la vida como son la competitividad, edad, la falta de reconocimiento, situación socioeconómica y estatus profesional, entre otras; así como las formas de afrontamiento ante las etapas y exigencias cotidianas, las cuales hacen destacar el estrés, en el cual se verán cada vez más inmersos los pacientes con enfermedad coronaria, pudiendo causar un desequilibrio sistémico que se presenta por medio de graves repercusiones de salud a través de diferentes síntomas físicos y emocionales, debido al esfuerzo y desgaste constante que puede generar la competencia dentro del área laboral.

El estrés y la enfermedad coronaria: asesinos silenciosos

Autores:

  • Carolina Pizano Noriega. Maestría en Habilidades Directivas. Profesor de tiempo completo. Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Rosalba Rosales Bonilla. Maestría en Docencia. Profesor de tiempo completo, Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Alfonso Sámano Sánchez. Maestría en Psicología Clínica y Psicoterapia. Profesor de tiempo completo, Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Verónica González Torres. Doctorado en Ciencias de la Salud. Profesor de tiempo completo, Universidad Autónoma de Baja California, Unidad Valle de las Palmas.
  • Elvira Ivonne Murillo Rábago. Maestría en Ciencias de la Salud. Profesor de tiempo completo. Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Lidia Magdalena Castañeda González. Maestría en Ciencias de la Salud. Profesor de tiempo completo. Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Ana Sofía Álvarez Ocampo. Especialidad en Odontología Pediátrica. Profesor de tiempo completo. Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Nereyda Cruz Zúñiga. Maestría en Ciencias de Enfermería. Profesor de tiempo completo. Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.
  • Carolina Romero Espinoza. Licenciada en Psicología. Técnico Académico de tiempo completo. Universidad Autónoma de Baja California. Escuela de Ciencias de la Salud, Unidad Valle de las Palmas.

Palabras clave: estrés, enfermedad coronaria, salud, conducta.

Introducción.

Para los seres humanos que incorporan con frecuencia este ritmo de vida cotidiana constituye un reto y desgaste físico, mental y emocional por la competitividad ante el reconocimiento personal, familiar, social y laboral; por lo que actualmente representa un estilo habitual, original, normal y global el vivir bajo la sombra del estrés, ignorando la infinidad de implicaciones que pueden comprometer en algunos casos por desconocimiento la salud, ya que por alguna razón se ha integrado el estrés al vocabulario coloquial simplemente como una palabra de moda, es decir, los individuos no pueden estar plenamente conscientes para detectar, conocer y abordar los síntomas generados por el estrés y en otros casos, cuando se cuenta con la información adecuada, se evaden o minimizan los efectos causados por el mismo, por lo que ahora, las complicaciones que ocasiona en la salud, se ha convertido, en conjunto con la enfermedad coronaria, en asesinos silenciosos.

Por otro lado, la enfermedad coronaria (coronariopatía) está relacionada con el aporte sanguíneo inadecuado, trastornos anatómicos y arritmias. Es una situación en la cual el músculo cardíaco ve comprometida su propia irrigación sanguínea debido a la interrupción del flujo que le nutre, cuyos síntomas pueden ser desde dolor torácico leve hasta un ataque cardíaco (Tortora, G., & Derrickson, B. 2013).

Asociado a ello, el estudio sobre los factores psicológicos de riesgo en la enfermedad coronaria de Friedman y Rosenman (1974), hace referencia a que el Patrón de Conducta Tipo A que define a aquellas personas que presentan una respuesta autonómica al estrés, por la activación del Sistema Simpático Adrenal y que son las más propensas a padecer enfermedades cardiovasculares. Es decir que los pacientes coronarios al experimentar estrés por las preocupaciones y responsabilidades laborales, están expuestos a vivir episodios que los llevan a un estado de inseguridad, convirtiéndose en reto primordial el lograr sus propias expectativas, al igual que las de los demás, social y laboralmente hablando.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». La cita procede del Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de 1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados (Official Records of the World Health Organization, Nº 2, p. 100) y entró en vigor el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido modificada desde 1948.

Para los pacientes con enfermedad coronaria, el estrés socioeconómico y laboral, entre otros, representa la detonación de la ausencia de salud, entendiendo el estrés como: la reacción psicológica y física a ciertos eventos o situaciones de la vida, es decir, un evento estresante para una persona puede no serlo para otra, dependiendo de la percepción y el contexto.

Procesos del estrés:

A los sucesos o circunstancias de la vida que causan estrés, se les denomina estresores.

  • Son los sucesos que se perciben como estresantes y nuestro organismo reacciona de varias formas: una acentuación considerable de los niveles hormonales, tensión muscular, presión arterial alta, sudor y aumento del ritmo cardíaco, entre otros, a esto se le llama reactividad al estrés.
  • Si se presenta por periodos prolongados a los que nuestro cuerpo puede resistir, los resultados psicológicos y físicos son negativos, por lo que aparecen las

Tipos de estrés:

Existen dos categorías de estrés:

  • Eustrés: se le conoce también como estrés positivo: se presenta cuando los estresores provocan una serie de efectos motivadores al ejecutar los diversos desafíos.
  • Distrés: se le denomina al estrés negativo; cuando se exhibe un desequilibrio entre los requerimientos y la capacidad del individuo para realizarlos satisfactoriamente, y se decide no hacer nada para disiparlo.

Predisposición al estrés:

  • Preexisten diferencias individuales en el nivel hasta el cual las personas están preparadas a tolerar el estrés, o están sugestionadas a sobrellevarlo.

