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Forma más adecuada de lavar las heridas

Forma más adecuada de lavar las heridas

Autor principal: Francisco Javier Mesa Mesa

Vol. XVII; nº 14; 589

Most effective way of cleaning wounds 

Fecha de recepción: 08/06/2022

Fecha de aceptación: 18/07/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 14 –Segunda quincena de Julio de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 14; 589

Autores:

Francisco Javier Mesa Mesa; Rubén Benítez Moscoso

Hospital de Alta Resolución de Puente Genil, España.

Resumen:

El objetivo principal de este estudio es conocer la forma más adecuada de lavar una herida, previa a la cura de la misma. Para este propósito se ha realizado la revisión de varios artículos mediante el acceso a distintas bases de datos.

Durante la lectura y análisis de estos trabajos, apreciamos que el agua con sal es el producto más idóneo para la limpieza de las heridas. En un estudio realizado en 2400 pacientes con heridas abiertas sometidas a cirugía, fueron precisas nuevas intervenciones quirúrgicas en mayor número de casos limpiando con agua y jabón que en la limpieza con agua con sal. También es notable reseñar que, pese a similares ventajas, el agua con sal es menos costosa que el suero fisiológico, lo que supone un factor a tener en cuenta en países menos desarrollados.

Palabras clave: jabón, lavado de heridas, agua, suero fisiológico

Abstract:

The main aim of this review is to establish the most appropriate way to clean a wound, prior to healing it. For this purpose, several articles have been reviewed through access to different databases.

During the reading and analysis of these works, it was observed that saltwater is the most suitable product for cleaning wounds. During a large-scale study of 2,400 patients, with open wounds, undergoing surgery, new surgical interventions were required in greater numbers of cases when cleaning with soap and water than when cleaning with saltwater. It is also worth noting that, despite similar advantages, saltwater is less expensive than saline solution. This economic factor should be taken into consideration, especially, in the case of less developed countries.

Keywords: soap, wound cleaning, water, saline solution

Introducción:

Las heridas son debidas a una rotura de la superficie de la piel. La reparación de las mismas, tiene lugar cuando se regenera el tejido lesionado. Cuando la lesión es poco importante, muchas veces, basta con aproximar los bordes; pero si la pérdida es importante, la sanación se puede prolongar mucho en el tiempo.

La etiología de las heridas es muy diversa. Podemos encontrar heridas producidas por cortes, desgarros, quemaduras, aplastamientos, frío, calor, corriente eléctrica, agresión química e interrupción del aporte sanguíneo, entre otras.

A la hora de evaluar una herida, es importante conocer la causa y el tiempo de evolución de la misma para establecer el tratamiento más adecuado.

Debido a la gran cantidad de mecanismos lesionales y estado de las heridas, se hace muy complejo clasificarlas, por eso, usaremos una clasificación lo más esquemática posible.

Las heridas podríamos dividirlas según cuatro factores a tener en cuenta:

