Puntos globales de las fiebres tifoideas y paratifoideas
Resumen: La fiebre tifoidea es una enfermedad considerada de declaración obligatoria. Es un problema de salud grave a nivel mundial, especialmente en países subdesarrollados.
Este artículo revisa el concepto de las fiebres tifoideas y paratifoideas, también incluye un breve repaso de la incidencia y prevalencia, sintomatología, mecanismo de transmisión, tratamiento y profilaxis
1ª autora: Jennifer Barrado Jimenez. Diplomada Universitaria en Enfermería, Consulta Trasplante Renal Hospital Universitario Miguel Servet.
2ª autora: Noelia Estefanía Pavón Tercero. Diplomada Universitaria en Enfermería, UCI Quirúrgica Hospital Clínico Lozano Blesa.
3ª autora: Carolina Azcona Cidraque. Graduada en Enfermería, Urgencias 061 Aragón.
4ª autora: Paula Hernández Arranz. Diplomada Universitaria en Enfermería, Consulta Alergología Pediátrica Hospital Universitario Miguel Servet.
Palabras clave: Fiebre tifoidea# fiebre paratifoidea# salmonella Typhy # salmonella Paratyphy# cadena epidemiológica.
ÍNDICE
Introducción: Salmonella typhy y Salmonella paratyphy, fiebres tifoideas y paratifoideas.
Epidemiología
Etiología
Prevalencia
Cadena epidemiológica
Cuadro clínico
Diagnóstico
Tratamiento
Profilaxis
Introducción: Salmonella typhy y Salmonella paratyphi, fiebres tifoideas y paratifoideas:
La fiebre tifoidea es una enfermedad de declaración obligatoria que representa un grave problema de salud pública nivel mundial. Se considera una enfermedad con mecanismo de transmisión fecohídrica.
La fiebre paratifoidea presenta una menor gravedad (características cínicas de menor intensidad) y tasas de mortalidad inferiores. [1]
Según Harrison et al: [2] Los tipos serológicos S. typhi y S. paratyphi proliferan de manera exclusiva en hospedadores humanos causando fiebre entérica (tifoidea). El resto de los serotipos, denominados Salmonella no tifoídica o NTS (nontyphoidal Salmonella), colonizan el aparato digestivo de un gran número de animales mamíferos, reptiles, aves e insectos. Más de 200 de estos serotipos son patógenos para el ser humano, en el cual causan gastroenteritis y, en ocasiones, infecciones circunscritas, bacteriemia o ambas.
Epidemiología
Ha habido un descenso sustancial de la prevalencia de estas enfermedades en los países desarrollados debidos principalmente a los avances en saneamiento del medio ambiente y al abastecimiento de agua de bebida e higiene sanitaria. Sin embargo, el número de casos en las últimas décadas permanece constante.
No hay reservorio animal de S.Typhy por lo que las dos fuentes principales de contagio son los pacientes con la enfermedad aguda y los portadores crónicos (personas que se han recuperado de la enfermedad pero continúan eliminando gérmenes durante más de un año); ambos excretan gran nº de microorganismos en las heces.
En localizaciones endémicas el principal vehículo de transmisión es el agua que afecta a los niños en mayor medida, en las áreas no endémicas, son los alimentos, que afectan a las personas más ancianas o con más edad.
Este tipo de contagios son infrecuentes en nuestro entorno, rara vez miembros del personal sanitario se contaminan (exposiciones ocupacionales, fallos tanto en las técnicas de aislamiento como en las de lavado de manos).
La transmisión directa entre personas es más común a partir de enfermos que de portadores y la transmisión anal-oral ha quedado demostrada en hombres homosexuales; en individuos con VIH la incidencia de la enfermedad es 60 veces mayor que en la población general.
