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Algunos aspectos históricos de la lepra

Algunos aspectos históricos de la lepra

Introducción

Sin duda, una de las enfermedades que más tiempo ha acompañado a la humanidad y en la que sus portadores han sido más estigmatizados, es la lepra.

Debe ser de interés general para el médico el recordar los aspectos históricos del padecimiento, para tener bases científicas y culturales al tratar a los pacientes sufrientes de éste problema.

Algunos aspectos históricos de la lepra

Guillermo Murillo-Godínez. Medicina Interna. Querétaro, Qro., Méjico

«Las enfermedades son de lo más antiguo y nada acerca de ellas ha cambiado. Somos nosotros los que cambiamos al aprender a reconocer en ellas lo que antes no percibíamos»

Jean-Martin Charcot (1825-1893)

«La ciencia sola, no basta para llenar la actividad del científico, sino que debe completarla con la cultura humanística. De ella dependerán sus valores éticos, su capacidad de comprensión y simpatía y su espíritu de cooperación social»

Ignacio Chávez Sánchez (1897-1979)

«La fealdad de este delito es tan horrible a los ojos de la ley, que no acertó a explicarla mejor que comparándola al hediondo mal de la lepra»

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)

Sinónimos

A través de su historia, la lepra (del gr. lepis, escama, costra) (1) ha tenido varios sinónimos: mal de San Lázaro, enfermedad de Hansen o hanseniasis, y para tipos particulares de lepra, elefancía o elefantiasis y leoniasis (términos usados entre los griegos) (2,3). El sinónimo de mal de San Lázaro proviene del pasaje bíblico de Lázaro y Epulón (Lc 16,19-31) y de ahí los términos de lazarino para referirse al paciente y de lazareto para nombrar los hospitales propios para éstos enfermos; el llamarla enfermedad de Hansen se debe al apellido del descubridor de su causa, como se verá después; en cuanto al término elefantiasis, aparece por primera vez en los escritos de Dioscórides (*)(s. I); la palabra leoniasis, la usó Aristóteles (384-322 a. de C.) (3,4). Otro sinónimo de la lepra usado antaño fue el de albarazo (del ár. al-baraz = la lepra).

(*) Pedanio Dioscórides Anazarbeo (c. 40 – c. 90)

La lepra en el mundo

En 4266 a. de C., los papiros dan cuenta de la lepra en Egipto, en el reinado de Satí V, probablemente importada del centro de África (5), en donde probablemente haya existido desde el año 15000 a. de C.

Una prueba evidente de la estigmatización ancestral del leproso, es un anatema lanzado por un poeta hindú, en el 2400 a. de C.

«Que se oculte y viva parte, sobre un lecho de estiércol, con los perros sarnosos y los animales inmundos, ese, cuyo cuerpo se cubre de pústulas semejantes a las burbujas de aire infecto que surgen de los pantanos y revientan en la superficie, porque ofende a la luz. Que se arroje de los pueblos a pedradas y que se cubra de basura a él, que es basura viviente. Que los ríos vomiten su cadáver».

En 2000 a. de C., la lepra fue descrita en China, con el nombre de Da Feng, considerándola un castigo de los dioses.

En 1900 a. de C., en el Código de Hammurabi, se designaba con la palabra Siptu al leproso, excluyéndolo de ciertas obligaciones y privándolo de algunos derechos. En 1400 a. de C., aparecen en los libros sagrados de la India, los Vedas (Rig Veda, Yagur Veda y Atharva Veda) las palabras kushtha y shwetakustha, para referirse a la lepra (3,6).

Indudablemente que uno de los libros famosos en que se hace referencia en varios pasajes a la lepra, es en la Biblia; la palabra hebrea usada en el Antiguo Testamento para designarla es tsara’ath (zar’ath) (Lv 13-14); entre los personajes nombrados como leprosos en el libro sagrado destacan, Moisés (Éx 4,6), Miriam (Núm 12,98), Naamán (2Re 5), Azaryá (2Re 15,58) y, quizá Job (la enfermedad de éste se nombra como schehin); también destacan Simón, el leproso (Mc 14,3) y, probablemente Lázaro de Betania (Jn 11,1-14); así mismo, se mencionan en forma colectiva cuatro leprosos de Samaria (2Re 7,3) y curaciones de uno (Mc 1, 40-45) y de diez leprosos (Lc 17, 11-19) (7).

Una descripción clínica de la lepra en la Biblia, se encuentra en Éx. 13, 2-3:

«…Cuando uno tenga en su piel tumor, erupción o mancha blanca y se forme en su piel como una llaga…, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos,… . El sacerdote examinará la llaga; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y la llaga parece hundida en la piel, es llaga de lepra; cuando el sacerdote lo haya comprobado, lo declarará impuro…»

Entre las disposiciones testamentarias de Luis VIII, el león (1187-1226), rey de Francia de 1223 a 1226, se encuentra la construcción de más de 2,000 leproserías (2).

La lepra en América

El primer hospital para leprosos en el continente americano se llamó de San Lázaro y fue fundado en la ciudad de México, en un terreno llamado del Marqués y después conocido por la Tlaxpana, por Hernán Cortés, en 1528; desapareció por orden de Nuño de Guzmán, «ya que por ahí pasaba el agua para la ciudad procedente de Chapultepec, cuyo primer uso era en el leprosario»; un segundo Hospital de San Lázaro, cerca de Las Atarazanas (*), fue fundado por el médico