Importancia del tamizaje de aldosterona en el diagnóstico temprano del hiperaldosteronismo primario: impacto en la hipertensión resistente y las complicaciones cardiovasculares
Autor principal: Christian Rojas Sánchez
Vol. XX; nº 12; 741
Importance of Aldosterone Screening in the Early Diagnosis of Primary Aldosteronism: Impact on Resistant Hypertension and Cardiovascular Complications
Fecha de recepción: 19 de mayo de 2025
Fecha de aceptación: 21 de junio de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 12 – Segunda quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 12; 741
Autores:
Christian Rojas Sánchez, Médico Internista, Hospital México, San José, Costa Rica
Sofía Suárez Sánchez, Médico Cardiólogo, Hospital Clínica Bíblica, San José, Costa Rica
Resumen
El hiperaldosteronismo primario (PA) es la causa más común de hipertensión secundaria, con una prevalencia significativa en pacientes con hipertensión resistente y, en menor medida, en individuos normotensos. Esta condición, caracterizada por una producción autónoma de aldosterona, está asociada con un mayor riesgo de daño cardiovascular y renal, incluyendo hipertrofia ventricular izquierda, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y enfermedad renal crónica, independientemente del control de la presión arterial. El tamizaje mediante la relación aldosterona-renina (RAR) es una herramienta costo-efectiva y ampliamente recomendada por las guías clínicas, que permite un diagnóstico temprano y un manejo dirigido, mejorando los resultados clínicos y reduciendo complicaciones. Sin embargo, su implementación sigue siendo limitada debido a barreras logísticas, económicas y de capacitación médica. Este artículo analiza la evidencia actual sobre la prevalencia, el diagnóstico y el manejo del PA, destacando la importancia del tamizaje sistemático, los avances terapéuticos y las recomendaciones de las guías clínicas más recientes. Promover el tamizaje universal y superar las barreras existentes es esencial para optimizar el manejo del PA, prevenir complicaciones a largo plazo y mejorar los resultados en salud a nivel global.
Palabras clave
Hiperaldosteronismo primario, hipertensión secundaria, relación aldosterona-renina, hipertensión resistente, diagnóstico temprano.
Abstract
Primary aldosteronism (PA) is the most common cause of secondary hypertension, with significant prevalence in patients with resistant hypertension and, to a lesser extent, in normotensive individuals. This condition, characterized by autonomous aldosterone production, is associated with an increased risk of cardiovascular and renal damage, including left ventricular hypertrophy, heart failure, atrial fibrillation, and chronic kidney disease, regardless of blood pressure control. Screening through the aldosterone-to-renin ratio (ARR) is a cost-effective and widely recommended tool in clinical guidelines, enabling early diagnosis and targeted management, improving clinical outcomes, and reducing complications. However, its implementation remains limited due to logistical, economic, and educational barriers. This article reviews current evidence on the prevalence, diagnosis, and management of PA, emphasizing the importance of systematic screening, therapeutic advances, and the latest clinical guideline recommendations. Promoting universal screening and addressing existing barriers is essential to optimize PA management, prevent long-term complications, and improve global health outcomes.
Keywords
Primary aldosteronism, secondary hypertension, aldosterone-to-renin ratio, resistant hypertension, early diagnosis.
Introducción
La hipertensión arterial (HTA) es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad cardiovascular a nivel mundial, afectando a más del 30% de la población adulta y contribuyendo significativamente a la carga global de enfermedades (1,2). Aunque la mayoría de los casos de hipertensión se clasifican como esenciales, un porcentaje considerable corresponde a hipertensión secundaria, una forma tratable que puede ser atribuida a causas subyacentes específicas (3). Entre estas, el hiperaldosteronismo primario (HAP) se ha identificado como la causa más común de hipertensión secundaria, con una prevalencia estimada de hasta el 20% en pacientes con hipertensión resistente y del 10% en la población general hipertensa (4,5).
El HAP, también conocido como síndrome de Conn, se caracteriza por una producción autónoma y excesiva de aldosterona, lo que resulta en retención de sodio, supresión de renina y, en muchos casos, hipopotasemia y alcalosis metabólica (6). Esta condición no solo contribuye al desarrollo de hipertensión severa, sino que también aumenta el riesgo de daño a órganos diana, como el corazón, los riñones y el cerebro, independientemente del control de la presión arterial (4). A pesar de su alta prevalencia y de ser potencialmente curable mediante tratamiento quirúrgico o farmacológico, el HAP sigue siendo subdiagnosticado debido a la falta de tamizaje sistemático y a la percepción errónea de que es una condición rara (5,6).