Entre un 2 y 3% de los pacientes que han padecido fiebre tifoidea se convierten en portadores (los conductos biliares son el lugar de preferencia de estos microorganismos para alojarse, especialmente si poseen cálculos o cicatrices, vinculándose así con la dificultad de eliminar el estado de portador. También hay casos de portador urinario y portador transitorio asintomático (el más frecuente). Las mujeres tienen 3 veces más posibilidades de volverse portadoras crónicas, mientras que los niños tienden a desarrollar el estado de portador convaleciente sin pasar a desarrollar cronicidad. [1]
Etiología
El agente etiológico de la fiebre tifoidea es la Salmonella typhi perteneciente a la S. enterica o subespecie I. Es una bacteria caracterizada por su antígeno flagelar U, su antígeno lipopolisacárido O y un antígeno capsular polisacárido Vi. Se ha descubierto la presencia de un plásmido que codifica la síntesis enzimática que le proporciona resistencia antibiótica. [1]
Las fiebres paratíficas pueden ocasionarse por tres serotipos de Salmonella, la S. typhi A, B y C. [1]
Prevalencia
La fiebre tifoidea continúa siendo un grave problema de salud pública a nivel mundial, especialmente en países subdesarrollados. Se calcula que tiene una incidencia a nivel mundial de 16 millones de casos anuales provocando entre 500.000 y 600.000 muertes durante el mismo periodo de tiempo.
En cuanto a la fiebre paratifoidea se está dando un aumento de casos en determinados lugares de China y Pakistán. [1]
Cadena epidemiológica [5]
El agente causal de la fiebre tifoidea es Salmonella Typhi (S. enterica subespecie enterica serovariedad Typhi). Los agentes causales de la fiebre paratifoidea son principalmente Salmonella Paratyphi A y Salmonella Paratyphi), aunque también podría causarla Salmonella Paratyphi C.
Reservorio El reservorio de la enfermedad es el hombre y raramente los animales domésticos son reservorio de la fiebre paratifoidea. El estado de portador puede seguir a la enfermedad aguda o leve o incluso a la infección subclínica.
Los contactos familiares pueden ser portadores transitorios o permanentes. El estado de portador permanente es más frecuente entre personas de mediana edad, sobre todo mujeres, generalmente con anomalías del tracto biliar.
Modo de transmisión Tras la ingestión de comida (verduras, frutas, leche o productos lácteos y mariscos contaminados) o agua contaminados por heces y orina de pacientes y portadores. Las moscas también pueden actuar como vehículo de transmisión, infectando los alimentos.
Aunque la transmisión persona a persona es infrecuente, se ha documentado la transmisión de S. Typhi durante las prácticas sexuales.
El período de incubación depende del tamaño del inóculo. Oscila entre 3 y 60 días (normalmente de 8 a 14 días) en la fiebre tifoidea y de 1 a 10 días en la fiebre paratifoidea.
Periodo de transmisibilidad se mantiene mientras persistan los bacilos en las heces, normalmente desde la primera semana de enfermedad hasta el final de la convalecencia.
En la fiebre paratifoidea el período es de 1 a 2 semanas. Un 10% de pacientes con fiebre tifoidea no tratada excretarán bacilos durante tres meses después del inicio de los síntomas y el 2-5 % se harán portadores crónicos.
Huésped susceptible La susceptibilidad es general y aumenta en personas con aclorhidria gástrica. Tras la enfermedad, manifiesta o subclínica, o la inmunización activa, surge una inmunidad específica relativa. [1]
Cuadro clínico
La fiebre tifoidea es una enfermedad sistémica grave que se caracteriza por fiebre de carácter prolongado y afectación del aparato digestivo.
El periodo de incubación oscila entre los 5 y 21 días post ingestión de S. typhy, en el que puede aparecer enterocolitis con diarrea durante varios días aunque suelen desaparecer con el comienzo de la fiebre. También están presentes síntomas inespecíficos como dolor abdominal, escalofríos, diaforesis, cefalea, anorexia, tos, odinofagia, mareos y mialgias, así como manifestaciones de carácter neuropsiquiátrico producidas por una encefalopatía como estupor (tifismo), obnubilación, somnolencia incluso convulsiones.
Es conveniente una punción lumbar para descartar meningitis.
También se pueden presentar máculas rosadas, erupción macropapular de color salmón en el tronco, dolor a la palpación, peristaltismo aumentado, esplenomegalia así como complicaciones de carácter tardío: hemorragias, perforación intestinal e infecciones focales, pericarditis, orquitis y absceso escénico y hepático.
