Hiperplasia benigna de próstata: avance en cirugía
La hiperplasia benigna de próstata tiene una alta prevalencia entre los varones. Podemos diferenciar varios grados del problema, cuyo tratamiento será diferente según la valoración de la afección y del individuo.
AUTORES
Diego Sorli Latorre (Grado en enfermería)
Lorena García Hernández (Diplomada en enfermería)
Patricia Sorli Latorre (Diplomada en enfermería)
Patricia Sánchez Ferrer (Diplomada en enfermería)
María Casamián Cabero (Diplomada en enfermería)
Cintia Pérez Torrero (Diplomada en enfermería)
RESUMEN
La hiperplasia benigna de próstata tiene una alta prevalencia entre los varones. Podemos diferenciar varios grados del problema, cuyo tratamiento será diferente según la valoración de la afección y del individuo.
La técnica de resección transuretral es la más extendida en nuestro medio para tratar esta afección. Sin embargo, los riesgos y complicaciones de la cirugía pueden acarrear consecuencias indeseables.
En los últimos años, a ocurrido un importante avance para la resolución de esta patología. La cirugía mediante vapor de agua a minimizado las consecuencias y riesgos perioperatorios, siendo implantada cada vez en más carteras de servicios del país.
ABSTRACT
Benign prostatic hyperplasia has a high prevalence among men. We can differentiate several degrees of the problem, whose treatment will be different according to the assessment of the condition and the individual.
The transurethral resection technique is the most widespread in our environment to treat this condition. However, the risks and complications of surgery can have undesirable consequences.
In recent years, there has been an important advance for the resolution of this pathology. Water vapor surgery has minimized the consequences and perioperative risks, being increasingly implemented in more service portfolios in the country
PALABRAS CLAVE
Próstata, Resección Transuretral de Próstata, Vapor, Cuidados Postoperatorios
KEY WORDS
Prostate, Transurethral Resection of Prostate, Steam, Postoperative Care
INTRODUCCIÓN
La próstata es una glándula que forma parte del sistema urinario y reproductor exclusivamente masculino. Queda circunscrita por la vejiga en su polo superior, el recto en su cara posterior, por su parte inferior encontramos el periné, y en contacto con la sínfisis del pubis por su cara anterior. A través de ella, por su parte interior discurre la uretra en su trayecto prostático.
En la población, el peso de esta glándula vacila entre los 15 y 25 gramos en condiciones normales, ocupando un volumen de aproximadamente 20 centímetros cúbicos.
Es a partir de la cuarta y quinta década de la vida cuando esta glándula puede realizar un desarrollo en su tamaño, creciendo y sobrepasando las medidas que se estiman habituales sin hallar una causa de carácter maligna. Esta afectación recibe su máximo pico de prevalencia entre los 60 y 85 años de edad. A este acrecentamiento se le denomina hiperplasia benigna de próstata.
Debido al crecimiento, puede originarse una obstaculización al paso de la orina a través de la porción uretral prostática, llegando a ser un problema obstructivo para el inicio de la micción, contención, o vaciado total por parte de la vejiga.
El transcurso de la proliferación del tamaño no suele detenerse, por lo que unos leves síntomas iniciales pueden agravarse o cronificarse originando complicaciones peores en un periodo posterior a su observación.
Esta primera objetivación del problema puede verse reseñada por una micción deficitaria en la fuerza de eyección, en la continuidad del ritmo de fluidez, o en la cantidad del líquido emanado. Además, puede existir síntomas que acompañen a los anteriores, como daño, escozor, imperiosidad en el reflejo de micción, cambios en la frecuencia de ir al baño, retraso en la eyectibilidad inicial de orina, pérdidas de orina por rebosamiento o vaciamiento deficitario de la vejiga, entre otros.
Cuando los signos iniciales se ven alterados, pueden surgir las complicaciones y acaecer en problemas mayores, con consecuencias gradualmente más significativas, como daños en estructuras del tracto urinario superiores a la próstata o perjuicios a nivel vascular.
Según diferentes bibliografías, se pueden diferenciar varios grados dentro del diagnostico de hiperplasia benigna de próstata, siendo la clasificación más habitual la que distingue cuatro niveles:
-Grado I: Leve hipertrofia. La próstata alcanza aproximadamente el doble de sus condiciones normales en peso o volumen. Generalmente asintomática pudiendo manifestar leves molestias.
-Grado II: Su tamaño o volumen se triplica. Aparecen pequeños síntomas pero que son percibidos por la mayoría de los hombres afectados, generalmente relacionados con la potencia y calidad de la salida de la orina.