Factores de la tolerancia individual:

1.- Personalidad tipo A:

Se definen primordialmente por la voluntad de lograr algo, a través de la urgencia e impaciencia, así como la hostilidad y la ira. Quieren hacer varios sucesos al mismo tiempo (multipropósitos). Estos distintivos se tornan excesivos cuando se someten a estrés, con frecuencia se les puede catalogar como personas que son pesimistas, ansiosos, desesperanzados y depresivos. Es posible que perciban los acontecimientos como estresantes y que reaccionen de forma negativa ante las circunstancias, a diferencia de las personas que son más constantes emocionalmente.

2.- Personalidad tipo B:

Son las personas que ante una situación que le genere estrés lo toma desde un enfoque sereno, incorporando conductas asertivas y positivas para manejarlo satisfactoriamente.

3.- Personalidad tipo C:

Se considera a los sujetos cuyo sistema inmunológico se ve comprometido por su respuesta al estrés ante las reacciones introvertidas y obsesivas al evitar externalizar el impacto causado por el mismo, por lo tanto, estarán propensos a contraer cáncer, dermatitis, alergias y enfermedades, entre otras.

4.- Personalidad tipo D:

A finales de la década de los 90, (Denollet y Brutsaert 1995) han propuesto un nuevo tipo de personalidad asociada a patologías coronarias: la personalidad tipo D que se define, por la interacción de afectividad negativa e inhibición social y está fuertemente relacionada con la mortalidad en pacientes coronarios.

5.- Género, origen étnico y raza:

– Género: es posible que las mujeres señalen contextos estresantes como lo son problemas laborales y acoso sexual.

– Origen étnico y raza: Son aquellos grupos minoritarios que desarrollan elevados niveles de estrés por su raza u origen.

6.- Sensibilidad al estrés:

La cantidad de estrés que un individuo ha sobrellevado en su vida puede perturbar la forma en que reaccionara al estrés futuro.

  • La persona se vuelve más vulnerable a estresarse dentro de situaciones análogas.
  • Los sujetos se hacen resistentes al estrés a través de las diversas conductas aprendidas para lidiar con la exposición repetida.

Fuentes de estresores:

1.- Estresores personales: problemas de salud, familiares, divorcio, íntimos, económicos, matrimonio, duelos, conflictos sociales y ambientales.

Emociones involucradas:

  • Temor: el cual se produce esencialmente ante el miedo a lo incógnito, o por enfrentar un cambio.
  • Resistencia: aferrarse a situaciones que ya no son factibles.
  • Resentimiento: Cambios necesarios y obligatorios.

 2.- Estresores laborales:

  • Incorrecta iluminación, ruido, temperatura, falta de ventilación, colores inapropiados,

hacinamiento, posturas físicas repetitivas o prolongadas.

  • El conflicto de roles: se presenta cuando lo que pensamos que debemos estar haciendo y nuestras expectativas no concuerdan con el trabajo que requerimos efectuar.
  • La ambigüedad de roles: se hace presente cuando las expectativas y desempeño laboral de la persona no están delimitadas claramente.
  • La sobrecarga de roles: las personas sienten que no cuentan con los recursos, las habilidades y destrezas para realizar las tareas que les corresponden o aprecian que el trabajo no se puede realizar durante el tiempo requerido ante la dispariedad de las labores realizadas con el sueldo percibido.

Consecuencias del estrés:

  • Consumo de alcohol, depresión, problemas familiares, tabaquismo, somatización, falta de socialización, disminución de la autoestima, sedentarismo, rotación y ausentismo laboral.

Por lo tanto esta exposición ante la diversidad de estresores en la vida cotidiana, puede conducir al incremento de la activación fisiológica, como lo es el padecimiento de enfermedades coronarias favorecido por el tipo de personalidad y dependiendo de la adaptación, actitud, capacidad de socialización, costumbres alimenticias, físicas y habilidades resilentes con las que cuenta el individuo.

Sumado a esto, es necesario recordar que la manipulación y creación de la imagen superficial materialista constituye en la actualidad uno de los asuntos sobresalientes en la conducta y hábitos en diversas culturas, a través de la presión social que se ejerce y la necesidad de aceptación e inclusión han propiciado que el mantener un status socialmente competitivo sea un propósito para muchos, es decir, transitar en niveles en los que las acciones para obtenerlo mediante su actuar, a través de una condición inconsciente logran exponer la salud, e inclusive la vida.

Actualidad y problemática en la salud.

Modificar los prototipos actuales de las diversas áreas de ciencias de la salud como lo son en este caso la medicina, dicha intervención se percibe de forma reduccionista y lineal, ya que la integración de los conocimientos se oferta de forma fragmentada ante la gran diversidad de enfermedades y las variadas ramas que ofrecen las especialidades en el área médica.

Acorde con Lavín, (2013-2014), quien describe que iniciando con las enfermedades complejas, que son los padecimientos frecuentes que afectan predominantemente a mujeres y que provocan dolor, hipersensibilidad y alteración en el funcionamiento del órgano afectado, con frecuencia, el desarrollo del padecimiento está relacionado con el estrés. De tal forma que el problema se ha extendido gravemente a sectores poblacionales en los que se consideraba poco significativo, ya que las enfermedades complejas son más frecuentes en la actualidad por la contaminación atmosférica que provoca la industrialización y la degradación del ambiente a través del ruido, la manipulación constante de la mercadotecnia, la demandante necesidad en la obtención y el uso intenso de las novedades tecnológicas, el rimo de vida que conduce al descuido y distorsión de los hábitos del autocuidado, los cuales afectan notoriamente la calidad de la alimentación que con gran facilidad es sustituida por la comida chatarra; así mismo, el cambio de los horarios de descanso que desencadena la disminución de las horas de sueño, cuya acción se ve limitada la oportunidad de disfrutar de un sueño reparador.