La sintomatología de las fiebres paratifoideas es similar a la de las fiebres tifoideas pero de menor gravedad y con tasas de mortalidad inferiores, pueden presentar: endocarditis, infecciones abdominales, del parénquima pulmonar y del SNC, procesos musculoesqueléticos así como infecciones en los tejidos blandos. [3]
Los portadores crónicos desarrollan una colecistitis o colangitis de poca evidencia clínica que vierten salmonellas a la luz intestinal. [3]
Diagnóstico
Se debe confirmar con pruebas de laboratorio. Se diagnostica por cultivo bacteriano aislando la bacteria. Normalmente es en sangre pero también puede cultivarse en heces, bilis o médula ósea. Para confirmar el diagnóstico se precisa de hemocultivos y coprocultivo. [4]
Tratamiento
El tratamiento para esta patología son los antibióticos: beta-lactámicos, cloranfenicol, quinolonas o trimetroprima-sulfametoxazol. Éstos hacen desaparecer la fiebre entre 3 y 5 días. Sin ellos los síntomas pueden resolverse hacia la 4ª semana de enfermedad en el 90% de los pacientes afectados. [1]
La administración de corticoides se da en casos graves con alteraciones del sistema nervioso, en especial si el paciente requiere ser atendido en terapias intensivas o intermedias. [6]
Profilaxis
Presenta tres niveles de actuación: sobre la fuente de infección, sobre la transmisión humana por vehículo común y la vacunación.
La profilaxis de exposición comienza con el aislamiento entérico de los enfermos, de los portadores y con medidas de higiene personal; aunque el núcleo de la acción sanitaria está encaminado a la adopción de medidas para la depuración bacteriológica de las aguas de abastecimiento, tratamiento y eliminación de las aguas residuales, control sanitario de la producción de moluscos, medidas de higienización de la leche y derivados, prohibición de riego de vegetales con aguas residuales y desinsectación así como las vacunas.[3]
Existen tres autorizadas para su uso:
- Vacuna antitifoidea clásica a base de una cepa muerta por acción del calor y el fenol, administrada por vía parenteral (subcutánea) en series de dos dosis separadas por un intervalo de al menos 4 semanas.
Su uso no está recomendado en menores de 6 años y no es candidata de 1ª línea para la profilaxis de la enfermedad debido al bajo nivel de protección los efectos adversos que conlleva.
- Vacuna viva atenuada a partir de la cepa T y 21ª, está disponible en forma de cápsulas con protección entérica y en forma líquida, ésta proporciona protección a partir de 10-14 días después de la administración de la 3ª dosis. Se administra en tres dosis con dos días de separación antes de ingerir cualquier alimento y debe evitarse los antibióticos una semana antes y otra después de su administración.
- Vacuna antitifoidea parenteral fabricada a base del polisacárido capsular Vi de S. typhi, que se administra en una sola dosis de manera intramuscular.
Es necesaria sólo una dosis y es estable a temperatura ambiente. El paciente está protegido después de los 7 días de administrarse la vacuna y alcanza la mayor protección a los 28 días. [1]
Referencias bibliográficas
[1]: J. Fernández-Crehuet Navajas, M. Carnero Varo y A. Pinedo Sánchez. Enfermedades de transmisión fecohídrica. En: Sierra López A, Sáenz González MC, Fernández-Crehuet Navajas J, Cueto Espinar A, Gestal Otero JJ, et.al. Epidemiología y prevención de las enfermedades transmisibles. Medicina preventiva y salud pública. 11ª edición. Barcelona: Elsevier MASSON; 2008. P:543-546.
[2]: Cammie F. Lesser; Samuel I. Miller. Salmonelosis En: Barnes PJ. Longo DL, Fauci AS, et al, editores. Harrison principios de medicina interna. Vol 3. 15ª ed. España.
McGraw‐Hill; 2004. p.1146.
[3]: Easmon C. Fiebre tifoidea, ¿qué es la fiebre tifoidea? Netdoctor [Internet]. 2017 [visitado 15 de abril de 2017]. Disponible en: http://netdoctor.elespanol.com/articulo/fiebre-tifoidea
[4] Cuidateplus.com [Internet]. Cuidateplus; 2015 [actualizado 26 de junio de 2015, visitado 9 de abril de 2017]. Disponible en: http://www.cuidateplus.com/enfermedades/viajero/fiebre-tifoidea.html
[5]: Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Protocolo de Vigilancia de la Fiebre Tifoidea y Paratifoidea. Murciasalud.es [Internet]. [Visitado 15 de abril de 2017]. Disponible en: https://www.murciasalud.es/recursos/ficheros/287196-PROTOCOLO_DE_VIGILANCIA_DE_FIEBRE_TIFOIDEA_Y_PARATIFOIDEA.pdf