  • Según el mecanismo lesional:
    • Herida incisa: causada por objetos afilados, que provocan solución de continuidad en la piel. Por norma general, son heridas que curan rápidamente por primera intención cuando son suturadas. Los bordes suelen ser regulares.
    • Herida contusa: provocada por objetos romos. Se produce por muerte celular inmediata e interrupción brusca del aporte sanguíneo por el aplastamiento provocado. El proceso de curación es más largo que en las anteriores, ya que, en la mayoría de los casos no se pueden suturar y cicatrizarán por segunda intención.
    • Herida por cizallamiento: están causadas por objetos que vencen la fuerza de cohesión de los tejidos. Se produce un arrancamiento de la piel con respecto al tejido subyacente. Este mecanismo generará bordes irregulares complejos de suturar para que la herida cure por primera intención.
    • Quemaduras: provocadas al tomar contacto la piel con una fuente de frío o calor. Este tipo de heridas son muy frecuentes en el ámbito doméstico. Este tipo de heridas tienen su propia clasificación (primer grado, segundo grado superficial o profundo y tercer grado), según su profundidad.
    • Úlceras: Son heridas en las que se pierde el revestimiento epitelial en una zona del cuerpo y que, generalmente, están causadas de forma secundaria por una enfermedad de base. Estas heridas, debido a su prolongación en el tiempo, se clasifican como heridas crónicas.
    • Mordeduras: heridas provocadas por la dentición de un animal o una persona. Son consideradas heridas contaminadas, por lo que, en la mayoría de los casos habrá que añadir profilaxis antibiótica al tratamiento.
  • Según la profundidad:
    • Excoriación: abarca epidermis y dermis. Suelen tener buena evolución y curar sin dejar cicatriz.
    • Superficial: estas heridas abarcan desde la epidermis hasta la hipodermis.
    • Profunda: pueden llegar a lesionar hasta el músculo, pero no más allá de él.
    • Penetrante: la lesión comunica una cavidad corporal (abdomen, tórax, cráneo) con el exterior.
    • Perforante: esta herida, se extiende desde la epidermis hasta una víscera ya sea lesionándola y perforándola.
    • Empalamiento: es una herida provocada por un objeto punzante de tal forma, que este queda alojado en el organismo. En la mayoría de los casos, el objeto es retirado sin complicaciones, pero hay posibilidad de que se produzcan rotura de vísceras, vasos sanguíneos o estructuras corporales importantes.
  • Según tiempo de evolución:
    • Agudas: heridas de menos de seis horas de evolución. Son potencialmente esteriles, por lo que si cumplen las condiciones adecuadas, se pueden suturar. Se pueden reparar mediante un proceso ordenado en forma y tiempo, por lo que, se prevé que no se alargarán mucho en el tiempo.
    • Subagudas: son heridas con una evolución de entre seis horas y cinco días, por lo que si no se han tomado medidas en este tiempo, podrían estar colonizadas. Tienen riesgo de convertirse en crónicas. Se espera una peor evolución que en las agudas.
    • Crónicas: más de cinco días de evolución. Se consideran colonizadas por bacterias. Son heridas complejas de tratar y cuya sanación podría llevarse a cabo en varios meses.
  • Según contaminación: esta clasificación se emplea en el ámbito postquirúrgico, según la localización de la cirugía empleada.
    • Limpia (clase I): no ha habido acceso al tracto respiratorio, gastrointestinal o genitourinario. Por ejemplo, mastectomía o reparación de una hernia.
    • Limpia/contaminada (clase II): acceso controlado al tracto respiratorio, gastrointestinal o genitourinario sin que exista derrame de contenido. Se aplica profilaxis antibiótica. Por ejemplo, histerectomía o lobectomía pulmonar.
    • Contaminada (clase III): herida abierta de menos de seis horas de evolución que no presenta infección. Se accede al tracto respiratorio, gastrointestinal o genitourinario en el contexto de inflamación aguda sin infección. Se aplica profilaxis antibiótica. Por ejemplo, apendicectomía en apendicitis aguda.
    • Sucia/contaminada (clase IV): se produce la incisión en un área infectada con tejido ampliamente contaminado. Debido a las altas probabilidades de infección de esta herida (en torno al 30%), requiere tratamiento antibiótico y no profilaxis.

El primer paso para la curación de heridas es siempre una correcta limpieza que nos ayude a prevenir infecciones y evite la formación de cicatrices. Limpiar la herida ayuda a eliminar residuos, microorganismos y células muertas que se encuentren en el lecho de la herida y que pueden ser caldo de cultivo para el crecimiento de bacterias. Siempre se deben limpiar las heridas antes de aplicar otros productos, tanto cuando se produce la herida como al inicio de las curas.

El exudado de las heridas, sobre todo en las agudas, es una fuente de factores de crecimiento y de otras sustancias bioactivas que promueven la cicatrización. Estudios que han comparado la limpieza de estas heridas con la ausencia de la misma, no encuentran diferencias significativas con respecto a la sobreinfección o la tasa de cicatrización. Por otro lado, un lavado indiscriminado puede dañar el tejido frágil neoformado del lecho. Por lo tanto, la limpieza en cualquier herida a de ir dirigida a eliminar lo que está dificultando su cicatrización, que no siempre es sencillo de identificar.

