Hipotermia perioperatoria: Revisión bibliográfica
Autor principal: Manfred Soto Rojas
Vol. XX; nº 12; 767
Perioperative hypothermia: Bibliographical Review
Fecha de recepción: 4 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 24 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 767
Autores:
Manfred Soto Rojas, Médico General, investigador independiente, Hospital San Juan De Dios, San José, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0009-8891-5152
Marlon Vindas Jiménez, Médico General, investigador independiente, Hospital San Juan de Dios, San José, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6725-8474
Delma Ruiz García, Médico General, Investigadora independiente, Hospital San Juan de Dios, San José Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0001-5578-0740
Sebastián Obando Estrada, Médico General, investigador independiente, Hospital San Juan de Dios, San José, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0002-1068-8614
Jose Daniel Soto Miranda, Médico general, Investigador Independiente, Hospital Metropolitano, San José, Costa Rica. ORCID: https://orcid.org/0009-0004-1050-893X
Resumen:
La hipotermia perioperatoria es un fenómeno que ha sido documentado desde 1847 y está asociado con efectos adversos en la anestesia, especialmente en pediatría. Se clasifica en cuatro grados según la temperatura central y los síntomas: grado I (leve, 32-35 °C), grado II (moderada, 28-32 °C), grado III (severa, <28 °C) y grado IV (muerte aparente, <24 °C).
La termorregulación se mantiene en el compartimento central, con variaciones influenciadas por factores como el ritmo circadiano y el ciclo menstrual. La pérdida de calor en cirugía se produce por radiación, conducción, convección y evaporación, siendo la radiación la más significativa.
La anestesia y la cirugía afectan la termorregulación, convirtiendo a los pacientes en poiquilotermos, es decir, su temperatura corporal se adapta al entorno. Los factores de riesgo para hipotermia incluyen edad avanzada, desnutrición y ciertas condiciones médicas. Durante el periodo intraanestésico, la redistribución del calor es la principal causa de hipotermia, y esta puede agravarse por un ambiente quirúrgico frío y otros factores.
Las consecuencias de la hipotermia son significativas e incluyen alteraciones en la farmacocinética de medicamentos, coagulopatía, hemorragia, aumento en transfusiones, infecciones en heridas quirúrgicas y retraso en la recuperación. Por lo tanto, es crucial el monitoreo de la temperatura en el perioperatorio y el manejo adecuado para evitar hipotermia.
Las estrategias de manejo incluyen calentamiento pasivo y activo, siendo este último más efectivo. El precalentamiento activo antes de la inducción anestésica y el calentamiento continuo durante y después de la cirugía son esenciales para mantener la normotermia y prevenir complicaciones. En resumen, la hipotermia perioperatoria es una complicación común que puede tener consecuencias graves, y su prevención y manejo son fundamentales para el bienestar del paciente.
Palabras clave:
Temperatura, Hipotermia, Anestesia General, Anestesia Regional, Termorregulación, Perioperatorio, Maniobras de Calentamiento.
Abstract:
Perioperative hypothermia is a phenomenon that has been documented since 1847 and is associated with adverse effects in anesthesia, especially in pediatrics. It is classified into four grades based on core temperature and symptoms: grade I (mild, 32-35°C), grade II (moderate, 28-32°C), grade III (severe, <28°C), and grade IV (apparent death, <24°C).
Thermoregulation is maintained in the central compartment, with variations influenced by factors such as circadian rhythm and the menstrual cycle. Heat loss in surgery occurs through radiation, conduction, convection, and evaporation, with radiation being the most significant.
Anesthesia and surgery affect thermoregulation, rendering patients poikilothermic, meaning their body temperature adapts to the environment. Risk factors for hypothermia include advanced age, malnutrition, and certain medical conditions. During the intra-anesthetic period, heat redistribution is the main cause of hypothermia, and it can be aggravated by a cold surgical environment and other factors.
