Explorando los Múltiples Aspectos de la Amenorrea: Una Revisión Exhaustiva de la Literatura Científica
Autora principal: Dra. María Paulina Romero Jiménez
Vol. XVIII; nº 24; 1121
Exploring the Multiple Aspects of Amenorrhea: A Comprehensive Review of Scientific Literature
Fecha de recepción: 23/11/2023
Fecha de aceptación: 21/12/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 24 Segunda quincena de Diciembre de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 24; 1121
Autores:
-Dra. María Paulina Romero Jiménez
Médico General, Paradise Medical Services, Liberia, Costa Rica
-Dra. María Andrea Morales Villalobos
Médico General, Caja Costarricense del Seguro Social, Nosara, Costa Rica
-Dra. María José Pérez Piedra
Médico General, San José Brain and Spine, San José, Costa Rica
-Dra. Natalia Lucía Alvarado Quesada
Médico General, Caja Costarricense del Seguro Social, Cartago, Costa Rica
Resumen:
La amenorrea, la ausencia de menstruación, es un fenómeno complejo que abarca diversas causas y demanda un enfoque individualizado para su tratamiento. Cuando los desequilibrios hormonales son la raíz del problema, la administración precisa de terapias hormonales, como estrógeno y progesterona, emerge como un recurso eficaz para restablecer el equilibrio hormonal necesario y, por ende, reactivar el ciclo menstrual. Este tratamiento, sin embargo, requiere una atención meticulosa y ajustes personalizados según la respuesta de cada paciente, enfatizando la necesidad de un seguimiento continuo.
En casos en los que el síndrome de ovario poliquístico (SOP) contribuye a la amenorrea, se observa que cambios en el estilo de vida son fundamentales. La pérdida de peso, la adopción de una dieta equilibrada y la incorporación de actividad física regular no solo pueden restaurar la ovulación, sino también mejorar la salud general y la calidad de vida de la paciente.
En situaciones más complejas, como trastornos estructurales uterinos, las intervenciones quirúrgicas pueden ser necesarias para corregir la anomalía y restablecer la función uterina. La efectividad de estas intervenciones tendrá un impacto significativo en el pronóstico a largo plazo de la amenorrea.
Además, la amenorrea relacionada con factores psicológicos y emocionales exige un enfoque holístico. La terapia cognitivo-conductual, la gestión del estrés y el apoyo psicológico son esenciales para abordar estos aspectos, reconociendo la influencia directa de factores emocionales en la función hormonal y menstrual.
Palabras clave: Amenorrea, amenorrea primaria, amenorrea secundaria, menstruación y síndrome poliquístico.
Abstract:
Amenorrhea, the absence of menstruation, is a complex phenomenon that encompasses various causes and demands an individualized approach to its treatment. When hormonal imbalances are the root of the problem, the precise administration of hormonal therapies, such as estrogen and progesterone, emerges as an effective resource to restore the necessary hormonal balance and, therefore, reactivate the menstrual cycle. This treatment, however, requires meticulous attention and personalized adjustments based on each patient’s response, emphasizing the need for continuous monitoring.
In cases where polycystic ovary syndrome (PCOS) contributes to amenorrhea, lifestyle changes are seen to be essential. Losing weight, adopting a balanced diet, and incorporating regular physical activity can not only restore ovulation, but also improve the patient’s overall health and quality of life.
In more complex situations, such as uterine structural disorders, surgical interventions may be necessary to correct the abnormality and restore uterine function. The effectiveness of these interventions will have a significant impact on the long-term prognosis of amenorrhea.
Furthermore, amenorrhea related to psychological and emotional factors requires a holistic approach. Cognitive-behavioral therapy, stress management and psychological support are essential to address these aspects, recognizing the direct influence of emotional factors on hormonal and menstrual function.
Keywords: Amenorrhea, primary amenorrhea, secondary amenorrhea, menstruation and polycystic syndrome.