-Grado III: Sintomatología moderada, mucho más percibida y con consecuencias que perturban el día a día de los afectados. Su peso y volumen alcanza el cuádruple que las cifras normales.
-Grado IV: Su espesor sobrepasa el cuádruple del habitual. Los síntomas pueden llegar a ser muy severos sin una actuación sanitaria oportuna. Prima como vía de elección la cirugía sobre la opción farmacológica.
METODOS
En la actualidad se desarrollan varios tipos de intervención quirúrgica, optando por una técnica u otra dependiendo de su accesibilidad, sintomatología y complicaciones. En la actualidad, el método quirúrgico más habitual es la resección transuretral de próstata, siendo una técnica de mínima invasividad. Se lleva a cabo mediante un resectoscopio mediante el cual se visualiza indirectamente la porción de uretra prostática. A través de él se dispone un elemento de diatermia (con calibres y formas variables) para extirpar el exceso de glándula y favorecer la luz del trayecto uretral. La cirugía aborda un tiempo de entre 30 minutos a una hora, dependiendo principalmente de la complejidad del caso individualizado.
Esta técnica conlleva una serie de cuidados posteriores. El paciente intervenido portará de sondaje urinario lavador, el cual permanecerá entre 1 y 3 días aproximadamente, pudiendo prolongar la permanencia del sondaje más días. Tras este periodo, el paciente recobrará sus actividades cotidianas más básicas con cierta normalidad. Se recomienda alrededor de uno o dos meses de reposo relativo, evitando especialmente transportar cargas pesadas y tareas físicas de esfuerzo violento.
A lo largo de los últimos años, se ha realizado un importante avance tecnológico para la cirugía prostática. Se trata nuevamente de una técnica quirúrgica de mínima invasividad, pero que a diferencia del método anteriormente descrito, en este caso la energía empleada para retirar el exceso glandular es el vapor de agua.
RESULTADOS
Esta novedad, denominada Rezum, optimiza las posibilidades y disminuye las complicaciones potenciales, ya que no existe discriminación por edad, pudiendo realizarse tanto a adultos jóvenes como de edades avanzadas, disminuye el riesgo de problemas sexuales posteriores. Existe un factor discriminante para el tamaño, ya que aquellas los resultados más esperanzadores se realizan en las próstatas de grado I y II.
Además, la técnica emplea menos de 15 minutos para su realización y la anestesia puede llegar incluyo a ser local. El paso de vapor de agua produce apoptosis celular del tejido excedente, retirándose los restos de forma natural por descamación del tejido desvitalizado.
Al igual que el proceso de resección convencional, el Rezum se lleva a cabo por vía transuretral con un aparato desechable. Las instilaciones de vapor, a una temperatura que ronda los 100 grados, son intermitentes y su número dependerá del tamaño a tratar, con una duración de 9 segundos por descarga con la cual administra aproximadamente 0,4ml.
Como si de cualquier herida en el cuerpo se tratase, en las primeras horas posteriores se produce una inflamación para la posterior cicatrización, es debido a ello que durante los cuidados posoperatorios el paciente deberá portar una sonda urinaria sobre 3 ó 4 días para evitar la obstrucción a la salida de orina del organismo. A pesar de ello, el paciente puede ser dado de alta el mismo día de la intervención, llevando a su domicilio la sonda colocada, y siendo vigilada de manera personal, familiar o profesional únicamente para un correcto funcionamiento.
No es una técnica terminante, ya que es posible que tras una década desde la intervención, pueda ser nuevamente necesario repetir el tratamiento.
CONCLUSIONES
La técnica Rezum en menos invasiva que otros procedimientos de los que se dispone en la actualidad, con lo cual el paciente se expone a menos riesgos intraoperatorios. También despeja muchas de los inconvenientes físicos o emocionales que sucedían con otros tratamientos.
El paciente precisa menos tiempo de ingreso hospitalario, por lo que disminuye sensiblemente el gradiente costo-efectivo con respecto a otros abordajes con periodos de hospitalización superiores.
El tiempo quirúrgico es menor que en otros procesos, por lo que se pueden beneficiar más pacientes por cada hora de quirófano en uso.
No se trata de una terapia definitiva ya que puede necesitar operaciones posteriores. Tampoco es capaz de abordar todo tipo de próstata, por lo que existen otros tratamientos similares complementarios, como el de Aquablation con abordaje a grados superiores.
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