En este contexto, las nuevas guías de la American Heart Association (AHA) han destacado la importancia de realizar un tamizaje de aldosterona en pacientes con diagnóstico reciente de hipertensión, especialmente en aquellos con factores de riesgo como hipertensión resistente, hipopotasemia inexplicada o antecedentes familiares de hipertensión de inicio temprano (3,6). Este enfoque busca mejorar la identificación temprana de casos de HAP, permitiendo intervenciones específicas que pueden normalizar la presión arterial, reducir el número de medicamentos necesarios y prevenir complicaciones a largo plazo (4).
Justificación
El diagnóstico temprano y el manejo adecuado de la hipertensión son fundamentales para reducir la carga de enfermedades cardiovasculares y renales a nivel global. Sin embargo, la identificación de causas secundarias, como el hiperaldosteronismo primario, sigue siendo un desafío clínico debido a la falta de tamizaje sistemático y a la subestimación de su prevalencia (5). Estudios recientes han demostrado que el HAP no solo es más común de lo que se pensaba, sino que también está asociado con un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares, como fibrilación auricular, insuficiencia cardíaca y enfermedad renal crónica, independientemente del control de la presión arterial (4,6).
El tamizaje de aldosterona, mediante la medición de la relación aldosterona-renina (RAR), es una herramienta accesible, no invasiva y costo-efectiva que puede ser implementada en la atención primaria. Las guías actuales recomiendan su uso en pacientes con hipertensión resistente, hipopotasemia inexplicada, incidentalomas suprarrenales o antecedentes familiares de hipertensión de inicio temprano o accidente cerebrovascular antes de los 40 años (6). Sin embargo, a pesar de estas recomendaciones, el tamizaje sigue siendo infrautilizado, lo que retrasa el diagnóstico y tratamiento oportuno de esta condición tratable (5).
La implementación de un tamizaje universal para HAP en pacientes con hipertensión podría tener un impacto significativo en la práctica clínica, permitiendo un manejo más personalizado y efectivo de la hipertensión. Además, podría reducir la carga de hipertensión resistente, mejorar los resultados cardiovasculares y renales, y optimizar el uso de recursos en el sistema de salud (4,6). Por lo tanto, es crucial generar conciencia sobre la importancia del tamizaje de aldosterona y promover investigaciones adicionales que evalúen su impacto en diferentes contextos clínicos y poblaciones.
Objetivo
Analizar la evidencia actual sobre la utilidad del tamizaje de aldosterona en pacientes con hipertensión, con énfasis en su implementación en población joven y en casos de hipertensión resistente, destacando su impacto en el diagnóstico temprano, manejo personalizado y prevención de complicaciones cardiovasculares y renales.
Metodología
Una revisión bibliográfica con el objetivo de analizar la importancia del tamizaje de aldosterona en pacientes con hipertensión, enfocándose en su prevalencia, diagnóstico y manejo, así como en las recomendaciones actuales de las guías clínicas. Para ello, se realizó una búsqueda de información en bases de datos científicas reconocidas, como PubMed y ClinicalKey, utilizando términos clave relacionados con el tema, tales como «aldosterone screening», «primary aldosteronism», «resistant hypertension», «aldosterone-to-renin ratio», y «secondary hypertension».
Se incluyeron artículos relevantes publicados en los últimos 10 años (2015-2025), en inglés o español, que abordaran aspectos relacionados con el tamizaje de aldosterona y su papel en el diagnóstico de hipertensión secundaria. Se priorizaron revisiones bibliográficas, guías clínicas y estudios originales que aportaran información actualizada y relevante. Por otro lado, se excluyeron publicaciones no relacionadas con el tema principal, estudios con datos desactualizados o que no incluyeran información específica sobre el tamizaje de aldosterona, así como artículos duplicados o con información redundante.
La información recopilada se organizó de manera temática, abordando aspectos clave como la prevalencia del hiperaldosteronismo primario, los métodos de tamizaje, su impacto clínico y las recomendaciones de las guías clínicas. Este enfoque permitió estructurar la revisión de manera clara y comprensible, destacando la relevancia del tamizaje de aldosterona en el manejo de la hipertensión.