The consequences of hypothermia are significant and include alterations in drug pharmacokinetics, coagulopathy, bleeding, increased transfusions, surgical wound infections, and delayed recovery. Therefore, perioperative temperature monitoring and appropriate management to avoid hypothermia are crucial.
Management strategies include passive and active warming, with the latter being more effective. Active prewarming before anesthetic induction and continuous warming during and after surgery are essential to maintain normothermia and prevent complications. In summary, perioperative hypothermia is a common complication that can have serious consequences, and its prevention and management are critical for patient well-being.
Keywords:
Temperature, Hypothermia, General anesthesia, Regional Anesthesia, Thermoregulation, Perioperative, Warming Maneuvers.
Introducción
La hipotermia perioperatoria es una complicación que ha sido reconocida desde los inicios de la anestesia, con la primera descripción datando de 1847. A lo largo de las décadas, especialmente en los años 50 y 60, se evidenció su asociación con resultados adversos en pacientes, particularmente en el ámbito pediátrico. Esta condición se presenta cuando la temperatura corporal del paciente desciende por debajo de los niveles normales durante el periodo quirúrgico, y puede tener consecuencias graves, como alteraciones en la coagulación, incremento en el riesgo de infecciones y retraso en la recuperación postoperatoria. La clasificación de la hipotermia, que abarca desde grados leves hasta severos, permite una mejor comprensión de su gravedad y manejo. La fisiología de la termorregulación es compleja, y factores como la anestesia y el entorno quirúrgico pueden alterar significativamente la capacidad del cuerpo para mantener su temperatura central. Por lo tanto, es fundamental el monitoreo continuo de la temperatura y la implementación de estrategias adecuadas para prevenir y tratar la hipotermia, garantizando así una recuperación óptima del paciente y minimizando complicaciones postquirúrgicas, por lo tanto, el objetivo de la presente revisión es generar conciencia sobre la temperatura como parámetro vital esencial con énfasis en el entorno quirúrgico y destacar la necesidad de estrategias clínicas que promuevan su adecuada valoración y manejo al mismo nivel que otros signos vitales tradicionalmente priorizados.
Metodología
El presente artículo fue elaborado a partir de la revisión de artículos publicados en diferentes revistas, tales como International Journal of Enviroment Research and Public Health, Elsevier, Revista Chilena de Anestesia, Polish Annals of Medicine y bases de datos como Pubmed, Google Scholar, BMC y Scopus, en la recopilación de información se incluyó el idioma inglés y español, con un máximo de antigüedad de 5 años, los términos y palabras utilizadas para la investigación fueron: «Temperatura», «Hipotermia», «Anestesia General», «Anestesia Regional», «Termorregulación», «Complicaciones», «Perioperatorio» y «Maniobras de Calentamiento». Dentro del presente artículo únicamente se utilizaron referencias o artículos de revisión bibliográfica, por lo tanto, se excluyeron reportes de casos clínicos.
Hipotermia perioperatoria
Historia
La primera descripción de hipotermia perioperatoria data de 1847, lo cual la convierte en uno de los primeros efectos adversos reportados de la anestesia general. En las décadas de 1950 y 1960 la hipotermia se relacionó con resultados adversos, principalmente en la anestesia pediátrica, los lactantes hipotérmicos desarrollaban letargo y depresión respiratoria, lo cual se asociaba a mayor mortalidad, por lo tanto, los primeros dispositivos de calentamiento intraoperatorio se utilizaron en pediatría1.
Clasificación de la hipotermia
La clasificación de la hipotermia puede ser problemática, sin embargo, el modelo que más se utiliza es la estadificación suiza, que clasifica la hipotermia de acuerdo con la temperatura central y sus manifestaciones clínicas de la siguiente forma2,3:
Hipotermia grado I (leve): Temperatura central 32-35°C, consciencia intacta y temblores.
