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Fundamentos teóricos del estrés entre la familia y el paciente quirúrgico

Fundamentos teóricos del estrés entre la familia y el paciente quirúrgico

El origen de la palabra estrés, procede del francés “destresse” y significa “ser colocado bajo estrechez y opresión”. Fue utilizada por primera vez en un sentido no técnico y más humanístico en el siglo XIV para referirse a las dificultades, luchas, adversidades o aflicciones.

Fundamentos teóricos del estrés entre la familia y el paciente quirúrgico

Manuel Luque Oliveros. Supervisor de Quirófanos del AHVM

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El origen de la palabra estrés, procede del francés “destresse” y significa “ser colocado bajo estrechez y opresión”. Fue utilizada por primera vez en un sentido no técnico y más humanístico en el siglo XIV para referirse a las dificultades, luchas, adversidades o aflicciones.

A finales del siglo XVIII, Robert Hooke, un prominente físico-biólogo inglés, contribuyó significativamente formulando un análisis de ingeniería sobre el estrés, descubriendo la ley fundamental de la fuerza externa y el resultado de la distensión elástica en un cuerpo, y no es hasta el siglo XIX que Claude Bernard lo introduce en la medicina, quien sugiere que los cambios externo en el ambiente pueden perturbar el organismo.

Ya en el siglo XX, Hans Slye en 1936, define el estrés como una reacción fisiológica ante estímulos nocivos, que el individuo al recibirlo, tiene posibilidades de valoración subjetiva del mismo y sobre todo, de traducir subjetivamente su significado psicobiológico e incluso dirigir sus efectos tanto bioquímicos como conductuales a la solución o disminución de ese estrés.

En la década de 1960, psicólogos conductistas como Skinner, ejercían gran influencia sobre toda explicación de la conducta humana, que a menudo era reducida a conceptos rudimentarios como recompensa y castigo. En esta visión, conceptos como el amor y la tristeza, se veían más como ornamento que como estructuras de sostén. Fue a partir de las teorías del Dr. Richard Stanley Lazarus, quien se oponía a tales enfoques reduccionistas de la conducta y promovía incansablemente la importancia de la emoción, especialmente lo que describía como “el matrimonio entre la emoción y el pensamiento”.

Sus posturas lo enfrentaron no solo con el conductismo, sino también con otro movimiento que empezaba a emerger hacia el final de su carrera: Los intentos de explicar toda conducta humana mediante la observación de las estructuras del cerebro.

El eje central de la teoría del Dr. Lazarus, fue lo que denominó “appraisal”. Argumentaba que antes de que emoción tuviera lugar, las personas hacen una evaluación automática e inconsciente de lo que está ocurriendo y de lo que va a suponer. Desde esa perspectiva, las emociones no sólo son racionales, sino también un elemento necesario para la supervivencia.

Formuló una teoría del estrés psicológico, que se basaba en el constructo de la valoración. Esta teoría se inclinaba hacia el enfoque subjetivo, el cual confiaba la idea de que el estrés y la emoción dependen del modo en que el individuo evalúa y valora las transacciones con su entorno. Manifestó que el propósito no es buscar una simple evitación, sino una estrategia adaptativa a través de un proceso determinado por evaluaciones subjetivas, por cogniciones, hipótesis y creencias, hasta el punto de ser factible un divorcio entre las cogniciones del sujeto y las amenazas objetivas del entorno.

De aquí que el resultado, sea un estado que se experimenta cuando hay un desajuste entre la demanda percibida y la percepción de la propia capacidad para hacer frente a dicha demanda, haciendo un balance ante cómo se ven estas demandas y cómo se piensa que podrá hacer frente, lo que determina que se sienta estrés positivo o negativo, o que simplemente no se experimente estrés, así como producir en él, un pequeño o gran impacto según su origen, por su gravedad, por su duración, por su movilidad, naturaleza o caracteres.

El estrés, por tanto, se podría decir que es una exigencia a las capacidades de adaptación de la mente y el cuerpo, ya que representan aquellas condiciones bajo las cuales los individuos se enfrentan a situaciones que no pueden satisfacer física o psicológicamente y que provocan alguna alteración en uno y otro de estos niveles.

Así, el concepto involucra la interacción del organismo con su medio ambiente, de aquí que se le defina de tres formas:

a)            Como un estímulo: Fuerza que actúa sobre el individuo y que da lugar a una respuesta.

b)            Como una respuesta: Manifestación fisiológica o psicológica del individuo ante un estresor ambiental.

c)     Como un estímulo-respuesta: Consecuencia de la interacción de los estímulos ambientales y la respuesta idiosincrásica del individuo.

También se podría decir, que el estrés es un estado que puede ser tanto protector para los individuos, como dañino, y el sano manejo de la respuesta ayudará a afrontar las demandas de la situación para lograr adaptarse al cambio.