Desarrollo
Fisiopatología de la aldosterona y su relación con la hipertensión
La aldosterona, una hormona mineralocorticoide producida en la zona glomerular de la corteza suprarrenal, desempeña un papel fundamental en la regulación del equilibrio de sodio y potasio, así como en el mantenimiento del volumen de líquidos extracelulares. Su acción principal ocurre en el túbulo distal y el conducto colector del nefrón, donde estimula la reabsorción de sodio y agua, y la excreción de potasio, a través de la activación de los canales de sodio epiteliales (ENaC) y las bombas de sodio-potasio(7–9). Este proceso es esencial para mantener la homeostasis del volumen plasmático y la presión arterial(7).
En condiciones fisiológicas, la secreción de aldosterona está regulada por el sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA), los niveles de potasio y el volumen circulante efectivo. Sin embargo, en el hiperaldosteronismo primario (HAP), la producción de aldosterona se vuelve autónoma e inapropiada, es decir, no responde a los mecanismos de retroalimentación normales, como la supresión de renina o la carga de sodio (6,7,9). Esto genera una excreción excesiva de potasio, hipopotasemia y alcalosis metabólica, características clásicas de esta condición (6,7).
Además, investigaciones recientes han identificado mutaciones genéticas en canales iónicos y bombas que aumentan las concentraciones intracelulares de calcio en las células de la zona glomerular, lo que desencadena la expresión de CYP11B2 y la producción autónoma de aldosterona(7,8). Estas alteraciones genéticas subrayan la importancia de los mecanismos moleculares en la fisiopatología del HAP, destacando que esta condición no solo es más prevalente de lo que se pensaba, sino que también puede manifestarse en un espectro de severidad que incluye formas subclínicas (6,7,9).
El exceso de aldosterona tiene un impacto significativo en la presión arterial y en los órganos diana, como el corazón, los riñones y los vasos sanguíneos. En el contexto del HAP, la retención crónica de sodio y agua genera hipertensión sostenida, que puede ser severa y resistente al tratamiento convencional (6,7,9). Además, la aldosterona ejerce efectos directos sobre los tejidos cardiovasculares y renales, independientemente de su acción sobre la presión arterial. En el sistema cardiovascular, la aldosterona promueve inflamación, estrés oxidativo y fibrosis en el miocardio y los vasos sanguíneos. Estos efectos están mediados por la activación de los receptores de mineralocorticoides en células no epiteliales, lo que contribuye al desarrollo de hipertrofia ventricular izquierda, disfunción diastólica, rigidez arterial y un mayor riesgo de arritmias, como la fibrilación auricular (6,7,9). Estudios han demostrado que los pacientes con HAP tienen un riesgo significativamente mayor de eventos cardiovasculares, como infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, en comparación con aquellos con hipertensión esencial (6,7).
En los riñones, el exceso de aldosterona induce daño estructural y funcional, incluyendo fibrosis intersticial, proteinuria y disminución de la tasa de filtración glomerular. Estos efectos son independientes de la hipertensión y están relacionados con la activación crónica de los receptores de mineralocorticoides en las células renales(6,7). Además, la hipopotasemia asociada al HAP puede exacerbar el daño renal al alterar la función tubular y aumentar el riesgo de nefropatía (7).
La aldosterona también se ha asociado con alteraciones metabólicas, como resistencia a la insulina y dislipidemia, que contribuyen al desarrollo de síndrome metabólico y diabetes tipo 2 en pacientes con HAP (6,7). Estos efectos metabólicos amplifican el riesgo cardiovascular en esta población. Asimismo, el exceso de aldosterona, especialmente en presencia de una ingesta elevada de sodio, puede promover daño vascular al inducir estrés oxidativo, inflamación y remodelación vascular. Estos procesos contribuyen al desarrollo de rigidez arterial y disfunción endotelial, exacerbando la hipertensión y aumentando el riesgo de complicaciones cardiovasculares(6,7).
Prevalencia del hiperaldosteronismo primario
El hiperaldosteronismo primario (PA, por sus siglas en inglés) ha sido históricamente considerado una enfermedad rara, asociada principalmente a hipertensión secundaria y detectada en poblaciones seleccionadas, como pacientes con hipopotasemia. Sin embargo, investigaciones recientes han desafiado esta percepción, demostrando que el PA es más común de lo que se pensaba inicialmente. La prevalencia varía ampliamente dependiendo del contexto clínico, los criterios diagnósticos utilizados y la población estudiada(10,11).