Hipotermia grado II (moderada): Temperatura central 28-32°C, alteración de la consciencia con o sin temblores.
Hipotermia grado III (severa): Temperatura central menor a 28°C, inconsciencia con signos vitales presentes.
Hipotermia grado IV (severa): Temperatura central menor a 24°C, muerte aparente con ausencia de signos vitales.
Fisiología de la termorregulación
La temperatura corporal está estrechamente regulada en el compartimento central (cabeza y tronco). La temperatura central varía aproximadamente 1°C según el ritmo circadiano y el ciclo menstrual, esta se mantiene sumamente estable, por su parte, los tejidos periféricos, principalmente brazos y piernas actúan como un amortiguador térmico y su temperatura varía considerablemente4,5.
La temperatura central se regula estrictamente manteniendo un balance entre la ganancia y la pérdida de calor, el calor se produce en todas las células del cuerpo, principalmente mediante metabolismo aeróbico, la tasa metabólica y por lo tanto la producción de calor en reposo es mayor en órganos como corazón, cerebro, hígado y riñones, mientras que durante la actividad física la mayor parte del calor se produce en el músculo esquelético4,6.
La pérdida de calor en el perioperatorio se produce mediante cuatro mecanismos principales: radiación, conducción, convección y evaporación, de los cuales la radiación representa hasta el 60% de la pérdida total de calor6,7.
Conducción:
En la conducción la pérdida de calor ocurre por contacto directo, supone aproximadamente un 3% de las pérdidas totales, sin embargo, esto puede variar de acuerdo con el contexto del paciente, la cantidad de calor que se pierde depende de la superficie de contacto, el gradiente de temperatura cuerpo-entorno y la conductividad4,8.
Convección:
Corresponde al calor que se transfiere al aire pasante, la convección supone el 25% de las pérdidas totales de calor, factores que influyen en esta pérdida son temperatura del entorno, tasa de flujo del aire y tamaño de la zona expuesta4,8.
Radiación:
Como se mencionó anteriormente, es la forma más importante de pérdida de calor, el cuerpo humano emite radiación en todas las direcciones y hacia estructuras sólidas con una temperatura distinta a la del organismo4,7.
Evaporación:
Corresponde a la evaporación de líquidos del organismo como el sudor7.
En general, la termorregulación se basa en tres componentes principales: detección de temperatura, regulación de la temperatura central y respuestas eferentes. La temperatura se percibe en todo el cuerpo a través de termorreceptores ubicados en piel, hígado, músculos esqueléticos, hipotálamo y otras partes del sistema nervioso central, las señales aferentes de estos termorreceptores se conducen al cerebro a través de diferentes vías que se encuentran en la médula espinal anterior6,7.
La termorregulación central involucra médula espinal, cerebro y principalmente el hipotálamo, el hipotálamo procesa las señales de los termorreceptores y produce respuestas efectoras para mantener la temperatura central en un valor relativamente constante, las respuestas efectoras consisten principalmente en componentes autonómicos y conductuales6,7.
La respuesta termorreguladora más eficiente es el comportamiento del individuo, quien, ante situaciones de frío o calor percibidas principalmente a través de la piel, reacciona abrigándose, desabrigándose o acercándose a fuentes de calor o frío. En pacientes sometidos a anestesia general esta respuesta se encuentra abolida debido a la inconsciencia, por lo cual estos pacientes dependen exclusivamente de las respuestas autonómicas. Las respuestas autonómicas contra el calor son la sudoración y la vasodilatación cutánea, mientras que las respuestas de defensa contra el frío son la vasoconstricción, la termogénesis y los escalofríos4,8,9.
Cambios inducidos por la anestesia y la cirugía
Todos los periodos del entorno perioperatorio (preanestésico, intraanestésico y posanestésico) influyen en la temperatura central, por lo tanto, el manejo adecuado de la temperatura inicia con el paciente hospitalizado4.