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción:
La amenorrea es la ausencia de menstruación en mujeres en edad fértil, es un fenómeno clínico que ha capturado la atención de investigadores y profesionales de la salud debido a su complejidad etiológica y su impacto significativo en la salud reproductiva y el bienestar general de las mujeres. Este artículo de revisión bibliográfica tiene como objetivo explorar exhaustivamente la amenorrea desde diversas perspectivas, abordando sus múltiples causas, manifestaciones clínicas y consecuencias a corto y largo plazo. (1,2)
El ciclo menstrual regular es un indicador crucial de la salud reproductiva femenina, y la interrupción de este proceso puede ser un síntoma de trastornos subyacentes que afectan el sistema endocrino, el sistema nervioso central, y otros sistemas orgánicos. A lo largo de las décadas, la investigación médica ha identificado diversas etiologías de amenorrea, desde desórdenes hormonales hasta condiciones anatómicas y factores psicológicos. La comprensión integral de estas causas es esencial para el diagnóstico preciso y el diseño de estrategias de tratamiento efectivas. (1,2)
La amenorrea primaria se refiere a la ausencia de menstruación en una persona que no ha menstruado hasta los 15 años. Las causas más comunes de la amenorrea primaria están relacionadas con los niveles hormonales, aunque los problemas anatómicos también pueden causar amenorrea. (1,2)
Por otro lado, la amenorrea secundaria es la ausencia de tres o más períodos seguidos en una persona que ha menstruado previamente. A pesar de que la causa más común de la amenorrea secundaria es el embarazo, también puede ocurrir por problemas hormonales. (1,2)
El tratamiento de la amenorrea depende de la causa subyacente. Es importante destacar que la amenorrea puede ser un indicador de diversas condiciones médicas, y por lo tanto, cualquier cambio en el ciclo menstrual regular debe ser evaluado por un profesional de la salud. (1,2)
Metodología:
Se realizó una revisión bibliográfica utilizando una variedad de bases de datos médicos, incluidas Pubmed y Elsevier. Para la búsqueda, se utilizaron criterios de exclusión e inclusión, como el idioma, incluyendo sólo artículos en inglés y español, así como la veracidad y relevancia científica de las fuentes. Los artículos con una fecha de publicación entre 2018 y 2023 se utilizaron como otro criterio. Amenorrea, amenorrea primaria, amenorrea secundaria, menstruación y síndrome poliquístico fueron los términos utilizados en la búsqueda. Se eligieron 15 fuentes bibliográficas, incluyendo revisiones sistemáticas, ensayos clínicos, investigaciones epidemiológicas y artículos de revisión.
Epidemiología:
Se estima que afecta alrededor del 3-4% de mujeres en esta etapa de la vida, pero estas cifras varían según la región y las condiciones socioeconómicas. (3,4)
La incidencia de amenorrea primaria es más común en adolescentes, relacionada con el desarrollo puberal, mientras que la amenorrea secundaria tiende a aumentar con la edad. Factores de riesgo incluyen trastornos alimentarios, ejercicio extremo y estrés crónico, mientras que hábitos alimentarios saludables y peso corporal adecuado actúan como factores protectores. (3,4)
La urbanización y cambios en el estilo de vida moderno se asocia con un aumento en la incidencia de amenorrea, especialmente en poblaciones urbanas. Causas específicas, como el síndrome de ovario poliquístico, y grupos de población particulares, como atletas y mujeres con trastornos alimentarios, tienen un riesgo aumentado. (3,4)
Las tendencias temporales en la epidemiología de la amenorrea están influenciadas por cambios en la conciencia pública, avances médicos y normas sociales relacionadas con la salud femenina. (3,4)
Patogenia:
En el núcleo de la patogenia yace la regulación hormonal meticulosa entre el hipotálamo, la glándula pituitaria y los ovarios. Alteraciones en esta compleja red pueden desencadenar amenorrea. Por ejemplo, desafíos nutricionales extremos o trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, pueden conducir a una deficiencia energética, desencadenando una respuesta del hipotálamo que suprime la liberación de hormonas gonadotropinas, afectando la ovulación y, por ende, la menstruación. (5,6)
En el espectro endocrino, el síndrome de ovario poliquístico (SOP) se destaca como una causa común de amenorrea. Aquí, desequilibrios hormonales, como niveles elevados de andrógenos y resistencia a la insulina, interfieren con la regularidad del ciclo menstrual. La disfunción tiroidea también se relaciona con la amenorrea, ya que la tiroides desempeña un papel crucial en la regulación del sistema reproductivo. (5,6)