En la población general con hipertensión, la prevalencia del PA oscila entre menos del 2% y hasta el 6%, con formas quirúrgicamente tratables representando aproximadamente la mitad de los casos (10). En centros especializados, donde se evalúan pacientes con hipertensión más severa o resistente, la prevalencia puede superar el 10%, alcanzando hasta un 30% en algunos estudios (9,11). Este aumento en la prevalencia en entornos especializados refleja un sesgo de selección, pero también subraya la relación entre la severidad de la hipertensión y la probabilidad de PA. Además, se ha observado que la prevalencia es mayor en pacientes con hipopotasemia y en aquellos con hipertensión resistente (9,10).
Por otro lado, estudios recientes han identificado un fenotipo de hiperaldosteronismo primario incluso en individuos normotensos. En estas poblaciones, la prevalencia de PA puede variar entre el 6% y el 14%, dependiendo de los métodos diagnósticos empleados, como el cociente aldosterona-renina (ARR) y pruebas confirmatorias dinámicas (9). Este hallazgo sugiere que el PA puede preceder al desarrollo de hipertensión, representando un espectro continuo de producción inadecuada de aldosterona que aumenta el riesgo de hipertensión futura (9).
La heterogeneidad en las estimaciones de prevalencia también se debe a la falta de consenso en los valores de corte para las pruebas de tamizaje y confirmación, lo que genera variabilidad en los resultados. Por ejemplo, en un metanálisis de 2016 que incluyó 39 estudios y más de 42,000 pacientes, la prevalencia del PA osciló entre el 3.2% y el 12.7% en atención primaria, y entre el 1% y casi el 30% en centros de referencia (11). Además, estudios recientes han demostrado que el PA puede estar presente en formas más leves, no capturadas por los umbrales diagnósticos convencionales, lo que sugiere que la condición podría estar subdiagnosticada (9).
Finalmente, aunque se ha avanzado en la comprensión de la prevalencia del PA, persisten incertidumbres, especialmente en poblaciones no seleccionadas y en diferentes grupos étnicos. Por ejemplo, se ha observado que los individuos de origen africano tienen niveles más bajos de renina en comparación con los de origen caucásico, pero no hay evidencia concluyente de que el PA sea más común en esta población (11).
Importancia del diagnóstico temprano
El diagnóstico temprano del hiperaldosteronismo primario (PA) es esencial debido a su impacto significativo en la salud cardiovascular y renal. Esta condición, reconocida como la causa más frecuente de hipertensión secundaria, se asocia con un mayor riesgo de daño a órganos diana, eventos cardiovasculares y complicaciones metabólicas en comparación con la hipertensión esencial, incluso cuando los niveles de presión arterial son similares. La identificación temprana de PA permite implementar tratamientos específicos, como antagonistas de mineralocorticoides o adrenalectomía, que pueden revertir el daño y reducir el riesgo cardiovascular (9–11).
Métodos de tamizaje
Relación aldosterona-renina (RAR)
El tamizaje inicial para PA se basa en la medición de la relación aldosterona-renina (RAR), una prueba sencilla y ampliamente recomendada por las guías internacionales, incluidas las de la Endocrine Society de 2016 y las guías europeas de hipertensión de 2024. La RAR es una herramienta altamente sensible que permite identificar casos sospechosos de PA, los cuales deben confirmarse con pruebas adicionales. Sin embargo, su interpretación puede complicarse debido a factores como el uso de medicamentos antihipertensivos que interfieren con el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS) (12–14).
Indicaciones clínicas para realizar el tamizaje
Las guías clínicas han ampliado recientemente las recomendaciones para el tamizaje de PA. Según las guías europeas de hipertensión de 2024, el tamizaje debe considerarse en todos los pacientes con hipertensión recién diagnosticada, independientemente de la gravedad de la hipertensión, especialmente si existen factores de riesgo adicionales o daño a órganos diana. Este enfoque más amplio refleja la creciente evidencia de que el PA es más prevalente de lo que se pensaba anteriormente, afectando entre el 5% y el 10% de los pacientes hipertensos, incluso en aquellos con hipertensión leve o normocalemia(13).