Las respuestas autonómicas de termorregulación se pueden alterar por el uso de fármacos aplicados en anestesia general, los cuales modifican el umbral de activación tanto para respuestas al calor como al frío, esta alteración es dosis dependiente y en general es más importante para la respuesta de vasoconstricción, es decir, los pacientes que se someten a anestesia general son más vulnerables al frío que al calor8.
Los efectos de la anestesia sobre la termorregulación convierten al paciente en un sujeto poiquilotermo, es decir, su temperatura corporal se modifica de acuerdo con la temperatura ambiental, esta condición asociada a la exposición del paciente a un ambiente frío en el quirófano determina que la alteración térmica perioperatoria más frecuente sea la hipotermia. En resumen, la hipotermia se produce por dos fenómenos que ocurren de forma simultánea: una marcada alteración en la termorregulación y exposición a situaciones ambientales que producen un desbalance en la producción de calor4.
Período preanestésico
Los pacientes con una temperatura central baja antes de llegar al quirófano tienen mayor riesgo de desarrollar hipotermia en los períodos intra y postoperatorios. Los factores de riesgo para una temperatura central baja preexistente incluyen edad avanzada, desnutrición y enfermedades como neuropatía diabética, paraplejia e hipotiroidismo grave4.
Varios fármacos pueden influir en la temperatura central, por ejemplo, los antipsicóticos (típicos y atípicos) pueden reducir la temperatura, mientras que los antidepresivos (principalmente tricíclicos) aumentan la temperatura central, por otra parte, las benzodiacepinas dependiendo de su concentración pueden reducir la temperatura central y los fármacos anticolinérgicos contrarrestan el efecto hipotérmico de las benzodiacepinas4.
Período intra anestésico
La hipotermia en el período intra anestésico se desarrolla con un patrón característico que se puede dividir en tres fases: fase de redistribución, fase lineal y fase de meseta4,10.
La redistribución del calor es la principal causa de hipotermia perioperatoria después de la inducción anestésica, esta fase ocurre durante la primera hora, cuando la temperatura central disminuye de 1 a 2°C y no se toman medidas para aumentar la temperatura en el paciente anestesiado, básicamente se produce una redistribución del calor desde los compartimentos centrales hacia los tejidos periféricos debido a la vasodilatación inducida por la anestesia4,8,10.
Aproximadamente una hora después de la inducción, el descenso de la temperatura se ralentiza y se vuelve más lineal, esta fase lineal dura aproximadamente dos horas y finaliza cuando se alcanza el umbral de la termorregulación autónoma, aproximadamente a los 34.5°C, en esta fase lineal hay una pérdida continua de calor hacia el ambiente y esta pérdida supera la producción metabólica de calor4,8,10.
Por último, la fase de meseta es un estado estable en el que la pérdida de calor es equivalente a la producción metabólica de calor, en esta fase la temperatura central se estabiliza y se mantiene constante debido a la vasoconstricción periférica, la cual se desencadena por el descenso en la temperatura central6,8,10.
A diferencia de la anestesia general, la anestesia neuroaxial no altera la producción de calor, pero si provoca redistribución por vasodilatación en la parte caudal del cuerpo y altera la termorregulación en la médula espinal. Por una parte, el paciente se expone al frío con la piel descubierta para la administración de anestesia neuroaxial, lo cual reduce la temperatura y activa la vasoconstricción termorreguladora, por otra parte, los fármacos administrados inhiben la actividad neuronal en la parte caudal del cuerpo y esto produce una redistribución sanguínea similar a la anestesia general. Debido a su inicio más rápido, la hipotermia se produce con mayor rapidez en la anestesia espinal que en la epidural, además la magnitud de la hipotermia depende directamente de la altura del bloqueo4.