La anatomía reproductiva no queda exenta; problemas estructurales en el útero o los ovarios pueden obstaculizar el flujo menstrual normal. Adicionalmente, condiciones como la endometriosis, donde el tejido uterino crece fuera del útero, pueden generar alteraciones en el proceso ovulatorio, contribuyendo a la amenorrea. (5,6)
Factores externos, como el estrés crónico, influyen en la amenorrea a través de mecanismos neuroendocrinos. El estrés puede alterar la producción de hormonas, particularmente la hormona liberadora de corticotropina, impactando negativamente la función ovárica. (5,6)
Manifestaciones clínicas:
La primera y más evidente manifestación es la falta de sangrado menstrual durante al menos tres ciclos consecutivos en el caso de la amenorrea primaria, o la ausencia de menstruación durante seis meses o más en el caso de la amenorrea secundaria. Este síntoma, aunque aparentemente simple, puede ser indicativo de una variedad de desafíos fisiológicos y endocrinos. (7,8)
A nivel endocrino, el desequilibrio hormonal asociado con la amenorrea puede conducir a síntomas adicionales. Muchas mujeres experimentan cambios en el patrón de vello corporal, como el crecimiento excesivo de vello facial (hirsutismo), debido a niveles elevados de andrógenos. Además, la piel grasa y la presencia de acné son comunes, reflejando las fluctuaciones hormonales que afectan la salud de la piel. (7,8)
La amenorrea también puede tener consecuencias a nivel óseo. La disminución de los niveles de estrógeno asociada con la ausencia de menstruación puede contribuir a la pérdida de densidad ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis a largo plazo. La preocupación por la salud ósea se intensifica en mujeres jóvenes cuya amenorrea coincide con la etapa crucial de la formación ósea. (7,8)
Además, la amenorrea puede influir en la fertilidad y la capacidad reproductiva de una mujer. La falta de ovulación impide la posibilidad de concepción natural, lo que puede tener implicaciones emocionales significativas para aquellas que desean tener hijos. (7,8)
A nivel psicológico, la amenorrea puede ir acompañada de estrés emocional, ansiedad y preocupaciones sobre la salud reproductiva. Las mujeres pueden experimentar cambios en el estado de ánimo, irritabilidad y desafíos en la autoimagen, especialmente si la amenorrea está vinculada a trastornos alimentarios u otros problemas de salud mental. (7,8)
Diagnóstico:
Diagnosticar la amenorrea implica un proceso exhaustivo, donde la colaboración estrecha entre la paciente y los profesionales de la salud es esencial. Comienza con una minuciosa historia clínica, donde se indaga sobre la edad de la menarquia, la regularidad de los ciclos menstruales anteriores y cualquier cambio relevante. Se exploran antecedentes médicos, quirúrgicos y ginecológicos, así como posibles factores de estrés, variaciones en el peso corporal, ejercicio físico extremo y trastornos alimentarios. (2,9)
Luego, se procede con un examen físico completo que abarca la evaluación de los órganos reproductores, la glándula tiroides y otros aspectos pertinentes. La medición de la presión arterial, el índice de masa corporal (IMC) y la observación de características sexuales secundarias son también partes integrales de esta evaluación. (2,10)
Las pruebas de laboratorio desempeñan un papel crucial, analizando los niveles hormonales mediante pruebas sanguíneas. Se incluyen hormonas tiroideas (TSH, T4), hormonas sexuales (estrógeno, progesterona, testosterona) y la hormona estimulante de folículos (FSH). Adicionalmente, se realizan pruebas específicas para descartar condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP), diabetes u hiperprolactinemia. (2,9,10)
Las imágenes diagnósticas, como los ultrasonidos pélvicos, se utilizan para identificar posibles problemas estructurales en los órganos reproductores, tales como quistes ováricos o malformaciones uterinas. En algunos casos, se recurre a resonancias magnéticas u otras pruebas de imagen específicas para profundizar en la investigación. (2,9)
Para casos de amenorrea secundaria, especialmente si se sospecha de trastornos uterinos, se puede considerar una biopsia endometrial, evaluando así la salud del revestimiento del útero. (2)
La evaluación psicológica también se incorpora, reconociendo que factores emocionales y psicológicos, como el estrés, pueden influir en el ciclo menstrual. Este enfoque multidisciplinario, que implica a ginecólogos, endocrinólogos y posiblemente otros especialistas, es esencial para abordar la amenorrea de manera integral. (10)
Tratamiento:
El primer paso crucial en el tratamiento de la amenorrea implica identificar y abordar la causa subyacente. En casos de amenorrea secundaria, donde la menstruación se ha interrumpido después de ciclos menstruales previamente regulares, la atención se centra en revertir o gestionar la condición causante. (2,11)
Para casos relacionados con desequilibrios hormonales, los enfoques terapéuticos a menudo incluyen la administración de hormonas para restablecer el equilibrio necesario. Las terapias hormonales pueden comprender la administración de estrógeno y progesterona en combinación, imitando así el ciclo menstrual natural. Este enfoque busca estimular el revestimiento uterino y regular el ciclo menstrual. (12)
En situaciones donde el síndrome de ovario poliquístico (SOP) es un factor contribuyente, los cambios en el estilo de vida son fundamentales. La pérdida de peso, la adopción de una dieta equilibrada y la incorporación de actividad física regular pueden ser efectivas para restaurar la ovulación y, por ende, la menstruación. (2,3)
En casos más complejos, como trastornos estructurales del útero, intervenciones quirúrgicas pueden ser necesarias. La corrección de malformaciones uterinas o la extirpación de pólipos y fibromas puede restablecer la función normal del sistema reproductor. (13)
Es esencial abordar los factores psicológicos y emocionales que pueden contribuir a la amenorrea. El estrés crónico o trastornos alimentarios pueden afectar negativamente la función hormonal, por lo que la terapia cognitivo-conductual, la gestión del estrés y el apoyo psicológico pueden formar parte integral del tratamiento. (13)
El seguimiento continuo y la adaptación del plan de tratamiento son fundamentales, ya que la amenorrea puede responder de manera diferente a diversas intervenciones. La colaboración entre la paciente y los profesionales de la salud es crucial para evaluar la efectividad del tratamiento y realizar ajustes según sea necesario.
Pronóstico:
En los casos donde la amenorrea surge como consecuencia de desequilibrios hormonales, el pronóstico suele ser favorable con intervenciones terapéuticas adecuadas. La administración cuidadosa de hormonas puede restablecer el equilibrio hormonal necesario para la ovulación y el ciclo menstrual. Sin embargo, la duración del tratamiento puede variar según la respuesta individual de la paciente, siendo esencial un seguimiento continuo para ajustar las dosis según sea necesario. (2,5)
En situaciones donde el síndrome de ovario poliquístico (SOP) contribuye a la amenorrea, las perspectivas mejoran con cambios en el estilo de vida. La pérdida de peso, una alimentación balanceada y la incorporación de ejercicio regular no solo pueden restablecer la ovulación, sino también mejorar la salud general y la calidad de vida de la paciente. (2,14)
Para trastornos estructurales del útero, el pronóstico a menudo depende de la naturaleza de la anomalía y la efectividad de las intervenciones quirúrgicas. Las correcciones exitosas, ya sea la eliminación de pólipos, fibromas o la corrección de malformaciones, pueden resultar en la restauración de la función uterina y la consecuente regularización del ciclo menstrual. (14,15)
La amenorrea relacionada con factores psicológicos y emocionales requiere un enfoque más holístico. Aquí, el pronóstico puede depender en gran medida de la capacidad de la paciente para abordar y gestionar el estrés, así como de la eficacia de la terapia psicológica. La colaboración activa con profesionales de la salud mental puede jugar un papel vital en la recuperación. (2,13)
Conclusiones:
La amenorrea, caracterizada por la ausencia de menstruación, presenta un pronóstico variable dependiendo de la causa subyacente. En casos de desequilibrios hormonales, tratamientos hormonales cuidadosamente administrados suelen tener resultados positivos, mientras que la amenorrea relacionada con el síndrome de ovario poliquístico a menudo mejora con cambios en el estilo de vida.
Para trastornos estructurales uterinos, como pólipos o malformaciones, el pronóstico está estrechamente ligado a la eficacia de las intervenciones quirúrgicas. La corrección exitosa puede resultar en la restauración de la función uterina y la regularización del ciclo menstrual, aunque la duración del tratamiento puede variar.
En situaciones donde factores psicológicos contribuyen a la amenorrea, el pronóstico depende de la capacidad de la paciente para abordar y gestionar el estrés, junto con la efectividad de la terapia psicológica. La colaboración activa con profesionales de la salud mental es crucial para una recuperación integral y sostenible.
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