Además, las guías mantienen las recomendaciones tradicionales de tamizaje en pacientes con características clínicas específicas, como hipertensión resistente, hipertensión severa (>150/100 mmHg), hipocalemia espontánea o inducida por diuréticos, presencia de incidentalomas adrenales, y antecedentes familiares de hipertensión de inicio temprano o accidente cerebrovascular en menores de 40 años. También se recomienda el tamizaje en pacientes con apnea del sueño asociada a hipertensión y en parientes de primer grado de pacientes con PA (3,12–15).
Cambios en las guías clínicas
Recomendaciones de la AHA y otras sociedades
Las guías de la American Heart Association (AHA) y la Endocrine Society han establecido criterios claros para el tamizaje de PA en pacientes con hipertensión resistente y otras condiciones de alto riesgo. Sin embargo, las guías europeas de hipertensión de 2024 han introducido un cambio significativo al recomendar el tamizaje en todos los pacientes con hipertensión recién diagnosticada, lo que representa un enfoque más inclusivo y preventivo. Este cambio busca identificar casos de PA en etapas más tempranas, antes de que se desarrollen complicaciones graves (12,13).
Enfoque en población joven y casos de hipertensión resistente
Las guías europeas también enfatizan la necesidad de evaluar a pacientes jóvenes menores de 40 años con hipertensión severa o resistente, ya que estos casos tienen una alta probabilidad de PA subyacente. Además, se recomienda un enfoque sistemático para identificar hipertensión secundaria en pacientes con características clínicas sugestivas, como hipokalemia o daño a órganos diana (13,14).
Beneficios del tamizaje universal
Diagnóstico temprano y tratamiento dirigido
El tamizaje universal para PA en pacientes hipertensos podría permitir un diagnóstico más temprano y un tratamiento dirigido, lo que reduciría significativamente las complicaciones cardiovasculares y renales asociadas con esta condición. Estudios recientes han demostrado que el tratamiento específico del PA, ya sea con antagonistas de mineralocorticoides o cirugía, puede normalizar la presión arterial y revertir el daño a órganos diana (3,9,10).
Reducción de complicaciones cardiovasculares y renales
El PA no tratado está asociado con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, como infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y fibrilación auricular, así como con daño renal progresivo. El diagnóstico y tratamiento oportunos pueden mitigar estos riesgos y mejorar la calidad de vida de los pacientes (3,9,10).
Limitaciones y desafíos
Barreras logísticas y económicas
A pesar de los beneficios del tamizaje, existen barreras significativas para su implementación, especialmente en sistemas de salud con recursos limitados. La falta de acceso a pruebas de aldosterona y renina en laboratorios locales es un problema común, como se ha documentado en estudios realizados en Brasil y otros países. Además, el costo de las pruebas y la necesidad de ajustar medicamentos antihipertensivos antes del tamizaje pueden dificultar su realización (13,14).
Necesidad de capacitación en la interpretación de resultados
Otro desafío importante es la falta de capacitación de muchos médicos, tanto generales como especialistas, en la interpretación de los resultados de la RAR y en el manejo del diagnóstico de PA. Esto puede llevar a una subutilización del tamizaje incluso en pacientes con indicaciones claras. Las guías europeas de 2024 destacan la importancia de la educación médica continua para mejorar la conciencia y las habilidades clínicas en este ámbito (3,13–15)
Discusión
Comparación de los hallazgos con estudios previos
El hiperaldosteronismo primario (PA) es una de las causas más comunes de hipertensión secundaria, aunque sigue siendo subdiagnosticado en la práctica clínica. Su prevalencia varía ampliamente dependiendo de la población estudiada y los métodos de tamizaje utilizados, con estimaciones que oscilan entre el 4% y el 22% en diferentes cohortes(2,16). Estas cifras reflejan la importancia de implementar estrategias de diagnóstico más efectivas, especialmente en pacientes con hipertensión resistente o hipokalemia(17). Además, se ha demostrado que el PA no tratado está asociado con un mayor riesgo de daño a órganos blanco, incluyendo hipertrofia ventricular izquierda, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y enfermedad renal crónica(18). Estos efectos adversos subrayan la necesidad de un diagnóstico temprano y un manejo adecuado para prevenir complicaciones a largo plazo (19).
El desarrollo de métodos más precisos para medir aldosterona y renina ha mejorado la capacidad de identificar el PA. La transición de técnicas tradicionales, como el radioinmunoensayo, a métodos más modernos, como los inmunoensayos quimioluminiscentes, ha permitido una mayor precisión en la interpretación del cociente aldosterona-renina (ARR) (20). Sin embargo, la variabilidad en los puntos de corte y las pruebas confirmatorias sigue siendo un desafío importante, lo que puede influir en la prevalencia reportada y en la identificación de casos (21).