Además de la anestesia, la cirugía por sí misma también contribuye al riesgo de hipotermia perioperatoria de diferentes formas: la temperatura ambiental es fundamental para una adecuada termorregulación, por lo tanto, la temperatura del quirófano no debe de ser menor a los 21°C, la desinfección de áreas extensas puede reducir la temperatura de la piel, las zonas quirúrgicas extensas y expuestas contribuyen a la pérdida de calor, la insuflación de gases fríos, por ejemplo, en procedimientos laparoscópicos, puede reducir significativamente la temperatura corporal, por lo tanto, es fundamental el trabajo en equipo para minimizar el riesgo de hipotermia4,6.
Período posanestésico
El frío y los escalofríos son quejas comunes en el periodo postoperatorio, lo cual destaca la importancia del manejo óptimo de la temperatura incluso después de la cirugía4.
Consecuencias de la hipotermia perioperatoria
La hipotermia puede afectar varios órganos y sistemas, esto tiene consecuencias importantes para el paciente. Dentro de los principales efectos adversos de la hipotermia perioperatoria se pueden mencionar los siguientes1,7,8:
- Alteración en la farmacocinética de drogas utilizadas en anestesia
- Coagulopatía
- Hemorragia y aumento en los requerimientos transfusionales
- Mayor riesgo de infección en heridas quirúrgicas
- Retraso de la cicatrización
- Lesión miocárdica
- Temblores y mayor tiempo necesario para la recuperación.
La lesión miocárdica es una de las principales causas de muerte en el primer mes posterior a una intervención quirúrgica no cardíaca, la hipotermia aumenta la activación simpática produciendo hipertensión y taquicardia, lo cual favorece el desarrollo de lesión miocárdica. Los efectos de la hipotermia en el sistema respiratorio y cardiovascular fueron investigados por Joseph Osborn en la década de 1950, su investigación demostró que una onda J anormal en el electrocardiograma se asocia con hipoventilación y acidosis respiratoria en pacientes hipotérmicos, esta onda J desaparece una vez que se recupera la temperatura corporal normal11.
Alteración en la farmacocinética de drogas utilizadas en anestesia
La hipotermia puede alterar la farmacocinética de las drogas, ya que esta afecta la actividad enzimática reduciendo el metabolismo y prolongando el efecto de varias drogas que se utilizan para inducir o mantener la anestesia, además, durante la hipotermia el organismo redistribuye la sangre hacia órganos vitales, lo cual disminuye el volumen intravascular de distribución de diversas drogas4,8.
El Propofol es un fármaco intravenoso que se utiliza ampliamente para la inducción y el mantenimiento de la anestesia, en condiciones fisiológicas, la unión del Propofol a proteínas plasmáticas es el de 98% y este se metaboliza principalmente en el hígado, una disminución de la temperatura central produce un aumento en la concentración plasmática de Propofol, esto debido a la disminución del flujo sanguíneo hepático. La hipotermia también influye en la potencia de los anestésicos volátiles al disminuir la concentración alveolar mínima, principalmente de sevoflurano e isoflurano4.
También influye en la acción de los relajantes musculares al alterar la distribución, la tasa metabólica y la excreción de estas drogas. Una reducción en la temperatura central de 2°C puede duplicar la duración del bloqueo neuromuscular, en resumen, la hipotermia perioperatoria se relaciona con un retraso en el despertar de la anestesia4,8.
Coagulopatía asociada a la hipotermia
La hipotermia afecta significativamente la coagulación, esto debido a que los factores de coagulación son enzimas que requieren una temperatura óptima para funcionar adecuadamente, la inhibición en la producción de trombina y en la síntesis de fibrinógeno provocan un riesgo clínicamente significativo de sangrado mayor con una temperatura central menor a los 36°C4.
También se puede producir disfunción plaquetaria y trombocitopenia, esto debido a que la hipotermia produce secuestro de plaquetas en la circulación portal, el hígado y el bazo. La trombocitopenia asociada a hipotermia suele revertirse una vez que se restablece la temperatura corporal normal. Los pacientes hipotérmicos también pueden desarrollar hipercoagulabilidad a consecuencia de varios cambios como aumento en la viscosidad sanguínea, hemoconcentración y activación de la cascada inflamatoria, de forma similar a los pacientes en shock séptico que desarrollan coagulación intravascular diseminada2,4,8.