El suero salino al 0.9% es una solución isotónica, por tanto no altera los fluidos del lecho de la herida, no dificulta la cicatrización, no produce daño tisular, causa alergia o altera la flora bacteriana normal.

El agua se ha empleado durante años, objetivándose beneficio de su uso. El agua es una solución hipotónica, así que una irrigación mantenida en el tiempo o frecuente estimularía la absorción de líquido por ósmosis, con el consiguiente aumento del edema y ruptura celular. Esto produciría un incremento del exudado y una necesidad de mayor número de cambios de apósito. Sin embargo, mientras que la limpieza no implique hacer una inmersión de la herida en agua durante tiempo prolongado, su uso habitual en la limpieza de las heridas no es dañina y además es fácilmente accesible y eficiente. En países con menos recursos y difícil acceso al agua potable, una alternativa es el uso de agua hervida o destilada.

Objetivos:

Conocer la forma más adecuada de lavar una herida.

Material y método:

Se ha realizado una revisión bibliográfica de los artículos relacionados con el tema que exponemos, haciendo posteriormente una valoración y análisis de los resultados. Los artículos han sido buscados en bases de datos como, COCHRANE, EXPLORAEVIDENCIA, SCIELO y CUIDEN.

Resultados:

Fernandez R. et al. realizaron una revisión sistemática que concluye que el agua de grifo potable puede ser tan eficaz y más eficiente (por su menor coste) que el agua estéril o el suero salino. Se incluyeron 7 ensayos clínicos que comparaban las tasas de infección y de curación al comparar el uso de agua del grifo y suero salino y no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en heridas agudas y crónicas.

Otro estudio de investigadores de las universidades canadienses de McMaster y McGill, en el que, participaron 2.400 personas (en su mayoría hombres de 40 años con fractura en extremidades inferiores) que presentaban heridas abiertas en brazos o piernas, demostraron que el uso de agua salina puede resultar más eficaz para limpiar las heridas y prevenir infecciones que la tradicional combinación de agua con jabón que suele usarse desde hace años. Una baja presión de agua demostró ser suficiente para limpiar las heridas. En contraposición, las lavadas con agua y jabón tenían más riesgo de tener que ser sometidas a reintervención (14.8% frente al 11.6% obtenido en las lavadas con agua y sal).

García González et al. en la revisión que realizaron de la bibliografía, hallaron de varios autores que una forma adecuada de lavar las heridas sería con solución salina al 0.9% mediante chorro a presión, con una jeringa de 20cc y aguja; con el suero a una temperatura de unos 37º para evitar el enfriamiento de los tejidos y mantener la temperatura corporal. Además esta solución al ser isotónica, no interferiría en el proceso de cicatrización normal, ni dañaría los tejidos ni provocaría hipersensibilidad o alergias y no alteraría la flora bacteriana normal de la piel. También hallaron que no habría diferencias significativas con el agua corriente, y esta sería más eficiente al tener menor coste.

Conclusión:

En primer lugar, me gustaría comentar que lo primero que me encuentro al realizar la búsqueda bibliográfica es la escasez de estudios importantes para conocer cuál sería la solución más adecuada para la limpieza de heridas.

Aun así, concluimos que este producto debe ser un fluido que ayude a retirar el exceso de exudado y el tejido desvitalizado, sin resultar tóxico para el microambiente del lecho de la herida. Tradicionalmente se utilizaban los antisépticos clásicos (clorhexidina, povidona yodada), pero ha quedado demostrada su toxicidad celular y, por tanto, el enlentecimiento de la cicatrización, por lo que actualmente su uso está totalmente desaconsejado en las guías de práctica clínica. También consideramos oportuno nombrar una nueva generación de productos, como la polihexanida, que a pesar de sus propiedades antisépticas, no alteran el proceso de cicatrización.

Parece ser que la solución salina al 0.9% podría ser el método más adecuado de limpieza de las heridas, por sus características y por su inocuidad con los tejidos. Pero también tenemos que considerar el uso de agua corriente, que ha demostrado no tener diferencias significativas con el suero salino y es más accesible en países en vías de desarrollo o subdesarrollados por su menor coste.

Bibliografía:

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