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Enfermería en la exploración de las úlceras en el pie en diabéticos

Enfermería en la exploración de las úlceras en el pie en diabéticos

Resumen: como agentes de salud tenemos la obligación de tener unos conocimientos básicos y saber reconocer la características determinadas de las úlceras en los pacientes diabéticos, para acelerar en la medida de lo posible la curación de las mismas y minimizar los efectos adversos que produce esta patología con una elevada tasa de morbimortalidad y costes elevados para nuestro sistema de salud.

Autores: 1. Mauricio Cruz Bajo. DUE. SAS

  1.     Esperanza Cruz García. DUE. SAS
  2. Víctor Fernández Gil. DUE. SAS

Palabras Clave: úlcera, exploración, diabéticos, curación.

Introducción:

La Diabetes Mellitus (DM) es una enfermedad crónica de alta prevalencia con un alto coste social y un gran impacto sanitario determinado por el desarrollo de las complicaciones agudas y crónicas que producen una disminución de la calidad de vida de los pacientes con diabetes.

En 1999, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la diabetes mellitus como un desorden metabólico de múltiples etiologías, que se caracteriza por hiperglucemia crónica con alteraciones de los hidratos de carbono, metabolismo de las grasas y proteínas, como resultado de defectos en la secreción de insulina, la acción de la insulina, o ambas cosas a la vez.

Según estimaciones de la OMS, más de 180 millones de personas en el mundo tienen diabetes, siendo probable que se dupliquen antes del 2030. En el año 2005, 1.1 millones de personas fallecieron a causa de la diabetes, la mitad de las muertes afectó a menores de 70 años y más de la mitad (55%) a mujeres.

En España, en 2004 la diabetes causó 9.966 muertes. La prevalencia estimada en nuestro país se sitúa en torno a un 6,5% para la población entre los 30 y 65 años, oscilando en diferentes estudios entre un 6% y un 12%

Los datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) del año 2006 muestran cómo, la prevalencia de DM ha aumentado, alcanzando una prevalencia del 17,02 % en el rango de edad comprendido entre los 65 y 74 años, y del 18,43% en mayores de 75 años.

Este aumento de la prevalencia se puede atribuir a varias causas, entre las que destacan la modificación del criterio de diagnóstico (la disminución del dintel de glucemia en ayunas de 140 mg/dl a 126 mg/dl) y el progresivo envejecimiento de la población unido a los cambios en los estilos de vida (mayor sedentarismo, aumento de la obesidad, etc.)

El pie diabético es la infección y destrucción de tejidos profundos asociado con alteraciones neurológicas y varios grados de enfermedad vascular periférica en la extremidad inferior.

Desarrollo:

Los enfermeros en nuestra relación directa con el paciente tenemos que poseer la habilidad de a través de la entrevista física establecer una confianza con el paciente para que a través de la misma poder obtener la información precisa para posteriormente hacer una valoración de los problemas de salud ante la se encuentra el paciente y proponer soluciones de un modo consensuado. De esta manera lograremos un mayor éxito y cumplimiento de las terapias a las que se le va a someter al paciente.

En el caso que nos ocupa el paciente diabético tenemos que tener unos conocimientos exhaustivos a la hora de valorar una lesión pues la posterior evolución de la misma dependerá de la correcta evaluación continuada para de esta manera proceder a elegir un tratamiento u otro en función de las características que vaya presentando la lesión.

Cuando en nuestra práctica clínica nos encontramos con las úlceras en pacientes diabéticos, vamos en primer lugar a realizar una inspección para determinar la profundidad de la misma, y si hay abscesos, secreción o necrosis de tejidos circundantes. Vamos a llevar a cabo la palpación de pulsos pedio y tibial posterior si la úlcera tiene lugar en el pie, y la coloración y temperatura del miembro inferior. Vamos a hacer a parte de la exploración vascular una exploración neurológica para saber si hay afectación en la sensibilidad profunda o superficial a través del diapasón y monofilamento.