Hemorragia y aumento en los requerimientos transfusionales
Incluso una hipotermia leve aumenta significativamente el riesgo de hemorragia y los requerimientos transfusionales aumentan de acuerdo con la duración y la severidad de la hipotermia en el perioperatorio8.
Infección de heridas quirúrgicas
La infección de herida quirúrgica supone un riesgo importante para la recuperación del paciente y es una de las principales causas de infecciones nosocomiales en pacientes quirúrgicos. Se ha demostrado que la hipotermia es un factor de riesgo significativo e independiente para el desarrollo de infecciones en heridas quirúrgicas4,8.
La hipotermia altera el funcionamiento del sistema inmunológico y por lo tanto la defensa del huésped contra los patógenos de distintas formas. Un efecto perjudicial de la hipotermia es la vasoconstricción, esta reduce el flujo sanguíneo a la herida quirúrgica y altera la oxigenación de los tejidos, a su vez la hipoxia tisular altera la cicatrización de heridas al interferir en el metabolismo de las proteínas y puede incluso resultar en dehiscencia de la herida quirúrgica. Además, la hipotermia también disminuye la activación del sistema inmune innato, la actividad de los linfocitos T y la producción dirigida de anticuerpos4,8.
Retraso de la recuperación
Todas las consecuencias de la hipotermia resultan en un retraso en la recuperación del paciente, ya que el desarrollo de hipotermia se traduce en un mayor tiempo necesario para lograr una adecuada recuperación postquirúrgica, esto a su vez aumenta los costos económicos perioperatorios7,8.
Monitoreo de la temperatura en el perioperatorio
La temperatura es un signo vital y su monitoreo en el perioperatorio es importante, se debe de detectar cualquier variación en la temperatura corporal no solo para evitar la hipotermia, sino también para detectar cualquier estado de hipertermia, ya sea iatrogénica, maligna o inducida por medicamentos, lo cual requiere intervención inmediata. En condiciones fisiológicas la temperatura central se mantiene sumamente estable y es estrechamente regulada por el centro termorregulador, por su parte, la temperatura periférica suele ser 2-4 °C menor que la temperatura central, por lo tanto, para valorar el estado fisiológico se monitorea la temperatura central1,6.
La temperatura de la arteria pulmonar se considera el método de elección para medir la temperatura central, pero no se suele utilizar ya que es un método invasivo, los tejidos altamente perfundidos también se consideran adecuados para monitorear la temperatura central, tales como la parte distal del esófago, la membrana timpánica y la nasofaringe1,6,12.
La adecuada colocación de una sonda de temperatura esofágica, idealmente dentro del tercio distal del esófago, es fundamental para realizar mediciones precisas de la temperatura central, ya que los valores obtenidos mediante este método son muy similares a la temperatura de la sangre dentro de la aurícula derecha. La monitorización nasofaríngea es una buena alternativa cuando no se puede utilizar la sonda esofágica, en este caso la sonda nasofaríngea se inserta entre diez y veinte centímetros después de las fosas nasales para estimar precisamente la temperatura central1,6,10.
Por otra parte, la temperatura medida en la membrana timpánica se correlaciona bien con la temperatura hipotalámica, ya que ambas estructuras son irrigadas por la arteria carótida común. En este caso se pueden utilizar dos métodos: sondas de membrana timpánica o termometría infrarroja, como desventaja, las sondas de membrana timpánica se pueden afectar por la acumulación de cerumen, además, debido a la anatomía del conducto auditivo externo, son difíciles de colocar y a menudo se utilizan de forma incorrecta4,6,10.