Implicaciones clínicas del tamizaje de aldosterona
El tamizaje sistemático para PA en poblaciones de alto riesgo, como pacientes con hipertensión resistente, hipokalemia o antecedentes familiares de hipertensión precoz, podría mejorar significativamente los resultados clínicos (17,22). La identificación temprana de esta condición permite la posibilidad de curación quirúrgica en casos de adenoma productor de aldosterona unilateral y reduce el riesgo de complicaciones cardiovasculares y renales mediante el uso de antagonistas del receptor de mineralocorticoides (MRAs) (18). Sin embargo, la baja tasa de tamizaje en estas poblaciones sigue siendo un obstáculo importante, lo que resalta la necesidad de aumentar la concienciación entre los médicos generales y especialistas (22).
Además, se ha propuesto que el tamizaje debería extenderse a otras poblaciones, como pacientes con enfermedades autoinmunes, debido a la posible relación entre el PA y condiciones inflamatorias como el lupus eritematoso sistémico (23). Este enfoque ampliado podría ayudar a identificar casos que de otro modo pasarían desapercibidos, mejorando así los resultados clínicos en un espectro más amplio de pacientes (24).
En cuanto al tratamiento, los MRAs esteroidales, como la espironolactona, han demostrado ser efectivos para controlar la presión arterial y prevenir el daño a órganos blanco (24). Sin embargo, su uso puede estar limitado por efectos secundarios como la ginecomastia y la hiperkalemia(25). En este contexto, los MRAs no esteroidales, como la finerenona, han surgido como una alternativa prometedora, con un perfil de efectos secundarios más favorable y beneficios potenciales en la protección de órganos blanco (18). Estos avances terapéuticos representan un paso importante hacia un manejo más efectivo y personalizado del PA (19).
Limitaciones de la revisión
Existen varias limitaciones que deben considerarse al interpretar los hallazgos de esta revisión. En primer lugar, la falta de estudios en ciertas regiones, como América Latina y África, limita la generalización de los resultados a nivel global (23). Además, la heterogeneidad en los métodos de diagnóstico, incluyendo las diferencias en los puntos de corte del ARR y las pruebas confirmatorias utilizadas, dificulta la comparación directa entre estudios (13). Por último, aunque se ha discutido ampliamente la importancia del tamizaje temprano, faltan estudios que evalúen la costo-efectividad de implementar estrategias de tamizaje universal en diferentes sistemas de salud (24).
Áreas de investigación futura
Con base en los hallazgos de esta revisión, se identifican varias áreas clave para futuras investigaciones. En primer lugar, es necesario evaluar la costo-efectividad del tamizaje universal para PA, especialmente en países con recursos limitados (18). Esto podría ayudar a justificar la implementación de estrategias de tamizaje más amplias en la práctica clínica (22). En segundo lugar, se requiere un mayor enfoque en el desarrollo de MRAs no esteroidales, que podrían ofrecer una alternativa más segura y efectiva para el manejo del PA (25). Además, la relación entre el PA y enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico, representa una línea de investigación prometedora que podría ampliar nuestra comprensión del impacto del aldosteronismo en condiciones inflamatorias (23).
Finalmente, se necesitan estudios longitudinales que evalúen el impacto del tratamiento dirigido en la reversión del daño a órganos blanco y en la mejora de la calidad de vida a largo plazo (18). También sería beneficioso optimizar las pruebas confirmatorias para el diagnóstico de PA, desarrollando métodos más accesibles y precisos que puedan ser implementados en una variedad de entornos clínicos (20).
Conclusión
El hiperaldosteronismo primario (PA) es una causa frecuente y subdiagnosticada de hipertensión secundaria, asociada con un mayor riesgo de daño cardiovascular y renal. El tamizaje mediante la relación aldosterona-renina (RAR) es una herramienta costo-efectiva que permite un diagnóstico temprano y un manejo dirigido, reduciendo complicaciones y mejorando los resultados clínicos.
A pesar de los avances en las guías clínicas, persisten barreras logísticas y de implementación que limitan su uso. Promover el tamizaje sistemático y superar estos desafíos es esencial para optimizar el manejo del PA y prevenir complicaciones a largo plazo.
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