Para la valoración se debe de tener la consulta de Enfermería un ambiente cómodo, tranquilo y bien iluminado, una regla para medir la extensión de la úlcera y su posterior seguimiento, y una lupa iluminada si fuese necesario.

Vamos a valorar las siguientes características de la misma:

-Aspecto: Eritematosa (piel rosada, brillante, frágil sin pérdida de la integridad cutánea); Enrojecida (piel roja, vascularizada y pérdida de la primera capa de la piel la epidermis); Pálida (tejido blanco, húmedo y fácil de recortar); Necrótica (de aspecto grisáceo o negro, tejido ya muerto, puede tener consistencia semiblanda con escasa humedad o dura y seca con dificultad para recortar).

-Extensión: a través de una regla milimétrica vamos a anotar en la historia clínica la extensión midiendo la úlcera de borde a borde. Si existe más de una úlcera y están separadas por más de tres centímetros las mediremos independientemente.

-Profundidad: en úlceras cavitadas puede haber afectación de músculos, tendones e incluso de huesos. Si la úlcera presenta tejido necrótico desbridaremos para comprobar la verdadera profundidad.

-Exudado Cantidad: Ausente (apósito primario seco al retirarlo); Escaso (apósito primario 50% húmedo); Moderado (apósito primario 100% humedecido); Abundante (apósito primario 100% húmedo traspasando un 50% al apósito secundario); Muy abundante (apósito primario como secundario totalmente empapados).

-Exudado Calidad: Sin exudado (no hay líquido); Seroso (líquido transparente, amarillo, rosado); Turbio (blanco pero más espeso que el anterior); Purulento (líquido espeso cremoso de color amarillo); Purulento Gangrenoso (espeso, de color verde).

-Tejido Esfacelado o Necrótico: el tejido esfacelado es blanco, húmedo y más sencillo de recortar, en cambio el tejido necrótico es negro, duro, seco y más difícil de recortar.  Mediremos el porcentaje.

-Tejido de Granulación: tejido conectivo rojizo, húmedo y frágil que aparece en la fase proliferativa de la cicatrización. Lo mediremos en porcentaje.

-Edema: Ausente (no hay líquido alrededor de la úlcera), Edema+ (al presionar con el dedo la piel se hunde ligeramente); Edema++ (el 50% del pie está edematoso); Edema +++ (el 100% del pie está edematoso); Edema ++++ (pie y pierna completamente edematoso).

-Dolor: vamos a valorarlo con la escala visual analógica (EVA). El dolor puede deberse a la inflamación que presente la úlcera al comprimir terminaciones nerviosas, a la exposición atmosférica o a las complicaciones propias de las úlceras por infección.

-Piel Circundante: puede sufrir alteraciones por efectos mecánicos o por efectos de la inflamación. Podemos encontrarnos con piel intacta, descamada por la sequedad, eritematosa por la infección, macerada por la humedad que desprende la propia úlcera, o gangrenada.

Conclusiones: el entrenamiento exhaustivo y la correcta exploración de las úlceras en los pacientes diabéticos es la clave del éxito en la correcta evaluación y su posterior seguimiento para valorar la efectividad del tratamiento que se esté utilizando.

Como enfermeros tenemos que tener una especial sensibilidad con los pacientes diabéticos pues las secuelas que pueden producir cualquier complicación es altamente incapacitante y suponer costes elevadísimos para nuestro sistema de salud.

Bibliografía:

  1. Viadé, J.; Pie Diabético. Guía práctica para la prevención, evaluación y tratamiento; Ed Médica Panamericana; Madrid: 2006.
  2. Estrategia en Diabetes del Sistema Nacional de Salud. Madrid. Ministerio de Sanidad y Consumo. 2007
  3. Casado Mora B. el all. Valoración de la úlcera del pie diabético. Podoscopio 2010;1 (46):771-775