No se recomienda el uso de la termometría infrarroja, ya que este método tiene posibles sesgos, tales como interferencia por el cerumen en el conducto auditivo y aún más importante, es posible que el termómetro mida la temperatura del conducto auditivo y no la temperatura timpánica4.
Es importante tener en cuenta que cuanto más exacto es el sistema de medición más invasivo e incómodo es para el paciente, lo cual supone una limitante al uso de los sistemas más precisos en pacientes bajo anestesia general y durante los períodos pre y postoperatorio, una excepción a esto es la medición de la temperatura central mediante termómetros de flujo de calor cero6,8,12.
Estos termómetros fueron introducidos en la década de 1970 y constan de un electrodo que se adhiere a la piel de la frente, en su periferia un aislante térmico que impide la disipación del calor y un filamento central que produce calor. Este calor se transmite hacia la piel que se encuentra en contacto con el electrodo, conforme el dispositivo produce calor, la piel subyacente se vasodilata y se produce un canal de flujo de calor desde los tejidos subcutáneos hacia un sensor. Cuando el flujo de calor a través del canal se detiene, el sensor lo interpreta como un equilibrio entre el calor subcutáneo y el calor producido por el electrodo determinando en este nivel la temperatura central, sin embargo, se requieren más estudios para determinar las situaciones clínicas en las que el uso de estos termómetros es adecuado4,6,8.
Por último, también se puede considerar el monitoreo de la temperatura en sitios donde se obtienen valores cercanos, pero no exactos de la temperatura central, tales como boca, axila, vejiga, recto y superficie de la piel, sin embargo, debido a los cambios de temperatura en el entorno perioperatorio, cuando se utilizan estos sitios se debe de considerar la demora en la medición de la temperatura central1,8.
Manejo de la temperatura en el perioperatorio
Existen múltiples estrategias que tienen como objetivo mantener al paciente normotérmico durante la anestesia, estas intervenciones se pueden clasificar en dos grandes grupos: calentamiento pasivo y calentamiento activo. El calentamiento pasivo tiene como objetivo limitar la pérdida de calor por radiación y convección, pero no aporta calor extra al paciente, solamente evita que el calor producido metabólicamente se disipe en pérdidas hacia el medio ambiente, mientras que el calentamiento activo evita la pérdida del calor metabólico y también aporta calor extra7,8.
Dentro de las maniobras de calentamiento pasivo se pueden mencionar el aumento de temperatura en la sala del quirófano y la cobertura de superficies externas con sábanas y mantas. Por otra parte, algunas maniobras de calentamiento activo son las lámparas radiantes, calentamiento de fluidos intravenosos, sistemas de calentamiento conductivo y convectivo y calentamiento y humidificación de la vía aérea6,8,10.
De acuerdo con diferentes guías clínicas para el manejo perioperatorio de la temperatura, lo más importante es identificar qué pacientes ameritan maniobras de calentamiento activo, sin embargo, debido al mayor costo económico de las posibles complicaciones que pueden surgir con el desarrollo de hipotermia en el perioperatorio, el Instituto Nacional De Salud y Excelencia Clínica (NICE) establece que el manejo activo de la temperatura es rentable en todos los pacientes, incluso en pacientes jóvenes con bajo riesgo de hipotermia4.
Precalentamiento activo previo a la inducción
Teniendo en cuenta que la caída de temperatura durante la primera hora se debe a redistribución del calor entre el compartimento central y periférico, se ha planteado que la primera medida a tomar para prevenir la hipotermia es el calentamiento del compartimento periférico previo a la inducción anestésica, de esta forma cuando se realiza la inducción y el hipotálamo deja de cumplir su función termorreguladora se contará con un compartimento periférico más tibio y la sangre circulante regresará al compartimento central sin haber sufrido una pérdida relevante de calor. Esto se conoce como precalentamiento activo y consiste en cubrir al paciente con una manta de aire forzado, habitualmente quince a cuarenta minutos previo a la inducción anestésica, utilizando una temperatura de 40-43°C con el objetivo de calentar el compartimento periférico1,7,8.
Para obtener el mayor beneficio del precalentamiento activo se recomienda tomar las siguientes medidas: Iniciar el precalentamiento activo tan pronto como sea posible, en general el tiempo disponible para el precalentamiento activo es muy limitado, por lo tanto, se debe de iniciar inmediatamente después de recibir al paciente, otros procedimientos que pueden ser necesarios previo a la inducción como la colocación de catéteres centrales, catéteres epidurales y colocación de líneas arteriales se pueden realizar de forma simultánea con el precalentamiento4,10.
Se recomienda no omitir el precalentamiento activo para ahorrar tiempo, ya que incluso diez minutos de precalentamiento pueden tener un gran efecto y disminuir considerablemente la incidencia de hipotermia. Por otra parte, se recomienda utilizar una manta térmica, se puede utilizar la misma para el precalentamiento activo y el calentamiento intraoperatorio, es aconsejable utilizar una manta que cubra la mayor superficie corporal posible para evitar la exposición al frío, también se recomienda utilizar la temperatura más alta recomendada por el fabricante de la manta térmica4.
Calentamiento activo durante la anestesia
Se recomienda continuar con el calentamiento activo durante la inducción, no es necesario suspenderlo para procedimientos como colocación de catéteres venosos, líneas arteriales, intubación endotraqueal o lavado y vendaje en las zonas de herida quirúrgica. Se ha demostrado que una interrupción prolongada en el calentamiento durante la inducción aumenta el riesgo de hipotermia1,4,10.
El factor más importante que determina la pérdida de calor intraoperatoria es la temperatura en el quirófano, por lo tanto, se recomienda medir la temperatura central del paciente de forma continua o al menos cada quince minutos durante la cirugía y la temperatura ambiente del quirófano debe de ser de al menos 21°C7,10.
En general, el calentamiento de infusiones intravenosas es menos importante que el calentamiento de la superficie corporal, se recomienda calentar los líquidos intravenosos solamente cuando se prevé el uso de grandes cantidades de infusiones intravenosas, las guías recomiendan calentar los líquidos para pacientes que requieran altas tasas de infusión mayores a los 500 ml/hora4,7,10.
Monitoreo de la temperatura en el postoperatorio
En el periodo postoperatorio se tiene que medir y registrar la temperatura del paciente, idealmente cuando llega a la unidad de recuperación y posteriormente cada 15 minutos, la hipotermia postoperatoria debe tratarse mediante la administración de calor convectivo y conductivo hasta alcanzar la normotermia, se debe de continuar con el calentamiento activo hasta que el paciente alcance una temperatura corporal mayor a los 36°C. Los métodos más utilizados en la sala de recuperación son las mantas de aire forzado y los calefactores radiantes7,10.
Conclusiones
La hipotermia perioperatoria es una complicación prevalente, el ambiente frío del quirófano y la exposición prolongada de la piel tienen un papel importante en el desarrollo de esta, lo cual puede provocar múltiples complicaciones que impactan directamente en la recuperación del paciente, así como en las tasas de morbilidad y mortalidad. El monitoreo perioperatorio de la temperatura se ha convertido en un estándar de atención en procedimientos quirúrgicos que ameriten más de treinta minutos de duración, al iniciar medidas de calentamiento ya sean activas o pasivas de acuerdo con el contexto clínico, se pueden evitar los cambios fisiológicos que alteran el centro de la termorregulación y las respuestas efectoras del hipotálamo. El monitoreo con métodos que reflejen valores confiables de la temperatura central, a pesar de sus limitaciones asociadas al intervencionismo, es importante para mantener la normotermia del paciente y evitar complicaciones que puedan significar un mal desenlace, así como mayores costos en la atención médica.
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Declaración de buenas prácticas: Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.